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Todo el que conocía a Otabek podía notar de inmediato que sus semblantes comunes variaban desde la seriedad hasta el desinterés y la normalidad, aunque esto no quiere decir que no sonreía y reía si el momento se daba. Más algo muy poco común en él, algo raro, más que raro, rarísimo era verle con la tremenda cara de -lo que Yuri calificó como-: idiota que se cargaba esa tarde al regresar de History Maker.

-¿Qué te pasa? -murmuró el rubio levantando una ceja al verle sentarse frente a él en uno de los sillones- Tienes una gran cara de... eres mi amigo, así que te lo diré con tacto -dijo cerrando la laptop en sus piernas- Tienes cara de idiota. Por favor, dime que no me veo tan mal como tú.

Otabek se limitó a mirarle y a levantar una ceja.

-No sé cómo me vea, pero te aseguro que te ves peor cuando cierto rubio merodea a tu alrededor -atacó con una leve sonrisita victoriosa.

Yuri hizo una mueca que se debatía entre ser un puchero y expresar su disgusto.

-Entonces estas jodido, mi amigo -suspiró dejando de lado la computadora- Y bien, ¿vas a quedarte ahí sentado como un tonto o me vas a decir la razón de tanta...? -señaló toda su cara sin saber cómo terminar la oración.

El azabache suspiró en su nube.

-Le invité a salir.

El ruso levantó las cejas y sonrió indicándole que prosiguiera.

-¿Y...?

-Dijo que si -murmuró con una pequeña sonrisa.

-¡¿Qué?! ¿En serio? -preguntó en verdad feliz por su amigo- ¡Bien hecho, Beka! -exclamó lanzándose a abrazar y despeinar al azabache en uno de aquellos típicos juegos rudos de amigos- ¡Eso es Otabek! Joder, ya hasta empezaba a dudar de ti -rió frotando su puño contra su cabeza, pero Otabek, aunque en estatura algo más pequeño que Yuri, era mucho más fuerte, por lo que no tardó en apartarle con algunas risas.

-Ya entendí, ya entendí -asintió arreglándose el cabello y la ropa- Solo tengo un problema... -suspiró una vez que ambos se hubieron calmado.

-¿Ah, sí? ¿Cuál sería? -rió echándose en el sillón a la vez que Potya se subía a su abdomen- Hola, Poty -susurró con voz aguda acariciando al minino.

El kazajo suspiró deslizándose en el sillón para quedar medio sentado. Recostó la cabeza en el espaldar y miró el blanco techo.

-Bueno, no conozco Japón y... no sé a dónde llevarlo.

-¿Un restaurante? -propuso Yuri con simpleza, apretando las almohadillas de Potya para sacar sus garras.

El moreno le contestó con un nuevo suspiro.

-No... ¿No es muy típico? ¿Muy cliché? -ladeó no muy convencido.

-Si -le miró-, pero todo es cliché, incluso lo que crees que no es, lo es -dijo algo divertido- A Minami le encantan y conoce al cer... a tu chico -se corrigió rápidamente- ¿Por qué no le preguntas?

-Es una buena idea -concordó sentándose mejor- ¿Dónde está?

-He ahí el problema -suspiró dejando al gato a un lado para sentarse- Tu "Deus ex machina" salió con mi abuelo y Mila, así que tendrás que esperar si quieres sorprenderle y esas cosas ñoñas -murmuró levantándose para buscar su celular.

El kazajo asintió pensando en que había sido impulsivo invitar a Yuuri a salir sin tener verdaderamente algo planeado, pero no podía evitarlo. Odiaba admitir que cuando veía al Beta su control salía de su cuerpo y se tomaba unas vacaciones. Con razón desconfía de los Alfas, pensó no queriendo hundirse demasiado en la idea de que quizás su lindo japonés había sufrido acoso y/o malas experiencias por alguien de su clase igual o... más impulsivo de lo que él estaba siendo sin querer.

-No tienes derecho a decir que son cosas ñoñas -parpadeó al escuchar aquello último- cuando tu me hiciste recopilar un montón de canciones para todo momento en tu boda -replicó tomando un cojín para lanzárselo.

-¡Eso no es ñoño! -se defendió atrapando el cojín.

-Lo es cuando hay varias canciones melosas de Bruno Mars, Ed Sheeran y una de Juanes -resopló evitando el cojín.

-Mejor cállate -bufó Yuri optando por hacerse el desentendido, cambiando rápidamente de tema- Yo voy a pedir una pizza en lo que llegan los demás -dijo yendo a la cocina por uno de los tantos menús de restaurantes que tenían.

Otabek rió levemente y negó levantando a Potya.

-Tu dueño no admite que también hace cosas ñoñas -dijo al gato.

-¿Quieres pizza con piña? -preguntó Yuri desde donde estaba.

-¿Tú la querrías con piña?

-... No, es una abominación. Olvídalo.

El kazajo solo rió de nuevo mientras acariciaba al gato.

En otra parte de la ciudad, mientras Otabek aun estaba en History Maker, Minami y Mila entraban en un hospital. Habían terminado las diligencias que tenían pendientes y el viejo Nikolai Plisetsky había regresado a casa, mientras que la pelirroja aún tenía algo que hacer y había pedido a Minami que le acompañara.

-Muchas gracias por acompañarme -suspiró mientras subían en el ascensor.

El japonés negó con una enorme sonrisa divertida.

-No agradezcas, seremos familia y... -le dio un empujoncito con el hombro a la vez que agregaba:- me gustaría conocer a tu novio.

La chica solo pudo soltar una risita.

-No es mi novio, ni mi prometido -negó juntando sus manos tras su espalda- Solo es... la mejor opción a pareja, si no me acepta, hay otras opciones que mis padres no dudarán en presentarme -suspiró.

La puerta del ascensor se abrió y ambos salieron.

-Eso... suena algo complicado -murmuró el rubio, pues no sabía bien la situación de la rusa ya que no hablaban demasiado de ello.

-Lo es -asintió leyendo los nombres de las habitaciones buscando el de Viktor Nikiforov.

-¿Puedo preguntar el por qué? -soltó Minami, pues la curiosidad le ganaba- Quiero decir, supongo que es normal en familias con empresas y esas cosas... pero Yuri no estaba en tu situación y por lo que sé, Otabek tampoco lo está.

Mila paró frente a la habitación que buscaba y miró al japonés, quien por un momento temió haberse pasado de la línea; aunque la pelirroja sabía que no preguntaba con mala intención.

-Bueno... -alargó ella sin saber cómo explicarlo- Saber que Otabek, tu y yo somos de la misma edad, y con Yuri casándose primero... Mis padres piensan de que ya es hora de que por mi parte asegure un heredero también -rió un poco guiñándole un ojo, haciendo que se relajara ante su mentira, pues la verdad era que hace tiempo había hecho una tontería bastante gorda.

Minami creyó sus palabras mientras ella tocaba la puerta y recibía un simple: "Adelante".

En la habitación, Viktor terminaba de hablar con una enfermera mientras los dos se quedaban aparte hasta que terminara.

-¿Ya estás listo? -preguntó amablemente Mila.

-Sí, solo debo tomar todas las cosas y... -respondió tomando algunas bolsas para voltear a verle y, caer en cuenta de que había traído compañía. Levantó las cejas mirando al rubio- Hola.

-Ah, sí, él es Minami Kenjirou, el prometido de mi primo -se apresuró a presentar mientras iba a tomar la mayoría de las bolsas.

-¡Ah! -asintió recordando al primo gruñón de Mila. Sonrió un poco al chico- Vaya, es un auténtico placer conocer al encargado de calmar a la fiera -rió acercándose a tomar su mano- Viktor Nikiforov.

-¡Oh! ¡Si, un placer! -exclamó con emoción, estrechando su mano- ¡Tienes un cabello muy brillante! -dijo impresionado.

Viktor solo atinó a reírse por la observación.

-Gracias, el tuyo también es muy bonito, me gusta el mechón -sonrió volviendo a tomar las bolsas que llevaba- Bueno, ¿nos vamos?

