II• Alone Together. - GT.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Fandom: Gintama.

Shipp: Sacchan(Sarutobi) x Gintoki.

Canción: Alone Together.
Artista: Fall Out Boy.

Nota: Los personajes no me pertenecen, todo el crédito por ellos a Sorachi-sensei.
El one-shot está inspirado en la canción, más o menos.
Puse la canción en español ( donde están estas [ ] ) para que quedara más con lo escrito. Me gustó más así que en inglés.
✄-----------------------------------✄

[Yo no adónde vas].

Mirando desde la perspectiva de una persona relativamente normal, podía verse extraño el hecho de que una colegiala de cabello violáceo y gafas rojas caminara escondiéndose detrás de todo lo que pudiera cubrir su cuerpo, sin dejar de mantener su vista al frente, como si no pudiera apartar sus ojos de algo o alguien. Pero para Sarutobi Ayame, o Sacchan, esa era la parte favorita de su rutina diaria; acosar a Gintoki Sakata era su fascinación y parte de su normalidad.

Ella necesitaba saber dónde se encontraba él.

Entonces lo seguió.

Ella veía su espalda a la lejanía, con esa actitud desinteresada, escuchando como otros empezaban a llamarlo Lobo solitario, preguntándole en susurros que tal vez nunca escucharía:

[¿Tienes espacio para una alma problemática más?]

Porque bien sabía que el despreocupado Gintoki no era un santo. Estaba enterada de sus fechorías y las personas que se le acercaban con la confianza y familiaridad con la que nadie más lo hacía. Sabía que Gin-san era una plateada alma problemática.

Entonces lo seguió.

[Yo no dónde voy…]

A pesar de ser un misterio, ella no tenía miedo. Era atraída cada vez más, con cada vez que miraba esos ojos carmesíes y sin vida, atraída por su curiosidad y por el gusto al misterio; una palabra que podría identificar a Gintoki Sakata con facilidad.

[Pero no creo que esté yendo a casa].

Siempre lo seguía, intentando descubrir sus secretos, y siempre era descubierta por el peliplata antes de llegar a descubrir nada. Después de clase mientras él se decidía ir a casa, Sacchan pisaba donde lo hacía él, acechándolo de cerca. En su locura, pensaba que lo acompañaba y cuidaba, a pesar de saber de la fuerza que escondía el de ojos rojizos; cosa que no hacía más que enamorarla más.

Entonces lo seguió.

[Y dije, voy a ver mañana, si no despierto muerto].

No era una preocupación diaria, pero a veces lo pensaba. Al final se decía que por muerte se refería a muerta de amor. Sacchan moría de amor por Gin-san. Mataría y se dejaría matar si con eso pudiera ayudar o complacer a su amado.

[Este es el camino a la ruina…]

Y ella ignoraba, a sabiendas o no, que seguir indagando en el pasado y presente de un hombre misterioso no era más que peligroso. Lo que descubría nunca era suficiente para alejarla, Gintoki lo intentaba, porque no quería que alguien más se metiera en problemas, era una molestia. Pero ella no se alejaba, al contrario, parecía acercarse cada vez más, agobiándolo. No solo su presencia lo comenzaba a molestar, también la preocupación de que algo pudiera sucederle.

Tal vez no podría protegerla.

Muchas veces no pudo proteger a las personas a su alrededor.

[Y estamos comenzando en el final].

Cuando no pudo hacer nada más que observar. Y no dejaba de pensar en ello cada que su mente le daba el espacio de hacerlo. Y no dejaba de hacerlo, de pensarlo…

Entonces lo seguió [su pasado].

[Di yeah]!

─Mi amor por ti es demasiado grande. Quiero estar contigo para siempre. ─una vez más, un vano intento de Ayame para que el Sakata la aceptara, aunque estaba convencida de que esta vez tampoco caería.

Pero no le importaba, si Gintoki seguía dejando oportunidades para que lo siguiera, las tomaría.

Entonces lo seguió.

[Vamos a estar juntos solos].

Era un deseo que no podía cumplirse aún. En sus sueños muchas veces el peliplata le había dicho cuanto la deseaba y correspondía su amor, la anhelaba y quería estar con ella para siempre. Y nunca quería que ese sueño se acabara.

En ocasiones soñaba un poco más. El tiempo transcurría en su mente mientras ella dormía, mostrándole imágenes que ella siempre anhelaría.

[Nosotros podemos permanecer jóvenes por siempre].

Y despertaba asustada, porque en el sueño ambos envejecían y nada era lo mismo. No podían ser felices. Gintoki ya no la quería. Ya no era la sexy señorita que tiene la oportunidad de conquistar a su caballero. Aun si no era real, eso la hizo pensar más allá.

[Grítalo desde lo más alto de tus pulmones].

