10 ES MEJOR QUE 9

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Él tenía su cuerpo encima de mi, la puerta del salón estaba cerrada y asegurada por un par de sillas.

Fue tan rápido el trato que hicimos que de un momento a otro ya estaba recostada con las piernas abiertas.

La adrenalina de ser encontrados en aquella aula semidesnudos y cogiendo sobre el escritorio del profesor, era lo que me animaba a seguir con eso.

Si eso pasaba seguramente se iría al demonio mi historial intachable de calificaciones y con ello mi dignidad como estudiante.

Que importaba en ese momento lo único que quería era disfrutar de su cuerpo.

--Entonces ¿quieres ayude con la calificación?

--No lo necesito, tengo 9.

--Siempre es mejor un 10.

Con esas palabras Rafael pudo conseguir que le hiciera el oral mas intenso que nunca había hecho.

A mis 19 años y estudiando fisioterapia me había propuesto ser la mejor estudiante, jamás había recurrido a este tipo de favores pero siempre hay una primera vez.

Él como asistente del profesor tenía la posibilidad de ayudarme y bueno ¿quién soy yo para evitarlo?.

De cierta manera ya lo había visto de tiempo atrás, alto, cabello negro y piel blanca era como un jugador de fútbol americano, así tal cuál como me gustan; su espalda ancha fue lo primero que vi cuando entró por primera vez al aula.

Sentía su mirada posada en mis pechos durante la clase, de nada ayudaba que estuviera de frente mío pasando lista.

Me había resignado a verlo de lejos y nada más pero al ser él quien diera el primer paso; se detonó el catalizador para mandar al demonio mi fachada decente.

--No dejes de besarme.

Dijo mientras bajaba el cierre de mi filipina y apoyaba su pelvis contra la mía.

Ahí estaba yo con los senos al aire y su boca dispuesta a devorarlos mientras yo con la mirada no dejaba de cuidar las ventanas del aula.

Como si temiera que en cualquier momento fuéramos interrumpidos se lanzó sobre mi, su lengua recorría mi cuello los suspiros eran reprimidos mientras acariciaba su cabello y aferraba su rostro contra mi pecho.

La suavidad de sus labios endurecia mis pezones mientras restregaba su entre pierna simulando penetrarme.

Sin dejar de besarme bajo una de sus manos y desabrocho mi pantalón sus dedos cuál serpiente entraron buscando mi vagina.

--Por favor todavía no. -- suplique.

--Está bien, no voy a obligarte -- sonrió y saco su mano de mis bragas. -- pero esto no se quedará así, de todas formas terminaras pidiendo que te lo meta.

-- A ver si es cierto -- sonreí al incorporarme para robarle uno de esos besos mojados que tanto me gustan.

--Que rico usas la lengua ¿Quieres hacerlo con mi pene? -- sonrió acariciando mi rostro.

--Muéstrame. -- respondí al tiempo que el bajaba el cierre de su pantalón.

Ver así su miembro brilloso y erecto infló mi ego de mujer.

No quise hacerlo esperar y lo senté en la silla, aquella dónde la vieja de inglés se sentaba a dictar por horas.

Se acomodó y yo me arrodille frente a él, lo apreté un poco al principio dejando que mi pulgar hiciera pequeños círculos en la punta de su glande.

Mentiría si dijera que estaba completamente segura de lo que haría.

Trague saliva justo antes de que la punta de mi lengua comenzará a recorrer su entrepierna.

Al parecer él había notado mi nerviosismo y con una delicadeza acarició mi cabello.

--Tranquila mi niña.

No lo dude más en ese instante introduje todo su pene dentro de mi boca, y comencé a succionar como una loca.

Como si estuviera devorando una paleta no dejaba de lamer, pequeños jadeos eran liberados al tiempo que la intensidad incrementaba.

--Espera todavía no me quiero venir.

--¿Entonces? -- pregunté sacando su miembro de mi boca.

--Te quiero coger. --respondió él.

--Ni creas que te vendrás dentro. --le advertí.

--No como crees, ya verás. --volvió a sonreír para ponerse de pie.

Otro beso fue mi premió y mientras lo hacía tomó mis brazos y me apoyo de frente sobre el escritorio, pose mi mejilla en lo frío de la madera mientras Rafael pellizcaba mis nalgas.

--¿Te diviertes no?-- añadí sin cambiar de posición.

--Claro pero todavía falta-- respondió al tiempo que bajó mi pantalón.

--No olvides vigilar si alguien viene -- traté de recordarle pero creo que no me escuchó.

Bajó un poco más mi pantalón dejando mi pataleta y comenzó a frotarse. Para ese entonces ya estaba muy caliente y lo único que quería era su verga.

Jalando un poco más tiro de mi ropa interior rompiendo un poco el elástico.

Lo único que lamente fue no usar encaje ese día.

Una de mis manos se posó en la entrada de mi sexo, quería sentir su miembro entrando y saliendo.

Comenzó lento y suave un tanto poético, si no estuviera consiente que Rafael no tenía sentimientos por mi probablemente hubiera pensado que estaba enamorado.

Poco a poco comenzó a recostarse sobre mi espalda sin parar las estocadas, una de sus manos se posó sobre la que tenía la entrada de mi sexo.

Entrelazo sus dedos a los míos y aumentó la velocidad, ya para entonces el sentido de peligro se había esfumado y decía tantas cosas a mi oído que ahora no recuerdo.

Supongo que fueron buenas ya que ambos terminamos al mismo tiempo, en un intercambio de orgasmos.

Quería más necesitaba más tiempo para disfrutar de él con paciencia, pero de nuevo el sentido de peligro regreso cuando vi el reloj.

Tan rápido como pudimos nos acomodamos el uniforme, no quería estirar más la suerte y pretendí salir de ahí.

--Espera déjame besarte un poco más -- dijo acorralándome sobre el pizarrón.

--Ya es tarde. --le recordé.

En realidad quería seguir con eso por lo que al instante volví a besarlo con un sabor distinto.

En ese instante recordé a mi amiga, la chica que necesitaba más que yo subir sus calificaciones, si no fuera por ella quién me ánimo a acompañarla a buscar a Rafael jamás hubiera terminado yo en su lugar.

Antes de salir del salón nos despedimos y quedamos como amigos, no sin antes darme una nalgada cosa que me hizo reír.

Después de eso mi amiga en aquel entonces esparció el rumor de lo acontecido en aquel salón.

El lunes todos hablaban de mi encuentro sexual con Rafael pero todo quedó como un mero chisme, nadie se atrevió a hacer una acusación directa.

Debió pensarlo antes de hablar quedó como una mentirosa, nadie se atrevía a pensar mal de mi al fin y al cabo yo siempre sacaba 10.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro