Capítulo VII

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Capítulo VII: Cae el telón

Las noticias de que Geo había vuelto pero siendo escoltado por los "Ghost Saints" y las "Dríades" de Eris llegaron hasta Artemisa, la cual se hallaba acompañada por un grupo de sus "Satélites", aquellas arqueras experimentadas, capaces de derribar a todo un Ejército bajo una tenaz lluvia de flechas y bajo el liderazgo de la Comandante Calisto, observaba la llegada de aquel albino, quien tenía la mirada clavada hacia abajo y, por unos pocos segundos, notó que el fuego del odio invadía su ser. Notó como Maya de Sagitta se inclinaba para hablarle, susurrar algo a su oído mientras que le daba un empujón y quedaba cerca de la Diosa de cabellos rubio-blanquecinos.

- Diviértete con Artemisa hasta que lleguen Zeus y Hera, mocoso.- Se despidió Jäger con burla hacia el muchacho.

Artemisa los miró con asco, ¿cómo era posible que esos sujetos fueran revividos por la Diosa de la Discordia?. Le repugnaba esa falta de empatía y de su alarde de que podían hacer lo que quisieran con los demás. Geo se levantó del suelo, casi estaba tocando las piernas de Artemisa pero sus fuerzas flaquearon y volvió a desplomarse, por lo que ella le tendió una mano y cuando lo ayudó con ponerse de pie, ésta notó algo caliente en sus manos. Alzó la vista y se sorprendió de verle que tenía varias heridas en su rostro, el pecho y el muslo derecho. La sangre caía espesa sobre el suelo, donde sus carnes laceradas se hallaban, pero apretando los dientes ante su superioridad ante el peligro.

- Llévenlo al Templo de la Luna, de prisa y preparen algo de agua y vendas.- Ordenó a dos de sus Soldados, las cuales asintieron, silenciosamente y partieron hacia el sitio asignado para cumplir con su misión.

El trayecto fue silencioso, Geo no quería hablar con nadie, ni siquiera con Artemisa. Solo tenía una cosa en mente: Hades. Aquel chico albino, el que era conocido como la Reencarnación del Dios del Inframundo, el "Emperador de los Muertos", había logrado vencerlo en ese duelo de Espadas. Le costaba creer que hubiera perdido, pero así fueron las cosas. La Diosa de cabello rubio-blanquecino lo contempló con preocupación y más cuando éste se tocó una herida en su mejilla derecha, donde la sangre se había detenido pero un hilillo continuaba un rato más. Tanteó, sintió su calor y la rabia le invadió cual veneno azota a su víctima. Apretó los dientes y ella pudo sentir su Cosmos elevarse hasta que cesó al instante.

- Lo voy a matar.- Dijo Geo, finalmente.

Artemisa se le acercó un poco para hablar con él pero se detuvo. Había mucho odio en su alma, cosa que le hacía recordar, por su tenacidad y determinación, a cierto "Ángel Guerrero" que tuvo hasta su muerte en el Pasado. El joven sintió como la Oscuridad de los pasillos, habiendo llegado al Templo de la Luna, lo envolvía y solo podía ver las antorchas encendidas en las paredes que iluminaban su camino. Una vez que salieron hacia los exteriores, Artemisa le señaló un lugar en donde sentarse y lo hizo, sin rechistar.

("Desert of Lost Souls", "Madis", 2018)

Los dos Soldados de Artemisa se aproximaron con el agua y las vendas, dejándolas sobre el suelo y llevando que la propia Diosa le lavara las heridas a Geo, quien apretaba los dientes con fuerza.

- No es un Pecado que pronuncies un grito de dolor, Geo. Nadie es ajeno al mismo.- Le dijo ella con suma tranquilidad pero éste no pronunció palabra alguna. Una de sus "Satélites" le quitó la Armadura y la Máscara, viéndose cara a cara con Artemisa. Ella remojó la esponja y frotó la misma sobre el rostro del joven, quitándole la sangre que tenía encima, cayendo, mezcladas con el agua, hacia la palangana de metal que se había traído.

- No era necesario esto, Artemisa.- Oyó hablar al albino con un tono frío en su voz, llevando a que alzara la vista.- Pude haberlo matado con mis propias manos, solo necesitaba un momento preciso y le atravesaba su maldito corazón.- En ese momento, el muchacho se cayó y apretó los puños con fuerza.- Si tan solo la idiota de Eris no hubiera mandado a sus "Dríades" y "Ghost Saints" para rescatarme.

- Ella se preocupa por ti.- Intentó Artemisa en calmar las aguas.

