Capítulo 6

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En lo alto de la torre del reloj, sentada en la silla tu ríes. Me pregunto si en verdad, eres el demonio o mi madre.

Cuando terminaron de ver el recuerdo, algunos pensamientos en la mente del rubio estaban.

"Escuche que un ministro puso aquella trampa para tener mejor puesto. Los reyes cayeron en una misteriosa enfermedad, en ese tiempo el rey había muerto y la reina había comenzado a perecer. Como Elizabeth aún era muy pequeña y por la experiencia que mi hermano tenía como Rey Hada se le iba a encargar el reino hasta que la princesa cumpliera la mayoría de edad... Pero, lo que no entiendo es porque usar a un demonio en lugar de matarlo directamente". Las palabras de la hermana del hada resonaban en su cabeza, no podía dejar de pensar, un supuesto demonio fue enviado a atacar a su hada, pero él era uno de los demonios de más alto rango y no había visto uno como aquel demonio, era una posesión muy distinta ya que había visto demonios que poseían cuerpos como si fueran juguetes pero el como intentaron atacar al hada para matarlo, aquel demonio tenía un extraño método de ataque.

- ¿Qué piensas, capital?-. El zorro lo sacó de sus pensamientos acerca de aquellas piezas sin encajar. - Nada, es sólo que hay cosas que no me cuadran-. Comentó el rubio.

- ¿Cómo que?-. Le cuestionó el zorro. - Ese demonio tiene una forma muy rara de actuar-.

- ¿Hablas del que se encontró en la copa?-. El rubio asintió. - Además de que la tierna niña que era Elizabeth cambio muy rápido, querían alejarlos, se que hay algo más. Elizabeth no pudo ser sólo egoísta porque si, debe de haber algo más, pero no se que es-.

- Bueno, mi querido capitán-. Hablo una hechicera que había aparecido en el mejor momento, como siempre. - Sí gustas puedes quedarte a ayudar a esta periodista que está investigando hacerla de la historia detrás de lo que ella a bautizado como "La historia del mal"-. El rubio miró a la chica. - ¿Quién es?-.

- Su nombre es Ann-. Informó la mujer. - Como es evidente que la vas a ir a buscar capitán, ten-. Le entregó al chico un cristal color verde. - He estado trabajando en una manera de teletransportar personas sin la necesidad de usar teletransportación, así que será mi conejillo de indias-.

- Típico de ti Merlín-. Suspiro el rubio. - Bien, entonces los veré después-. Miro a ambos chicos. - Les encargo a Elizabeth-. El chico guardó el cristal en su bolsillo y salió de la taberna encontrándose a la princesa que miraba el mar esperando algo. - Lu li la la la lu li la la la-. Se escuchó que tarareaba una melodía, el chico se alejó de aquella escena partiendo a un nuevo destino.

...

En aquel reino en que hace unos días habían estado parecía que se quería incorporar al reino vecino ya que dicho estaba a cargo del príncipe de aquella nación. Él se dirigió a lo que parecía ser un taller de imprenta, acercándose a preguntar acerca de la periodista que Merlín le había comentado, para su suerte aquella chica iba de salida.

- ¿Para qué me buscaba?-. Pregunto la chica. - Yo, escuche que estabas investigando los sucesos-. Hablo el rubio. - ¡¿Viene a detenerme?!-. Pregunto alarmada aquella castaña, pero el rubio negó rápidamente. - El chico que era el sirviente de la princesa... Era mi amigo...-. Sintió un nudo al pronunciar aquellas palabras, la chica suavizo su mirada. - Entonces ¿Viene a ayudarme?-. El rubio sintió y la chica estiró su mano. - Ann, mucho gusto-.

- Meliodas-. Correspondió el gesto. La chica le dijo al rubio que se dirigía a la biblioteca y el archivo del palacio ya que por la revolución nadie notaba aquellas cosas al no tener valor. - ¿Qué información piensas obtener ahí?-.

- El sirviente de la princesa, quiero ver los registros de como llegó ahí-. Meliodas sabía la historia pero no quería quitarle emoción a la chica. Una vez llegaron encontraron libros en el piso al igual que documentos, una clara señal de que el país era un desastre. - Lo que busco es información de la familia real-. Tomo un libro y la quitó el polvo. - Nuestro rey de pronto enfermero y el niñero real fue asesinado, se dice que este niñero era el mismísimo Rey Hada, pero no sabemos porque murió-. El rubio sintió como el estómago se le revolvia.

