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Acariciar las hojas de un viejo cuaderno sentado ante un gran ventanal mientras una lluvia torrencial sacudía Seúl era la imagen de una fotografía que podía decir mucho sobre los sentimientos de aquella persona.
La libreta representaba un diario de momentos felices que quizás necesitaba recordar para darle fuerza a su corazón, los latidos eran cada vez más dolorosos formando sentimientos encontrados en su pecho.
Jimin se sentía prisionero en su propia escena de cliché dramático al ver los recortes, que él mismo había pegado, como los mojaban con lágrimas a la par que las gotas de lluvia golpeaban contra la  ventana. 
Acarició con la yema de sus dedos aquello que representaba lo que tenía en mano: su diario íntimo.

Se había tomado el tiempo en imprimir diferentes conversaciones de WhatsApp que en algún momento de sus días pasados llenaban su corazón de una calidez indescriptible, todo lo que viniera de él a Jimin le daba vida.
Nadie jamás antes se había tomado delicadeza y el tiempo de conquistarlo y amarlo como su novio lo había hecho y el joven vivía de esas migajas.

De forma absurda creyó que si cambiaba las frías habitaciones de los hoteles en los que esperaba a que su chico regresara de largos días de trabajo por el apartamento que el rapero tenía en el centro de la ciudad, Hoseok en un intento de pasar más tiempo con su novio acomodaría su agenda y juntos podrían pasar días felices como Jimin planeaba cada día.

Se equivocó vilmente.


Jimin estaba tan enfadado consigo mismo en esos momentos, ahí mirando la lluvia caer, con las frases bonitas que alguna vez se creyó, dando pena. Se reprochaba así mismo qué era lo que estaba haciendo, a dónde le llevaba esa espiral de auto indulgencia y como podía salir de ella.

Aquella navidad quedaba tan lejos, los casi dos años habían pasado como un tren de alta velocidad sin detenerse casi en ninguna parada y mirando un paisaje borroso donde había que adivinar que era bonito y que no.
Para ser justos no todo había sido un camino de piedras calientes, Hobi había sido un novio que rozaba lo perfecto, Jimin parecía vivir en un verdadero cuento de hadas, en su propia novela de amor y no escatimaba en piropos para su famosa pareja.
El hecho de que JHope era uno de los artistas más famosos del momento en Corea y haciéndose un nombre tras las fronteras no era ningún impedimento para estar atento a su pequeño y espojoncito novio.
Todo en su momento había sido perfecto.

Quizás por eso Jimin no comprendía como o cuando todo se torció. De ser la pareja ideal pasaron a una distancia que él no entendía.


Intentaba no dejarse llevar por que muchos llamaban dramatismo de doncel. La mayoría por supuesto gente de su novio, Hoseok.
Había descubierto que en el mundo en el que vivía su chico los de su especie no eran del todo bien visto, decían que sí, peor el notaba que no. Lo malo fue que aquello lo supo luego de entender con toda su inocencia el pedido de Hobi de ocultar la relación por las fans y hacerles creer que pueden tener alguna oportunidad. También mentira. Pero Jimin lo amaba, Jimin aún tenía en su piel todos esos meses donde su novio había sido la pareja perfecta y no había nada más para él.
Aún así, sí se dejaba llevar. ¡Porque demonios! ¡Hoy era su aniversario! Pero el no llegó a tiempo...

Aquella tarde se había preparado a conciencia, prácticamente una sesión de spa; Para empezar eligió la ropa que llevaría en aquella cena, quizás no era el restaurante de moda ya que había que evitar esos sitios por la prensa o alguna persona que no entendiera lo que es la privacidad, pero tenía elegancia y discreción, era perfecto para ellos dos. Por ende luego de toda una tarde de búsqueda había comprado las prendas perfectas para celebrar los dos años. 
No solo había sido día de compras para él solo, Jimin había descubierto un pequeño paquete de joyería en el armario del vestidor mientras buscaba una de sus pulseras que Jungkook le había regalado cuando se había mudado a la gran ciudad, era un recuerdo muy valioso para él, pero la sorpresa que se había llevado en su búsqueda había hecho que olvidase su primer cometido. en su seguridad de que la había perdido en la casa ya la encontraría en algún momento. Si la noche de aniversario sería la gran noche entonces debía encontrar el lugar, la ropa y el regalo perfecto, para el día D ya lo tenía todo. 

Rojo.

