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Maldito Jay... obligarme a mí a tomarme unas vacaciones, ¡¿pero quién se cree que es?!

Bueno, he vuelto, y aunque no haya deshecho la maleta aquí estoy, más fresco, con las ideas mejor ordenadas y por último, pero no por ello menos importante... ¡Más moreno! En fin, por dónde iba... Ah sí, habíamos rescatado a Elle...

Estaba sentado, como siempre tomándome mi chocolate de la cafetera que hace de todo. Jay y Elle se lanzaban miradas acarameladas mientras Hamu afilaba su cuchillo preparándose para clavárselo a Elle o por si tenía que castrar a Jay. Y yo, escribía los datos de la última investigación. Por la nota que nos llegó, Gem trabajaba para el malo maloso. Y teníamos su gorrito, solo era cuestión de tiempo que pensara que Hosselito se lo había quitado, pero lo teníamos nosotros.

En esto que nos llamaron al teléfono de la oficina y a causa del sonido estridente Elle se puso histérica y sólo pensó en agarrarse de Jay, craso error, pues acto seguido, el cuchillo de Hamu salió volando hacia ella, pero Muto con sus súper reflejos de medio asesino, lo cogió por el mango al vuelo. Eso captó la atención de Elle, que como quien no quiere la cosa, se soltó de Jay y rapidamente se agarró a Muto que no hizo más que sonreír con las mejillas sonrojadas.

Cogí el teléfono y lo que pudimos oír por toda la habitación (lógico, existe el manos libres) fue la voz quebrada y profunda de un hombre con acento de la clase alta, este nos dijo que fuéramos al 120 de la calle Benjamina Franclan. Hamu, Jay y yo fuimos directos a la casa, pero Elle pidió quedarse con Muto en la agencia. A saber que harían.

Llegamos a la dirección y llamamos al timbre, que sonó con una fuerte campanada. Nos abrieron la puerta y nosotros creyendo que sería un hombre alto, pero cuál fue nuestra sorpresa al ver que el hombre no medía más de metro y medio y que tenía bigote y barba blancos como la leche. Nos invitó a pasar y Hamu se quedó flipando con la cantidad de cachivaches que había en esa casa.

El hombre, si se le puede llamar así, nos llevó a la puerta de una caja fuerte, la abrió y solo pudimos ver unas cuantas semillas de cacao. El señor nos explico que la noche anterior había cogido un poco de cacao de su reserva para darse un baño de chocolate, y que cuando se estaba ahogando en la bañera por que había echado demasiado chocolate y no hacia pie, una figura alta entró y luego salió con un gran saco a la espalda. Al salir de su baño vio que la puerta de su caja fuerte estaba abierta y solo quedaban un par de granos de cacao y una nota que decía:

Lo siento, pero yo necesito este cacao más que usted.                                                                                 Besos, abrazos y SAAAH.

Después de esto tomé los granos de cacao como pista y los metí en una bolsa, pero el hombre se puso hecho una fiera, y nos echó de su casa a patadas por robarle el poco cacao que le quedaba. No sé, pero desde luego, ese cacao me lo voy a quedar, que se me está acabando.

Bueno, eso es todo por ahora, Elle se ha tropezado con mi maleta y quiere que la recoja. Buenas tarde noches días para todos, por si no os veo en un largo tiempo.

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