- Dices que eras amigo del sirviente ¿No? ¿Sabrás dónde está escondido? Sería una valiosa fuente de información-. Hablo la castaña viendo los documentos buscando alguno que le sirviera. - Esta muerto...-. Esto sorprendió a la chica. - Oh... ¿Qué le pasó?-.

- Cambio de lugar con la princesa y él fue el ejecutado-. La chica se sorprendió. - Imposible, la única manera en la que pudo cambiar de cuerpo es que fuera...-.

- Un hada-. Completo el rubio. - Hace años yo forme a un grupo de guerreros llamados los Siete Pecados Capitales, King, el sirviente, era parte de ellos, pero un día cometí un error que jamás en la vida me voy a perdonar-. Sus ojos se cristalizaron. - Huyó y encuentro a la princesa de este reino jurando protegerla para cambiar las cosas y la protegió muy bien-. Las lágrimas escaparon. - Luego murió-.

- De casualidad... Esta hada ¿Era el Rey Hada?-. El rubio asintió. - Algo no me cuadra-. Pensó la chica. - Es como si buscarán un beneficio-. El rubio la miro. - El Rey Hada ofrecía mucho como Rey sustituto en caso de que la Reina falleciera y la princesa cumplía la mayoría de edad, y era alguien agradable pero misteriosamente murió y ahora me dices que vivió más de lo que pensé, alguien movió los hilos de esta historia y yo voy a llegar al fondo de esto-. Se acercó a un libro y lo tomo entre sus manos. - ¡Bingo! La historia de Lyon-.

Ambos chicos reunión más material que necesitaban y lo tomaron prestado, huyendo rápidamente antes de ser vistos. Una vez en la casa de la chica abrieron aquel libro.

- Nuestro Rey tenía el nombre de Archie, se dice que la mejor amiga de la reina estaba enamorada de él pero se caso con el Rey del reino vecino, y nuestra reina Anthonieta estuvo con nuestro rey, teniendo de hija a nuestra princesa Elizabeth-. Le explicaba la chica. - Y fue cuando un día el Rey Hada se presentó en el castillo brindando sus servicios de cuidador para la princesa-. Comenzó a recordar algunos sucesos. - Mi padre me contó que cuando Elizabeth aún no nacía, la reina Prim vino a este reino y misteriosamente salió embarazada pero nunca se pudo demostrar infidelidad por parte de ella porque el bebé murió, y el Rey enfermo después de eso, aún que pudo ver a su hija hacer-.

- Es la reina-. Hablo el rubio. - Piénsalo, si ella como dices estaba enamorada del aquel rey y su amiga se caso, pudo estar celosa-.

- Y así es como ella pudo mover los hilos de su historia, su hijo de ha visto muy beneficiado, es el Rey de todo el país con la caída de Lyon-.

Los días pasaban y ambos chicos cada vez encontraban más cosas en los archivos, libros y testimonios de la gente, cada pieza estaba en su lugar y una semana después la nota por fin salió "La verdadera historia el mal y su verdadera villana".

Meliodas se encontraba en cierta parte satisfecho, había resuelto el caso de la muerte de su amado y que su princesa nunca había sido la culpable de tales actos, pero aún quedaban dudas, aquel demonio que los atacó ¿Qué era? Y ¿Por qué la infidelidad del Rey y porqué el cambio de actitud de la princesa?

La noticia llegó a las manos del aquel príncipe que tanto dolor había sentido, perder a su amada y descubrir que la persona que ejecutaron era alguien inocente, y lo más importante saber que su mamá era la villana de aquella historia del mal lo hizo dudar mucho. Fue así como con valor enfrentó a los jóvenes responsables de aquel artículo antes de la partida del rubio. Ambos le cortaron como descubrieron todo, cada detalle y el príncipe sólo podría hacer algo: preguntar a su madre, pero no podría ir solo necesitaba respaldo y fue así que le pidió a su amiga que había perdido a su padre a causa de esto y a aquel rubio que le hicieran compañía.

...

