Pelea.

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Yoongi, llevaba consigo un corazón roto, lleno de venganza y dolor, su madre lo había abandonado cuando era tan solo un bebé, dejándolo a su suerte, una vez que su madre consiguió estabilidad casándose con el viejo emperador, tampoco se preocupó por él ¿Yoongi tiene derecho a sentirse lastimado? Tal vez sí, quizá tiene derecho a odiar, pero probablemente está odiando a las personas equivocadas, aquellas que solo quisieron brindarle cariño y confort, pero su deseo de venganza, hace que se sigue a aquel sentimiento que tanto nos hace falta a todos.

Yoongi caminaba nuevamente por los pasillos dejando atrás el cuerpo herido de su madre, sintiéndose cada vez más fuerte y con los suficientes pantalones para matar a su hermano, después de todo, se había acabado de deshacer de su madre ¿Qué tan difícil sería matar a su gemelo? No era difícil o eso creía él. En la última vuelta del pasillo, se encontró con Min, quién tenía su rostro pálido y preocupado, seguramente por Jimin, quién aún no daba señal de vida.

—Hoy morirías, Min. —amenazó Yoongi alzando su espada— el reino al fin será mío, por fin tendré lo que me merezco.

—No me interesa pelear contigo Yoongi, ni tampoco me interesa éste reino, solo quiero que me digas dónde está Jimin. —dijo Min harto de la situación.

—Te lo diré sí me ganas, pero dudo que sea así.

Yoongi dio el primer golpe con su espada, pero Min fue más rápido y lo esquivó obligándose a sacar su espada para complacer a su hermano. Ambos empezaron una pelea donde solo se escuchaba el sonido de las espadas chocar una con la otra, donde en pocas veces, sus cuerpos eran heridos por el filo de estas, los dos chicos parecían tener la misma forma fuerza, enfurecido más a Yoongi, quién le había jurado al cielo ganar la batalla y quedarse con todo.

Entre más pasaba el tiempo, más se hundía el reino bajo las aguas de la lluvia, pero sencillamente Yoongi no entendía eso por más que Min se lo explicaba, pues para Yoongi, las palabras de su hermano solo eran excusas para huir de la batalla.

—Yoongi por favor, el reino está en peligro. —suplicó cortando un poco el brazo derecho de Yoongi.

—¡Mierda! —chilló sintiendo su brazo arder—. Jamás te irás de ésta batalla Min, a menos de que mueras.

—Bien, como digas.

Min empezó a pelear incluso más rápido que Yoongi, el cual a pocas penas podía esquivar los golpes de Min para evitar ser atravesado por su espada. En medio de la tormenta, cayó un rayo haciendo que todo quedara oscuro, Min aprovechó el descuido de Yoongi para lanzarlo al suelo y poner su espada en el cuello, nuevamente Min había ganado.

—No quiero matarte, solo dime dónde está Jimin. —susurró Min lo suficientemente fuerte para que Yoongi escuchara.

—Está encerrado en la parte baja del palacio, tras las rejas de las cárceles —confesó—, pero probablemente ya es demasiado tarde, Jimin debe haber muerto ahogado.

—¡Cállate! —gritó golpeando el rostro de Yoongi con su puño, dejándolo inconsciente—. Jimin no puede estar muerto.

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