Él iría vestido todo de rojo, era toda una osadía a la moda pero era consciente de su belleza natura y hoy le sacaría provecho. 
Camiseta de algodón de cuello alto, chaleco con cinturón y pantalón plisado con caída de terciopelo fino, esto en contraste con su pelo negro ligeramente haría destacar su maquillaje.
Durante el baño de inmersión decidió depilarse de cuerpo entero, auguraba una noche romántica y movida. 
Champú natural, baño de crema, esponja exfoliante y maquinilla con gel. 
Agua micela, tira para puntos negros, crema exfoliante, mascarilla probiótica, crema hidratante, gel para las ojeras. La queratina fue para el acabo del cabello.
Aceite sin aroma porque siempre le habían dicho que desprendía un aroma dulce de forma natural, leve pero lo justo para que casi todos fueran descubiertos tarde o temprano intentado olisquearlo.

Frente al espejo se reflejaba una imagen que le satisfacía con creces, los ojitos de Jimin desaparecieron formando esas dos medialunitas que caracterizaban su felicidad, sí, Jimin estaba muy feliz de festejar dos años ya con su primer amor, con quien consideraba el amor de su vida, con quien quería formar una familia y esperaría el tiempo que fuese para estar juntos. 

Al llegar al Jihwaja fue dirigido a su mesa, no fue consciente de la mirada atontada que le echaba el mesero que lo acompañaba, de hecho Jimin no era consciente el 99% de las veces que dejaba a alguno o alguna babeando por él, no necesitaba vestirse como lo hacía aquella noche, su belleza era natural pero claro que en aquel momento resaltaba todo lo que tenía.
Una vez que se sentó en la mesa seleccionada para la cita, Jimin pidió tan solo una copa de vino blanco avisando que esperaba a su novio, estaba tan feliz que no dejaba de repetir que iban a celebrar su segundo aniversario.
El camarero sonrió con franqueza deleitándose con la del joven, su emoción contagiaba.

Todos en aquel lugar quedaron maravillados por la belleza de Jimin, en cuanto se quitó la gabardina que llevaba como abrigo incluso algunos suspiros pudieron oírse en el acogedor comedor. Obviamente él no se dio cuenta.
Él solo podía admirar con fascinación el bonito restaurante, había hecho una buena elección, estaba seguro de aquello

Jimin esperó con paciencia en un principio, paciencia y esperanza, la paciencia se estaba yendo cuando se acercaban los cuarenta minutos de retraso. Llamó y envió mensajes observando que Hoseok tenía el teléfono apagado, tampoco era la primera vez que aquello ocurría, solo le quedó suspirar y seguir esperando.


—Perdone caballero pero... Mi jefe me ha dicho que si no hace una orden deberá dejar la mesa... — el mesero y sus compañeros desde hacía media hora que miraban al joven nervioso con pena. Ver como arrugaba la servilleta y el mantel, como llevaba ya cuatro copas de vino y no dejaba de mirar el pequeño aparato esperando ver un milagroso mensaje. Decirle aquello sabía que era ahogarlo aún mas en su humillación.— Lo siento.

Jimin asintió, ya había pasado una hora. ¿A qué estaba esperando realmente? Mientras tomaba su gabardina roja escuchó una voz que creía que por lo menos aquella noche no aparecía. Al girarse pudo ver a un acalorado Hoseok que notaba por su aspecto haber corrido. De acuerdo, quizás no tenía las mejores pintas para aquel lugar, pero a él no le iban a impedir la entrada. ¿Quién en su sano juicio prohibiría la entrada al cantante de moda y del momento?
Olvidado los largos minutos de espera dejó caer su chaqueta en el respaldo de la silla dibujando una enorme sonrisa, realmente creyó que había sido plantado. Plantado y humillado.
Pero no, allí estaba su flamante y guapo novio, con esa sonrisa de iluminaba todo a su alrededor. Jimin fue a su encuentro con los brazos abiertos, se sintió dichoso cuando fue envuelto en los del mayor, la noche se encausaba. 

—Perdona bomboncito— le habló al oído— Se nos fue el santo al cielo y casi no llegamos. Jimin se separó unos centímetro mirando a su novio sin comprender bien. Parpadeó repetidas veces intentando encontrar una respuesta a sus dudas en la mirada de Hobi.

—¿Lle- llegamos? — Y ahí la vio. A ella... Siempre ella. Lo que había comenzado como un encuentro casual en una gira de promoción, pasó a una amistad a distancia para luego encuentros en distinto países, colaboraciones en los conciertos y ahora... llevaba unas semanas porque iban a grabar unas canciones juntos. Halsey, siempre Halsey. 
¿Qué diablos hacía ahora en su cita de aniversario? 
Tuvo que aguantar horas y horas de reuniones con ella, por supuesto que durmiera mas noches en su apartamento que en el hotel que la empresa le había puesto, almuerzos, cenas... Ella, siempre ella. 

