Episodio 4

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Finalmente llegaron a un bonito y tranquilo parque en el cual descansaron un momento en una de las tantas bancas que acompañaban al lugar. Urss seguía procesando todo lo que había sido su vida y los anteriores efectos que su propio estrés postraumático le provocaba, cosa que parecía querer volver a hacerse presente en su vida.

China: ONU me dijo que la mayoría aquí presenta al menos un trauma o problema psicológico, es por eso que los trajo aquí.

URSS: Jah, ¿me estás diciendo que esta isla es como un maldito psiquiátrico ahora? -respondió con algo de molestia-.

China: No del todo, los psiquiátricos son mucho más estrictos y no les darían tantas libertades como las que tienen ahora.

URSS: Me gustaría que ONU me dejara en paz de una vez. -se cruzó de brazos con molestia-.

China: Es cierto que no es la mejor idea haberlos aislado del mundo así, pero pienso que ahora al fin podrán obtener la ayuda que necesitan que necesitas. -enfatizó mirando al soviético-.

URSS: No empieces de nuevo China.

China: No lo haré, solo me alivia que estes aquí y sabes que puedes contar con mi ayuda para lo que sea.

URSS: -soltó un suspiro relajándose-. Lo sé te lo agradezco.

China: Así que dale una oportunidad a este lugar, deberías aprovechar de hacerte más cercano al único hijo que tienes a tu lado y prestarle más atención, es por algo que está aquí. -dijo moviendo su abanico de un lado a otro para refrescarse más con la brisa-.

URSS: Tienes razón él no quiere hablar de ello ¿y si es por mi culpa? -dijo con preocupación-. Les hice demasiado daño, no solo a él sino a todos mis hijos incluyendo a Ali.

China: Te preocupas demasiado, todos ellos son adultos ahora

URSS: Si Reich estuviera vivo, me hubiera matado hace mucho jaja. -dijo riendo con melancolía-.

El asiático se quedó en silencio al oír ese comentario, Urss seguía sin superar a su primer y único amor, cerrando su corazón a cualquiera que quisiera entrar en él. Llevó su abanico a su rostro cubriendo la mitad de su cara, más bien, cubriendo la mueca que se había formado en su boca, era una triste y molesta. Calmó su corazón tanto como su mente antes de cerrar el abanico y sonreír levemente al soviético.

China: Quédate tranquilo Urss, lo mejor ahora es que te centres en ti mismo y en Rusia. Recuerda que mañana iras con OMS, lo mejor sería volver ahora. Ya está oscureciendo. -dijo con la misma sonrisa de antes-.

URSS: Tienes razón, es probable que Rusia ya esté en casa. -se levantó de la banca junto al asiático-. ¿Te conté que tiene una excelente mano para la cocina?

China: Eso no lo sabía. -dijo mientras empezaban a caminar hacia la casa del soviético-.

URSS: Jaja, es cierto, la verdad no sé de quien habrá heredado esa buena mano para la cocina. -sonrió-.

China: Seguro la heredó de ti, tienes buena mano cuando te esmeras en una comida. -dijo con confianza mientras caminaban por las calles-.

URSS: ¡Hah! Tonterías. -rió divertido mirándole de reojo-.

China: No es una broma. -sonrió sintiéndose aliviado por ver de mejor humor al soviético-.

Ambos parecían estar divirtiéndose en una agradable conversación de distintas cosas con la agradable brisa de la ahora noche que los acompañaba, a esa hora todos los países y diferentes personas que habitaban la isla se debían encontrar en sus casas descansando. No demoraron mucho en llegar al hogar del soviético, ambos se despidieron y Rusia recibió a su padre con un rostro aliviado de verlo de tan buen humor, tuvo el ligero pensamiento de que su padre podría dormir bien esa noche sin tener que depender del alcohol para ello.

Compartieron una agradable cena donde el menor de ambos conversó sobre las cosas que había hecho en casa de Alemania junto a Italia y Japón. Incluso comentó que Weimar había ido a visitarlos con un pastel de chocolate que Ale amaba demasiado como para rechazarlo, cosa que les divirtió a todos. Urss no podía creer que Weimar estuviera comportándose como un buen tío con Alemania, aunque en parte no lo culpaba, siendo que había sido él el que lo crio la mayor parte de su vida. Finalmente, cada uno fue a sus habitaciones para dormir la noche donde al pasar un par de horas ambos integrantes del hogar se encontraban profundamente dormidos.

O así era hasta que La ventana del soviético se abrió con suavidad sin emitir ni un solo ruido, un cuerpo adulto, pero de mediana estatura ingresó en la habitación por esta ventana abierta, pisó el suelo con delicadeza, silencioso como una suave brisa de verano. Su cuerpo estaba todo cubierto en ropas negras de pies a cabeza, lo único que se distinguía eran unos ojos celestinos cuales aguamarinas bellamente pulidas que brillaban en la oscuridad gracias a la luz que entraba por la ventana desde el exterior, pero no era lo único que brillaba en esa oscura noche, el distinguible brillo de un filoso metal también podía verse en esa fresca noche.

¿?: Lo siento -murmuro casi inaudible-. Eres una molestia para mi amado -se acercó silencioso al soviético-. Así que vengo a eliminarte de una vez.

El extraño se puso de pie a un lado del soviético que dormía con tranquilidad, le miró unos segundos antes de levantar el cuchillo en su mano dispuesto a terminar la vida del que yacía dormido. El cuchillo bajó rápidamente deteniéndose unos segundos antes de clavarse en el cuello del mayor, todo porque le escuchó hablar en sueños con una expresión de dolor, cosa que llamó su atención.

URSS: Ughh -musitó en sueños-. Espera escúchame Reich -murmuró mientras su ceño se fruncía en una expresión dolida-.

¿?: ¿Huh? -se sorprendió un poco haciéndole dar un paso hacia atrás-. ¿cómo conoces ese nombre? -susurró con sorpresa-.

Se quedó mirando un momento al de piel rojiza y luego a su alrededor, la manta cubriendo algo en la pared llamó su atención, pero no esperó más tiempo en salir de ahí de la misma manera silenciosa en la que había entrado, sobre todo cuando sintió que su objetivo podría despertarse en cualquier momento si estaba teniendo una pesadilla. Llegó a donde se hospedaba con sentimientos confusos y un poco distraído. Apoyó sus manos frente a uno de los muebles de la habitación y se miró el en espejo que tenía delante mientras se quitaba los guantes que llevaba puestos. Con cuidado acercó una de sus manos a su ojo derecho y retiró la lentilla que traía puesta revelando el color carmín que se ocultaba detrás de la misma. Seguía medio perdido en sus pensamientos por lo que no escuchó la puerta de su habitación abrirse mientras se quitaba la otra lentilla que ocultaba el verdadero color de sus ojos. Se volteó rápidamente cuando escuchó un carraspeo y pudo ver a esa persona apoyada en el marco de la puerta.

I. Japones: Reich.

Reich: Cariño -dijo un poco nervioso-.

I. Japones: ¿Lo lograste? -preguntó con tranquilidad-.

Reich: Bueno yo no pude hacerlo -admitió con tristeza-.

I. Japones: Oh cielo, está bien. -se acercó a él-. Fallar de vez en cuando no es nada malo. -tomó su rostro acariciándolo con suavidad-.

Reich: Es solo que No quería decepcionarte, tú has hecho tanto por mí que me siento mal por no poder ayudar. -dijo con tristeza-.

I. Japones: Todo está bien. -besó sus labios-. Encontraré otra oportunidad en el futuro, por ahora solo debes relajarte.

Reich: Gracias Imperio. -sonrió dándole un abrazo mientras el mayor acariciaba su espalda-.

I. Japonés: No te preocupes demasiado mi querido Reich. -besó su frente mientras metía sus manos dentro de la polera del menor-.

Reich: Espera -soltó un pequeño jadeo cuando sintió las caricias en su espalda-. Imperio

I. Japonés: ¿No deberíamos aprovechar que Japón se quedó en casa de sus amigos? El viaje en avión fue tan largo que extraño el calor de tu cuerpo. -susurró en su oído mientras desabrochaba el pantalón del menor-.

Reich: Eres un tonto, ¿no podías esperar más? -sonrió de manera pícara pasando sus manos por el cuello del mayor-.

I. Japonés: No, sabes que no puedo contenerme contigo. -dijo dejando besos a lo largo del cuello del contrario-.

Reich: Mientras me dejes dormir, creo que estará bien. -soltó un pequeño jadeo-.

I. Japonés: Qué amable de tu parte. -sonrió mirando a sus ojos-. Sin duda, tus ojos reales son más hermosos.

Reich: ¿Y quién es el que me hace usar lentes de contacto? -le miró enfurruñado-.

I. Japonés: Es por tú bien. Además, ese color también te sienta muy bien. -besó con suavidad sus labios-.

Reich: Hpmh, por supuesto que me queda bien, no hay nada en este mundo que podría quedarme mal a mí. -sonrió con orgullo cual diva levemente ruborizado-.

