Mi razon de ayudar

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En el basto escenario de la existencia, cada ser humano se encuentra inmerso en el enigmatico sendero de la vida, donde convergen experiencias, decisiones y encuentros que moldean nuestro ser. Sin embargo, en este viaje incierto, nos vemos constantemente enfrentados a la sombra amenazante de la muerte y a él sutil tentación de la manipulación.

Existir en su esencia más profunda, implica trascender la mera existencia física y adentrarse en un plano de significado y propósito. Es comprender que nuestra existencia no se limita a respirar y ocupar un espacio en el mundo, si no que revela como una oportunidad para explorar, aprender y crecer. Vivir, entonces, se convierte en el acto consciente cada instante para nutrir nuestro ser con experiencias, amores y conocimientos.

Pero además de esta inaudible realidad, nos encontramos en la manipulación, esa fuerza sutil pero devastadora que puede distorsionar nuestra percepción y cortar nuestra libertad. La manipulación se convierte en una trampa indiciosa que busca controlar nuestra acciones, pensamientos y emociones, llevándonos por senderos oscuros y alejándonos de nuestra verdadera esencia.

A si pues en este complejo entramado de existencia, vivir se convierte en un desafío constante para resistir la manipulación y encontrar nuestros propios caminos hacia la autenticidad y la plenitud; es conocer que la muerte no debe ser temida, si no abrazada como una guía para valorar cada instante y vivir de manera consciente; es desafiar las cadenas de la manipulación y buscar nuestra propia verdad, incluso cuando el camino se torne difícil y  confuso.

"Existir es caminar por el sendero de la vida, enfrentando la muerte y resistiendo la manipulación, para descubrir nuestra propia esencia y vivir con plenitud".

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Pequeña esperanza Capítulo 4 "Mi razon de ayudar".

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Sus ojos se humedecian sus manos temblaban. Aquel chico no hacia más que observarla.

¿Qué debía hacer? No tenía ni la remota idea. Los ojos de aquel chico se movieron a sus brazos más específico en la muñeca donde su sangre brotaba asta tocar el frío suelo del baño.

Un paso dio haciendo que ella reteocediera. El miedo la dominaba, no podía ordenar sus pensamientos. Ha sido descubierta por primera vez algo que nunca espero que sucediera.

A paso lento daba el Son que con cada paso, la peli púrpura retrocedía. Paso a paso, resonando en su tímpanos con dolor.

Paso a paso retrocedió asta que llego a un punto donde se detuvo por que no había más camino donde huir, por que la pared del baño detuvo sus pasos.

Ahí lo veía acercandose lentamente hacia ella. tenía un cuchillo en su mano pero no lo uso para amenazarle o defenderse por que solo estaría fingiendo ser alguien que no era.

Antes de cerrar su ojos se sentó y abrazo sus rodillas fuertemente donde el cuchillo una vez más callo salpicando su sangre que quedaba en el afilado objeto.

Su mente se ha nublado, no sabía lo que el haría tenía miedo, temor. Su cuerpo no paro de temblar aquellos ojos aún que no lo podía ver sabía que le observava asta el punto que creyó que lo que miraba era su alma.

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Un animal Atrapado. Así mismo la pudo observar como su cuerpo temblaba por el, tenía miedo por el, huida de él.

Su rostro se oscureció de ese color negro que sus ojos nublaba. La observo a una vez más y pudo encontrarse con el mismo, en la misma pocicion un pequeño Son  donde el miedo le consumio y donde le rogo a Dios que aquella tortura terminace o que acabará con su vida. Las dos le favorecía.

Su retina se encogio con temor, se estaba volviendo en alguien que no quería y junto a ella, el igual temblo...

Sabía que debía solucionar esto, se entrometio en algo que no le correspondía. Lo arreglaría, era claro que lo aria.

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Con sus ojos cerrados esperaba alguna accion del chico peli-punta, alguna, pero no hubo nada..

Un extraño calor y una suave sensación sintió en su cabeza, un calor que nació desde la punta de su cabeza.

Una carisia que se repetía en un bucle de izquierda a derecha. Una calidez que la reconfortaba, un calor que la amantaba, una piel que la protegía.. una sensación que podía dormir con ella.

Con lentitud levantó su vista para observarlo una vez más.. observo como este con su mano acariciaba su cabeza, tan gentil como si estuviera tocando una bella rosa con su recorfontante mano de sus delicados pétalos...

Observo una vez más sus ojos, aquello ojos que le llenaron de temor la primera vez que los vio, pero viéndolo mejor, no había nada por lo que temer por que aquellas cuencas no tenían nada, más que solo vacías sin ningún brillo como si la última estrella de su universo hubiera dejado de brillar.

Pasaron unos segundos, más en donde un silencio reconfortante los invadió dejando de lado el temor.. dejando de lado la acción. Con sus manos agarro su mochila la abrió con su mano derecha sacando un rollo de vendaje blanco, todo visto por la peli-púrpura que no hacia más que observar dejándose atrapar por aquel chico peli-punta que en sus ojos vio vida.

Con una de sus manos, con gentileza atrapó la suya dejando que el peso de su mano cargará la suya.

Con el rollo de vendas blancas en su manos dominante comenzó a vendar aquella muñeca no sin antes aplicar alcohol y limpiarla.

Solo veía como esa cómoda tela blanca cubría sus heridas sacándola poco a poco.

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Ya había terminado, las muñecas de la chica ya estaban completamente vendados.