Hoseok se giró mirando a su amiga sin borrar su enorme sonrisa, esta también tenía la misma expresión. El camarero pudo ver el segundo exacto donde se le rompía el corazón al pequeño que había robado el corazón de todos allí, miró a sus compañeros y estos tampoco podían creer lo que estaba ocurriendo, incluso los de las mesas a su alrededor notaron el espectáculo que allí se estaba presentando; El único que parecía no enterarse era Jung Hoseok, porque ella, claro que ella entendía todo perfectamente. Que Jimin no se diera cuenta de quien lo deseaba con la mirada no significaba que no lo hiciese con quienes se comían con los ojos a su chico y ella entraba como presidenta del club de fan de 'queremos robarte a Hobi'.

—Sí, por suerte ella me recordó que habíamos quedado para cenar y que además estábamos de celebración— decía Hobi mientras retiraba la silla tanto de Jimin como de Halsey sin borrar su mueca alegre. El menor sonrió como pudo intentando no cruzar mirada con ninguno de los trabajadores o comensales que allí había, sentía como su cara iba tomando calor no era difícil imaginar que estaba rojo de vergüenza o cólera o quizás las dos cosas a la vez. — Podemos pedir lo mismo que la otra vez ¿Qué te parece?

—Lo que tu digas, el experto aquí eres tu, Hobihobi. — La voz de Halsey penetró de forma muy irritante en los oídos de Jimin. No sabía que era lo que peor le sentaba de las pocas palabras que allí se había dicho. 
Si el hecho de que eligió aquel lugar porque su novio había dicho alguna vez de querer conocerlo y ya lo había hecho, o que lo había hecho con ella o que de Hoseok pasó a ser Hobihobi. 

—Que sea entonces banchan, galbitang y para cerrar hangwa para dos. ¿Tu qué quieres bomboncito? — el mesero miró casi con incredulidad a quien hasta ese día había sido su cantante favorito, también la había reconocido a ella y ya no sabía que pensar, pero sabía que no le gustaba nada ver al pobre doncel intentar mantener la frente en alto. 

—Yo voy a querer ehm, pues, japchae, sí.

—¿No vas a querer nada más?

—Hobihobi, tu no comprendes. Jimin debe estar a dieta, todos subimos unos kilos luego de las fiestas navideñas. ¿Verdad, pequeño?— Jimin solo atinó a mirarlos para asentir. 

Su camarero asintió mientras terminaba de anotar las bebidas para luego dirigirse a la zona de pedidos, allí le pidió a dos compañeros que ajustasen la mesa para tres comensales mientras el confirmaba que en cocina ya tenían la encomienda. 
Fue al llegar nuevamente para la mesa conflictiva para dejar las bebidas que junto a sus dos compañeros ya presenciaron el acabose. 

—Bueno, que sea antes de que comamos porque luego con el estómago lleno me cuesta pensar, así que... — rebuscó en su abrigo. Jimin sintió como el corazón se aceleraba para detenerse al ver aquel paquetito muy bien envuelto, por alguna razón mientras se removía en su asiento miró a los trabajadores, quería transmitir una seguridad que claramente no tenía ni su novio le daba. 
Se podría jurar que todo a su alrededor en el comedor se quedó en completo silencio, disimulando los de las mesas cercanas a la expectativa a la reacción de Jimin.

—Realmente quiero agradecerte todo este tiempo en el que te has implicado en el trabajo, eres increíble y creo que vamos a sacar algo muy pero que muy bueno, así que quise regalarte esto ya que en estos día ha hecho un año que nos conocimos, espero que te guste.— y mientras le daba el pequeño paquetito a Halsey y esta lo recibía con sorpresa y felicidad, Jimin sentía que todo comenzaba a darle vuelta, que se quedaba sin aire y que su mundo se desmoronaba frente a él. Justo en aquel momento recreaba aquella navidad donde se conocieron y creyó que su vida por fin tenía un sentido.

Sin pensar en el espectáculo que podía dar se puso de pie mirando a su novio y a esa chica que estaba tirando de su hilo rojo con fuerza, mientras Hoseok y Halsey lo miraban sin comprender que le ocurría no pudo articular palabra alguna. Huyó de allí.

—¿Pero qué? ¡Jimin!— Hobi se puso de pie en un intento de detenerlo pero fue en vano, su chico corrió con gran velocidad — No entiendo ¿Qué pasa?

—Sinceramente no lo sé, Hobi. No lo conozco lo suficiente para saber por qué ha hecho esto. Es tu novio, si no lo conoces tu, pues...

—Yo no tengo ni idea que es lo que ha pasado aquí... Se ha dejado su abrigo.

—Disculpe, caballero. ¿Pero continuarán con la cena? Si no, deberé pedirle que abandonen la mesa.— Esto último el camarero escoltado por sus dos compañeros lo soltó en tono despectivo, realmente quería soltarle unas cuantas verdades pero sabía cual era su lugar y no podía salir de el.  La camarera que estaba a su derecha no esperó respuesta apartándose de allí.

