09

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

╭━─━─━─━─━─━─━╮
❛ᴠᴇɪɴᴛɪᴄᴜᴀᴛʀᴏ ᴅᴇ ᴅɪᴄɪᴇᴍʙʀᴇ❜
╰━─━─━─━─━─━─━╯

HABÍAN pasado unas pocas horas desde que la serpiente pelirroja se había ido de la habitación del chico mestizo. Para la suerte de esta, nadie la vió saliendo ni entrando, así que no debía responder nada o escuchar uno de los chismes, -que corrían por los pasillos-. Ya tocaba prepararse para la cena en el comedor, donde las mesas no estarían divididas por casa, eso era libre. Aunque en vez de ser cuatro mesas, eran dos, con el objetivo de reducir el espacio con todos los presentes. No había mucho que saber ni nada, Gwendolen se preparaba en su fría habitación... sin saber la razón del porqué era así, con oscuridad. Ello no importaba mucho. Quizá no había llegado el calentamiento de la estufa, o incluso era la ventana abierta... sí, era la ventana. En donde se podía observar un bonito paisaje.

Ignorando eso, la joven vestía con un vestido que le llegaba por las rodillas; dejando ver mitad de sus piernas. Esta prenda era lisa, sin ningún detalle, de color blanco que hacia notar su melena brillante y rojiza. Además, uno de los tantos detalles que llevaba el vestido, era que sus hombros estaban desnudos. Y por la parte superior de la espalda habían unos leves cortes que dejarían ver pocas y pequeñas partes de su espalda. La chica no recordaba haber comprado este vestido, ni que fuera regalado, simplemente lo encontró entre sus pertenencias... algo raro pero, bonito. Como suerte tenía unos tacones que combinaban y llevaban piedritas rojas en la parte de arriba, formando un círculo relleno.

Al salir de el cuarto, la temperatura cálida inundó cada parte de su cuerpo no cubierto, y sintió una extraña sensación de felicidad... mientras olía el aroma dulce a lo que la esperaba en el gran comedor. Se apresuró a salir, mientras veía a personas acercarse también a la salida. No eran muchos como antes, pero el director se había encargado de que pareciera un festejo... aunque faltaran la mitad de los alumnos. Le resultó extraño y algo tonto, pero le pareció por parte agradable. Y siguió caminando hacia donde se encontraban los profesores y una cantidad chica de alumnos sentándose o incluso charlando como lo hacían normalmente en el desayuno, el almuerzo e incluso la cena. Sin pedir permiso se sentó alado de una rubia Ravenclaw. Algo incómoda pero sin mostrar aquello.

Sintió a alguien en especial sentarse alado de ella, con un característico olor a menta fresca. — Si que te queda bien el blanco, eh.

— Gracias, Riddle, para ser sincera todo me queda bien... e incluso perfecto.

— Lo sé, Gwen, no hacía falta decirlo. — Admitió mirando a los ojos de su contraria.

— Si lo hacía. Una dama debe mostrar hasta cuanto llega su belleza. — Hizo una pausa. — O mejor dicho hasta cuanto llega su potencial.

— Estoy de acuerdo con ello.

— Al fin estás de acuerdo conmigo.

— Lamento por lo que pasó antes, ¿sí? — Pidió con tono arrepentido. — No era mi intención apretar tu brazo.

— Lo hecho, hecho está. — Dijo la pelirroja evitando la mirada de su amigo.

— ¿Eso es un 'sí, Tom sexy Riddle, te perdono'?

— No. — Aclaró. — Es un 'sí, Riddle, te perdono... pero la próxima ten más cuidado'.

— Así será entonces. — Prometió.

Los adolescentes se callaron cuando Dumbledore empezó a hablar, sin antes carraspear la garganta para que dirijan la mirada a él. Acto seguido empezó deseando felices navidades y hablando sobre las buenas y malas que había pasado el colegio hasta ahora, la mayoría prestando atención a aquellas palabras... Y otros que estaban por dormirse y sólo querían dormir. Ya al terminar aquel montón de oración sólo tocó comer y hablar entre los presentes, riendo y pasándolo bien. Incluso Tom reía con Gwen sobre cosas tontas respecto a lo que pasaba... no era algo de otro mundo. Aunque varias risas se pararon cuando una Slytherin le lanzó un trozo de papel a la cabeza de una Hufflepuff, y que ésta se la devolviera con comida... empezando una guerra entre esa mesa. Esa pequeña guerra no tardó en llegar a la otra mesa, haciendo que varios alumnos se pusieran bajo ellas, -como el Riddle y la Cassday-, a cómo también siguieran tirando aún más... creando un enorme alboroto entre todos.

— ¿Qué les pasa a todos? — Gritó una Gryffindor furiosa, mientras se subía a una banca y comenzaba a lanzar lo que tenía en el cabello.

— ¡Paren, paren! — Intentaban detener lo que se había causado los profesores. Pero nadie les hacía caso. — ¡Basta!

Tom se asomó para ver un poco pero unos espaguetis se estamparon en su cara. — No hiciste eso...

— Fíjate, tienes salsa en la cara. — Empezó a reírse su acompañante pelirroja.

— ¡No es gracioso! — Exclamó y acto seguido le lanzó un vaso de agua. — ¿Ahora ves lo que se siente?

— ¿Cómo pudiste? — Soltó enojada, para luego volver a reír junto a el Riddle.

— Oh mierda, ese cabello costará en secarse.

— El tuyo igual. — Avisó, y el chico la miró confundido... pero ahora un vaso de jugo calló en el rostro de aquel. — Somos mellizos, fíjate.

— No te creas, Gwendolen, te pasaste. — Murmuró intentando secas las gotas que caían.

De repente un grito de parte de Albus Dumbledore apareció, dejando a todos atónitos. — ¡¿Cómo se les ocurre?! ¡¿una guerra de comida?! Por Merlín. Matilde, Elena... a mi despacho.




























































La mayor parte de los presentes en todo el castillo había limpiado la comida que tenía, o incluso de les había pegado por el cabello o en la ropa. La magia no ayudaba tanto en limpiar, tardaba, además algunos no sabían hacerlo y debían ser ayudados por los profesores; que no se habían salvado y también recibieron comida. Ahora Gwendolen Cassday se encontraba secando su cabello luego de bañarse e intentar limpiarse con un hechizo que funcionó, por suerte, pero se ganó que apareciera una picazón por la sona del cuello que tendría que arreglar en la enfermería. Alumnos que habían empezado esto ahora eran castigados. La noche fue divertida y a la vez desastrosa, la pelirroja aún no creía que su vestido se ensuciara tan fácil. Hasta sus tacones habían sido manchados. Pero ese no era el punto, ahora probablemente no harían más fiestas pequeñas de este tipo por el escándalo causado, todos esperaban que siguieran pero lamentablemente el director luego dejó en claro que bajo ninguna circunstancia se volvería hacer por el mal ejemplo que daba aquello. Al fin y al cabo había tocado la hora de dormir, este podría decirse que fue uno de los mejores días de la Cassday.

Pa' ser sincera no me gustó como quedó, siento que le faltó algo :/ pero lo subí porque a la vez me resultó divertido ah... #cringe. Yayaya.

Gracias por leer, los amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro