18. Hoy es la fiesta

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Los rayos del sol pasan por mi ventana, haciéndome despertar.

No, mentira.

Los incesantes gritos de mi madre me hicieron despertar.

¿Qué acaso no entendía la palabra descanso?

Al parecer, no.

—¡Lisa Diane Smith, ¿qué haces aún en cama, jovencita?— me recrimina mi madre, mientras toma las sábanas y las separa de mi lado.

—Déjame en paz, madre. Es fin de semana— me quejo.

—¿Fin de semana? ¿Pues donde tienes la cabeza, jovencita? Es viernes, día de escuela— aclara mi madre, mirándome confundida.

Viernes...

¡Hoy es viernes!

¡Hoy es la fiesta de Jennifer!

De un salto me levanto de mi cama, siento un mareo pero me recupero de él rápidamente.

—¿Por qué no me habías despertado antes?— me quejo, dirigiéndome a mi madre.

—No soy despertador, jovencita. Que te quedarás hablando toda la noche con tu amiguito no es asunto mío— se excusa, haciéndome recordar lo qué pasó anoche.

Los recuerdos vienen a mi memoria, dejándome pasmada por un momento.

Anoche hablé con Cody sobre la fiesta.

Hablamos de varios temas.

Matthew.

Jennifer.

Y después no recuerdo más.

—Está bien, necesito bañarme— digo, para moverme rápidamente al baño y cerrando la puerta.

Logro escuchar un murmullo de parte de mi madre, lo más probable, recriminándome de nuevo, pero no le presto atención.

Abro la puerta de la regadera y muevo las perillas para dejar salir el agua.

Cuando me quito totalmente la ropa, entro al baño y lo primero que siento es el agua helada caer encima mío.

—¡Santa mierda!— exclamó, dando un respingo.

Decido bañarme lo más rápido posible para dejar de sentir este frío. Pero sin olvidar poner música y cantar a todo pulmón All I Want.

—All i want is love that last, is all i want, to much to ask?— canto el verso, sintiendo como si estuviera en medio de un concierto.

Pero toda mi inspiración es interrumpida por otro estruendoso —y ensordecedor— grito de mi madre.

—¡Si no sales en este momento Lisa, voy a dejarte sin herencia!

El día no empezaba como esperaba.

Después de vestirme y cepillarme el cabello, bajo las escaleras y lo primero que veo son las miradas de muerte que mis padres me están otorgando.

Trago saliva para calmar mis nervios y no huir por la puerta para evitar a mis padres. Camino hacia la alacena y tomo una barra energética, decidida a huir de el regaño que sabía que venía.

—Bueno...— tragó saliva para reunir valor. —Yo me retiro, que tengan lindo día.— me despido, creyendo que con eso podría salvarme.

Já, claro.

—Lisa.— me llama mi padre, dejando su taza de café encima del porta vasos. —¿Qué hora es?— pregunta.

—¿Perdón?— respondo, evidentemente confundida.

—Si, ¿qué hora es?— vuelve a preguntar, sin dejar nunca de fulminarme con su típica mirada de "hiciste algo malo".

Remojo mis labios, como signo evidente de mis nervios y sin saber qué responder.

—Son las seis con cincuenta y nueve minutos...— respondo lentamente, cuidando mis palabras.

Mi padre deja su diario encima de la mesa, para luego posicionar sus manos al frente suyo, entrelazándolas y mirándome inquisitivamente.

—¿Y a qué hora entras a la escuela, jovencita?— pregunta.

—A las siete.— respondo, tomando mi mochila y caminando a paso apresurado por la puerta.

Escucho a mi padre dejar salir un suspiro pesado, y probablemente negando con la cabeza.

Pero decido ignorarlo y seguir con mi camino.

Al salir por la puerta, para mi sorpresa, veo a Cody y su auto estacionados en la acera.

¿Cuánto tiempo llevaba esperándome?

Okey, ahora si me sentía mal por levantarme tarde.

Observo a Cody en el asiento del conductor, tamborileando sus dedos en el volante mientras mira a los lados, notándose impaciente.

—¡Cody!

—¿Sabes cuanto tiempo llevo esperando aquí afuera, Smith?— exclama, con tono de indignación.

Camino a paso apresurado hacia el coche, soltando una risa nerviosa y apenada mientras abro la puerta del copiloto para poder entrar.

—Lo se, perdóname. Mi despertador no sonó.— me disculpo, mirándolo realmente apenada.

—Al menos a la próxima avísame, para irme y hacer que vayas sola.— dice, con una sonrisa en su rostro.

—Bien, me lo merezco por hacerte esperar.— digo, poniéndome el cinturón de seguridad.

Cody arranca el coche y empezamos nuestro camino hacia el instituto.

Después de unos quince minutos, llegamos al instituto.

Bajo del coche rápidamente, con Cody detrás mío.

Corremos a la entrada del instituto, pensando que podríamos entrar sin una sanción.

Claramente, estábamos equivocados.

—Joven Rhodes, señorita Smith; que bueno que los veo.— nos recibe el supervisor Venegas, con una mirada de superioridad en sus ojos.

Observe a Cody tragar grueso ante su presencia, luciendo nervioso por un instante pero recuperándose un segundo después.

—Diego, ¿cómo ha estado?— comenzó a tutearlo, como si él no fuera un alumno y él una autoridad.

—Supervisor Venegas para usted, joven Rhodes.— lo corrigió, luciendo ahora enfadado.

—Verá, supervisor Venegas.— pronunció su nombre con burla.— Mi novia aquí presente, y yo, llegamos tarde como pudo haber notado. Solo queremos ir a nuestra clase, ¿verdad, amor?

Yo solo lo miraba extrañada, pero asiento luciendo como si concordara con él.

El supervisor no dejaba de vernos de forma acusatoria, pero decide dejarnos ir.

—Vayan a sus clases, que no se repita joven Rhodes...— dice, y se toma su tiempo para terminar la frase. —Señorita Smith, lo mismo para usted.

Se de la vuelta, dejándonos a Cody y a mi con los nervios de punta. Ninguno dice nada, el buen humor de Cody desapareció y solo nos quedamos de pie en medio del pasillo.

—Joder... eso fue intenso...— pronuncia después de un largo silencio.

Asiento en acuerdo con el.

—Bueno... vámonos.— Cody me toma de la mano y empezamos a caminar por el pasillo. —¿Qué clase te toca?

—Arte.

—Bien, te llevare.— dice, sonriéndome.

Esa pequeño gesto hace que mi humor cambie para bien.

—Gracias.— le agradezco, sonriéndole.

Caminamos hasta que llegamos hasta una puerta de madera y golpeteo mis nudillos en esta.

Una voz del interior nos da el permiso de pasar, por lo que empujamos la puerta para poder abrirla y entrar.

—¿Ha que se debe su retraso señorita Smith?— pregunta la profesora Buffay, de pie frente al pizarrón.

Trago saliva al observar varios pares de ojos centrándose en mi, o más bien en mi acompañante. Nunca me ha gustado ser el centro de atención.

Me quedo de pie hasta que Cody zarandea levemente mi brazo y la voz de la profesora Buffay me traen a la realidad.

—¿Señorita Smith?— repite, enarcando sus cejas.

—Me quede dormida.

La profesora piensa un rato en si dejarme pasar o no, hasta que finalmente accede.

—Tome asiento.— accede, apuntando a uno de los asientos vacíos. —Usted joven Rhodes, vaya a su clase.

Cody voltea a verme, preguntándome con la mirada si necesitaba algo, por lo que yo niego con la cabeza levemente dándole una sonrisa para tranquilizarlo, sin entender el porqué de su preocupación.

Él no se mueve, a lo que yo le doy una mirada confundida.

Hasta que giro mi cabeza y observo el lugar vacío que me asignaron.

O, mejor dicho, a la persona de al lado.

Matthew.

Me quedo de pie, sin moverme y sin querer hacerlo. Pero decido no darle tanta importancia, aunque para mi la tenga.

Empiezo a caminar al pequeño pero alto banco de madera, con un lienzo blanco al frente.

Tomo asiento y observo a Cody formular con los labios las palabras "¿Estás bien?". Yo asiento, para que ya pueda irse.

Cody se va cerrando la puerta. Haciendo que los murmullos empiecen.

"¿Ya serán pareja?"

"¿Qué pasó con Jennifer?"

"De seguro Cody solo la utiliza."

"Obviamente, ella no es su tipo."

Esas y muchas otras frases empezaron a hacer eco en él aula, quería no darles importancia pero no podía evitarlo.

La gente pensaba lo que quería, sin ver el trans fondo de todo.

El bullicio y los murmullos empezaron a incrementar, lo que hizo que la profesora Buffay nos callara.

—Guarden silencio.—dijo, de forma disgustada. —Lisa, venga a mi escritorio.

Suspire y me encamine a su escritorio sintiendo la mirada de Matthew sobre mi. Ni siquiera se esforzaba en disimular un poco.

—Tendrás que quedarte en la tarde para compensar las horas faltantes.— me indicó, con las manos entrelazadas frente a ella, reposando en el escritorio.

Asiento en acuerdo, sin ninguna queja pues esta es una de las pocas clases que me gustan y quedarme un rato no afectaría.

—Bien, ven mañana.— me explica. —No estarás sola, hay otros siete alumnos que también tendrán que venir mañana.

—Está bien.— respondo, cortante para después regresar a mi lugar.

Tomo asiento en el pequeño banco y observo el lienzo en blanco con la mirada perdida. Solo puedo pensar en la persona que está a lado mío.

Tomó el pincel, y lo remojo en pintura azul, aún sin saber qué voy a hacer.

—Tienes que dibujar una parte del salón.— habla Matthew, dejándome helada.

No creí que fuera a dirigirme la palabra después de lo qué pasó en el salón de música.

—¿Hmm?— digo, en duda ante lo que dijo, sin dejar de observarlo. —Gracias— murmuró finalmente, quitando mi mirada sobre él.

—No hay de que.— también murmura, dándome una pequeña sonrisa que alcanzó a observar por el rabillo de mi ojo.

Dios, ¿por qué debía de ser tan lindo?

Ignore esos pensamientos, debía demostrarle que quería estar con él, pero no ahora, no era el momento.

Así que con eso como prioridad, decidí no prestarle atención el resto del día.

*

—No vuelvo a recogerte, Lisa. Hablo en serio, nunca puedes ser puntual.— me dice, en tono frustrado Cody, sentado en el capo de su coche.

—Perdón, perdón.— me disculpo por segunda vez.

—Debí de cumplir mi palabra y dejarte aquí varada.— dice, mirándome con molestia mientras abre la puerta del coche.

—Lo se, pero me quede platicando con Aylin y olvide que tu eras quien iba a llevarme— sigo disculpándome.

—Espero y no tardes cuando vaya a recogerte para la fiesta.— advierte, siendo claramente un aviso para mi de no tardarme.

—Anotado. Prometido.— prometo, colocándome el cinturón de seguridad y observando a Cody hacerlo.

—Bien, pasó por ti a las nueve, Lisa.— pronuncia. —¿Tus padres saben de la fiesta? No quiero que tengan otra mala impresión de mi.

Rió ante el recuerdo de mi padre con un florero.

—Tranquilo, ya lo saben.

—Bien.

Minutos después hablando de diferentes temas mientras Cody seguía manejando, llegamos a el porche de mi casa.

Tomo mi bolso y salgo del auto, haciéndole una seña de despedida a Cody.

—Ya, no te enojes.— le digo. —Prometo no volver a llegar tarde.— me disculpo mientras hago un puchero.

Él ríe.

—Todo arreglado, Smith.— contesta, sonriéndome. —Solo avisa que vas a tardar años, no quiero quedarme como imbecil, estacionado durante años.

Yo rio.

—Está bien. Adiós.— me despido, aventándole un beso como despedida.

Cody solamente ríe, para después arrancar e irse.

Camino hasta la entrada y abro la puerta.

De nuevo solamente silencio.

Hasta que la voz de mi madre me recibe de improvisto.

—Llegaste.— habla, mientras sostiene una copa con vino en su mano derecha.

Hago un pequeño sonido como afirmación, no acostumbrada ha que mi madre me reciba.

Me muevo camino a las escaleras, posicionó un pie sobre el primer escalón cuando decido girarme y hablar.

Hmm... voy a ir a una fiesta hoy en la noche, vendrá Cody por mi.— digo, más como un aviso que pidiendo permiso.

Mamá me observa con sospecha, mientras juega con la esquina de su copa, pero no dice nada y solo asiente.

—Bien, no llegues tarde.— pronuncia, para volver a la isla donde se encuentra una botella de vino, tomarla y servirse lo que queda de ella.

Suspiro, un poco cansada para después subir a mi habitación. Dejó caer la mochila a un lado de la puerta y caigo rendida sobre la cama, boca abajo.

Poco a poco mis ojos se cierran, dando paso ha una larga, larga siesta.

*

El sonido de mi celular hace que me despierte, confundida y desorientada mientras busco por toda mi cama el pequeño aparato.

Hasta que caigo en cuenta que este se encuentra en mi mochila.

Abro la bolsa en donde se encuentra y lo saco, entrecerrando los ojos para poder leer el nombre de la persona que llama.

Cody.

Deslizó el dedo sobre la pantalla y contestó.

—¿Ya estás lista?— pregunta.

—Para...— bostezo. —¿Qué?

—La fiesta.

Y esas dos palabras hacen que mi dormido cerebro reaccione.

Y solo pienso una cosa.

Cody me va a abandonar.

—Pfff... claro, desde hace diez minutos.— trató de mentir, pero fallando en el intento.

Casi que puedo ver a Cody rodarme los ojos, con su expresión de fastidio.

Suspira —Dime que al menos estás totalmente despierta.— pregunta, más como una plegaria.

Umm... pues...— y no pronuncio nada más.

