Estoy sentado frente al escritorio que Haru tiene en su habitación.

La libreta donde debo anotar lo que recuerdo está frente a mí y a su lado la cajita que me ha dado Sousuke, no la he abierto; no lo he hecho porque respeto a Haru y ya le he herido lo suficiente con aceptarla; aunque no sé porqué se ha molestado.

No me ha hablado, tampoco mandado cartas. Y creo que no tiene nada de malo aceptar un presente de otra persona, no llevo ninguna relación con Sousuke pero con Haru no sé qué sea, a veces me besa y otras yo lo hago. Otras me toca; toca todas mis cicatrices, mis mejillas, mi cabello y, puedo decir, que con su mirada toca mi alma.

Y en la fiesta sucedieron varias cosas:

La primera fue que Sousuke me tocó, pero no como Haru lo hace. Me tocó en partes donde se puede sentir placer. Me besó con fuerza. Y lo comparé con los de Haru, y son dos cosas muy distintas.

La segunda fue que yo correspondí sus besos y ante sus toques gemí, pero lo hice como un loco, porque, para que negarlo, Sousuke me... ¿Apasiona? ¿Excita? Me gusta.

Me gusta para todo: para tener sexo y besarlo mucho, muchísimo.

Pero Haru..., él tiene color.

Y una hoja de papel ha pasado por debajo de la puerta. Sé que es de Haru, solemos hacerlo muy a menudo, mandarnos cartas, es a lo que me refiero.

La tomo y la leo.

"Makoto:

Sé lo que pasa.

Sé que estás confundido. Confundido porque hay dos chicos en tu vida que tienen los ojos azules y cabellos negro azabache, morenos y... Que te gustan.

Te comprendo. No te presiones.

Con cariño,

Haruka N."

Lágrimas mojan la hoja de papel.

Haru, ¿te estoy haciendo daño?