Lo peor del fallecimiento de un familiar no es sólo pensar que "ya no estará"; puede que te atormente de forma larga o breve, pero terminarás aceptando que ya no está presente.

Lo peor, aquello que te atormentará por siempre, será preguntarte: "¿Ahora quién sigue?".

Aquel primer familiar, primer ser querido que perdiste, es "el primero".

El numeral aclara la presencia de un orden, un seguimiento, la existencia futura de un segundo, un tercero, un cuarto...Sin nunca un "último" para tu vida. En todo caso, la última persona que verás morir serás a ti mismo, porque quedará siempre el resto de una familia tuya que viva después de ti. En esa comprensión de la vida, hay algo bello y horrible que no sé cómo describir sin quedar en romanticismos. Siempre veremos a nuestros descendientes seguir...saber que contarán su propia historia. Eso, o que otros seguirán. Y eso no es nada malo, creo que es tierno hasta cierto punto.

No obstante, volviendo al punto inicial, esa expectativa es la que te invita siempre a aprovechar el poco tiempo con quienes quieres: ¿Quién será el siguiente en morir? ¿Cuánto tiempo te queda con una persona?

Me hace eco una propuesta anterior que hice, pero ahora añado no solo alivio: tengo claro lo positivo, el saber que nos morimos todo el tiempo, pero también vivimos; estamos eternamente, en nuestro presente, pudiendo vivir un periodo perfecta de vida y afecto, el ideal de la familia completa. Y, cuando sabes que puedes experimentar el tiempo aún de la "familia completa", es cuando comprendes que eres afortunado en este instante.