—No, no. No se preocupe, nos marchamos, disculpen las molestias. — Tomó su abrigo repasando su día y los días anteriores para saber qué pudo pasarle a su novio— Te llevaré a tu hotel, Hal, debo ir a mi apartamento para ver qué ha pasado aquí. Lo siento.

—¿Te doy un consejo? Se le veía mal, seguro que necesita un tiempo con él mismo y quizás tu también. ¿Por qué no vamos al hotel, tomamos algo, pedimos algo para picar y repasamos qué pudo ocurrir para que tu chico se ponga así?

—Sí...quizás...no lo digas tan fuerte por favor.

—¡Oh! Perdona, me olvidé.


A la vez que terminaban de recoger sus cosas los cantantes la camarera que decidió no quedarse a escuchar, salió en busca del joven doncel mientras llevaba su abrigo rojo y un paraguas que le pertenecía, había notado como hacía unos 15 minutos la lluvia que habían pronosticado esa mañana ya llegaba. Se le rompió el corazón mientras lo veía mirar hacia todos lados buscando un taxi para marcharse de allí cuanto antes.

—Ya te he pedido un coche, está por llegar, el restaurante tiene un servicio personalizado— Jimin se giró al escuchar una voz, en su rostro se veía la fuerza que hacía para no derramar lágrima alguna, agachó su mirada cuando ella estuvo frente a él mientras lo protegía de la lluvia que caía cada vez con mas fuerza. Tomó su abrigo que había olvidado.

—Gracias...

—No te voy a mentir, esto ha sido una auténtica mierda, pero chico, créeme, si no fueras doncel ahora mismo te estaría pidiendo tu número y no a ese par por mas famosillos que sean. El día que te veas a ti mismo todo cambiará... Pero creo que te pasó como a mi, yo no me veía.— Le sonrió con dulzura y seguridad, Jimin asintió nervioso.— Tu coche ha llegado, no vale la pena llorar por él es cierto, pero eso mejor que dejarte todo dentro.

—Muchas... gracias. 



Se sintió aún mas idiota cuando se dio cuenta que también esperaba que llegase al apartamento que compartían,  porque a esa altura ya sentía que era un inmueble que compartían y no que vivían juntos, ni como pareja, ni amigos ni nada.
Ya entrando en cólera tiró con rabia su diario al suelo quedando frente al espejo, dio unos pasos hacia su reflejo.

'El día que te veas a ti mismo todo cambiará'


Hace muchos años que dejé de existir, solo fue una ilusión. Vamos Park Jimin, vienes de una cuna sucia. ¿Qué esperabas?.


Sin pensar en cualquier consecuencia de sus actos, sin pensar siquiera cual sería su destino aquella noche, tomó las llaves de 'Patricio' y decidió una vez más dejar su vida atrás.


La noche había caído bajo la penumbra que la lluvia iba dejando por su camino; algunos cortes de luz vecinales y callejeros más la neblina provocada por la humedad sumándole a la enorme cortina de agua hacía que la visión fuera complicada. Su estado anímico tampoco ayudaba, la ansiedad con la rabia y suma tristeza parecía hacer combinaba con el clima de la ciudad. 
Jimin había querido hacer aquello aún más masoquista cantando 'Rolling in the deep' de Adele luego de entonar 'Fire on the rain'. No era momento para detenerse a saber si entonaba bien o mal, solo era acompañar sus lágrimas que caían sin permiso una tras otra.

El otro coche apareció en en su foco de mira demasiado tarde, Jimin no pudo dar el envión necesario para esquivarlo, quizás si hubiera girado hacia la izquierda el golpe no habría sido tan directo en él, los reflejos le fallaron esa vez. El hyundai tucson plateado solo se detuvo cuando impacto de lleno en el lateral izquierdo del vehículo del doncel. 
Dos coches más impactaron ocasionando un choque en cadena.
Personas que se refugiaban del aguacero en las tiendas comenzaron a salir, la mayoría llamando a la policía, bomberos y ambulancias mientras corrían a socorrer a los pasajeros de los distintos vehículos que habían colisionado más algunos que habían sido arrollados. No importaba el chaparrón que caía aquella noche, ahora todos tenían cabeza solo para ayudar antes de tener que lamentar pérdidas mayores.

Unas cuatro o cinco personas se percataron que el volkswagen polo había sido el coche más golpeado, no sabían cuantas personas podría haber dentro, pero era necesario sacarlos ya de ahí. 
Cuatro hombres y una mujer cruzaron miradas cuando localizaron al único ocupante de aquel vehículo, se divisaba un hombre inconsciente bañado en sangre, el cinturón había logrado que no saliera despedido luego de la colisión. 

—¡Soy médico! ¡Soy médico! — gritó un hombre alto que había llegado casi a la par de la mujer que se había acercado a socorrer también. Esta asintió dejándole lugar mientras se cercioraba de que no hubiera nadie más dentro. — ¡Tu! 

