Eʟ ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ

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❝𝙒𝙚 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙩𝙖𝙡𝙠 𝙚𝙣𝙤𝙪𝙜𝙝
𝙒𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙪𝙡𝙙 𝙤𝙥𝙚𝙣 𝙪𝙥
𝘽𝙚𝙛𝙤𝙧𝙚 𝙞𝙩'𝙨 𝙖𝙡𝙡 𝙩𝙤𝙤 𝙢𝙪𝙘𝙝
𝙒𝙞𝙡𝙡 𝙬𝙚 𝙚𝙫𝙚𝙧 𝙡𝙚𝙖𝙧𝙣?
𝙒𝙚,𝙫𝙚 𝙗𝙚𝙚𝙣 𝙝𝙚𝙧𝙚 𝙗𝙚𝙛𝙤𝙧𝙚
𝙄𝙩'𝙨 𝙟𝙪𝙨𝙩 𝙬𝙝𝙖𝙩 𝙬𝙚 𝙠𝙣𝙤𝙬❞

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𝗦𝗮𝗸𝘂𝗿𝗮

Un nuevo día llegó, y yo sigo en este barco sin saber a dónde vamos.
Recorro cada centímetro que me queda por explorar de este lugar.
Al ser las habitaciones muy calurosas, prefiero salir y observar a los soldados trabajar.
Caminé a través de los pasillos hasta llegar a una puerta que estaba semi-abierta, me acerqué y escuché una conversación.

—La única razón por la que puedes interrumpirte es si tienes noticias del avatar.— esa horrible voz que siempre taladra mis pensamientos habló.

—Ocurre que hay noticias Príncipe Zuko, que quizás no te agraden. No te enojes demasiado.— su tío, Iroh, habló desde dentro de la habitación

—Me enseñaste que controlar las emociones es de un gran líder, ahora puedo manejar cualquier cosa que tengas que decir.— Zuko parecía estar bastante relajado a lo que era constantemente.

—Muy bien. No tenemos idea donde está.

—¿¡Que?!— gritó el príncipe Zuko. Olviden lo que dije, ya volvio a ser el de siempre.

—Creo que deberías abrir una ventana aquí, hace mucho calor.— observé por la rendija de la puerta, Iroh estaba con un abanico y un pergamino.

—¡Dame el mapa!— el príncipe le arrebato de las manos el papel, y comenzó a revisar.

—Se ha visto al avatar merodeando en varios lugares, pero es imposible capturarlo.— Iroh hablaba tranquilamente mientras se abanicaba.

—¿Como lo encontraré tío? Es claramente un maestro de las maniobras de escape.

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𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿

—¿No tienes idea de dónde vamos verdad?.— Sokka preguntó. —Hace dos días que venimos viajando sin rumbo alguno.

—Bueno, se que está cerca del agua.— por increíble que pareciera, hace dos días que venían viajando sobre el agua.

—Entonces supongo que estamos cerca.—Sokka le respondió sarcásticamente.

Mientras ellos dos hablaban, Katara estaba cosiendo un pantalón de Sokka, con su mirada perdida

—Momo, canicas por favor.— habló el más pequeño. —Oye Katara, observa este truco de aire control.— las canicas comenzaron a girar, pero la mirada de Katara seguía perdida.

—Fabuloso Aang.

—Ni siquiera miraste.— dijo Aang un poco triste

—Es fabuloso.— Katara ahora habló mientras lo miraba.

—Pero ahora no lo hago.— su voz sonaba deseocionada

—Deja de molestar cabeza de aire, no debes hablarles cuando están cosiendo.— habló Sokka metiéndose en la conversación

—¿Y que tienen que ver las niñas con la costura?.— Katara preguntó irónicamente.

—Simple, más chicas son mejores arreglando ropa que los chicos. Y los chicos son mejores casando y luchando, es el orden natural de las cosas.— mientras se cruzaba de brazos miró a su hermana, quien estaba con el semblante serio.

—Ya terminé tus pantalones, y mira que buen trabajo hice.— Katara le arrojó los pantalones que estaban a medio coser por la cabeza.

—¡Espera! Solo bromeaba, no puedo usar ésto Katara por favor.— Tomo sus pantalones y los miró.

—Si tan solo Sakura estuviera aquí.— habló Katara mientras miraba al océano.
—No debimos dejarla ahí, tuvimos que volver cuando teníamos la oportunidad.

—Tranquila Katara, ella estará bien, yo...— antes de que Aang termine de hablar Sokka lo interrumpió.

—Dejame adivinar, ¿Tu lo presientes?— Se cruzó de brazos.

—Exacto, no se por qué, pero siento que tengo una conexión con ella, ¿me entiendes? Cómo si yo supiera que es lo que siente.— Aang habló felizmente

—No lo sé, ¿y que pasa si no pudo escapar? ¿Y si sigue con Zuko? ¿¡Que pasará si la entregan a la nación del fuego!?— Katara estaba muy estresada, la extrañaba mucho, era la única persona que al mirarla, le recordaba a su mamá, y no lo dice solo por su único (literalmente) cabello rosa, si no por sus hermosos ojos verdes.

—Mira, ahora vamos a ir a un lugar muy especial, y te prometo que todo va a estar mejor.— Aang intentó consolarla con eso, pero no funcionó muy bien.

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—Ya hicimos una parada ayer. ¿No deberíamos de viajar un poco más antes de acampar?.— Sokka miraba extrañado el lugar donde Aang los había llevado.

—Tiene razón, a este paso no llegaremos al polo norte para la primavera.— afirmó Katara apoyando a su hermano.

—Pero Appa ya está cansado, ¿Verdad amigo?.— obviamente el bisonte no respondió. — Dije, ¿Verdad amigo?— Aang siguió insistiendo hasta que Appa se acostó en el suelo.