-Sí, un taxi nos espera -asintió Mila adelantándose a los chicos.

-Deja te ayudo -propuso Minami tomando una de las bolsas del peliplata.

-Gracias.

El camino a la Universidad de Viktor no tomó demasiado y Minami pudo notar que era un buen chico con gustos parecidos a los de él.

Toda la conversación fue llevada por ambos Omegas mientras que Mila se limitaba a mirar su celular y responder si le preguntaban algo. Más al momento de recorrer el campus hasta la habitación de Viktor, Minami decidió esperar en el taxi y solo entonces la pelirroja habló.

-En verdad pienso que deberías quedarte un día más en el hospital -dijo una vez en la habitación del Omega.

-No, me siento mejor -negó restándole importancia- Además, hay varias cosas que debo hacer -se encogió de hombros- Como sea, gracias por ayudarme, Mila... Eres un sol -rió dándole una palmadita.

-Lo sé, lo sé -rodó los ojos con diversión- Es mi deber cuidar de ti como amigos y... posible futuro esposo después de todo -bromeó con algo de sarcasmo mirando a su alrededor- Es una linda habitación -dijo por los dibujos y fotos que tenía colgados en las paredes- ¿Dónde está Makacchin?

-Mi compañero Yuzuru lo ha de estar paseando, regresarán pronto -suspiró sentándose en la cama- Ayúdame a ponerme el pijama, por favor.

-Claro, en seguida -asintió yendo a la cómoda para descubrir algo impactante- ¿Tienes un pijama con cerditos? -rió divertida sacando la prenda.

El peliplata solo pudo exhalar una carcajada.

-Sí, es mi favorito. Ahora cállate y ayúdame -dijo divertido.

Viktor y Mila en realidad eran buenos amigos, y solo eso podían ser ambos, aunque la pelirroja fingiera que lo intentaba ante su familia y el resto.

Ambos tenían ya una persona que les gustaba y el otro lo sabía, por lo que era más fácil darle largas al asunto y que sus familias dejaran de insistir en buscarles pretendientes por un rato.

-¿Has podido contactar con Michelle o a Sara? -preguntó un curioso Viktor antes de que se fuera.

La Alfa suspiró.

-Estoy en ello -se rascó la nuca con una sonrisita.

-Espero que en verdad puedas arreglar las cosas -murmuró acurrucándose en la cama con una sonrisita en forma de corazón, pues el medicamento le daba algo de somnolencia.

-Yo también lo espero -suspiró apagando la luz para salir de la habitación.

Al regresar al taxi Minami le dedicó una sonrisa y un apenado:

-¿Todo bien?

-De maravilla -sonrió la pelirroja, aunque la verdad no fuera esa.

Al llegar a casa, ambos encontraron a Yuri y Otabek echados en el sillón con una enorme caja de pizza frente a ellos.

-¡Espero que me hayan guardado un pedazo! -exclamó Mila yendo hacia ellos.

-¡Yo espero lo mismo! -habló Minami dejando su abrigo primero.

-Para la vieja gorda no hay -bufó Yuri cerrando la caja justo cuando la pelirroja se plantó frente a esta.

-No seas grosero, pequeño diablo -murmuró Mila entre dientes, apretando fuertemente las mejillas de Yuri.

-¡Suéltame, vieja gorda! ¡Ah! ¡Jódete! -alargó luchando con ella.

-Son muy infantiles cuando quieren -habló Minami divertido, sentándose junto a Otabek para tomar una servilleta y comer un pedazo de pizza- ¿El abuelo Nikolai está descansando?

-Sí, pedimos algo menos grasoso para él -explicó Otabek algo nervioso por pedirle ayuda. Se aclaró la garganta- Minami, tú... eres amigo de Yuuri, ¿no?

El Omega asintió alargando el queso de su pedazo, mientras Yuri y Mila llevaban su pelea al suelo.

-¡Ya, vieja en verdad pesas!

-¡Pídeme disculpas entonces!

-¡Me niego! ¡Aléjate!

