Pensamiento Número 43

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Las profecías son un juego psicológico basado en la vasta generalización. Tienden a dar palabras totalmente desencajadas de contextos, que pueden ser aplicadas en cualquier momento histórico.

En diversas ocasiones los mal llamados "expertos" identifican hechos de estas profecías por algunas causas minimamente parecidas, acabando en una burla hacia el tiempo de la humanidad. Tienden a darse por sueltas porque saben que, si fuesen muy detallistas, su posibilidad sería infima o prácticamente nula. Son proposiciones ambiguas al serles imposibles ver el futuro, por más que se inventen parábolas y metáforas rebuscadas para que alguien decida creer en dicha superstición.

Nostradamus es uno de los mejores ejemplos. Predicciones tan absurdas como el supuesto ataque a las torres gemelas de la cuarteta XCVII de la 6 centuri: "Cinco y cuarenta grados el cielo arderá, fuego acercándose a la gran ciudad nueva: al instante, gran llama esparcida saltará", donde solo está hablando por hablar, en una lectura desconectada de cualquier vinculación que es creada, realmente, por los supersticiosos de los hechos. Esta cuarteta podría usarse en muchas edificaciones que han sido incendiadas. Ya sea de varios pisos como las susodichas torres, o incluso menores de diez plantas (La Catedral de Notre Dame). Quedaría bien con cualquier accidente en un rascacielos, sin importar del 2001 o de cualquier otro siglo, pues ni hay mención de la fecha o siquiera es suficiente para decir que tiene más valor que cualquier poesía delfica.

En la cuarteta 35 de la centuria III hubo escrito: "De lo más profundo del Occidente de Europa, de gente pobre un niño nacerá, que por su lengua seducirá a las masas, su fama en el reino de Oriente más crecerá". Muchos expertos lo relacionaron con Hitler, pese a no crecer en la pobreza, no ser el primer hombre de lengua fina ni ser siquiera de un "reino" ni menos de Oriente". Posiblemente se podría interpretar que su fama creció entorno a la población oriental, lo que podría estrechar una relación con los judíos (orientales de origen). No obstante, sigue sin tener un sentido claro y se puede usar con cientos de figuras importantes.

Mussolini es uno de tantos, pues hablamos de un hombre de occidente que controló a las masas con labia y se hizo amigo de los árabes (otros orientales), sin quitar que éste sí creció en una familia relativamente pobre. Napoleón I es otro de tantos, apodado como el anticristo por el vaticano por ser meramente amigable con los judíos.

Muchas cosas escribió como para que cuajaran hoy, antes o siempre sin importar el momento. Y cuando fue más claro que en otras ocasiones, falló irremediablemente.

Predijo su muerte para 1567, pero murió en 1566. Dejo entredicho el fin del mundo en 1999, pero lo único que acabó ese año fue su prestigio como adivinador, rematado cuando, en una enorme contradicción, habló de una gran guerra en 2006 seguida de un exterminio de la faz humana. Es totalmente inentendible cómo alguien ignora estos garrafales fallos, pero se le nombra como un gran visionario por frases que suenan más poesía que futuro. La gente ve lo que quiere ver y, cuando no se cumple algo, simplemente hay un "visto" en la conversación, y un adiós. 

La Biblia tienden a ser semejante. El mesías predicho en el Antiguo Testamento es distinto al del Nuevo Testamento (Jesús). Pues al mesías del Antiguo Testamento deja claro que el papel de su mesías sería reunificar Israel, establecer su reinado prospero, acabar con todas las guerras y suponer una gran defensa para todo el pueblo judío; cuando llegó Jesús, no ocurrió ninguno de estos rasgos, y, buscando excusarlo, aclararon que no sería en su primera venida, sino en la segunda. Una "segunda" que suena como una promesa de devolución de producto que nunca regresa. Pagamos el precio y nos llega defectuoso.

Tampoco ignoremos otros procesos similares de profecías que no son únicos del cristianismo. Y que, de igual modo, muestran que soltar frases sin mucho detalle resultan en una perfecta manera de predecir el futuro. Cuando los atenienses preguntaron al oráculo de Delfos como derrotar al ejército Persa durante la Segunda Guerra Médica, la predicción detallaba el uso de murallas de madera. En su tiempo, no entendieron del todo dicha predicción, pero da la casualidad que la última defensa ateniense fuesen unos navíos. Mucha coincidencia resonaria en nuestras cabezas, a no ser que sepamos que esos barcos se llevaban construyendo ya tiempo. Así que, o bien el oráculo fue sensato y, al tanto de tales embarcaciones, decidió poner su fé en ellos; o, por el contrario, fue Temistocles, el conocido defensor de Grecia, quien escuchó la profecía y tuvo la idea. Fuese como fuese, a la final están relacionados y, por falta de datos, nos es conveniente tener en cuenta que es factible cualquiera de las dos respuestas.

En el Corán, yendo a la rama islámica, podemos hallar profecías científicas a montones en cuanto a lees algunos hadices.

"El es quien creó la noche y el día, el Sol y la Luna, cada uno viajando en su órbita”.
[

Corán 21:33]

Predicción y conocimiento temprano de que el Sol y la Luna tienen sus propias orbitas. En su tiempo, estaba la creencia popular de que el Sol siempre estaba estático, sujeto en el firmamento, compuesto de quietud. Aquí, claramente, distingue las órbitas. ¿Cómo sabían que el Sol tenía una órbita, si ni dimensionaban la magnitud de la Via Lactea? Que es la propia órbita en sí. Igualmente se puede mencionar predicciones en el mismo libro que apelan al origen del hierro, a la naturaleza de la atmósfera, neurología...

¿Son todas las predicciones, en sí, verídicas? No, hay muchas predicciones que el Corán, igual que la Biblia, falla terriblemente. No obstante, sus creyentes no dan importancia a sus desaciertos. Acatan el sentido populista de lo que es conveniente y se quedan con eso.

Repitiendo lo que explicaba: Éste es el punto a considerar. La gente cree aquello que quiera crear, y es el principal factor a entender. Verán los mensajes que aciertan en una lista de miles y tomarán los pocos que dan en la diana como la autenticidad de su fé.  Igualmente que sucede no en las predicciones, sino en como se entiende el mundo. Pues recordemos que pasamos más de 5000 años oyendo historias de un paraíso en el cielo. Y, cuando por fin alguien sobrevoló las nubes, se encontró con el vacío del espacio.

¿Alguien dejó su fé? No, buscaron otra excusa y añadieron que era otro terreno espiritual. Se quedaron con lo que amaban porque si algo no se nos puede quitar, es el amor ciego. Y el amor ciego produce engaños.

Sé que sueno algo intolerante al hablar de "engaños"; no es que asegure la falsedad de las religiones. Más bien, que siempre queremos que algo sea exactamente igual a como lo leemos y haremos que esos moldes cuajen como nosotros ansiamos.

Cualquiera puede predecir con las correctas palabras. Un buen juego de las mismas pueden convencer a toda una civilización si es que no perciben tu juego. Sobre todo, cuando conoces bien a dicha civilización.

Jesús dijo una vez que los Judíos nunca lo aceptarían. ¿Hubo algún error? No. Pero no es porque predijo tal acontecimiento, sino porque conocía a su pueblo y tenía en cuenta lo que suponía su presencia.

Y si alguien no cree lo que digo, entonces juguemos dentro del mismo patio. En el futuro, habrá personas que no estarán de acuerdo conmigo en estas palabras. Por ende, habré cumplido mi profecía.


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