— Sí, señor. — respondió un muchacho joven que se había subido al capó del coche.

—Escúchame bien, junto a él con nuestros abrigos sacaremos todos los vidrios rotos hasta dejar un hueco, necesito llegar a él para verificar sus constantes además de desabrocharle el cinturón, lo está ahogando. ¿Han entendido?

—Sí— respondió el tercer hombre allí arrodillado — Soy Jin— le dijo al muchacho sonriéndole levemente para transmitirle confianza mientras se quitaba su chaqueta.

— Soy ChangBin.

—Bien ChangBin, le haremos el agujero necesario a Nam para que pueda llegar a este pobre chico. ¿Si?— los tres asintieron sin perder tiempo. 
Pronto el médico que respondía al nombre de Nam pudo hacerse paso hasta el chico que yacía inconsciente. Respiró tranquilo dentro de lo que cabía al comprobar que seguía con vida, desabrochó  el cinturón, ágilmente sacó una pequeña linterna que llevaba siempre consigo regalo de su padre y al acercarse aún más al cuerpo inerte fue cuando lo sintió. 
Entre el fuerte aroma a sangre que lo estaba poniendo nervioso a él llegó un aroma dulce y fresco que habría reconocido en cualquier lugar: grosella negra.
Con suavidad limpió la sangre que caía por el rostro del pobre chico accidentado. Su respiración se cortó.

—¡Namjoon! ¡Ya han llegado las ambulancias! — gritó Jin desde fuera mientras ChangBin hacía señas de que allí también había un herido. El médico salió intentando no cortarse en el intento sin poder quitar la mirada de quien hasta ese momento creyó un desconocido al cual socorrer.
Los tres se apartaron para dejar a los profesionales actuar, mientras el joven hablaba con un policía contando lo que había llegado a ver del accidente, los dos mayores permanecían a un costado viendo como sacaban al hombre desmayado.

—Es Jimin. — dijo por fin Nam, mirando casi hipnotizado como lo trasladaban a la ambulancia. Al reconocerlo le invadieron muchos sentimientos encontrados que ahora mismo no sabía bien como manejar. Luego de varios años buscándolo la mala suerte hizo que lo encontrase en medio de un accidente, un grave accidente.

—¿Jimin? ¿Estás seguro?— preguntó acariciando su brazo viendo como las ambulancias comenzaban a marcharse con los accidentados. 

—Sí, reconocería su aroma donde fuese. Es mi hermano Jimin.




Por fortuna el hospital más cercano estaría a unos 15 minutos de distancia del siniestro, todos los heridos fueron trasladados allí, poco a poco la sala de espera se iba llenado de sus allegados, el personal de enfermería los había colocados juntos mientras recolectaban los datos personales. 
Por el momento no había noticia alguna de ninguno de los ingresados en urgencias.

—Toma cariño, el té te hará bien y no me digas que no. Bébetelo todo.— Jin se sentó junto a su prometido — Esto es realmente loco... Tu hermano... Tenía razón, mi amor, él estaba aquí.  El de la foto era él. — 


Y el hecho era que una tarde de domingo mientras Nam, su novio Jin y su cuñado, hermano mellizo de su prometido, estaban de barbacoa en la casa del primero. Luego de una gran comilona se tiraron en las reposeras que estaban bajo el gazebo, allí el mayor de los tres, Jin, leí una revista de variedades donde salía un rapero que le gustaba tanto a su hermano como a su chico; El ambiente cambió cuando les mostró la entrevista. 
No fue en sí eso lo que llamó la atención de Namjoon, si no las fotos. Tomó la revista pegándola casi a su nariz mirando a un muchacho que salía por detrás del famoso cantante J-Hope, de hecho salía en dos de las cinco fotos, pero no tuvo duda, era él, quien llevaba más de tres años buscando, desde que su padre había fallecido y supo una verdad que ni en sus sueños más locos pudo imaginar. 

Desde aquel día su misión era encontrar a Jimin, quien para él era su hermano a pesar de no compartir ni una gota de sangre. 
Eran unos críos cuando su padre conoció a la madre del doncel y realmente él intento por todos los medios acercarse a su hermanastro, pero había sido en vano, hasta el punto de que, cuando la madre de Jimin se marchó él tomó la misma decisión.
En algún punto no comprendía por qué su padre, a pesar del latente disgusto de Jimin de estar allí, siempre haciéndoles desaires y plantones. Siempre fue para protegerlo de sí mismo y de quienes quisieran aprovecharse de su condición.
Ahora esa era su misión. 
¿Qué culpa tenía Jimin de todo lo que le había ocurrido? ¿Qué culpa tenían ellos de ser quienes son? Les tocó y ya. Lo importante era estar unidos y encontrar a todos los que eran como ellos. 

