Capitulo 4.

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Editado: 30/11/2021

Evasión

Los días siguieron pasando y el lunes ella no fue capaz ni de dirigirme la mirada, aunque no la culpó, después de la forma en la que fue trata delante de mí y lo que paso con su hermana, bueno... ella debe sentirse apenada. Hoy ya es jueves y ni una palabra me ha podido dirigir, el receso ha llegado y todos comienzan a salir del salón de clases, yo me quedo con Mitsuki en el salón mirando como Himawari me mira de reojo bajando la mirada cada tanto.

—Así que la Uzumaki te llama la atención. —sonríe tranquilo —Boruto, y yo que pensaba que morirías viejo y solo —ríe levemente.

— ¡Ja! Yo pensaba lo mismo de ti idiota, dime... —me inclino sobre su escritorio —anda, dime que no te parece linda.

—Es linda, claro que es linda y sus ojos son casi del mismo tono que los tuyo... un poco más azules.

—Bueno, dejemos eso un momento y volvamos a un tema de verdad impresionante, sobre tu enamorada... —golpeteo su escritorio con mi índice —ya que no funcionó nuestro plan...

—Bueno, no lo sé... —Dice con seriedad —creo que hay alguien que me llama la atención —sonríe —solo un poco, pero lo hace.

— ¿¡Ha!? ¿¡Quién!?

—La amiga de tu chica, he notado que tenemos los mismos gustos, pero... tal y como le dije a Inojin parece ser alguien inalcanzable

—Inalcanzable para él —palmeo su brazo —tú tienes más posibilidades que ese idiota, solo deberías intentarlo, algo casual, acercarte y hablar de los libros que leen... eso es un simple ejemplo, puedes ir con lo que quieras, tú tienes muchos temas de conversación.

—Ya lo sé... pero tú bien sabes que nunca he hecho algo así.

Le doy una de mis mejores sonrisas y el suspira relajándose un poco con el tema, el par de idiotas regresan al salón con mi emparedado y esa es la señal para que Mitsuki saque su comida, ellos toman asiento cerca de nosotros.

— ¿De que hablan par de bobos? —cuestiona Shikadai.

—Haciéndonos ir por tu comida, —desvía la mirada con enfado —y eso que Shikadai es el flojo.

—Estábamos hablando sobre cuál de ustedes dos es el más idiota.

— ¿¡Qué!? —Dicen al unisonó — ¡Es obvio que Inojin/Shikadai!

Nuestra risa fluye con ganas y unos segundos después de comer los chicos comenzaron a quitarle pequeñas porciones de su almuerzo a Mitsuki, y él como el buen amigo que siempre ha sido no ha podido evitar ofrecerme un poco. Al levantar la mirada hacia la ventana puedo ver a Hima sostener su móvil contra su oreja sumamente alterada mientras pide en repetidas ocasiones que alguien le conteste, quiero preguntarle, pero por alguna razón mí boca no se mueve.

— ¿Qué paso princesa? —Inojin es quién se acerca.

—No, no, no... —frunce el ceño levantándose con inquietud —¡Contesta, maldita sea solo contesta!

Al verla tan alterada no puedo evitar levantarme para ir junto a ella sosteniendo su brazo y obteniendo su mirada por un segundo, pero esta tan alterada, es como si hubiera pasado algo horrible... ella me analiza y puedo ver sus ojos temblar.

—Tu... tu celular... —tiende su mano mordiendo su labio inferior con desespero —por favor, solo préstame tu celular un segundo.

—Aquí... —saco mi móvil —esta, pero... ¿Ocurre algo malo?

—Una tontería, —intenta sonreír mientras marca —contesta, contesta... ¡Hola, papá! ¿¡Cómo que ella vendrá!?... ya lo sé, pero... no, papá... es que... —cierra los ojos con desesperación —papá... ¿Puedes escucharme un segundo?

Su mano aprieta mi celular con fuerza, parece estar aguantando las ganas de gritarle cosas feas a su padre, así que toma una profunda respiración tensando su barbilla para colgar... exhala y sujetando su cabello me entrega mi celular.

—Gracias, vo... voy a salir —sujeta mi brazo — ¿Crees que podrías avisarle al profesor que me siento un poco mal?

Ni siquiera me deja responderle para cuando sale corriendo... me pregunto si seguirla será correcto. Shikadai llega a mi lado colgándose de mi hombro mientras Inojin se inclina sobre un escritorio admirando el pasillo por donde ella va.

— ¿Escucharon eso... o por fin mi madre me ha vuelto loco?

—Así que tiene su carácter escondido... —sonríe muy intrigado —pobre del tipo que se enamoré de ella —ríe tomando asiento.

—Yo... —Digo sin apartar la vista del camino que ella tomo —saldré un momento.

Apenas pensaba cruzar la puerta cuando Sarada y Choucho me cerraron el camino, ambas analizan el salón sin apartarse.

—Hima, ¿La han visto? —cuestiona Sarada.

—Si, —contesta Mitsuki —hizo una llamada y salió del salón muy molesta.

— ¿Se puede saber que le pasa? —cuestiono firmemente.

—Pues... —observa a Sarada con duda.

Ella suspira —La cosa esta en que el director le aviso que los papeles de su hermana ya están bien y que se podía unir a nuestra clase el lunes que viene... luego ella...

— ¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? ¡Agh, mierda!

Salgo corriendo empujando a las chicas en mi trayecto de su búsqueda, mis preguntas caen rápidas sobre algunos colegas y compañeras de la escuela que me informan haberla visto salir molesta de la escuela, al parecer tomo hacia la derecha rumbo a mi calle, y por lo que he visto parece vivir más arriba de la casa de Mitsuki. Tomando mi bicicleta comienzo a pedalear con fuerza hasta que puedo captar su voz maldiciendo... frenó de golpe bajando los pies a la acera, y bajando pongo la pata para que se sostenga mientras avanzo con prisa tomando su mano, ella me empuja entre su molestia, pero me acerco nuevamente sosteniéndola, sus ojos se detienen un segundo sobre mí y me deja llevarla... la hago tomar asiento en mi parrilla.

—Conozco un lugar perfecto para maldecir, será nuestro secreto... solo entre tú y yo.

Ella se aferra a mi camisa descansando su frente contra mi espalda mientras doy la vuelta con dirección a la antigua casa de Mitsuki... más arriba hay un mirador poco conocido, y vaya que ahí puedes hacer todo el ruido que quieras, puedes maldecir hasta que las palabras se te acaben y ese es nuestro lugar para quejarnos de nuestros padres e ir a hacer tonterías. Apenas subimos dejo la bicicleta aun lado y llevo las manos a mis bolsillos dirigiéndome a aquel lugar especial desde el cual se puede ver toda la ciudad... sus manos siguen aferradas a mi camisa, parece no querer mirar mi rostro, yo tomo su mano y ella deja de aferrarse por un segundo, sonrío atrayéndola a mi lado.

—Aquí puedes gritar cuánto quieras y nadie te escuchará, más que las personas a tu lado... las casas están lejos y nadie sube por acá porque parece ser que nadie conoce este lugar, lo encontré con los chicos cuando jugábamos de pequeños, fue... —rio levemente —un día que intentamos buscar la casa de Mitsuki sin éxito, él nos encontró primero... todos estábamos llorando aquí... —vuelvo la mirada sobre ella —grita, desahógate sin pena, como si yo no estuviera aquí... no escucharé lo que digas y tú no escucharás lo que yo diga.

—Se ve... —mantiene la vista al frente —toda la ciudad desde aquí.

Doy un asentimiento y ella avanza dejando caer sus palmas sobre el barandal oxidado, su mano viene hacia mí pidiendo mi dedo meñique para unirlo con el suyo... un trato es un trato; me tomo del barandal al igual que ella y ambos inhalamos profundamente para comenzar a gritar al mismo tiempo.

— ¡Eres un idiota, un maldito idiota! ¡Las odio! ¡Odio a las dos malditas brujas que tienes en la casa! ¿¡Por qué te buscaste a esa mujer y tuviste una hija con ella!? ¡Estoy segura que mi madre es cien mil veces mejor que esa bruja! ¡Nunca me haces caso cuando te hablo... eres... eres...

