Navego desde que tengo memoria y hoy tengo la desdicha de ser una más con el océano, como si me tragara por egoísta, como si me hundiera hasta el fondo sin poder respirar por vanidosa, como si el peso de las aguas  me arrastrara por la culpa, como si el hecho de no haber pensado las cosas me carcomiera el alma por traición, como si pelear ante todo esta adversidad fue una total y completa inutilidad por mis descuidos.

En esta letárgica oscuridad solo mis pensamientos se desencadenan una por una, viviendo el momento de cuando fui una compañera, como también una amiga, cuando fui  una hija, cuando fui adoptada por un ser que al final y al cabo fue quien salió lastimado. ¿Por qué las personas deben lastimar a su conveniencia?, me pregunté. Había manchado la imagen de alguien como nadie y así quedó; intenté  hacer y decir que no había sido nada serio, que lo que fue nunca fue nada, que solo había sido una acción sin ningún fin.

Y fue nuestro fin.

No he de entender esta catarsis de emociones del cual pude haber evitado, ni a sabiendas de la magnitud que se tergiversa las situaciones poco deseables. Podría implorar al gran Poseidón el omnipotente que nuble mi mente, donde mis lágrimas saladas se desvanecen con el agua sin poder notarse, que por favor borre ya este malestar.

Aún si mi martirio es implorar escucharle siempre seré una extraña siendo hija de nadie, un perfil bajo que adopté sin poder llegar a ser alguien que él extrañaría si me perdía. ¿Qué tan equivocada estoy para seguir añorando lo que incluso jamás se me dio: mi lugar?, me pregunté. Podría no ser de mi agrado el que te hayas ido porque muy en el fondo de mi corazón yo sí te aprecié con todas mis fuerzas, preocupándome hasta cuándo no tenía por qué ser yo y vuelves a tu gloria, viéndote desde la oscuridad de mi barco un ser resplandeciente que llenaba cada rincón para irte cuál vil monstruo se lleva las sonrisas de los niños.

Solo diré que todo fue una ilusión que se apagó con unas simples palabras a secas y fueron las más agridulces que puede una niña a tan corta edad asimilar: la desvinculación de un padre y su hija.