Ambos crecerán, ella no será bonita como siempre, él tampoco; no obstante, eso último le importaba muy poco, porque lo verdaderamente preocupante era el pasar del tiempo y lo que viene con él además de la vejez. Se deterioraban los sentimientos o crecían, en una probabilidad innegable de 50/50; Venían más personas a la vida de cada quien; brotaban sentimientos nuevos y tal vez más fuertes que los anteriores; Se creaban distintos deseos según las necesidades del momento, se extinguían otros; se olvidaba.

Ella estaba convencida que por su parte eso nunca ocurriría. Pero ¿y él? ¿Qué sucederá? Era verdad que no eran nada más que conocidos. Uno, objeto de deseo; la otra, quien lo deseaba.

Si la vida resultaba así, sería un amor platónico, un amor unilateral, un olvidado amor; mas nunca estarían juntos.

[Vamos a estar juntos solos].

Eso era imposible. ¿Ella debía resignarse a eso? ¿Tendría que dejar que el tiempo se llevase sus esfuerzos y sus sueños? ¿Debería quedarse sentada sin hacer algo al respecto?

Y en su cabeza una idea hizo clic.

La juventud era su solución. Detener el tiempo si era posible. Si ambos eran jóvenes por siempre ella podría seguir intentando, Gintoki un día la aceptaría, podrían estar juntos, ya que el tiempo no pasaría nadie nuevo entraría en la vida de Gin-san, no nacerían sentimientos por alguien más, mucho menos si eran solo ellos dos.

Era posible.

[Nosotros vamos a permanecer jóvenes, jóvenes, jóvenes, jóvenes, jóvenes].

[Me cortó…]

No lo supo en su momento, pero el clic cortó lo que llamamos cordura. La dejó perdida, con un objetivo a la vista, uno solo.

Entonces lo seguió.

[…perdí mi pista, no es mi culpa, soy un lunático].

Lo averiguó poco después, mientras el mismo Gintoki se lo gritaba a todo pulmón. Ayame lo había seguido, esta vez con más sigilo. Fue tan buena para esconder su presencia, que el chico la descubrió hasta que había llegado a un viejo almacén. Allí estaba él y su gran secreto.

[Ya no es gracioso, no lo es].

Pensó que todo estaría bien si ambos permanecían jóvenes por siempre, de alguna forma, preservándose. Era una locura, ya no estaba cuerda, pero no había sentido la necesidad de hacer lo que quería ahora.

[Mi corazón es como un semental…,]

Sentía que latía con furia, su adrenalina subía y creía que podría hacer lo que sea.

Escuchaba a lo lejos la voz de Gintoki que le decía que debían irse. Después lo vio, un poco borroso, zarandeando levemente a una chica pelirroja y pequeña, parecía una niña. Pensaba en muchas cosas ahora. ¿Cuál era en realidad su secreto? ¿Era esa chica, era la droga, eran las armas, era el niño de gafas redondas? ¿Tal vez el grupo de terroristas que más de una vez había visto en panfletos y ahora estaban allí con él?

[…ellos aman más cuando están rotos].

¿Era tarde, entonces? ¿La juventud al final no era la solución? ¿Él tenía personas importantes en su vida y sus sentimientos ya habían germinado en su corazón?

[¿Te quieres sentir hermosa? ¿Te quieres sentir hermosa? Yeah].

Gintoki estaba dejando de ser hermoso a sus ojos. Siempre supo que no era un santo, pero los asuntos en que estaba metido eran un misterio y ahora sabía que hubiese sido mejor que todo fuera así por siempre. Gintoki Sakata no debería de dejar su esencia a vista de Sarutobi, no, eso era un delito, un pecado. Era como una blasfemia.

¿Podría ser un malentendido? Sí, podría serlo; sin embargo, su mente no podía procesar con normalidad. Estaba perdida.

Estaba perdida en un solo objetivo.

Entonces lo seguió.

[Estoy fuera de la puerta, déjame
entrar, así …]

Le hubiera gustado resitar esa frase de una forma romántica, pero en verdad estaba fuera de una puerta, en la que entraría y no saldría a pesar de dar la vuelta.

La mejor idea del mundo no era ser jóvenes por siempre, concluyó, porque era imposible. No recordaba que no podía parar el tiempo como ella deseaba. Ay, el tiempo, tan odioso, tan molesto, ¡ay! ¡En serio que lo odiaba!

[…podemos ir afuera y jugar a pretender].

Pretender, aparentar, que el tiempo se puede detener. Que podemos vivir por siempre y estar juntos el mismo tiempo. Por la eternidad.

[Estoy en la cubierta, estoy al lado],

Sobre el bote del vecino amargado. Mientras los alumnos estaban en su rutinario descanso de la escuela, Sacchan preparó el arma que había conseguido de aquel almacén, gracias al descuidado Katsura Kotaro.

[esta noche soy tan alto como un avión privado, yeah].

Cómica y metafóricamente, así podría contarse sobre el sonido de aquellos disparos y los gritos que le siguieron al corto tiroteo.