— ¡Odio el aun recordarte! ¡Te fuiste y cómo in idiota aun estoy esperando el día en que vuelvas a mi lado, conmigo y con mi madre...! —mi voz se escapa — ¡Ella lloró noches enteras por ti maldito viejo idiota! ¡Odio tanto el pensar que tal vez me parezco a ti y odio el hecho de no ser lo suficientemente valiente para decirle a la chica que grita a mi lado que...!

—A veces simplemente pienso que no me quieres —terminaba de decir ella —que ella me gusta —termino de confesar yo.

Las lágrimas salen de nuestros ojos por la fuerza que sacamos a la hora de gritar dejándolo todo al aire, nos miramos y un segundo después comenzamos a reír... ambos tomamos asiento en el suelo frente al barandal, ella me empuja suavemente con su mano mientras limpia sus lágrimas, y como siempre su sonrisa logra atraparme. Sin decir nada ni mirarme deja caer su cuerpo contra el mío y ambos mantenemos la vista sobre la ciudad.

—Es hermoso aquí.

—Ja, si... el mejor lugar.

—Así que te gusto.

— ¡Ey! —la empujo lejos —creí que habíamos quedado en que no escucharíamos lo que el otro dijera.

Ella ríe bastante —Fue imposible no escucharte, —me mira —casi me dejas sorda.

— ¡Ja! —me recargo sobre su cuerpo — ¿Y tú? Maldiciendo a todo pulmón, y eso que parecías una chica tan callada y calmada.

Un golpe termina sobre mi hombro mientras miramos nuestras caras sonrientes... su sonrisa comenzó a ir desapareciendo y la mía seguramente también, nos miramos sin emitir palabra y aunque no digamos palabra alguna puedo sentir como algo en mi interior me llena.

—Tú también me gustas.

—Eso es excelente, porque de verdad que si me hubieras dicho lo contrarío me arrojaría desde aquí.

Ella ríe recargándose de mi cuerpo, yo la admiro, su rostro sonrojado de la risa y sus cabellos cayendo sobre sus hombros... sus ojos azules se abren en mi dirección.

—Anda levántate, te llevaré a tomar una malteada para que tu garganta no se dañe por los gritos —tomo su mano.

— ¡Nuestra primera cita! —se levanta con prisa — ¡Anda, vayamos!

Al estar de pie no puedo evitar rodear su cuerpo con entusiasmo, ella sonríe contra mi pecho y me abraza por igual, nos separamos entre una risa y antes de subirme a la bicicleta le ofrezco mi celular y unos audífonos con música, al subirnos ella se abraza a mi cuerpo recargando su rostro de mi espalda... durante la bajada puedo sentir su cuerpo cerca del mío mientras juntos escuchamos mis canciones.

Al estar abajo miro de reojo como saca su celular, tal vez su padre le ha mandado algún mensaje... al llegar a la cafetería le pongo la cadena a mi bicicleta mientras ella nos busca unos lugares en el interior; tomo asiento junto a ella y antes de pedir nada hago una llamada a los chicos para pedirles que nos saquen las mochilas de la escuela, salí tan a prisa que me olvidé de ellas.

— ¿No crees que vayamos a meternos en problemas? Lo menos que quiero es que mi padre tenga que ir a la escuela.

—No te preocupes, esta es solo tu primera falta, tenemos tres strikes antes de que citen a nuestros padres... además, ya se les ocurrirá algo a los chicos, en especial con Tsunade en la escuela.

— ¿La enfermera?

—Somos amigos, ella nos cubrirá y como ya te dije solo estamos faltando a una clase, solo tienes que tener cuidado de ahora en adelante con las llegadas tardías o definitivamente podrían llamar a tu padre.

Ella ríe entre su mirarme —Parece que te ha pasado.

—Bueno, Inojin siempre se queda platicando por ahí con alguna chica, lo digo enserio... ese tipo no para con las mujeres.

—Ya, ya... claro que te creo, lo he visto hacerlo —ríe tomando la carta — ¿Te parece si pedimos?

—Pide a tu gusto, hoy me ofrezco a pagar.

Cada uno escoge una bebida y apenas las tenemos en manos nos giramos hacia los demás comensales para admirar el lugar.

—Entonces... ¿Qué paso con tu madrastra y hermanastra?