No volveré a dudar, no importa que, incluso si debo luchar. Aún cuando eso signifique volver mi espada contra ti. En lo alto de la torre del reloj, sentada en la silla tu ríes. Me pregunto si en verdad eres un demonio o mi madre.

Pronto aquella información llegó a manos de más personas comenzaron a unirse al trío, eso alarmó a la mujer que estaban buscando y se encontraba en la torre del reloj junto con aquella hija bastarda de cabello rubio. El dragón de la ira al ver las pinturas de los reyes supo que Elizabeth sacó los ojos de aquel rey y los rasgos de la reina ya que ella era más parecida a su madre pero el rey era muy distinto y le recordó a aquella chica que mató a la otra rubia, amiga del hada.

Entre más aquella mujer veía que se acercaba las personas por desesperación tomó aquella copa creando un ejército de muertos vivientes para defenderla. Cuando aquellos soldados comenzaron a atacar a las personas el rubio se sorprendió ya que aquel poder le recordó a uno de los diez mandamientos, el mandamiento de la fé pero este era muy diferente, pero no sabría como explicarlo.

Vencerlos fue muy fácil.

Aunque lo que puedo hacer es pequeño, estas manos se aprietan con fuerza. Seguiremos rezando hasta que la lluvia pueda detenerse algún día.

Aquellas palabras resonaban en la mente de la periodista, realmente jamás pensó que aquella mujer manejará todo entre las sombras y que su trabajo por fin revelaría la verdad. Además de que aquel rubio la vino a ayudar eso era algo como caído del cielo, al principio se sorprendió al ver a alguien con aquel color de cabello pero fue una bendición.

Llegaron a aquel lugar donde se encontraron a una mujer y una doncella, de la edad (o por la misma) de la princesa Elizabeth. - ¡¡Mamá!!-. La voz del príncipe sonó en la habitación. - Dime que lo que dice esta investigación no es real-.

La mujer miró a su hijo. - Lo es-.

- ¡¿Por qué?! ¡Por qué lo hiciste!-. Le reprochó el peli azul. - Calmate, Kyle-. Le hablo serio el rubio quien lo había acompañado, más que por protegerlo para oír lo que tenía que decir esa mujer. - Lo hice por ti, así quite la competencia con la ayuda de los recipientes de los pecados-.

- ¿De qué hablas madre?-.

- Mamá-. Hablo aquella rubia exigiendo atención de su madre, pero esta sólo la ignoro. - Hace mucho tiempo los humanos cargamos con un pecado original que los hijos de este fragmentado en siete partes, estos fueron puestos en distintos objetos con poderes, uno puede ser contratista-. Explicó la mujer. - Y usaste uno de estos contenedores para destruir el reino de Lyon-. Hablo el príncipe. - ¡Ejecutamos a un inocente por tu culpa!-.

- Es su culpa, él no debió de meterse, debió de quedarse en ese estúpido Reino de Liones, estúpida savandija-. Exclamó con odio la mujer.

- ¡Mamá!-. Volvió ser ignorada y miro la copa que antes había sido usada para hacer aquel ejército.

- ¡No voy a permitir que hables así de él!-. Hablo el rubio enojado y la mujer sonrió. - ¿Eras su amigo? Escucha esta no es tu historia, te recomiendo que te alejes y dejes en paz las cosas o terminarás como él-.

Las manecillas del reloj junto al eco de la risa de alguien entre las sombras. No es sólo una loca, es también el eco de la torre del reloj. Cuando llegue el día del final de este sufrir se que otra vez podremos sonreír. Con estas manos se escribirá la verdadera historia.

Se escuchó una risa de locura la que captó la atención de los presentes y aquella rubia había cambiado su apariencia por un vestido de color rojo y se abalanzó a su madre asesinandola y estaba a punto de asesinar al que ahora sabían era su hermano pero el rubio la detuvo, se sorprendió de ver que tenía un nivel de fuerza y magia muy parecido al de él.

Alguien veía desde las sombras aquella pelea y no le gustó mucho la intervención del rubio. -*Ilusión*-. Necesitaba distraerlo.