- ¿En serio?.- Geo se volteó y la miró de frente.- Porque lo único que veo en ella y Ares son solo burlas, desprecio, como si fuera un bufón.- Le espetó y señaló hacia el camino que llevaba al Palacio Imperial.- Lo mismo ese idiota de Jäger de Orión...juro que la próxima seré yo quien lo mate.- En ese momento, el agua parecía estar hirviendo, una serie de centellas acudían desde las profundidades.- Aún así, ellos siguen teniendo la misma y asquerosa presencia Humana, antes de convertirse en lo que son.

Aquellas palabras fueron un tanto hirientes para Artemisa, quien adquirió una postura seria al respecto, dejando la esponja sobre la palangana de metal, encarando al chico.

- Oye, más respeto hacia los Guerreros del "Olimpo". Touma de Ícaro fue un Humano en su vida pasada hasta que se lo llamó para formar parte de nuestras filas. Él junto a Odysseus y Theseo fueron la "Élite".- Dijo ante esa falta de respeto hacia aquel chico caído.

- ¿Sí?. Y mira cómo terminaron: Odysseus estalló en miles de pedazos por Hyoga de Cisne, Shiryu de Dragón, Theseo fue reducido a cenizas por Ikki de Fénix y Shun de Andrómeda y Touma, oh sí, ya lo recuerdo: Murió en tus brazos, sacrificándose porque sintió la "Humanidad" en su corazón por Athena. ¡Los tres fueron débiles, no supieron emplear su poder como era debido!.- Bramó el joven y aquello fue la gota que colmó el vaso para Artemisa.

Bajó la mirada, sentía una profunda ira hacia ese chico. ¿Cómo se atrevía con ofender la memoria de uno de sus más valiosos "Guerreros"?. Las manos le temblaban, sus dedos parecían abrirse y cerrarse como los postigos de una ventana en medio de una tormenta. Acto seguido, ella apretó los dientes con fuerza y tomó al joven, colocando sus manos en los hombros de éste.

- ¡¿Acaso vas a defender una causa fallida, Artemisa?! ¡Date cuenta: Touma no era más que un débil, murió como un completo inútil, un perdedor! ¡No sé por qué lo homenajean tanto: No solo fueron Seiya y su Aprendiz quienes lo derrotaron frente a ti, sino de que tú también eres culpable. Eres tan culpable como Athena por lo que han hecho!.- Exclamaba el joven, dominado por el odio y la rabia. ¡Fuiste tú quien permitió que Seiya de Pegaso, su Aprendiz y Aliados mataran a Apolo!.- De ahí no hubo vuelta atrás, ya que la mano de la Diosa estaba a punto de darle una bofetada al chico pero alguien llegó hasta ese sitio, deteniendo cualquier intento de agresión.

- Más le vale bajar sus manos ahora mismo, Diosa Artemisa o me veré obligado a tomar medidas muy severas con usted.- Habló una voz fría y cuando Geo se volteó, éste se encontró con su "Guardaespaldas", quien se arrodilló ante su persona.-

- Muchas gracias por venir, Junk Hurk. Con usted sí puedo confiar.- Dijo el chico, quien se secó y recibió una túnica blanca por parte de aquel sujeto peli negro-gris.

- Sus padres me han enviado para que asista a una reunión importante en el Palacio.- Le anunció Junk, mientras que el chico asentía, yéndose de ese sitio, dejando a Artemisa sola.

La Diosa rubia-blanquecina ahogó un grito de rabia, observaba a aquel joven irse pero no podía permitir que dijera esas barbaridades de sus Guerreros caídos. Se secó unas lágrimas que bajaron de sus ojos, no debía verse así, una figura como ella, de gran poder y respeto, no se dejaba aplastar por alguien así, ni aunque fuera el hijo de Zeus y Hera. Se quedó allí un rato hasta que la Comandante Calisto se acercó para susurrarle algo importante, ella asintió y la acompañó hacia el punto de reunión.

En el Templo de Eris, la Diosa de la Discordia había recibido a sus Agentes que habían vuelto del frente. Éstos le relataron todo lo ocurrido en Royal Woods, sin embargo, una de sus "Dríades" no parecía muy satisfecha, cosa que atrajo la atención de la chica de largos cabellos negros como la Noche. Ésta la mirada, oía los pasos de la muchacha y permaneció arrodillada ante su presencia.

- ¿Sucede algo, Androktasia?. Puedo ver en tu mirada, tus expresiones y forma de ser de que no has quedado muy satisfecha. ¿Acaso no has luchado como querías?.- Inquirió con un tono neutral, pasando sus dedos sobre la "Manzana Dorada".

La "Dríade" de las cicatrices no respondió por unos segundos de más.