En su búsqueda halló algo que su padre tantas veces le había relatado mientras lo hacía dormir, vivir en carne propia lo que vivió al conocer a los mellizos Min. Jin y Yoongi. 
Para ser sinceros, cierto que le alegraba conocer a Yoongi, pero no pasaba más que como un buen amigo, pero Jin... Min SeokJin... Ya estábamos hablando de otros niveles, y muy superiores.
Todo en el era perfecto, alto, piel de porcelana, ojos color caramelo, pestañas bien a lo Disney, espalda ancha, si ya se veía apoyado en aquellos anchos hombros al abrazar esa pequeña cintura mientras aspiraba todo el aroma a lychee y rambután.  
Ahora cuando cuenta como conoció al amor de su vida se ríe a grandes carcajadas, pero en su momento se llevó unos cuantos puñetazos por parte de él y otros tanto de quien ahora es su cuñado, además de una orden de alejamiento y casi un encierro en un psiquiátrico público.
Aún así, no se detuvo hasta que creyeron en él, ellos debían saber quienes eran, cual era su procedencia y que podían estar en peligro si otro tipo de personas los encontraban antes.


Ahora son una familia de ocho miembros, quizás sean pocos, pero sabían que había más como ellos ahí fuera y Jimin era uno de ellos. Namjoon jamás fue creyente en alguna divinidad pero en esos momentos rezaba a todo lo que su madre le enseñó alguna vez por la salud de su hermano pequeño.
Su hermano... Sabía que iba a tener que trabajar duro para ablandar ese duro corazón que él bien conocía, pero eso era lo menos importante ahora. Solo quería que se recuperase y volver a ver a discutir con él.
De vez en cuando su ilusión se iba al garete cuando venían a dar informes pero nada sobre Jimin. 


—Ya he llamado a Yoongi, está histérico con los llantos de Oshin, esa niña sí que ha sacado pulmones— Nam asintió sonriendo levemente al recordar a la pequeña bebé de dos meses— por suerte está Ki-Hara y podrá con ese grupo de testosterona. — tomó la mano de su novio buscando su mirada, le dolía tanto verlo así. Él había sido testigo de lo mucho que había trabajado y sacrificado por encontrar a ese pequeño y ahora que lo hacía llevaba horas de cirugía. Besó sus manos para luego atrapar sus labios en un corto pero sentido beso. Acarició su mejilla y le regaló una de esas sonrisas que derretía a Nam, casi lo encierra creyendo que era un loco psicópata pero... Ahora no podía separarse ni un día entero de él. —Todo irá bien mi amor, lo presiento y tu dices que mi  sexto sentido es muy fuerte y realmente siento que Jimin saldrá bien de esta. ¿Sí?

—Te amo, muñeco lindo y gracias por estar a mi lado. 

—Kim Namjoon, ya no podrás deshacerte de mi, soy tu karma. 

—Que tonto eres a veces. 

—Pero así me amas.

—Familiares de Park Jimin, por favor. — en cuanto un médico seguido de un enfermero y una enfermera la pareja dio un salto de sus asientos para casi correr hacia ellos, en los rostros de los sanitarios no pudieron adivinar nada de lo que iban a decirles.

—¡Nosotros! Yo, yo soy su hermano. ¿Cómo está? ¿Cuándo podremos verlo? ¿Ha despertado? 

—Tranquilícese, por suerte todos han llegado lo suficientemente rápido como para no tener que lamentar ningún deceso. Su hermano ha sufrido un traumatismo maxilofacial que hemos podido reparar en su mayoría con esta primera cirugía, digo primera porque no descartamos una segunda luego de que los huesos sueldan y ver si debemos quitar alguno de los clavos de titano que le hemos puesto, también hemos implantado una placa. Lo dejarán unos minutos más en el quirófano para luego subirlo a planta, todo ha salido bien, en cuanto lo ubiquen en una habitación se les avisará para que puedan subir. — él médico le sonrió con confianza antes de llamar a familiares de otro accidentado.

Namjoon se dejó caer en los brazos de su novio con las piernas aún temblorosas pero aire ya en los pulmones, prácticamente lo estuvo reteniendo todo el tiempo que le daban el pronóstico sobre el estado de Jimin. 


—Tranquilo, mi amor, tranquilo. Pronto podrás verlo y verás que antes de que te des cuenta podremos regresar todos juntos a casa. — le dejó un besito en la mejilla— Eso espero o Ki-Hara o Yoongi cometerán una masacre. En cuanto convenzamos a Jimin nos podremos en campaña para el tema de las casas.

—¿Y si no quiere? ¿Y si también me toma por loco y llama a la policía? ¿Y si vuelve a rechazarme como familia? Yo... yo realmente esperé este momento por mucho tiempo pero no sé si estoy preparado.