Fue tanta la confusión que no encontraron al culpable al instante. Sacchan escapó, gracias a las habilidades que había conseguido persiguiendo al chico plateado, yendo campante hacia el siguiente paso para cumplir su brillante objetivo.

[Vamos a estar juntos solos (yeah)].

En su lista mental, esa era una tarea que había sido tachada como hecha, cumplida. La bomba en el almacén ya había explotado, vio volar cabellos rojos y otros más de brillo azulado, ¡y como olvidar los cuerpos calcinados! El fuego se extendió rápidamente, devorando como una bestia hambrienta el bar de la vieja Otose, completamente ocupado.

[Nosotros podremos permanecer jóvenes por siempre (yeah)].

Canturreó contenta y sin consciencia.

Contrario a todo, estaba orgullosa de su fuerza y su destreza. Haber bloqueado las puertas del bar sin que nadie se diera cuenta fue toda una proeza, ni qué decir de su habilidad para apuntar a la cabeza —y otros puntos vitales— de sus compañeros de escuela.

[Nosotros vamos a permanecer jóvenes,
jo-jo-jóvenes]

Y un simple disparo acabó todo. Un trozo de plomo con pólvora se adentró al cuerpo rebosante de azúcar de un chico de cabello plateado.

─No podemos dejar que te sigas contaminando.

[Grítalo desde lo más alto de tus pulmones].

Como si en su subconsciente, una pequeña figura la llamara y le dijera que se equivocaba, gritó, como si esa en realidad no fuera la mejor solución, a pesar de que muchas veces se convenció de que lo era. Dejó de gritar unos segundos después, reparando en que debía dejar de llamar la atención.

[Yo no adónde vas],

¿Al cielo? ¿Al infierno? ¿Al limbo? ¿Se quedaría en la Tierra? ¿Reencarnaría? ¿Iría a otro lugar?

[Pero, ¿tienes espacio para una alma problemática más?]

¿Crees que puedo seguirte? ─le preguntó al cuerpo inerte de su amado, riendo un poco. Ese era su objetivo desde un principio, seguirlo para siempre.

[Yo no adónde voy, pero no creo que esté yendo a casa].

Nunca más volvería a ese lugar, porque ya tenía un nuevo hogar y ese siempre lo había sido y lo será. Su hogar estaba al lado de Gintoki Sakata. Aunque, muy dentro de ella, dudaba de que ambos fueran a parar donde mismo, fuese donde fuese.

Jamás tuvo claro cuáles eran los negocios de Gintoki, aun si ella fue hasta ese almacén y vio con sus propios ojos lo que había allí —y que incluso pensó que estar allí acabaría con la esencia de Gin—, todavía dudaba de que su querido peliplata fuera un contrabandista y terrorista. Tal vez él no iría al infierno, mientras ella sí.

¿El destino le sonreiría y en la siguiente vida, o en lo que sea que siguiera, haría de ella una buena chica y los pondría en el mismo camino?

No sabía si le bastaba con solo verlo, pero si la vida los ponía en los mismos papeles que esta vez, quizá tendría que aceptarlo y resignarse.

[Y dije: ─Voy a ver mañana, si no despierto muerto].

Viva y muerta, en pro del amor. De un retorcido sentimiento que ella llamó, confundida, amor.

Quiso detener el tiempo; pero solo lo destruyó, el tiempo de no solo una, si no de muchas personas, lo detuvo para siempre.

Su objetivo era parar al tiempo y estar juntos solos, para eso los demás debían desaparecer. Todos los que estuvieron cerca de Gintoki Sakata debían morir para que el tiempo de él se detuviera satisfactoriamente.

Eso declaró Ayame Sarutobi.

[Este es el camino a la ruina],

Y ella lo sabía muy bien. La sola idea de detener el tiempo la volvió completamente loca, hasta apagar su consciencia, esa que le decía lo que estaba bien y lo que hacía mal. Sin embargo, no era como si no hubiera pensado antes sobre algo así.

"Mataría y se dejaría matar si con eso ayuda o complace a su amado."

[y estamos comenzando en el final].

Entonces lo siguió.

◡̈⃝︎⋆︎*
✾ˎˊ˗ ────────── ❜❜

Aquí el segundo OS :D

¿Qué les pareció?

Siento que si sigo escribiendo con temáticas oscuras acabaré un poco loca, ¿saben?  (っ'ヮ'c), si no es que ya lo estoy, nunca se está del todo segura.

Y bueno, creo que este me quedó un poco mejor que el anterior (Creo).

¿Qué piensan ustedes?

➤  (・ω・三・ω・)フンフン

Debo decir que cuando estaba escribiendo no tenía la música puesta, pero nel, me gustó como quedó.

Bien. Sin nada más qué decir, espero que hayan disfrutado de la lectura y que pasen un buen día.

Cha-chau!! | ᐕ)⁾⁾

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro