Capítulo 20|El pasado recuerdo 3|

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~Retazos olvidados en su vida.~

~Narra Srita Depresión:


—¡Qué hiciste! ¿Cómo pudiste hacerlo? —lo miro atónita, desequilibrada como si a mí me hubieran profanado algo.

Me la quedo mirando desde acá, cómo la Muerte hace acto de presencia para llevarse a la muchacha que quise darle felicidad. Y Vida sonreía con pesar.

Yo estaba furiosa, ¿cómo es que podían creerse con el derecho de hacer lo que quisieran? aunque bien podría estar contradiciéndome. Me importaba.

—¿Por qué te  llevas a Zeila? —pregunto casi gritando.

—Es sumamente necesario. La chica lo agradecerá, además, mi amigo solo la va a reponer. No se la llevará consigo a su mundo —dice sumamente tranquila.

—¿Qué quieres decir con eso? —resongo apunto de explotar de histeria.

—Nuestro Señor me mandó a que mi amigo, acá la Muerte, se lleve las penas de la muchacha,.

—¿Tu Señor quién es?

—Dios, muchacha quién más —me dice con desdén, entrecerrando sus ojos hacia arriba, la Muerte. Como si se estuviera exasperando.

—Ok. Entonces, explícamelo porque sigo sin entender.

—Verás, Zeila es humana, se abandonó asi misma y todo aquel duelo que traía en su espalda la mochila del Joven Infeliz; se dice que muy pocas veces lo pierde en el mundo humano para que alguien lo lleve tras su espalda, ella tuvo la desgracia de recogerlo sin darse cuenta; es sumamente vago así que ya arreglamos acuerdos contra él, por otro lado ella ha pasado por muchas cosas sola: manipulación, amistad falsa, engaños, mentiras, violación, sufrimiento, enfermedades, etc, etc. Te has hecho cargo de ella de la peor manera, que pensó en suicidarse Señorita Depresión —menciona esto con agravio en su voz—, es hora de que te marches de ella como el Sr, Recuerdo. Él fue relevado de su cargo y pondremos en su puesto a alguien más; no me sirve a mí ni a la muchacha que los recuerdos de él sean permanente en su alma, y ahora mucho menos que por ciertas circunstancias de lazos que no podemos romper estén unidos porque cada uno es peligroso para nuestro trabajo, imaginate los dos juntos. No es sano. Como verás, solo la Muerte y Yo, haremos un recambio en ella: una nueva vida. Una nueva reencarnación.

—Entonces, me está diciendo que por culpa mía, llegó a ser quién es ahora...

—Exacto, y sé que no fue tu intención. Pero ahora estamos haciéndonos cargo. El Dios que creó a su semejanza a cada ser, y en especial esta alma nos dice de ella que tiene mucho que dar en esta tierra.
Por eso le pido amablemente que ya no interfiera, no la necesita, le haces daño y no puedo permitirme que recaiga.

Todo lo que me decía dolía, pero sé que tenía razón. Así que sonreí, ella por fin podría ser feliz a pesar de mis inútiles esfuerzos.

—Bien. Me alegro por ella entonces, y por favor. Si algún día...

—Espero que ese día nunca llegue —comenta con hastío la Muerte.

Asiento con la cabeza. Miré en dirección donde la Muerte la lleva y sin previo aviso este me toca, inconscientemente lloro mirando cómo en fragmentos estoy desapareciendo.

El último susurro de la Joven Depresión «Sé feliz niña.»

​ Y las últimas palabras con una sonrisa de pesar y sufrimiento del Señor Recuerdo. «Qué vil es mi recuerdo en ti, perdón.» Porque hasta él mismo estaba siendo desintegrado en fragmentos.

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