- Lu li la la la lu li la la la lu li la la la lu li la la la lu li la la la-. Volvió a escuchar aquella melodía que la princesa cantaba pero, era distinto, era una voz masculina lo que lo hizo voltear para encontrarse con una hada dándole la espalda y pronto se comenzó a alejar, ignorando aquella pelea corrió tras esa hada. - ¡¡King!!-.

El hada detuvo su vuelo, no lo volteaba a ver. - Perdóname yo...-.

- ¿Te estás metiendo mucho en esta historia, no lo crees?-. Por fin dirigió su mirada al rubio. - Y por ello, Meliodas te mereces un castigo-. El rubio se sorprendió, ese no era su hada. - ¡No te atrevas a adoptar su forma!-.

- ¿Por qué no? -. Sonrió el castaño. - Tu lo mataste ¿No lo crees? Ahora su alma es parte más de esta historia y buscará la manera de regresar a ver a su princesa y yo me encargaré de que no la vea-.

- ¡¿Qué eres?!-.

- Alguien que busca venganza, pero esto no tenía nada que ver contigo o con él, ni si quiera con su princesa, mientras ustedes las razas de hadas, gigantes, diosas, demonios y humanos peleaban en su Guerra Santa, un grupo de humanos hicimos algo que es imperdonable, cometimos un enorme pecado-. Se acercó a su oido. - Alguien como tú, debe de estar familiarizado con el pecado-. Y desapareció.

En el fondo sabía que eso era una distracción pero, las palabras que aquella ilusión había pronunciado lo dejaron pensando, cuando comenzó a regresar vio a un gato con aquella copa en su hocico, pero no le dio importancia. Pronto anochecería.

...

- No entiendo porque debemos cuidar el cuerpo de este traidor-. Se quejaban las hadas. El humano al que ahora consideraban su rey junto con Lady Elaine habían traído el cuerpo sin vida de aquel traidor que los había abandonado por muchos años, y ahora debían cuidarlo. - Lo mejor que nos pudo a ver pasado es que este muerto, maldito bastardo-.

Una mujer apareció en aquel bosque, la única hada que le importaba el cuerpo de aquel rubio misteriosamente se encontraba dormida, pero todo era obra de la mujer. - Una humana-.

- ¿Qué hace aquí?-.

La mujer se acercó al cuerpo de aquel castaño. - ¿Este es el Rey Hada?-.

- ¡Es un traidor!-.

- ¡Ban es nuestro rey!-. La mujer sonrió y sacó una copa de vino como por arte de magia. - Así que ¿Les importa si hecho un vistazo?-. A las hadas podría importarles menos lo que le pasará a aquel cuerpo así que no dijeron nada. La mujer se acercó y colocó aquella copa sobre los labios del hada. - Despierta, Hansel-. Sonrió para si misma y comenzó a susurrar algunas palabras y una luz blanca se adentro a aquel cuerpo que sería su nuevo recipiente. - Te dije que te merecias un castigo-. Sin que las hadas lo vieran había ocultado un cuchillo entre aquellas flores y comenzó a alejarse, pero detuvo su caminar. - ¿Por qué están tan enojados con él?-.

- ¡Nos dejó y por su culpa mataron a Lady Elaine y nuestro bosque fue destruido!-. Le respondió. - Ustedes hadas, son unas ingratas y por eso pagaran con su sangre-. La mujer los miro. - Su rey perdió la memoria, ustedes no lo buscaron y pago una condena por cosas que el jamás cometió-. La mujer disparó un rayo de luz a la cabeza de cada hada donde vieron la vida de su rey y desapecio.

Aquellas hadas se sentían culpables, no sabían que su rey había pasado por tal sufrimiento y ellos sólo decidieron culparlo.

- ¿Harlequín?-. La voz de un hada hizo que las demás voltearan al ver como el castaño comenzaba a caminar hacia ellos. Una de las hadas se acercó ya que había vivido algo muy similar con la hermana del chico. - Rey Harlequín, debería...-. Fue atravesada por un cuchillo y sintió como después de esto sus alas eran cortadas-. Esto aterrizó a las demás.

- Rey... Harlequín... ¿Por qué...?-. Pregunto aquella hada herida. - ¿Rey? Yo no soy ningún rey-. Sonrió el castaño con locura en sus ojos. - Soy pierrot número cinco y todos ustedes serán mis víctimas-.

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