—Bichito, primero, respira y luego... Seguramente te tomará por loco pero ahora tienes mejores formas para demostrar que no mientes, lo bueno que estará muy drogado por la cirugía y no podrá salir corriendo. Y créeme, bolita, cuando entienda quien es, quien eres, quien soy... quienes somos, no durará un ápice en venir con nosotros, hay muc-

—¿Quién es Kim Namjoon?— Un jovencito de pelo castaño, alto y delgaducho que iba acompañado de un muchacho de pelo negro y casi la misma estatura a diferencia de quien miraba buscando que alguien le respondiera, era notoriamente musculoso.
Nam y Jin se miraron entre ellos al notar que ninguno conocía a aquellos chicos.

—Yo soy Kim Namjoon. ¿Tu quién eres? ¿Quiénes son y qué quieren de mi? — algo dentro suyo hizo que quien moraba en su interior se posicionara en alerta, su pecho gruñó y un aroma fuerte y demandante fue percibido por Jin. Este dio un paso adelante posando su mano en el pecho de su prometido mirándolo a los ojos pidiendo calma. Dejó escapar es leve gemido lastimero pero que los oídos de Nam captaron. 
Los dos jóvenes dieron un paso atrás, había algo en ese hombre que les causaba cierto temor.

—Yo, ehm, soy, soy Kim Taehyung, el hospital ha llamado a mi novio porque es el contacto médico de Jimin y aquí nos dijeron que su hermano, Kim Namjoon estaba en la sala de espera. Lo que no nos cuadra mucho porque Jungkook, él es Jungkook, Jeon Jungkook, sí de esos Jeon, pues él es muy a migo de Minnie y no tenía ni idea de que tuviera un hermano y mucho menos con un apellido distinto, porque claro, Jimin es Park y Park no se parece a Kim. Preguntamos si había un error pero nos dijeron que no, que un tal Kim Namjoon se presentó como hermano de nuestro Minnie. — soltó Tae casi sin tomar aire —También soy amigo de Jimin. Nos conocimos hace dos años en casa de él y-

—Bebito, respira y creo que ya han entendido. — acarició la espalda de su peculiar novio — Pero lo que ha dicho es cierto, Minnie jamás me nombró a un hermano... Aunque sí dijo que alguna vez su madre se volvió a casar o algo así, así que, quizás tu sales de ahí. ¿No?

—Así es— respondió Jin por su novio que aún parecía sacarles una radiografía con la mirada y olisqueaba con disimulo, él también lo hizo, ellos olían a simples humanos— Su padre llegó a casarse con la madre de Jimin, de ahí el parentesco. Son hermanastros a decir verdad.

—¿Hay alguna novedad? — preguntó Taehyung con extrema preocupación.

—Le han hecho una cirugía maxilofacial, tornillos de titanio y plaquetas, pero está bien.— respondió Nam con voz intimidante. En el fondo no era más que miedo a que esos dos chicos que parecían ser muy cercanos a Jimin pudieran alejarlo de él. Eso no podía permitirlo. No ahora que por fin lo había encontrado. 

—¿Podemos verlo?— Jin se enterneció ante la expectativa de Jungkook al preguntar, se notaba en su mirada lo preocupado que estaba por su amigo y el cariño que le tenía. Su mano era presionada por quien se había presentado como su novio. A simple vista cualquiera diría que Taehyung era el varón y el menor el doncel pero la capacidad de la pareja mayor los hacía saber que no era así.

—Nos llamarán en cuanto vuestro amigo sea trasladado a la habitación— los dos jóvenes asintieron. —Soy Min SeokJin, por cierto, su prometido. 

—Y ¿Hobi no ha llegado aún?

—¿Hobi? preguntó Namjoon. 





Con un leve parpadeo fue dejando que poco a poco que la luz entrase en su campo de visión. Se sentía entumecido, atontado y levemente, por suerte, dolorido. 
Por cada segundo que pasaba los recuerdos del accidente iban llegando a él, la lluvia, la luz, el ruido de rudas quemando asfalto y un fuerte dolor que recorrió todo su cuerpo.
Al abrir los ojos no tardó en darse cuenta de donde se encontraba, la habitación de un hospital se hizo presente ante él. 
Luego de las imágenes del acontecimiento que lo llevó ahí y lo dejó postrado en aquella cama Hoseok llegó a su mente. Él, ella, las noches vacías, las lágrimas, el restaurante y su huida. 
Unas  lágrimas traicioneras volvieron a poner su vista borrosa.

—No llores, pequeño. No te esfuerces. — A Jimin llegó una voz que no reconocía, supuso que sería alguien del cuerpo médico, pero al girar con lentitud su cabeza divisó al chico más guapo que había visto en su vida. ¿Un ángel? — Lo sé, soy hermoso, no voy a negarlo.