Al terminar, en una acción inesperadas se levantó del suelo en donde vendo a la chica. Al terminarse levantarse hiso una leve reverencia sin contexto para seguido caminar hacia la puerta de salida del baño.

A poco de tocar la manija una voz femenina le detuvo. –¡Espera! –Bocifero con un tono sutil y suave pero alto como para que el pueda escucharle.

Ante su llamado volteo su vista hacia ella esperando el motivo por el cual llamarle.

Ante su intimidando mirada, se paralizó, pero eso no la detuvo, y con voz firme decidió hablar.

–¿Por qué? –Sin ningún motivo hizo una pregunta pero no podía darle una respuesta por que no sabia a lo que exactamente se refería. Pero no debía de que preocuparse, por que ella misma le aclararia esa duda.

–¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué decidiste ayudarme? ¿Por qué no me temiste al verme de esa manera?.. –Sabía perfectamente a lo que se refería, aquella sangre callendo por el lavabo, aquel cuchillo afilado que cortaba su carne como hojas de papel. Un placer que no sólo ella tenía el privilegio de sentir.

En sus ojos aunque tratase de ocultarlo tenía una leve gota, como un lloro que el detuvo o talves un posible llanto.

Sus pasos de pronto continuaron, no para salir, si no en camino hacia la chica que al ver su acción no sabía que hacer pero esta vez sintió que no debía de preocuparse de ello, aún que su cuerpo le dijera lo contrario.

Nuevamente, sitio aquel calor que a su cuerpo recorfonto, aquella calidez volvió algo que la ponía en paz con su cuerpo, y no era ni más ni menos que quien lo provocaba era el Peli-Punta que nuevamente acariciaba su cabeza.

–Por qué me recordaste a mi –Una palabras que llevan un gran peso en ellas, pero era algo que ella no comprendía.

–La razón por la que te ayude, es por que me recordaste a mi, se lo que se siente, lo se perfectamente.. –Aun no le podía comprender, ¿Como el podría saber su dolor o su estado? Era algo que la hacía enojar un poco por el pensamiento de que el no la podía comprender, nadie podía. pero pronto aquella palabras se las tragaria por que aquel chico nunca mintió.

Dejando el tacto en su cabeza, se prepara mentalmente con un frío suspiro que salió de sus labios. tampoco aquí le pudo comprender, pero pronto lo aria.

Estando listo, miro una vez más a los ojos púrpura de la chica viendo aquel brillo que en el una vez tubo y una vez más, se recordó a sí mismo reflejado en la chica.

Con su mano, suavemente la movio hacia su manga del otro brazo que lentamente, se la remangaba hacia atrás todo a siendo visto una vez más por aquella chica que expectante quería saber que era a lo que le mostraría.

La manga de su uniforme fue recogida hacia atrás asta casi llegar al codo pero eso no era importante. Al mismo tiempo que una gota de sangre callo, su reacción de sorpresa dio coordinación con la gota que callo al suelo machando una vez más, el frío del suelo.

Aquel brazo que pensó que no tenía nada extraño, estaba repleto de cicatrices y unas cortaduras más profundas que otras que goteaban aquel líquido rojizo dando a entender que no fue hace poco que su brazo recibió más dolor. Aquellas profundas cortadas estaban echas con rencor, lo sabía, por que en las misma sicatrices habían más heridas que no las dejaba sanar...

A tal sorpresa, puso su mano en su boca, ante tal revelación que a sus ojos se vio a ella misma, pero eran diferentes del uno al otro, por que aquel chico no disfrutaba de aquello, por que el era incapaz de sentir, de expresar, de amar...

Finalmente le comprendio, si que lo hizo. Ahora le entendía un poco más, sabía que aquellos orbes oscuros fueron dañados en contras de su voluntad perdiendo su brillo y su color, dejando ese orbe oscuro que no tenia fin alguno.

–Es como un libro –Hablo un poco para si mismo como para ella mientras recogió con sus manos aquel cuchillo que yace en el piso.

–Mi cuchillo es mi lápiz –Clamo con una acción mientras aquel afilado objeto lo pociciono en su muñeca mientras que la Chica se alarmó ante su acción.

–Y mi piel la hoja –Con aquellas últimas palabras, de un tajo, daño su propia piel esparciendo una vez más aquel líquido rojizo que pequeñas gotas callo en el rostro de la mujer.

Una vez más, empuño el afilado objeto una vez más, con el pensamientos de dar otro tajo más, pero unos brazos se lo impidió rodenando su cintura dandole a el calor.

–Lo siento –Unas palabras que no entendió, ¿Por que se disculpaba? Cuando los daños son los dos, iba a preguntar, pero la chica siguió.

–Creí que solo yo luchaba con esto, con esta adicción, lo creí así por años, pero ahora puedo comprender, que cada quien, lucha con sus propios demonios. Lo siento –Una vez más se disculpo, y aquella gota que en sus ojos yacía callo al suelo, donde un llanto silencioso pudo escuchar y no evito aceptar aquel abrazo que lleno de calor a los dos.

Aunque sean desconocidos, aún sin saber sus nombres, se entendían tal cual, con tan solo un mirar, con tan solo el tacto. El corazón de la chica palpito un poco fuerte y no evito cuestionarse cual fue la razón, pero pronto comprenderían que incluso los demonios se apiadan de ellos dos.

Eran como libro abierto, con un idioma que solo ellos dos, son capaces de leer.

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Fin de Capitulo 4.

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