I. Japonés: Tienes razón. ¿Usarás un vestido la próxima vez? -bromeó mientras le guiaba a la cama entre caricias y algunos besos-.

Reich: -soltó un pequeño suspiro-. Lo pensaré -respondió mientras su espalda era apoyada en la cama con suavidad-.

I. Japonés: ¿Hablas en serio? ¿Incluso cuando hay tanta gente aquí? -preguntó dudando de su respuesta mientras se quitaba sus prendas superiores revelando la cicatriz de quemadura en su torso-.

Reich: Ya he usado vestidos antes, ¿recuerdas? -se deshizo de su ropa quedando solo con su prenda interior-. ¿Piensas que me quedará mal?

I. Japonés: Para nada pero un vestido puede ser diferente de un Yukata. -admiró el cuerpo bajo suyo cuando vio la mano del más bajo apoyarse en su rostro-.

Reich: -sonrió levemente tocando la máscara que cubría el rostro del japonés-. Yo pienso que te verías mejor sin esta máscara.

El Imperio se quedó en silencio un momento, con un pequeño rubor apenas perceptible en su mejilla, con algo de temor, se quitó la máscara que cubría las cicatrices de quemaduras en la mitad de su rostro. Reich sujeto la máscara colocándola en la mesita de noche junto a la cama, luego sus manos se fueron al rostro del asiático para acariciarlo con suavidad, sabía que perfectamente que esa cicatriz era algo que aún le acomplejaba y lo notó en el rostro preocupado del más alto.

Reich: Tranquilo, recuerda que no debes preocuparte por tu apariencia sobre todo delante de mí -sonrió suavemente-. Solo mira todas las cicatrices que tengo

I. Japones: Esas cicatrices lucen hermosas en ti justo como un guerrero que pasó por miles de batallas -tocó suavemente con sus dedos algunas de ellas-.

Reich: -sonrió, aunque no recordara ninguna de esas batallas-. No lo olvides, si alguien llegara a decirte algo me encargaré personalmente de cortarle el cuello para que aprenda la lección.

I. Japones: -sonrió levemente inclinándose a abrazarlo-. ¿Qué haría yo sin ti? -dejó suaves besos en su hombro junto a una mordida un poco brusca-.

Reich: Agh no seas tan bruto -dijo entre pequeños suspiros cuando los besos del asiático bajaron a su pecho junto a otras mordidas bruscas-. Ah.. agh te dije que no ugh.

El japonés se entretuvo besando y lamiendo los lindos botones de su amado. Los lamía o retorcía con sus dedos encantado de oír los jadeos y pequeños gemidos que se le escapaban. Su mano desocupada bajó hasta la entrepierna del más bajo para masajearla sobre la fina tela que formaba su ropa interior, notando como la respiración de su amado de agitaba más por la nueva estimulación. No pasó mucho tiempo hasta que introdujo su mano liberando el miembro del alemán y llevó su mano hasta la entrada de este mismo, acariciando con un dedo aquel lugar y finalmente introducir un dedo con suavidad dado que no estaba usando lubricante.

Reich: ¡Ah! ¡Tú impaciente! -dijo en un pequeño jadeo-.

I. Japones: Extrañaba mucho el calor de tu cuerpo -dijo en un pequeño jadeo de excitación cuando introdujo otro dedo y vio a su amado soltar otro gemido bajo suyo-.

La ropa interior de Reich estaba mojada por el sudor que soltaba debido al calor del momento, el Imperio parecía entretenido jugando con sus dedos dentro del alemán, le embestía con ellos, los separa para ensanchar su entrada e incluso los doblaba un poco tocando ese punto que sabía volvía loco al más bajo. Quién ahora no acallaba sus gemidos de placer y uno que otro más alto cada que el japonés tocaba su punto dulce. Continuó hasta que introdujo un tercer dedo, sintiendo como su amado temblaba de la excitación, observó su rostro reconociendo de inmediato lo que pasaba por lo que detuvo el movimiento de sus dedos y los sacó de su interior. El mas bajo de ambos le miró jadeante y expectante mientras el japonés terminaba por quitarle la ropa interior a su amado dejándolo completamente expuesto.

