R E C U E R D O S

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—Yo solía venir a jugar acá —me dice.

   —Yo también.

   —Oh.

   Mientras me elevo en el columpio recuerdo como conocí a Sousuke y la cara que Haru puso cuando se lo presenté; como nos hicimos novios, lo que sentí cuando hicimos el amor por vez primera y como mi corazón se rompió en mil pedazos cuando me dijo que había sido solo una noche para él y como Haru, con los brazos abiertos, me recibió en su corazón sin importarle lo impuro que ya estaba y lo feliz que me puse cuando me propuso vivir con él; las navidades que pasamos juntos y todos los besos que nos repartimos en año nuevo frente a la chimenea de una cabaña en Inglaterra mientras la nieve caía. Como nos despojamos de toda nuestra ropa en verano e hicimos el amor.

   Y mientras más alto me columpio la nostalgia me invade al igual que los recuerdos. El día que todos mis peces dorados murieron, el día que Haru no pudo ir a un festival conmigo porque estaba de viaje, el día que mi abuela murió, cuando leer ya no me ayudaba a tranquilizarme o cuando mi canción favorita me resultaba insoportable, la navidad donde el asiento a mi lado estuvo vacío por primera vez y como, poco a poco, las sillas se iban desocupando y me iban dejando las personas que amaba. Como gente desconocida entraba a mi vida, los hacía parte de mí y luego se iban sin decir nada. Y como todo aquello en lo que creía era pura ilusión: no hadas, tampoco sirenas, mucho menos unicornios. Lo único que se quedó fueron monstruos que no eran como los de los cuentos, sino diferentes, eran como cualquier otro ser humano, los monstruos son humanos. Al igual que los fantasmas, ellos son personas que desaparecen de tu vida pero se quedan ahí para atormentarte más que esos de los que las leyendas hablan. Y como los sueños se fueron convirtiendo en algo lejano dejando solo pesadillas, las cuales cada vez se iban haciendo realidad.

   —Señor de Sonrisa Triste, es hora de irnos —avisa el niño y yo le sonrío.

   —Claro.

    Espero pronto volver con Haru y poder contarle todo esto para luego darle un beso, besarlo con lentitud y decirle cuánto le amo. Solo espero que no esté preocupado.

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