Los días han pasado volando.

   He ignorado completamente a Sousuke y he leído el libro. Libro que he acabado dos veces y vuelvo a leer una tercera. Lo cierto es que es exquisito. Exquisito porque en las palabras del protagonista están los sentimientos de Haru y en la chica fantasma los de la sociedad. Él piensa que el mundo es hermoso con sus subidas y bajadas. Mientras tanto ella que sólo es un asco y que él trata de disfrazarlo con palabras bellas.

   Está sonando el teléfono de la casa de Sousuke y sé que es Haru, porque Haru siempre me llama.

    —¿Bueno? —digo.

    —¿Hablo con el chico más lindo del mundo? —responde.

   —"No hay belleza más grande que la tuya" —cito—. "Sí bajáramos al ángel más hermoso del cielo se quedaría corto a tu lado".

   —¿Me has estado leyendo? —inquiere.

   —Sí —río. Y puedo asegurar que él ha sonreído desde el otro lado de la línea.

   —¿Vas a volver? —pregunto. Él suelta un suspiro.

   —Depende —responde.

   —¿De?

   —De tu respuesta —dice.

   —¿El qué?

   —Deberías saberlo —murmura.

   Y lo pienso.

   —"El día que nos volvamos a unir, el día que tus labios sean tangibles para mí y pueda abrazarte, seré realmente feliz" —digo—. "Algún día, no muy cercano, pero tampoco tan lejano, nos encontraremos y, por fin, viviremos en paz".

   —Makoto... —susurra.

   —¿Qué pasa?

   —Esa es mi parte favorita del libro —dice—. La escribí mientras te veía dormir. Mientras pensaba que tenía lo más precioso del mundo en mi habitación.

   —Haru... —susurro.

   —Makoto, ¿quieres vivir en paz?