—Haa... —ríe algo incomoda —bueno, empecemos por ahí... —señala con seguridad —creo que tenía cuatro años cuando mi padre me dijo que tendría una nueva madre con hermana incluida, fue desde ese entonces que comenzó a alejarse... no fue del todo culpa de la unión, sino que en ese tiempo sus negocios comenzaban a salir bien. —ríe con molestia —la mujer sabe comportarse como un sol cuando mi padre está cerca, pero sin él en la casa yo no existía... ¿Has oído hablar de la cenicienta? —me mira.

—Si claro, es un clásico en tu crecimiento, aunque no seas una mujer.

Ella ríe empujándome levemente —Si, si, ahora donde sea lo pasan, en fin... básicamente así es mi vida con ellas dos, y mi padre es como si fuera el jardinero que solo aparece de vez en cuando para podar los arbustos.

—Vaya, eres buena para resumir historias. —bromeo —así que ellas te hacen la vida imposible y él ni siquiera se lo imagina.

—Si bueno... —ladea la cabeza en un asentimiento —así va la cosa, esa mujer está loca por mi papá quién sabe desde cuándo, estoy segura que él ni siquiera la quiere del mismo modo... y bueno, su hija se la vive viéndome como una sirvienta.

—Casado por negocios seguramente, como en esos dramas de la televisión, sino como se explicaría que ella entra en su vida y los negocios le mejoran al segundo.

—La verdad no tengo idea porque él no me platica de nada de eso, apenas y logra decirme algunas palabras sobre mi madre y luego todo se corta... simple y sencillamente se corta —sonríe decepcionada, pero entonces inhala profundo y vuelve la mirada sobre mí —pero dime háblame sobre lo de tu padre porque sinceramente esta charla me está enojando un poco.

Rio levemente incomodo —Me toca a mí enojarme, bien... —suspiro —sabes, creo que conozco un lugar perfecto para bajar ese enojo, deberíamos de ir luego de las bebidas... —capto su mirada intrigada por mi evasión —bueno, sobre mi padre... bueno, él... lo que oíste es enserio, cuando mi madre llego totalmente ebria a la casa en uno de sus malos momentos, —elevo las palmas —los tiene de vez en cuando, nadie puede ser cien por ciento sonrisas, en fin... ella llego y me tomo por las mejillas y... —aprieto los labios incomodo con esos recuerdos —esto de verdad es... doloroso de algún modo.

Recordar a mamá en esos malos estados siempre me hacía querer ser mejor, más grande, me llenaba de impotencia al ser tan pequeño y solo poder verla destruida mientras permanecía a su lado siendo nada más que una carga. Froto un poco mis ojos y desvío mi mirada un momento...

—Tranquilo... ella debió decir que te pareces a él ¿Cierto?

—Muy cierto, —doy un par de asentimientos lentos y largos —y el problema es que siempre que me veo a un espejo no puedo evitar molestarme con él... y conmigo por recordárselo cada día a mi madre, nosotros... bueno, la historia de mi familia no fue hecha sobre las flores en absoluto... mi abuelo hecho a mi madre su casa ante mi nacimiento, más que nada por odio al hombre que era mi padre, solos y alejados de nuestra familia... —froto mi rostro con enfado —él era el único que quedaba y se marchó dejándonos como todos los demás.... ¿Cómo quiere que me sienta ante eso? Es un...

Ella toma mi mano intentando tranquilizarme y solo me dirige una sonrisa.

—Bueno, ahora que estamos juntos quiero confesarte algo... a partir del lunes tú vida y la mía van a caer por un puente, le gustaste a ella o bueno... no le gustas, pero piensa que me gustas así que ahora te quiere para ella.

— ¿Piensa? —eleva la ceja izquierda con sorpresa —Entonces no te gusto... pensé que si lo hacía.

Ella ríe —Tonto, claro que me gustas, pero si le gustas va a acercarse a ti, solo espero que puedas soportarla.

— ¿Y tú la soportarás? —cuestiono intrigado — ¿Vas a dejar que roben a nuevo y... —pongo mi índice y pulgar bajo mi barbilla —lindo novio?

—Ni loca, pero... —vuelve a su bebida —me acusará con mi padre si intento hacer algo.

