Pensamiento Número 6

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En América no somos nada por dejar que no seamos nada. Somos el pobre anhelo de un pueblo que finge felicidad en la mediocridad, que se queda en lo ancho del estoicismo más escudero y ciego.

Tupac Umaru se avergonzaría de que usemos tal filosófica Inca para quedarse en lo bajo, de saber que adoramos más la mugre que el sol. Nos quedamos en lo bajo, en el podrido suelo de lo que ya desgastamos con horripilantes monstruos de minerales que buscan cosechar más de su estirpe, solo para acumular más y más. La tierra se ha perdido en lo que alguna vez fue, contaminados por otros entes.

El problema no son las etnias, sino el olvido de los terrenos que han perdido su divinidad. Hemos preferido el viejo mundo, seco y desgastado, a nuevas invenciones. Hemos repetido su ciclo de desolación en nuestros bosques, más ricos y variados, por mera copia de una idea ya imperfecta.

América está muerta, y no es culpa de España, y un falso oro que reclaman como si fuese suyo, cuando su sangre apenas roza la derramada por sus defensores. Es el chiste más burdo y sádico, el profanar tumbas de grandes aborígenes para proclamarlos como símbolos, lastrando en otros términos sus figuras que dejan de ser respetadas en base a otros quehaceres. América está muerta desde que no hemos querido a nuestra historia, hemos desprestigiado el nuevo mundo y preferido el dominio del otro. Desde que nos sometimos a sus modelos, cultura y sociedad, hemos muerto. Somos malas copias, ni perfeccionadas ni distintas, puramente malas. Somos el resultado de la avaricia de unos pocos.

Nos han sobornado con dos líneas entre cruzadas, sometiendonos a la misma. Hemos besado las botas sus ideas transmitidas. Borramos los escritos Nautla. Olvidamos los cánticos indígenas. Ignoramos las historias andinas. Hemos muerto en todo, sin diferencias, sin individualidad, solo una mancha que intenta sobresalir o marcar diferencia...un batido aspirante a ser Roma, y no a Inca ni a Azteca. Conocemos sus mundos, pero elegimos el brillo ya apropiado que a nuestro propio sol. De ahí que hace mucho tiempo que América halla pasado su Solsticio. Da igual tu piel; tu origen. Estás en América, donde había identidad. Ahora solo hay menos árboles y más resentimiento de niños que nunca han entendido que ese oro no era mero oro. Era la grandeza y el brillo de unas creencias que se han decidido olvidar. Pobre América, pobre Atahualpa, pobre Moctezuma...tan rica y tan engañada.

¿Debemos rechazar las tradición española, entonces? Para nada: abrazemosla, besemos a Cervantes. Pero la cultura original de América fue durante milenios una isla alejada de otras, que creó de forma autónoma singulares creaciones de las que hoy no hacemos justicia. Ama todo lo que es América, pero aférrate al pasado Inca, Azteca, Maya, Olmeca, Cultura del Perú u otras etnias porque son nuestra individual, lo irrepetible. Mofate de los Mayas como en el otro lado se hace con los griegos. Alza tu bandera, ama lo que fue nuestro continente y, tal vez, ganes fuerza para trabajar por él.

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