[ 𝟎𝟏 ]

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Imagen: @ImagesAlbum.
Título: NINGUNO.


[[ UNO: Día rutinario ]]


. . .

⨉ {💀👁💀} ⨉

. . .


La gran estrella del mañana alumbra con preciosidad a aquellos habitantes, con cielos despejados y con un calor no picante, siendo tolerable para los ciudadanos de Los Ángeles que salían a caminar por las calles concurridas directo a sus trabajos o simplemente a pasear tomando sus días libres. Siendo un miércoles corriente.

Iba ser otro día promedio para todos, con sonrisas por tener un día tranquilo u otros decaídos al tener un día malo, dependiendo de cada quien, pero todos compartían que esa tarde no iba a pasar nada para cambiar sus rutinas. Solo continuaron el ciclo que tienen para luego regresar el otro día y así sucesivamente.

Para nuestro protagonista, era otro día miserable para él.

—Aquí está su pedido, que tenga buen día.— Su voz reflejaba cansancio extremo y con cero ánimos, con bolsas oscuras abajo de sus ojos azul marino por trasnochadas anteriores.

El cliente le dio una mala mirada por el comportamiento tan exhausto del protagonista, tomando el pedido al pagar se aleja no sin antes murmurar: "Que tipo tan aterrador".

Obviamente lo pudo escuchar porque el cliente no fue inteligente de decirlo para sí mismo, pero para él ya era común aquellos comentarios en su trabajo (y fuera de esté) y simplemente le da igual. Aparte, no podía quejarse cuando claramente no tenía una apariencia amigable para atraer clientes y los pocos son lo ven como un bicho raro.

Era un hombre de veintitantos años, veinticuatro si quieres calcular exactamente, de piel casi tan pálida que puede confundirse que estaba enfermo, pero era una 'peculiaridad' al nacer así. De cabello negro casi revuelto y esponjado, pareciera que no conocía un peine en toda su vida. Sus ojos azules, que una vez fueron tan brillantes como dos zafiros, estaban apagados dejando mostrar solo indiferencia y apatía. Es de complexión delgada, algo 'grueso' desde el torso con hombros casi anchos, pero de brazos casi delgados y piernas larguiruchas, midiendo 2,13; se alzaba ante todos en aquel establecimiento y resaltaba un poco por una cicatriz desagradable justo en su cuello y encima de la clavícula, oculto gracias a playeras de cuello de tortuga.

Con ropas holgadas de colores oscuros, ocultando mayor parte de su cuerpo con sudaderas ligeras, pantalones sueltos y botas negras. Ahora mismo, usaba una simple playera de manga larga negra de cuello largo y teniendo encima el uniforme de trabajo.

Este era nuestro protagonista, Owen Walker. Que trabaja como cajero de un restaurante de comida rápida.

—Tsk, que fastidio.— Mascullo él cuando el cliente definitivamente se fue, de su bolsillo del pantalón saca un pequeño frasco a medio llenar de pastillas. Tomando uno se lo lanza a la boca y se lo traga, frunciendo más su ceño al apenas sentir el efecto en su sistema.

—Hey, Owen.— Escondiendo rápidamente el frasco, gira su cabeza lentamente a la persona que se acercaba. Era otro hombre solo con un par de años por debajo de Owen, de cabello castaño brillante y ojos cafés chocolates, portando el uniforme de cajero igual que él.

El adulto solo hizo un vago ruido de estar escuchando, más entretenido en ver la computadora en vez de la cara engreída de su compañero de caja.

—¿Otra vez otro cliente molesto?

—Hm, siempre me toca ese tipo de personas.— Contesto indiferente, aún sin mirarlo mientras observaba el lugar si venía un cliente o no. —¿Qué es lo que buscas, Brown?— Finalmente se digna en mirarlo, sus ojos muertos fijos en los vivos.

Fred Brown no pudo evitar estremecerse cuando esos ojos de 'pez muerto' lo miran, ocultando su ligero disgusto por su compañero aterrador y más que nunca lo llama por su nombre, pensando que lo ve inferior. Pero vuelve a sonreír con engredad para disimular esa incomodidad.

—Oh vamos, Owen, ¡somos amigos!— Le dio un golpe 'amistoso' en el antebrazo del más alto, ganándose un ligero gruñido, pero lo paso de alto para continuar, fingiendo que fue descubierto. —Pero ya me conoces, necesito que cubras mi puesto por unas horas, ¡finalmente conseguí una cita con aquella chica de la biblioteca!— Sonrió con mucha emoción, sonriendo con cierto amor al recordar en dicha chica.

—El jefe lo va a notar.— Expuso él, totalmente indiferente al pedido y mirando los muchos posters del local. Oyendo casualmente los chismes que su oído puede escuchar.