- Hay...Hay una mocosa que se atrevió con atacar al joven Geo, Mi Señorita.- Informó la peli clara, llamando su atención.- Es una Espectro llamada Lynn de la Arpía, ella lo hirió, al igual que su maldito Emperador Hades.- Relató y eso parecía ser una noticia muy interesante para ella.- Con su debido respeto, ¡quiero acabar con ella, asesinarla, barrer el piso con su cara y que pague caro!.- Pidió como requisito pero la peli negra le calmó la ansiedad.

- Tranquila, pronto obtendrás lo que buscas. No te preocupes.- Llevó la calma y ésta se quedó callada un rato.

Acto seguido, la Diosa de la Discordia se volvió para donde estaban los presentes. Ladeó su cabeza, caminó de un lado al otro de las escaleras que daban a su "Trono Imperial", mientras que Androktasia y las demás no dejaban de seguir el paso. En ese momento, un mensajero entró en el recinto, caminando hasta ella y quedando a escasos metros de distancia para susurrarle algo sumamente importante.

- Muy bien, perfecto.- Comprendió el contenido del mensaje. El emisario se retiró y ella se dirigió hacia los suyos.- Damas y Caballeros, nos debemos dirigir hacia el sitio donde se hallan los demás Dioses, en el Palacio Imperial.- Ordenó ella, mientras que iban dejando el Salón.

Mientras tanto, en Royal Woods, una figura caminaba por las calles de la devastada Ciudad, contemplando el grado de destrucción desatado. Podía olerse el gas natural de las tuberías, muchos edificios y negocios yacían en llamas, los "Servicios de Emergencia" no daban abasto, sin embargo, la persona que se encontraba allí, una joven albina y de pecas, cubierta con una extensa capa, tanteó el suelo y pudo sentir el calor de la sangre entre sus dedos. Alzó la mirada y ésta se quedó clavada en el Oeste.

- Estuvieron aquí peleando, no fue hace mucho.- Dedujo la albina, mientras que se iba dirigiendo para aquel punto en el Horizonte.- Lincoln, chicas, he venido tan rápido como pude.- Sentenció y partió a toda prisa hacia el lugar del encuentro.

Caminaba con paso veloz, parecía estar "volando", no sentía el sonido de sus pisadas sobre la acera, solo un rápido movimiento, igual que el de un ave que se desplaza velozmente entre los árboles por la Noche más cerrada y oscura. No miró hacia atrás, sin embargo, algo desgarró el aire, llamando su atención inmediatamente, encontrándose con un misterioso hombre joven, no aparentaba tener más de 20 años, tez blanca, cabello plateado o gris que mantenía corto hasta un poco más abajo de la nuca. Lucía su Armadura y debajo de ésta llevaba un traje negro. Éste se reincorporó, dejando atrás una estela de polvo y escombros de la fachada de un negocio cerrado por el terremoto.

- Pude ver tus movimientos antes de que llegaras a golpearme.- Dijo la albina con seriedad, recuperando su postura.

El contrincante no dijo nada.

- ¿Quién eres? ¿Acaso eres un Agente del enemigo?.- Preguntó y el viento se levantó, moviendo los cabellos de ambos jóvenes.

- Los caminos que uno toma y el Futuro que le deparan aquellos son solo una mera coincidencia de quiénes somos y qué acciones hacemos para cumplir nuestros sueños.- Habló el peli plateado fríamente.- Soy Rigel de Orión, antiguo "Santo de Plata" de la Diosa Athena.- Hizo su presentación.

- Tu Cosmos no me gusta en lo absoluto, bajo esa apariencia de persona seria, pudo sentir que éstas bajo la bandera enemiga.- Advirtió ella y no se movió, sino de que calculó cualquier movimiento que éste hiciera, sin recibir respuesta del otro.- Yo soy Linka de Búho, Guardiana Estelar del Templo de Urano.- Hizo acto de presentación ante él, mostrando su elegancia y quitándose la capa, revelando su Armadura Sapuris junto a la imagen de dicha ave de la noche detrás suyo.

- "Por alguna extraña razón, aún después de haber muerto hace tanto tiempo, ella sigue utilizándome como su Guerrero".- Pensó Rigel ante ese momento tan duro.- Estoy a las órdenes de la Diosa Eris de la Discordia y del "Olimpo". Ustedes, miserables Espectros y Aliados han visto el inicio de su caída y esto es apenas el comienzo de lo que se avecina.- Sentenció el ex-Caballero de Plata.

- No me extrañaría, en lo absoluto, que gente como ustedes fueran los responsables de todo este desastre. Si has venido a pelear, entonces, adelante, te estoy esperando.- Le desafió la chica pero Rigel no hizo movimiento alguno para atacar, solo se quedó en su posición, siendo envuelto por una poderosa aura que lo fue llevando hasta un punto desconocido.