Escucho a Cody suspirar desde el otro lado de la línea.

—¿Por eso siempre llegas tarde, cierto Smith?— pregunta serio, hasta que escucho su risa al finalizar la frase.

Rió junto con el.

—Ya, perdón.— me disculpo. —Estaré lista en menos de lo que canta un gallo.

—Bien, llegó en diez minutos.

Cuelgo.

Rápidamente busco el conjunto que Aylin y Vanessa —principalmente Vanessa— escogieron para mi.

Me meto a bañar lo más rápido que puedo,
tomando en cuenta que seguía medio dormida en el proceso.

Salgo de bañarme y me visto rápido, conectando la plancha de pelo y tomando el cepillo de mi baño para empezar a peinarlo. Y después tomar la secadora y secarlo un poco.

Y queda el último paso.

Remangó las mangas de mi suéter y tomo la plancha de pelo, la cual ahora se siente caliente y empiezo a plancharlo de poco a poco, y con mucha paciencia para no quemarme.

Cosa que no logre.

—¡Hola Smith!— saluda, asustándome y haciendo que salte por ver su silueta en el espejo.

Grito y suelto la plancha.

Gran error.

—Mierda— me quejo, tocando mi brazo, en él cuál ahora ya hay una marca color rojizo haciéndose más intensa.

Cody se acerca rápidamente hacia mi y sostiene mi brazo con delicadeza, observando la quemadura.

—Perdón.

Su rostro se muestra bastante consternado.

—No te preocupes— le sonrió. —No es nada grave, un poco de crema anti-quemaduras y listo.

Cody sigue centrado en mi brazo, sin despegar su vista de el, por lo que decido distraerlo un poco para que no se sienta culpable.

—Sabes, ni quería plancharme el pelo.— bromeó, en tono simple.

Mi pequeña broma logra sacarle una sonrisa, lo cual hace que se relaje un poco.

—En serio perdón— se vuelve a disculpar, dándome una mirada arrepentida.

Camino hacia el lavamanos y abro un cajón, sacando la crema.

—No es nada.— digo, mientras unto crema en mi brazo. —¿Ves? Listo.

Cody sonríe.

—Al menos no llegaste cuando estaba bañándome.— bromeó, haciendo que ría. —Ya mejor vámonos.

Cody toma mi mano y salimos del cuarto.

—¿Había alguien cuando llegaste?— pregunto a Cody, tomando mi bolso se le silla.

—No, la puerta estaba abierta. Por cierto, es bastante peligroso que no la cierren, alguien pudo haber entrado.— responde.

Enarcó la ceja en signo de confusión, pues mis padres jamás dejarían la casa sin ningún seguro, son muy cuidadosos en ese aspecto.

Lo cual hace que una duda surja en mi cabeza.

¿Por qué habrán dejado la puerta sin seguro?

Esa duda hace que recuerde la expresión cansada de mi madre cuando llegué de la escuela y lo distraída que se notaba.

—Smith.— me llama Cody.

—¿Hmm?

—Estás en la luna— ríe. —¿En que piensas?

—Nada... solo, cosas. ¿ya nos vamos?— digo, trancado de distraer mi cabeza de eso.

Cody abre la puerta de la casa mientras yo tomo las llaves, salimos y cierro la puerta con seguridad.

Tal vez no sea la mejor idea pues papá tiene guardias en el hospital y mamá debe de estar en su despacho trabajando en algún caso.

Pero... igualmente ellos tienen llave así que ignoro ese pensamiento.

Cody se acerca a la puerta del copiloto y la abre por mi.

—Pase, mi lady.

—Vaya, y yo que creía que eras un imbecil que se acostaba con todas. Tienes tus momentos cursis, Rhodes.— río, haciendo que el también lo haga.

—Solamente soy así con las personas a quienes quiero.— dice. —Siéntete afortunada.— guiña un ojo, con su sonrisa pedante.

Me subo finalmente al auto junto con Cody y emprendemos viaje a la esperada fiesta.

Un momento lleno de sorpresas.

Tal vez buenas.

O malas.

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¡Hola! Se que los tenía muy abandonados con esta historia (casi seis meses sin actualizar😅) pero no tenía completa motivación para escribir y el capítulo tardó muchísimo en terminar como yo lo quería.

Además que la escuela me está asfixiando.

Así que espero y les guste el resultado final. Puse mucho empeño y esfuerzo en el.😅

¿Opiniones sobre el capítulo?

Gracias por seguir leyendo la historia a pesar de todo, cada voto y comentario cuenta demasiado.❤️

Un abrazo a todos.❤️

Hasta el próximo capítulo. (Espero poder actualizar más seguido😅)

Atte: Angie D.

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