-Me obligas a hacerlo -suspiró Mila llenándose de saliva un dedo para meterlo en la oreja de Yuri- ¿Te gusta eso? -canturreó.

-¡Eres desagradable, ug! ¡Ya, lo siento!

Era lo que se escuchaba de fondo.

-Bueno, resulta que lo invité a salir -murmuró Otabek jugando un poco con la servilleta en su mano- y quería saber si podías darme alguna idea de los lugares que le gustan o lo que le gusta hacer.

Minami no pudo evitar verle con sorpresa.

-¿En serio lo hiciste? -exclamó contento por él y por el mismo Yuuri- Vaya, Otabek, ¡eso es genial! -asintió dejando la pizza a un lado por un momento- Espera... -tomó un cojín y se lo lanzó a Yuri- Ustedes dos basta, ¡necesitamos una intervención para ayudar a Otabek!

-Bueno, no creo que necesariamente una intervención -dijo Otabek cuando los primos dejaron de luchar.

-¡Claro que si es necesaria! ¡Hablamos de Yuuri senpai! -refunfuñó con ojos ligeramente brillantes.

-¿Yuuri qué? -gruñó Yuri sentándose una vez que Mila le dejó en paz, no le hacía gracia la emoción de su pareja al hablar de otro tipo- En definitiva no me gusta que se llame igual que yo.

-Cállate, Yurio -bufó Mila empujando a su primo.

-¡¿Cómo me dijiste?!

-Si el problema es el nombre, pues ya tienes un apodo -se encogió de hombros con simpleza para luego tomar un trozo de pizza.

-¡Yo apoyo la moción! -saltó Minami con una sonrisa para evitar una nueva discusión- ¡Me gusta Yurio!

Yuri solo gruñó y se cruzó de hombros sonrojándose levemente. Si le gustaba a Minami, estaba bien... de momento.

-Bueno, ya, como sea... Sigamos con el plan "Costillas de Cerdo" -dijo levantándose- Solo espera un segundo.

-Yuri, cariño no traigas la pizarra... -pidió Minami, pero era tarde.

-¡La pizarra es necesaria! -exclamó.

-No lo creo -apoyó Otabek al ver como abría el apoyo de la pizarra y luego la colocaba, dejando ver el dibujo de un cerdo y sus costillas- Creo que tener tiempo libre te hace mal...

-Silencio -habló Yuri tomando un marcador. Otabek solo levantó las manos en señal de paz- Bien, Minami, ¿qué le gusta al cerdo?

El nombrado le miró pensativo.

-Bueno, Yuuri senpai es de la vieja escuela y aunque no lo admita, le gustan los clichés -dijo levantándose para llegar junto a Yuri, quien soltó una carcajada.

-¡JÁ! ¡Te lo dije, Beka! -celebró sentándose en uno de los sillones individuales con autosuficiencia.

-Oh, silencio.

El Omega soltó una risita.

-Bueno... Otabek ya es un caballero, así que tiene gran parte del camino recorrido, pero nunca está de más pasar esta tarde viendo algunas películas y cosas clichés -ante esta propuesta se escuchó el quejido de Yuri y la emoción de Mila- Además, tengo un par de ideas que puedes usar y buenos sitios a donde ir, puedes escoger el que creas más adecuando -sonrió animado escribiendo en la pizarra las películas que iban a ver y...

Paso 2: ¡Conquistar a Yuuri senpai!

-Eso no es un título -bufó Yuri levantándose para reemplazar una palabra por otra- Listo, mucho mejor.

Paso 2: ¡Conquistar al Cerdo senpai!

Notinforma:

¿Tengo una duda, a Alguien más le gusta The Weeknd o solo yo estoy teniendo una obsesión con él?

Aunque eso no viene al capítulo... ¡En fin! Espero les haya gustado tanto como a mi... y me he dado cuenta que hay unos capítulos bien cortos, intentaré hacerlos de 2000 palabras como mínimo cada uno a partir de ahora... aunque si sale menos y veo que queda bien, pues ya no lo prometo.

No olviden dejar sus comentarios conspirativos, es lo que más me gusta de escribir <3

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