- Recuerda, esto es solo el comienzo y vendrán más eventos mucho más terribles para que paguen por su traición.- Finalizó y desapareció en ese haz de luz.

El misterioso atacante había dejado ese mensaje pero la mente de Linka estaba repleta de preguntas sobre qué era lo quería referirse con que "era solo el comienzo". Era extraño, una sensación le recorría la espalda, igual que un insecto, pero debía volver a la Casa Loud. Era ese sitio en donde la necesitaban.

En el Palacio Imperial, todos los Dioses se encontraban allí reunidos, murmurando por lo bajo hasta que una inmensa Esfera de color celeste emergió y empezó a brillar a más no poder, encontrándose con los presentes y revelando imágenes de la devastación causada sobre la Tierra. Numerosas ciudades del Mundo habían quedado reducidas a cenizas y escombros. Las inundaciones arrasaron los campos, las zonas urbanas, el fuego, la lava cumplieron con su "parte", así como también los terremotos. Muchos estaban satisfechos pero otros reclamaban un castigo mucho más severo, uno del cual no podrían olvidar jamás, pero ese debate fue interrumpido cuando llegaron Zeus y Hera hasta donde se hallaban los Tronos y se quedaron de pie frente a los reunidos. Rigel permanecía al lado de ellos, así como también los "Ghost Saints" y las "Dríades".

Hera pidió silencio, alzando su mano derecha al aire y lo obtuvo. No hubo ni una sola palabra que volara por los alrededores, que se sintiera, solo había silencio, calma pura.

- La primera fase del plan ha sido un éxito, muchas ciudades han quedado destruidas, se ha golpeado el lugar donde el traidor de Hades vive, así como también nuestro hijo ha tenido una gran pelea y dejado su mensaje con el miserable que nos dio la espalda.- Habló Zeus y se podía ver a Geo con la mirada fría y clavada en los presentes.

Hubo aplausos hacia el chico, pero éste no los quería, solo deseaba una única cosa en su vida y eso era la cabeza de Hades.

- Sin embargo, aún nos queda otra parte en el plan y eso será...- Zeus permaneció callado, Hera sonrió ante lo que iba a anunciar su marido, pero quería disfrutar del silencio, saborear la tensión que había en el aire hasta que se dio la respuesta.- ¡Atacaremos el Santuario de la Diosa Athena, poniéndole fin a su alianza con Poseidon, Hades e Hilda de Polaris!.- Dio aquel veredicto y todo el Salón estalló en gritos de júbilo y emoción, cosa que llamó la atención de Geo.

- ¡Los aplastaremos, no importa en dónde se encuentren! ¡Los encontraremos y sacaremos de sus miserables agujeros para darles el peor castigo por haberse atrevido con atacar a los Dioses! ¡Vengaremos las muertes de Febo Abel y Apolo, así como también de los "Ángeles Guerreros" de Artemisa!.- Se unió Hera a la furia y el clamor por Justicia.

- ¡Destruiremos todas sus esperanzas, acabaremos con ellos, quienes se atrevieron a viajar hacia otros Universos para llevar su guerra en donde no debían! ¡Habrán derrotado a las UnLoud y las Omnitron pero nunca podrán con nosotros, los Dioses del Olimpo!.- Juró Zeus y aquel grito de fanatismo llevó a que el polvorín estallara.

- ¡MUERTE A ATHENA! ¡MUERTE A POSEIDÓN! ¡MUERTE A HADES!.- Bramaron los reunidos, sus puños estaban cerrados y en alza, agitándolos en el aire.

Lo habían conseguido, la guerra estaba a un paso de estallar.

[Este capítulo estuvo más enfocado en el "Olimpo" y con la aparición de Linka, quien porta la Sapuris del Búho, misma que llevaba Partita, madre de Tenma de Pegaso en el manga de "Saint Seiya: The Lost Canvas" durante la Batalla del Templo Maligno de Urano, así como también Odysseus y Theseo aparecieron en la película "Saint Seiya: Obertura del Cielo". Por otro lado, un viejo conocido, Rigel de Orión (quien apareció en el manga de "Saintia Shö") ha vuelto a la vida y le ha dejado su mensaje a la chica albina.

La guerra está a un paso de estallar y no será nada bueno.

Bueno, amigos, espero que les guste este capítulo. Mando saludos y agradecimientos para RCurrent, FreedomGundam96, lady-saintiasailor, FrankHurk50, Linterna Verde Franco, AnonimousReader98, LeoneEpsilon/Ratnik 3, marati2011, J0nas Nagera, El Caballero de las Antorchas y eltíorob95.

Cuídense, amigos y buen inicio de día Martes de mi parte.].

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