La mirada de Reich se dirigió a los ojos del Imperio, mismo que volvía a pensar en lo afortunado que era de tener a quien más amaba a su lado y sobre todo, amándole de la misma manera, aunque eso hubiese significado hacerle vivir oculto o con restricciones. No aguantó más, sacó su propio miembro erecto, levantó y separó las piernas de su amado dejando su entrada al descubierto y a su merced para su pronta unión. Apoyó la punta de su miembro en la entrada y sin esperar otro segundo más entró de una estocada rápida que llenó por completo la cavidad de su amado. Mismo quien abrió los ojos con sorpresa, soltando un fuerte gemido mientras se corría con pequeñas lágrimas que se asomaban es sus ojos por el placer.

I. Japones: Ah~ esta sensación es la mejor -llevó su mano al estómago del menor haciendo un poco de presión-.

Reich: ¡N-No hagas eso! -dijo entre jadeos agitados-. ¡Ahh! -gimió al sentir el miembro en su interior crecer un poco-.

El Imperio estaba extasiado, el interior de su amado estaba apretado y caliente, movió su cadera hacia atrás sacando la mayor parte de su miembro dejando solo la punta dentro, luego volvió a embestir con fuerza desatándose así una cadena de embestidas que hacían gritar de placer a su amado sin piedad, mismo que se aferraba con fuerza a las sábanas mientras los dedos de sus pies se retorcían con cada estocada.

I. Japones: Bueno ha~ esto es tan bueno -jadeo continuando con sus embestidas-.

Reich: ¡C-Cariño~ Ahh~! ¡P-por favor! -extendió sus brazos hacía a él con los ojos llorosos y la cara sonrojada por el placer-.

El Imperio entendió por completo que era lo que deseaba su amado, se inclinó sobre él dejándose abrazar por el cuello, acercó sus labios a los del más bajo y los besó. Al principio fue lento y tranquilo pero luego se convirtieron en besos desenfrenados que le robaban el aliento a su pequeño tesoro.

Se separaron cuando las embestidas del asiático aumentaron en ritmo, este mismo dejó una mordida en el tembloroso hombro del que yacía bajo suyo casi perdido en el placer. Sus embestidas continuaron hasta que terminó por venirse dentro de amado soltando un pequeño gruñido de placer, Reich por su parte también se corrió soltando un gemido al mismo tiempo que sentía su interior llenarse. Imperio abrazó el cuerpo sudoroso de su amado, aunque ya habían estado años juntos, todavía le parecía irreal que su primer y único amor estuviera a su lado y que encima correspondiera a sus sentimientos con igual pasión.

Después de todo, cuando Reich abrió los ojos luego de su largo coma sin ningún recuerdo, aunque al inicio se sintió triste de que se hubiera olvidado de él, pronto esa tristeza se convirtió en una esperanza de tenerle a su lado y que finalmente se olvidara del soviético. Él le ayudó a recuperarse del coma, le entrenó, y enseñó todo lo que necesitara del mundo actual, claro que no le contó su pasado ni anterior vida mientras lo escondía del mundo, un mundo peligroso para ThirdReich donde la sociedad actual no sería capaz de aceptarle.

Se separó un poco dejando otro beso en los labios de su pareja, salió de su interior escuchando un gemido bajo de su amado en el proceso, se sentó en la orilla de la cama colocándose su ropa interior y observó la ahora incomoda cara de su amado mientras llevaba sus manos a su entrepierna o mejor dicho a su entrada de la cual salía el líquido blanquecino que había dejado el asiático dentro.

Reich: Ugh esto será difícil de limpiar -esta vez miró al asiático, viéndolo un poco ruborizado-. No me veas así, llévame al baño en este instante, debemos dormir ya que nuestro hijo podría volver temprano. -ordenó con el ceño fruncido-.

I. Japones: -sonrió-. Tienes razón -se levantó y seguido tomó en brazos a su amado para ir al baño-.

Reich fue llevado al baño tal y como había ordenado. Luego de tomar un relajante baño juntos por fin pudieron dormir y descansar. El alemán pensó que debería encontrar una nueva oportunidad para deshacerse del comunista, pero decidió volver a pensar en aquello por la mañana, se acurrucó en el pecho del japones y se quedó dormido. Finalmente era un nuevo día para todos en la isla.

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Mil disculpas por la demora, últimamente me he sentido un poco desapegada a este libro por el miedo de que lo borren como el otro xDD entonces me desanime al momento de hacer los dibujos de este cap (razón por la que solo hay 1). No sé si en los siguientes habrá más dibujos ya que actualmente me estoy recuperando de una cirugía, no se preocupen que estoy joya (≡^∇^≡)

Me da penita traerles un cap que siento pudo haber sido mucho mejor, lo siento por eso, pero aún así espero que les guste aunque sea un poquito.

-El dibujo me pertenece, créditos a mi(? (ʘᴗʘ✿)

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