—Por eso le dije que me enferme y que tú,— Lo señalo mientras expandía su sonrisa llena de intenciones maliciosas. —te harás cargo. Así que, ¿puedes Owen? Solo por esta ocasión.

Owen suspiro amargamente, incluso si pudiera negarse porque de ninguna manera quiere recibir más clientes problemáticos, no tenía mucha voz al respecto; era el 'marginado' de los trabajadores de aquel restaurante, su jefe solo lo contrato por que nadie quería el puesto y si no fuera por eso, lo hubiera rechazado como en otros lugares que pidió empleo. 

Estaba harto de que su compañero, que actuaba tan 'confiadamente' y encima se hacía pasar como su amigo, siempre recibiendo las quejas por el servicio tardío o cualquier problema que su compañero de trabajo lo meta; eso incluía 'cubrir' su puesto para que se fuera más temprano o salir con sus amigos cuando quiera. Ha intentado en que su jefe discuta con Brown, pero por supuesto apenas lo escuchara cuando Brown es el sobrino del gerente; así que no pudo hacer nada y aguanto las denigraciones de él y de sus otros compañeros.

No le gustaba, pero a este punto de su vida, ha aprendido que era mejor dejarlo pasar. Solo meterse en problemas solo haría su vida más difícil y complicada.

Con un suspiro amargado, acepto: —Bien, pero te cubriré por dos horas, salgo temprano.

Agradecía que hoy cerraban temprano porque era día feriado, así que no iba a aguantar tanto tiempo a clientes problemáticos, a compañeros molestos o su jefe insultante. Si fuera otro día, iba a hacer un acto de odio a su propio jefe y a los clientes que solo buscan pelea, no le importaba meterse a la cárcel.

—¡Eres el mejor!— Nuevamente le da un puñetazo 'amistoso' al hombre alto, esta vez sí se ganó una mirada muy molesta del otro. Fred trago duro y solo se fue rápido antes de sentir más su mirada fría.

Yéndose a por sus cosas que dejo en una silla cercana, solo dio una despedida casual que él no respondió, cuando se fue por completo no dudo en sacar su frasco de pastillas para sacar cuatro y tragarlas de una; no sintiéndose satisfecho cuando no sintió el efecto, pero fue un calmante a su terrible día.

Las dos horas, por suerte, pasaron con velocidad. Solo ateniendo unos tres clientes al ser un día lento, anunciando que el restaurante cerraría temprano, tuvo que apresurar a algunos que comían dentro al no poder cerrar si se quedaba uno; por supuesto, hubo clientes muy groseros que tuvo que aguantar, solo dando vagas respuestas y aceptando sus insultos, a este punto ya es rutinario.

Cuando el último cliente se fue y cerraba las puertas, saco finalmente el suspiro lleno de cansancio, frunciendo su ceño al recordar las miradas como comentarios para nada 'ocultos' de los clientes sobre su persona; sabe él que no tiene una apariencia 'bonita' y su cara de 'muerto' no es bien recibida, pero para él no le importa.

Sus compañeros se fueron primero antes que él, tampoco era una sorpresa, su jefe lo ha puesto para cerrar el restaurante antes de irse; no sin antes de limpiar la cocina y el desorden, eso era mucho para un salario de mierda, pero Owen no dijo nada.

Siempre ha sido así, no decir nada para no meterse en problemas. Porque a él no le gusta los conflictos, por él quiere vivir miserablemente solo sin distracciones.

—Qué día.— Dice mientras cerraba la puerta, saliendo por la puerta de empleados con sus respectivas cosas al terminar de limpiar y cerrar.

Eran casi las ocho de la noche, el maldijo internamente por eso, se supone iba a salir una hora antes, pero por supuesto, su jefe de mierda no lo dejo irse a la misma hora que los demás.

Claramente, Owen odiaba su empleo. Casi tres meses trabajando en ese lugar y ya prefiere pegarse un tiro al no aguantar los abusos de trabajo junto los clientes groseros, para alguien que vive solitariamente y prefiere evitar a las personas a toda costa, trabajar ahí siempre dañaba su mente asocial al interactuar con hombres grasientos, mujeres gritonas y niños revoltosos.

Detestaba el lugar, pero no tenía otro trabajo a donde ir, el salario que posee apenas lo ayuda en pagar las facturas, la renta y las pastillas. Ha intentado en buscar en otro lado empleo mejor pagado o por lo menos, que lo traten como una persona normal en vez de un anormal.

Siendo complicado cuando no tiene el suficiente papeleo que cumplir para obtener un trabajo moderado, suspiro derrotado, eso solo hacía desear regresar al pasado donde en esos tiempos podías tomar un empleo normal sin mucha papelería.

"Los tiempos cambian"; pensó él distraídamente, mientras se subía al taxi que tomó para dar la dirección e irse a su hogar a descansar.

