02 |Tokito Muichiro|

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02
Determinación
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No tenía alternativas con él, debía atacar con todo si no quería morir, el simplemente no se rebajaría con ella ni con nadie, por más que fueran amigos, compañeros y rivales. Rivales, ¿qué hacían ellos? Competir, luchar y ver quién era el ganador de su encuentro para así ser mejor que el otro.

Milo trago saliva con dificultad, sintiendo como su boca se llenaba de sangre por el anterior golpe que había recibido, no era por nada un pilar ahora. A pesar de que ambos hubiesen pasado el examen de cazador al mismo tiempo, se podía ver la diferencia de poder mucho más que antes.

Sólo cuatro meses bastaron para que todos se dieran cuenta de su increíble potencial y lo volvieran un pilar, el pilar de niebla. Mientras tanto Tiaret Milo seguía siendo rango Stuchinoe, quién apenas había podido dominar la respiración de concentracion total.

— Ataca Milo, te estoy esperando —La nombrada se había dado cuenta de cómo el varón se volvía alguien realmente serio en el campo de batalla, cuidadoso, analítico. En cambio, fuera de las luchas era una persona distraída y desinteresada y se podría decir que hasta perezosa en cierta parte.

Se mantuvo de cuclillas, con la cabeza gacha y una mano en su abdomen por el puñetazo que había recibido ahí, agarrando aire desesperadamente.

Cuando estuvo de pie, una de sus piernas se tambaleaba ante un rasguño sangrante que la espada de Tokito había hecho. Como la primera vez que había peleado con él, se lanzó con todo de manera impulsiva.

Él retrocedió para evitar la tacleada, pero no fue lo suficiente como para que una patada en su costado izquierdo lo mandará hacía la derecha. Fue tanta la fuerza usada, que casi fue a besar el suelo.

— Tokito, no sé qué me pasaba antes y porque lo hacía, pero ahora no me contendre con usted ni con nadie —Aquel brillo en sus ojos lleno de determinación, que a Muichiro tanto le gustaba sin que se diera cuenta se hizo presente.

En serio la mirada, tomando con fuerza su nichirint y limpiando la sangre que bajaba por su nariz con su otra mano. Escupió la sangre que le estaba dejando un mal sabor, y con la rapidez que la caracterizaba que según el varón era lo mejor de ella, lo alcanzó en un abrir y cerrar de ojos queriendo que su espada logrará atravesar su abdomen. Había leído sus movimientos y ahora el había detenido su espada con la suya, probando quién tenía más fuerza de los dos adolescentes. Milo, retrocedió sabiendo que perdería y se preparó para usar sus alientos, lamentablemente para ella, el varón era muy inteligente, atacándola en ataques repetitivos que si no esquivaba quedaría gravemente herida o incluso muerta.

Ninguno de los dos daba su brazo a torcer, incluso cuando ella era la que estaba más herida de los dos y sentía coma la falta de sangre comenzaba a debilitarla y los sonidos eran cada vez menos audibles, si continuaban perdería la conciencia.

Guardo su espada, sorprendiendo a Muichiro quién la observó expectante.

— Es suficiente, Tokito. De seguir así voy a desmayarme, pero ¡la próxima vez yo ganaré! —Y volvió a empezar, diciendo lo mismo cada vez que perdía ante él.

Sus piernas fallaron y cayó al suelo de rodillas, completamente derrotada. Observó suplicante a su compañero como cada vez que quedaba así tras sus entrenamientos.

— No seas perezosa, Milo —Enfundo sus espada, y camino hasta detenerse en frente de ella, quién no paraba de mirarlo con ojos suplicantes.

Tokito suspiro y con rapidez cargo a la adolescente, colocándola en su espalda. El aleteo de un ave fue lo que llamó la atención de los dos, un cuervo negro de largas pestañas, un cuervo que fulminaba a la chica en la espalda de su cazador. Milo también la observó con poco recelo, ese pajarraco con su cabello.

— Lo dejaré pasar esta vez —Dijo el ave al ver el estado de la adolescente y colocándose encima del cabello del bicolor.

Tiaret recargo su cabeza en el hombro del joven, sonriendo sin que ninguno de los dos pudiera ver, aquel día creyó realmente haber liberado toda su fuerza, pero apenas pudo darle un golpe y rasguñarlo levemente del brazo. Sin duda, la diferencia de poder estaba marcada y ella se había decidido a atravesarla.

— Gracias Muichiro, eres un gran amigo —Murmuró quedándose dormida al poco tiempo de decirlo.

El dichoso sonrió, sintiendo una calidad agradable en el pecho. Aferró el agarre con miedo a soltarla, la adolescente ruidosa era la persiana a la que más apreciaba y a la única que podía tenerle un poco de consideración aparte de su cuervo.

— Gracias a ti, Tiaret, por estar a mi lado y no irte —Dijo ante la mirada sorprendida de su ave, quién se había puesto realmente celosa y sólo atino a hacer un sonido con la boca.

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