—¿C-cómo?

—Soy Min SeokJin, pero puedes llamarme Jin y soy el prometido de...bueno...de Namjoon.—mientras decía las últimas palabras se apartaba del campo de visión de Jimin dejando a ver a un dormido, pero que muy dormido, Nam.
Y es que eran aproximadamente las 3 de la mañana y salvo el mayor de todos habían caído rendidos luego de tantos nervios y horas de espera. 
Jin notó el nerviosismo de su, ahora, cuñado al ver a su hermanastro allí, hasta notó cierto miedo, no comprendía por qué tenerle miedo a una bolita de pan como era Namjoon.— Lleva años buscándote, Jimin, pero se hará lo que tu quieras, yo mismo me encargaré de que pase lo que pase, sea como tu deseas. Ah, sí tus amigos también están aquí...— se acercó casi susurrando— Ellos hablaron de un tal Hobi y lo llamaron pero...No pudieron ponerse en contacto con él pero...Mira yo no quiero meterme donde me llaman, aún así me hice un poco el loco y los convencí de que por el momento dejemos el tema de tu novio. Tu hermano dice que tengo como un sexto sentido muy desarrollado y pues...algo me decía que...pues eso.

—No es mi hermano...

—Bueno pues, Namjoon. 

—¿Cómo me encontraron?

—Casi de casualidad, te vimos en varias fotos de J-Hope que imagino que es Hobi ¿No? — acomodó un poco las sábanas—  Pues a partir de ahí hicimos como un trabajo de investigación para encontrar donde él paraba y bueno llegamos aquí... Te parecerá tontería pero, fuimos testigos de tu accidente y Namjoon fue quien te rescató.— Jin se giró mirando a los dos chicos que había conocido esa noche y a su novio— ¿Qué te parece si por ahora dejamos que sigan durmiendo? Así tu puedes tomarte tu tiempo para ti. 

Jimin asintió, se sentí en el centro de un huracán, Hobi, sus amigos, Namjoon, que dijera que es su hermano, su pareja, el accidente, el restaurante, su aniversario. La calma era solo momentánea hasta que Tae y Jungkook despertasen preguntando por, su aún, novio. No sabía bien que quería Kim, ni por qué lo estaba buscando y no estaba seguro que quisiera saberlo... Pero al parecer le había salvado la vida, escucharlo sería lo mínimos que podía hacer en esos momentos, luego podía decirle que se marche y no lo busque más. Nunca supo cómo hacerle entender que el hecho de que sus padres fueran pareja alguna vez, no los hacía familia.

—¿Su padre también está aquí? — preguntó luego de unos minutos en silencio. Jin se giró para ver nuevamente a su prometido y su mirada se apagó. Nam hablaba tan bien y bonito de su padre que le daba tristeza saber que sus futuros hijos no iban a conocer a quien él imaginaba como un abuelo benévolo y amoroso. Miró a Jimin acomodando ya por décima vez las sábanas, un tic de nerviosismo claramente. — Kim Dae... él falleció. De hecho yo no llegué a conocerlo.

Jimin abrió sus ojos sorprendido ante la noticia y sin esperarlo, algo dentro suyo se removió, sin saber que estuvieran en su mente, bonitos recuerdos entre Dae y él  fueron apareciendo.
El no lo supo pero su aroma alteró a Jin y a NamJoon que despertó casi de golpe. 
Sus miradas se cruzaron, el hermano mayor se acercó al ver como pequeñas lágrimas caían por las pálidas mejillas del menor. 
Al quedar junto a la cama, Jimin puso un alto levantando su mano, no, aún no estaba preparado para ninguna interacción física.

—De verdad que lo siento yo... Yo no... Él...tu padre...Él...lo sien-

Antes de poder terminar su lamento la puerta fue abierta y su corazón se detuvo. Como sacado de una película de miedo un ser empapado permanecía de pie bajo el marco de la puerta. 
Hoseok había llegado y Jimin estaba seguro de que no lo quería allí. 
Taehyung y Jungkook se despertaron por tanto ruido, Jin pudo sentirlo con algo de temor miró hacia su novio como si tuviera que estar atento a cualquier cosa que pudiera ocurrir allí. 
Y Namjoon... Namjoon con toda su fuerza ahogó un gruñido que podría haberse escuchado hasta en varios metros de donde se encontraban, notó la mano de su novio posarse suavemente en su brazo pero fue otra manito que que estrujó con fuerza su camisa, bajó su mirado observado que Jimin lo había hecho sin pensar ya que no apartaba la mirada del famoso rapero. Lo único que importaba para él en ese momento era proteger a que él sí sentía como su hermano pequeño y Jung Hoseok olía a problemas.









Tengo puesto todo mi amor en este fic, gracias por estar ahí chiKISS. (✿◠‿◠) 



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