—Y no queremos eso, —doy un asentimiento —bien... entonces tu lindo novio va a protegerse solo, o... pondré un escudo frente a mí.

— ¡Inojin podrá servir de algo! —Decimos al unisonó.

Nos miramos y comenzamos a reír; terminadas nuestras bebidas la tomo de la mano para salir de la tienda con dirección a mi bicicleta, me inclino invitándola a subir.

—Su corcel la está esperando mi Lady...

Ella ríe subiendo — ¿Ahora a dónde me llevarás?

—Ya lo verás... —subo —es otro lugar donde me desquito —dedico una sonrisa para ella —te va a encantar.

Ella no se niega y comenzamos nuestro avance hacia el viejo almacén donde unos amigos habían montado un ring de lucha, tal parece ahora su hermano los apoya así que el lugar se ve en mejores condiciones, ya tiene puertas y un enorme letrero. Apenas llego Kankuro sonríe y se acerca para chocar puños conmigo.

—Hombre, rato sin verte.

—Ya sabes, tengo cosas con mi madre así que no puedo salir mucho.

— ¡El rubio llegó a la ratonera! —Dice animada hasta tomarme bajo su brazo — ¡Modificada! —tiende su mano mostrándome el lugar —pero... ¿No crees que es muy temprano para estar aquí? Aunque no te preocupes, no le diré a tu madre que te has saltado la escuela.

Mi risa sale y extiendo mi puño —Ha, Temari gracias... ¿Y qué paso con este lugar?

Ella desvía la mirada de mí —Oh si, un gusto —tiende la mano avanzando a Hima —soy Temari una conocida de la infancia del rubio, niñera a ratos libres.

Hima ríe y comienza a presentarse mientras Kankuro pide un momento a los chicos de adentro.

—Y pues... —vuelve hacia mí —respondiendo a tu pregunta, por fin hemos convencido a Gaara, así que como puedes ver esto luce increíble... —posa las manos sobre su cadera —es una gran forma de ganar dinero.

—Bueno, si... tienes razón, pero de seguro están engañando a su hermano menor.

—No tanto, —interviene Kankuro —ya sabes que ese dinero es parte nuestro... —inclina levemente la cabeza algo inseguro con sus palabras —y además nosotros sacamos un buen dinero de aquí.

—Muchos alaban mi forma de entrenarlos —toma posición de lucha —soy genial en esto, ya sabes que soy muy fuerte. —sonríe con seguridad.

—Bueno, que bien que esto este mejor, admitámoslo... antes era un chiquero.

—Y que lo digas, —recarga el brazo de mi hombro — ¿Van a entrenar con los uniformes?

Observo a Hima — ¿No tendrán algunos cambios?

—Si, —señala los vestidores con la barbilla —por ahí deben estar los cambios de Shinki y el de Yodo.

Mientras le guío puedo admirar las mejoras del lugar, realmente luce increíble, pero bueno... su padre es de dinero y les dejó mucho. Me pongo la ropa deportiva y cuando salgo puedo mirar a Hima con la ropa de Yodo un poco ajustada y una coleta de caballo.

—Era de esperarse que te apretará un poco, —palmea su espalda —chica, tienes muy buen cuerpo.

— ¡Ey! —elevo la mano — ¿Estás listas?

—Si, pero nunca he entrenado en un ring de boxeo... —menciona apenada.

—Tranquila florecita —la rodea del hombro —él puede iniciarte con el costal —tomando su mano me la entrega —te lo aseguro que sabe manejarlo, él solía venir bastante a desquitar su odio en esa cosa vieja, además mi hermano le enseñó algunos trucos y golpees.

—Confíe en mí —sonrío.

Temari la toma nuevamente de las manos y comienza a vendarla mientras ella me mira dando un asentimiento; al terminar el vendaje la guio a aquel costal que ha estado presente en cada una de las rabietas que he tenido contra mi viejo... al parecer es el único que no han cambiado. Lo sujeto para mostrárselo.

—Este es mi costal, como puedes ver... —lo palmeo —es el único que no han cambiado. Te cuento —rodeo su hombro mostrándole el lugar —al inicio aquí no era exactamente un lugar para entrenar o aprender a defenderse, los chicos lo iniciaron en sus años de universidad y fue por una apuesta, iba una chica contra Temari así que Kankuro apostó con unos chicos que conocía logrando sacar un montón de dinero con ello...

Ella parece muy interesada en escucharme y mantiene su mirada sobre Temari san que esta entrenando a algunas personas.

—Comenzaron a obtener ganancias de las luchas, ellos contra quién quisiera apostar y así fue como inicio su negocio, pero... su hermano Gaara es más tranquilo y no es alguien a quién le guste ver a sus hermanos en problemas, así que Kankuro trajo este costal y pidió mi ayuda para despistarlo, luego Temari san trajo una cuerda y pesas convirtiendo este lugar en un "Gimnasio" para ellos... ya que nuestras familias se conocían me pidieron mi participación para disimular lo que hacían por la noche y convencer a su hermano de que no hacían nada malo, vine muchas veces con los chicos para pasar el rato, y otras veces solo venía a golpear el costal... —inhalo tomando el saco —esto es fácil, imagina que este costal es tu hermana y golpéalo con la mayor fuerza posible.

El golpe llega sin aviso sacándome un poco de aire y haciéndome retroceder, las risas de Temari hacen eco enseguida y Hima se acerca muy nerviosa cuestionándome si todo estaba bien conmigo y repitiendo una y otra vez lo mucho que lo sentía. Temari san llega con una amplia sonrisa tomándola por los hombros y mostrándole su sonrisa por sobre su hombro.

— ¡Sigamos con esto! —avanza tomando unas almohadillas y ajustándolas a sus brazos —no me dolerá así que no tienes que contenerte... golpéalas.

—Puedes hacerlo, ella tiene más experiencia que yo en esto... —me aparto —ahora piensa que es tu madre.

Ella frunce el ceño y al segundo tira cinco golpes causando que Temari cayera sentada sobre el suelo, la risa de Kankuro llega al segundo causando la molestia de su hermana que se levanta tratando de mostrar una sonrisa.

—Vaya... —sacude sus manos — ¿Qué problemas tienes con tu madre? —ríe levemente controlándose más —bueno... —eleva la mirada hacia ella dando un asentimiento —eres rápida y tus golpes tienen mucha fuerza logrando un buen impacto, ¿Quisieras participar en nuestros combates? —rodea sus hombros —te mostraré como atacar y defenderse así que es seguro que ganarás una buena suma de billetes.

Riendo a carcajadas la aparto de sus manos —No la metan en sus locuras por favor, solo sigamos entrando Hima, —tomo el costal frente a ella —tu madre y hermana... ¡Ahora!

Los golpes comienzan a venir y tal y como Temari dijo puedo notar la rapidez y la fuerza sorprendente de sus puños, Kankuro se acerca y junto a Temari admiran el potencial delante de ellos... él pide que de una patada y ella retrocede un paso para arrojar una patada alta que casi da en mi costado, pero al percatarse detiene el golpe... nuestros ojos se encuentran y ella ríe apenada volviendo el pie al suelo.

—De hecho, —frota sus manos entre si —esto realmente relaja... definitivamente vendré cuando este enojada, así que trata de mantener tu agenda libre para traerme.

Su mirada angelical se muestra ante mí, pero al recordar aquella fuerza demoniaca que posee... bueno, creo que cada vez me enamoro más de ella. Ambos mayores se acercan boquiabiertos y la analizan de arriba hacia abajo con interés.

— ¡Una pelea! —pide Kankuro elevando el índice — ¡Déjala meterse en una sola pelea! ¡Vamos a ganar un montón de billetes y vamos a repartirlos con ambos!

— ¿Qué me estás diciendo a mí? —río acercando a Hima —ella es la que arriesgaría su hermosa cara en el ring.

Ella ríe —Bueno... lo pensaré, pero denme una buena bienvenida este lunes porque estoy segura de que estaré sumamente enojada.

— ¡Claro! —rodea su hombro muy interesado — ¡Este es tu lugar!

—Chica, —llega a su lado —tú y yo vamos a entrenar duro.

—Bueno... —observo la hora en mi celular —pueden ir luego por el oro, ahora tenemos que irnos Hima, —tomo su mano —ya casi a llegado la hora de salida así que los chicos no van a tardar mucho en venir.

—Pueden esperarlos aquí —propone Temari san —además deben de tomar una ducha por lo que sudaron.

—Su, y yo necesito decirles a las chicas que estoy bien con lo que ocurrió.

—Puedes llamarles desde los vestidores, —rodea su hombro de nuevo —mientras te platico un poco sobre lo que hacemos por aquí.

Ellas se marchan envueltas en una sorpresiva confianza, volteo para ver a Kankuro quién me abraza por el hombro mostrando una sonrisa.

— ¿Quieres luchas un poco?

— ¿Subes conmigo?

—Está claro.

Entre una risa subimos al ring colocándonos los guantes, damos un calentamiento rápido cada uno en su esquina. Él y yo solíamos practicar mucho para no perder practica a la hora de pelear. Listos, damos inicio.

—Entonces... —esquiva mi golpe — ¿Es tu novia?

—No oficialmente, le dije que me gusta y todo, pero... —esquivo a la derecha —quiero que todo sea oficial, mañana en la escuela pienso sorprenderla... —tiro un derechazo —Temari les dirá a los chicos que vengan ¿Cierto?

—Si hombre, no te preocupes por ello... sabes, creo que es la primera novia que te conozco.

—Es de hecho, la primera chica que me llama la atención.

Una patada sube sobre mi pierna haciéndome perder el equilibrio y haciéndome caer... mi risa sale por un instante y él hace lo mismo para luego permitirme su mano y ayudarme a levantarme, doy un asentimiento y tomo su mano.

—Pensé que era lucha con puños, y no libre.

—A veces las cosas no se ven venir, —encoge los hombros —además no deseo perder contra ti, y eso era lo que estaba a punto de suceder.

— ¿Qué? ¿De verdad? —rio —pero si yo nunca te he ganado Kankuro.

—Pero por alguna razón hoy estas demasiado animado, y tus golpes, bueno... se retirarme antes de perder.

— ¡Oye Boruto! —grita desde fuera del ring —los chicos ya vienen en camino, sería bueno que tomarás un baño de una vez.

—Ha si, —desabrocho el guante —ya voy.

Bajo rápidamente para meterme en las regaderas; al salir puedo ver a Hima sentada en la banca de fuera mientras los chicos hablan con ella, o más o menos, Mitsuki esta hablando más con Sarada mientras que Choucho y Shikadai están peleando como siempre.

—Bueno, ya salí —informo con una sonrisa.

—Aquí esta tu mochila amigo —la deja caer contra mi pecho —espero que para la otra no salgan corriendo de la nada.

Ella ríe levantándose a mi lado —Prometo que para otra no saldremos hasta después de clase, o al menos no olvidaremos nuestras mochilas.

— ¡Ja! —posa sus manos en la cintura y luego vuelve la mirada sobre Shikadai —Espera... ¿Eso significa que volverán a salirse?

— ¿Qué ocurre aquí? —nos señala dudoso — ¿Acaso ya están saliendo o qué?

—No digas tonterías, —expresa Inojin con confianza —ella no se atrevería a dejarme por Boruto.

Rodea los hombros de Hima y ella sonríe con nerviosismo e incomodidad, con un suspiro la tomo de la mano haciéndola permanecer al otro lado, lejos del idiota de mi amigo.

Ella ríe avergonzada y los mira — ¿Y qué ocurrió en la escuela?

—Le pedimos a Tsunade un permiso por enfermedad para ti.

—Y les dijimos a los profesores que Boruto tuvo que llevarte ya que no pudieron ir a recogerte.

—Todo esta bien para ustedes, no necesitan preocuparse —ajusta sus gafas.

—Solo una falta ya que nos avisaron tarde —informa Mitsuki.

— ¿Lo ves? —empujo levemente su brazo —te dije que es culpa de este bobo... —rodeo a Inojin con mi brazo —mis antiguas faltas.

Después de reír un rato nos despedimos rápidamente de Temari y Kankuro san, nuestros caminos se separan al segundo cuando las chicas le proponen a Hima ir de compras o solo ir a pasear, los chicos vienen a mi lado y Shikadai carga con Mitsuki en la canastilla.

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