Capítulo 11

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—Sé mi amante, mi acompañante de vida, dame una segunda oportunidad de hacerte feliz —dijo el bicolor una vez se separaron de aquel ósculo.

El chico sonrió.

—Claro que sí.

El bicolor sonrió ante esta respuesta a su incógnita, por lo que abrazó al joven de la cadera levantando ligeramente sus pies del piso para darle una vuelta mientras el otro soltaba una risa de vergüenza por la acción de su, ahora, prometido. Cuando esta acción estuvo terminada el gobernante chasqueo los dedos y la tierra comenzó a abrirse en dos esperando el descenso al inframundo por parte de la dupla.

—¡Perséfone! —se escuchó una voz femenina alzar la voz, pero por lo visto esta se refería a él con su antiguo nombre, lo que solo podría significar una cosa.

—Madre... —susurro para si mismo, volteo la mirada y se encontró a una mujer de mediana edad, una túnica verde olivo adornaba aquel cuerpo, una corona de trigo se encontraba en su cabello ondulado de tonos castellanos.

—No importa que hayas reencarnado en un hombre, no me importa quien seas ahora, lo que me importa es no volver a perderte —dijo la mujer acercándose al pecoso que la veía perplejo ignorando su alrededor. —Dejame conocerte en esta vida, hijo mio.

—Yo... —sintió una mano en su tobillo, no se había dado cuenta de en qué momento el Señor del Infierno había descendido por aquel agujero, y por lo visto el tiempo en la tierra estaba contado.

—¡Deku! —ese nombre hizo que por fin prestara atención a su alrededor, pues algo dentro de él comenzó a quebrarse al ver a la chica de cabello castaño avellana correr a toda prisa hacia él, tratando de alcanzarlo, de impedir que se fuera de la tierra. La chica no entendía lo que pasaba, todo aquello era tan surreal, el nombre que usaba aquella mujer para referirse a su amigo, el mismo nombre que aquella diosa de la primavera que había sido raptada por el dios del inframundo para después convertirse en su cónyuge.

Recordaba la primera vez que leyó aquel mito, le pareció fascinante que las estaciones del año se movieran por amor, el amor de una pareja en la época de otoño e invierno, y el amor de una madre en primavera y verano, y era algo que quería compartir con sus amigas y con aquel pecoso que hacía que su corazón latiera. Aquellas memorias aún estaban en su mente tan vívidamente, y jamás se cuestionó la actitud que tomó el peli-verde después de su narración.

Y así nacieron las estaciones del año según la mitología griega explicaba alegremente una chica castaña a sus compañeras del salón y algunos chicos lograban escuchar estás historias.

¡Yo no entiendo porque a las chicas les gustan las historias de amor! Son tan estúpidas mofaba un rubio pero al mismo tiempo era ignorado.

La chica de piel clara con aquel sonrojo en sus mejillas decidió ignorar los comentarios del rubio cenizo, por su forma de ser, era de esperarse aquellos comentarios pero a pesar de ello no dejó de prestar atención a su narración, su atención fue a aquel chico de pecas en las mejillas que se acercó a él con una sonrisa cálida como era de costumbre y preguntó cómo le había parecido la historia.

—No lo sé —dijo el chico a la joven para que solo ella escuchara. —Es una historia muy linda Uraraka-San pero...

¿Pero? —preguntó la joven con curiosidad.

—Siento que ya la he vivido antes.

En aquel momento la chica pensó que el chico había leído el mito griego en algún sitio, cosa que era probable al ser un mito muy famoso y que la mitología griega es una de las mitologías más famosas alrededor del globo terráqueo.

Uniendo las piezas, todas las piezas se dio cuenta de que el problema no empezó con el rapto del joven en manos de aquel ser que pensaron que era un villano, este problema viene desde antes de que el joven naciera, en su anterior vida, según su teoría, fue aquella diosa de la primavera. Pero eso no sellaba el destino del joven, desde que ella lo conocía él tiene el sueño de ser un héroe, y luchó en cada entrenamiento, en cada enfrentamiento e incluso en cada clase, desde el primer dia el probo que era digno de estar en la UA, en la clase 1-"A". Ella debía de escucharlo de sus propios labios, debía escuchar aquellas palabras; "Ya no quiero ser un héroe", debía ser su decisión y no por culpa de su vida pasada, es por eso que corrió a toda velocidad, atravesando el bosque con su don. A ella no le importaba el asunto de los dioses, le importaba su amigo, no le importaba que sus sentimientos no fueran correspondidos y el pecoso decidía quedarse al lado de aquel bicolor, ella sería la primera en ayudar a planear su boda, solo pedía una cosa; la verdadera felicidad de Izuku Midoriya, es por eso que grito su apodo, el apodo que ella le ayudó a cambiar de significado.