Todo el mundo ha cambiado para bien y para mal, los locales o edificios que una vez conoció fueron demolidos para agregar nuevos o fueron remodelados a tal punto que era irreconocibles, las calles antes tranquilas están lleno de autos contaminantes y las personas, de todo lo que él conoce, los humanos son los que han cambiado tanto para seguir evolucionando.

Aunque con las noticias que pasa de conflictos políticos, atentados y demás cosas, Owen piensa que el país sigue estancado desde hace unos años; no ha habido mejorías y solamente le dan dolor de cabeza al solo pensar las discusiones aburridas del gobierno.

Sin embargo, él no ha cambiado. Atrapado en un tiempo olvidado.

Alzando su brazo, con su otra mano bajo la manga negra para dejar relucir intensas cicatrices que no fueron atendidas a tiempo, dejando heridas cerradas que solo dejaban un recordatorio de lo que él no puede hacer. La mayoría concentradas en la muñeca justo en las venas y la minoría eran cicatrices más grandes, aquellas heridas hechas con intención de acabar todo.

Pero, oh, por supuesto. Esa piedad se le fue quitada.

Owen suspiro nuevamente, ocultando su brazo lleno de cicatrices para mirar la ventana del taxi, observando con cero emociones las personas pasar. Negando cualquier recuerdo que su cerebro quiere mostrar, no quiere otra vez encerrarse en el carrete de la memoria, solo disfrutar por un rato el silencio tranquilo.


( . . 👁 . . )


Pagando al chofer, se bajó del taxi con sus cosas para mirar el edificio deteriorado y viejo. Ni sabe cómo ha aguantado cuando claramente se notaba los cimientos quebrados y falta de base, junto su apariencia que quitaba puntos, pero no le importa si se cae o no, por él se puede caer encima suyo.

Entrando e irritado por su oído ser saltado por sonidos fuertes para su oído sensible, se encuentra al casero atento a la televisión a un partido de futbol, era un hombre ya con treinta tantos años; lleno de grasa y aceite, al ser también mecánico, tiene la típica facha de cualquier mecánico. Aceite, ropa sucia y claramente que no se ha bañado en dos días.

Ignorando los ruidos fuertes, se encamino al ascensor solitario, rezando que no sea escuchado o ignorado como algunas veces. Estaba tan cerca del ascensor, apenas cuando iba entrar, su presencia ya fue vista.

—¡Owen!— Por supuesto, era el menos favorito de Dios y aguantando en blanquear sus ojos cuando oyó su nombre, giro su cabeza para mirar al hombre.

El mecánico bajo el volumen de su partido, mirándolo con ojos duros y su barba desaliñada le daba un toque de un viejo loco enojado. Pero no dijo nada, esperando lo que sea que dijera para irse, ignorarlo no ayudaría en nada cuando el viejo hombre posee otra copia de su departamento y no quiere discutir con él después de otro día miserable.

—¿Cuándo me vas a pagar? ¡Ya llevas dos meses sin pagar la renta!— Exclamo con enojo, chocando su puño en la mesa y tirando por la fuerza una lata vacía de cerveza.

Ah, por supuesto. Owen se ha recordado del porque sigue trabajando en ese lugar de mierda, para pagar la renta de su departamento igual de mierda.

Era inaudito que se le ha pasado algo importante como pagar la renta, pero su bajo salario y su adicción a aquel medicamento le ha costado mucho, este último fue la razón de no pagar el mes pasado; el lugar donde las compraba tan barato había cerrado y tuvo que comprar de una farmacia que las vendía más cara, se hizo una nota mental de no gastarse rápido las pastillas hasta encontrar otro proveedor que se las vendiera más barato.

Aunque, desde hace unos años, también se ha vuelto adicto a los cigarros. Pero solo los fuma en ciertas ocasiones cuando esté muy irritado o no haya gente alrededor.

Ha estado viviendo en ese edificio por dos años enteros, en unos meses iba a cumplir su tercer año. Aunque era uno de los pocos residentes longevos, solo superado por los ancianos, Owen no le gusta mucho vivir ahí por el simple hecho que el lugar está en las últimas, ha oído un montón de quejas de los vecinos sobre: techo caído, plagas de cucarachas y ratas, corte de agua y luz, entre demás cosas que se sorprende que los de sanidad no lo hayan clausurado desde hace tiempo.

Sin embargo, la renta era barata a comparación de otros departamentos. Con él que no tiene un historial a excepción de algunas cosas muy ambiguas y poseer solo pocos ahorros, no tardo en dar con el lugar y aunque prefiere no vivir antihigiénico; no podía porque solo iba a complicar más su vida de mierda.

El casero, que tiene de nombre Hugo Williams, su relación no es mala ni buena. Solo habla con él para pagar la renta o preguntar los días de factura, teniendo simples conversaciones que no duran más de cinco minutos.