—Si claro, realmente convincente. Aún así, es difícil discutir con un bisonte mágico de 10 toneladas.— habló Sokka

—¡Miren!— Aang señaló a la laguna gigante que estaba en frente de ellos.
—Por eso estamos aquí, es el elefante koi, iré a montarlo. Katara tienes que verme.— dijo mientras comenzó a sacarse la ropa

Aang se lanzó al agua y rápidamente se subió arriba del elefante koi. Mientras la gigante criatura iba undiendose y nadando, Aang saludaba felizmente a sus amigos.

—Lo hace bastante bien.— Katara le habló a su hermano.

—¿Bromeas? El pez hace todo el trabajo.

—No Appa, ¡no comas eso!—Katara salió corriendo, desapareciendo de la vista del niño.

—Oh rayos.— habló cuando finalmente se dió cuenta de que Katara ya no estaba mirando.

Lentamente una criatura comenzó a perseguir al elefante koi

—¡Hay algo en el agua!— Sokka gritó para alertarlo, pero Aang no llegó a escuchar.

De un momento a otro el pez logró deshacerse de Aang, lanzándolo al agua.
Pero al darse vuelta, se encontró con la criatura que lo estuvo persiguendo. Sin pensarlo dos veces, comenzó a correr en el agua, finalmente llegando a la orilla y chocando con Sokka.

—¿Qué era esa cosa?— preguntó Katara preocupada.

—No lo sé.— Aang comenzó a vestirse nuevamente.

—No nos quedaremos para saberlo, es hora de partir.— pero antes de que pudieran hacer nada, unas guerreras saltaron de los árboles y los capturaron.

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𝗦𝗮𝗸𝘂𝗿𝗮

Zuko, Iroh y yo estábamos sentados, esperando la comida. Cuando entró uno de los cocineros con la comida y con algo más.

—¿El avatar en la isla de Kyoshi?— Zuko estaba sorprendido. —Tío prepara los rinocerontes, no se escapará de mi esta vez.

—Pero, ¿y la comida?— pregunté mirando el plato con el pescado.

—Lo guardaré para más tarde.— Zuko tomo el plato grande, y se lo llevó.

—Yo si tenía hambre.— Dijo Iroh cruzándose de brazos.

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𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿

—¡Exelente! Pastelillos de desayuno. Esta gente si que sabe cómo tratar a un avatar.— La mesa donde estaban sentados estaba repleta de todo tipo de dulces. —Katara tienes que probar este.

—Bien, quizás un poco.— ambos estaban felizmente comienzo

—Sokka, ¿cuál es tu problema? Come.— Sokka estaba de brazos cruzados y lejos de la mesa.

—No tengo hambre.— dijo a regañadientes

—Pero tu siempre tienes hambre.— habló Aang confundido.

—Está molesto por qué un grupo de chicas le dió una paliza ayer.— Katara estaba molestandolo

—¡Estaba desprevenido!— habló indignado

—Cierto, y luego te dieron una paliza. —se rio Katara.

—¡Los ataques por la espalda no valen! Amarrarme con cuerdas... Les mostraré un par de cosas.— Sokka estaba por salir.
—Ninguna chica me asusta, ¿Quien se cree que son?— finalmente Sokka se fue del lugar.

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𝗦𝗮𝗸𝘂𝗿𝗮

Estábamos llegando a la isla Kyoshi, Zuko y sus guardias estaban aprontandose para bajar.

—¿Puedo ir con ustedes?— me acerque a Zuko y su tío.

—Claro que no, te quedarás aquí con algunos de mis soldados.— Zuko respondió mientras se colocaba su casco.

—¿Pero por qué? Siempre quise conocer la isla de Kyoshi.

—Por qué yo lo digo, así que te quedas aquí esperando.— Zuko se subió arriba de un rinoceronte, y las puertas se abrieron.
—Quiero al avatar vivo.— el y sus hombres comenzaron a irse.

Justo después de que salieran, las puertas se cerraron. Así que me acerque al tío Iroh.

—¿Qué se le ofrece señorita?— el estaba sentado tomando su comúnmente té.

—Solo quería... que me ayude.— me senté a su lado

—Continúa...—Iroh dejó la taza en la mesa.

—Se que mis hermanos están en esta isla, quiero ir a verlos, porfavor, le prometo que volveré.— le supliqué, pero Iroh se quedó pensando por unos momentos.

—¿Volverás?— preguntó firmemente Iroh.

—Si, volveré, lo juro.— puse una mano en mi pecho haciendo demostración de que mi palabra es cierta.

—Bien, pero vete antes de que alguno de los guardias se de cuenta.—

—¡Gracias! En serio.— le agradecí y salí corriendo.

Esperé a que los guardias no estuvieran a la vista y salte al agua. Corrí tan rápido como fue posible, y comenzé a gritar el nombre de mi hermana.

—¡Katara! ¿Dónde estás?— seguí caminando unos pocos metros más.

Escuché un crujido detrás de mi, y cuando me di vuelta rápidamente, mi hermana estaba ahí.

—¡Katara!— la abrace tan fuerte queriendo que no me soltara nunca.

—¡Sakura! ¿Cómo es posible? ¿Dónde has estado?— preguntó mientras me revisaba

—Es una larga historia, pero, ¿dónde están Sokka y Aang?

—Aang está aquí.— me tomó de la mano y me acerco hasta donde estaban antes de que yo llegara.

—¿Qué le pasó?— pregunté agachandome junto a Katara, quien le estaba sacando agua que parecía haber tragado.

—Se tiró al agua y lo que parecía ser una enorme serpiente marina, casi se lo traga.

Lentamente Aang comenzó a despertarse.

—Nunca montes a esa serpiente, no es divertido.— dijo cansado.

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