Aquella escena se sintió como en cámara lenta, porque la joven estiró su brazo en un intento desesperado de alcanzarlo y el joven, por inercia estiró su mano a dirección de la joven pero al mismo tiempo que levantaba la mano fue jalado para aquel hoyo, por lo que la chica, con todas sus fuerzas restantes comenzó a correr más rápido hasta que llegó a aquel agujero, llegando a rozar con las yemas de sus dedos la mano del pecoso para después ver como el ahuhero se cerraba y una flor conocida como camelia.

—¡Deku! —gritó la joven al ver como, nuevamente, no pudo hacer nada por su amigo ¿y se supone que es una heroína? 

—¡Perséfone! —otra voz se unió a aquel melancólico lamento de la joven. —No, no, no, esto no puede estar pasándome por segunda vez. ¡Maldito Hades!

El profesor, que por fin pudo salir de aquella impresión que le ocasionó la escena pudo sentir como un poder se reunía alrededor de la mujer, cosa que lo puso estar en alerta y usando su bufanda envolvente, apartó a su alumna de aquella diosa y dio la indicación de que los alumnos que estaban en el bosque se retiraran de manera inmediata. Comenzando una carrera rápida para salir aquella zona y reunirse con sus demás alumnos, según las historias aquella diosa secó el mundo por la ausencia de la joven por lo que era mejor estar lejos de estas zonas. Fue una carrera contra el tiempo, porque cuando llegaron con el resto de la clase a los segundos el bosque se tornó de colores cálidos como si fuera átono.

—Pero, estamos a mitad de primavera, kero —dijo la chica con el quirk de rana mientras buscaba calor cruzando sus brazos.

El descenso al inframundo fue muy pesado, pues el aire fresco del bosque fue cambiado por aire caliente, como si estuviera en una cueva. La reacción de la madre de la diosa y su amiga realmente lo habían conflictuado, eran demasiadas emociones para procesar; amor, tristeza, desesperación, que el chico terminó desmayándose en los brazos del gobernante del inframundo.

Cuando volvió a abrir sus ojos se encontraba en aquel cuarto que era tan familiar, pues en sus recuerdos de su vida pasada era aquel sitio en el que lloraba por su hogar y por la abrupta separación de su madre, pues estaba tan acostumbrada a su presencia y por otra parte era el mismo lugar en que había despertado la primera vez que lo raptó en esa nueva vida. A diferencia de aquellas veces, no se encontraba solo pues el bicolor se encontraba sentado a su lado.

—Midoriya, ¿estás bien? —pregunto al verlo abrir los ojos.

El chico asintió mientras se sentaba sobre la cama. Los recuerdos de lo que había pasado hace unos instantes hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas, cosa que preocupó al joven frente a él.

—¿Qué pasa, mi amor?

—Dime que una vez que me convierta en tu esposo podré convertirme en un héroe.

Silencio absoluto. 

—No lo sé —fue la respuesta que recibió el pecoso por parte de su pareja.

—Ya te había dicho que mi sueño era convertirme en héroe, para salvar a la gente con una sonrisa —comenzó a explicar. —Cuando era pequeño, todos los niños a mi alrededor comenzaron a manifestar dones maravillosos, el don que yo creía era el mejor era el de Kacchan —dijo con una ligera sonrisa. —Y yo esperaba que mi don fuera igual de maravilloso como el de él pero me dijeron que era mejor rendirse, pero eso no me detuvo y siempre estudié a los héroes cuando luchaban.

—Pero, tú tienes un quirk o ¿me equivoco?

—Si, pero fue heredado —dijo el chico con confianza, porque no solo por sus recuerdos, sentía que podía hablar con libertad acerca de ese asunto. —Yo quería ser un héroe como All Might, un día lo conocí y a pesar de que al principio me dijo que no podía ser un héroe demostré que podía hacerlo y me heredó su poder. Sabes, cuando estábamos en aquel parque e hice florecer aquellos árboles me puse a pensar que mi vida podría haber sido diferente si hubiera sabido que soy la reencarnación de la diosa Perséfone.

—Lamento oír eso.

—Te lo preguntaré otra vez... ¿Podré convertirme en un héroe?

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N/A; Le hice un banner a esta bella historia UwU, ahora si vienen cosas intensas en esta historia, me pregunto que pasara.

Gracias por su paciencia y por leer, hasta el siguiente capítulo. 

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