"Ah, cuantas ganas de pegarse un tiro."; pensó distraídamente Owen.

Sus pensamientos de consideración de finalizar su vida se interrumpieron al oír el carraspeo del viejo hombre, bajando un poco su mirada se lo encuentra a un metro cerca de él viéndolo amenazadoramente; algo muy fuera de lugar que un larguirucho hombre sea visto arrinconado por un hombre bajo.

—¿Entonces?— Se cruzo de brazos, molesto.

—Ah, lo pagare más tarde este viernes, señor.— Contesto con su mismo tono educado, pero lleno de indiferencia. —He tenido algunos problemas con el dinero, puedo pagarle la mitad mañana y la otra el viernes, si no hay problema.

Hugo se le quedo viendo por un largo rato, comprobando que no fueran mentiras, pero solo logró sentirse incomodo por los ojos azules tan fríos y sin señal de otra emoción; el hombre siempre ha notado a Owen incorrecto, como si le faltara algo, aparte que siempre era una persona muy recluida y no habla con nadie.

Demonios, no ha visto a Owen venir con algún amigo o novia, siempre salía y regresaba a la misma hora solo sin ninguna compañía, sus tiempos libres se encontraba en su departamento encerrado o se iba en la madrugada a hacer quien sabe qué y regresar en la mañana. Todo en Owen Walker exclamaba misterio y extrañez.

Aun así, no dijo nada ante eso, él es un hombre que no se mete en los problemas del otro a menos que perjudica su estilo de vida, y el hombre absurdamente alto no ha hecho nada perjudicial en esos dos años. Además de ser extraño y raro, no había nada peligroso que diga fuera un ladrón o mafioso, aunque tenía esas vibras de eso último.

—Está bien, conociéndote, sé qué cumplirás.— Acepto sus palabras, hasta ahora Owen nunca ha dado problemas en su edificio y ha cumplido bien en pagar la renta. Así que acepto la propuesta.

—Se hará sin falta alguna.— Asintió, con eso terminado dio una despedida rápida para subirse al ascensor.

Cuando las puertas se cerraron, Hugo suspiro con cansancio.

—Que chico tan extraño.— Se encogió de hombros, ha tenido residentes extraños desde que abrió su edificio, pero nunca tan raro como Owen Walker.

No le molesta ni nada, más bien está preocupado de lo que puede pasarle o lo que hace con su vida, en una ocasión meramente casual ha notado la gran cicatriz que porta en su cuello. La curiosidad le picaba, ¿qué habrá pasado para tener tal cicatriz ahí? Al ser un hombre bien directo, pregunto cuando regreso de su empleo ese mismo día.

Owen solo le respondió que tuvo un accidente peligroso que casi le costó la vida, pero sobrevivió a duras penas. Hugo, bien perceptivo, tenía la idea que estaba mintiendo; su rostro tan indiferente junto de esquivar la historia de su cicatriz era muy obvio.

Sin embargo, sabía bien en donde meterse o no. Y su instinto, le decía de mantener la distancia con aquel adulto de pocas palabras. Solo esperaba que no le pasara nada malo.


. . .

⨉ {👁💀👁} ⨉

. . .

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

Palabras: 2808


[King].—Iniciando suave a lo que viene, si tienen dudas de cómo es su apariencia, solo busquen a Sung Jin-woo, del manhwa "Solo Leveling"; solo que con las características que ofrecí. La cicatriz del cuello me base en Ban de "Nanantsu no Taizai".

Eh, siento que pudo haber sido mejor este capítulo, ¡pero en el siguiente ya veremos movimiento para comenzar la trama! Estos tres capítulos serán una breve introducción al personaje para que lo conozcan y comprendan mejor, ya en el cuarto o quinto iniciara la trama.

Ah~ el drama que vendrá~. ¡Yo vivo para el drama y rió ante los problemas! En estos momentos, haré levemente sufrir al prota, pero descuiden, ¡no será demasiado!

¡No olviden votar si les encanto y comentar de cómo les pareció! Acepto cualquier cosa para mejorar.

[King].—Sin más...

¡Do svidaniya!~ 🐙

Palabras: 2939

Última actualización/edición: 12/07/23

Palabras: 2953

ACTUALIZACIÓN: ¡Finalmente actualizo esta madre! He avanzado un poco junto reescrito algunas cosas, hubo ciertas cosas que no me gustaron así que ando editando la mayor parte que he escrito hasta ahora.

Me falta algunas cosillas que probablemente me pase, pero espero les haya gustado este inicio. Se contará breves cosas del pasado de Owen, revelándose con el tiempo del porqué de su actitud o cómo se formó a hacer la persona que es; tal vez sea más temprano que tarde, quien sabe ;).

¡Adius!~

Palabras: 3037

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro