ღ Capítulo Dos

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Con la compañía de Seung y Phichit, Yuuri llegó a casa.

Phichit habló con él sin sospechar nada, ameno y agradable, igual que cuando recién lo conoció. Tenía que admitir que no creyó que fuera posible que Phichit pudiera llamar la atención de Seung Gil... Pero lo había logrado. Y esa era muestra de que no hay ningún imposible en el amor, ¿cierto?

—Los veo mañana —Los despidió Yuuri, sonriendo, aunque se inquietó de ver la cara seria de Seung.

—No actúes de forma precipitada —dijo el coreano, dándose la vuelta para alcanzar a Phichit, que ya iba a unos pasos adelante—. Haz lo correcto sin usar los métodos equivocados.

¿Acaso le había leído el pensamiento? ¿Por qué Seung estaba tan seguro de que lo que tenía en mente no era del todo "bueno"?

Yuuri no le tomó demasiada importancia. De hecho, ni siquiera creía poder llevar a cabo la jugada sin arruinarlo. Se conocía bien, y ese cambio tan radical al que quería llegar, sólo para saborear lo que era estar arriba de otros... no era fácil de alcanzar. Si bien requería esfuerzo físico, tenía que preparar su mente para entrar en el papel.

Entró a casa, topándose con que, esa noche, su madre lo sorprendería con su platillo favorito. Cuando la felicidad se apoderó de él, confirmó que seguía siendo el mismo chico noble de toda la vida. Simplemente tuvo mala suerte con las personas a su alrededor.

Con el estómago lleno, subió a su habitación, y por primera vez en mucho tiempo, dejaría la tarea para después.

Lo primero que hizo fue mirarse al espejo. Su estilo no estaba del todo mal, pero contrario a la mayoría de los chicos de su edad, Yuuri no estaba al día con cada temporada de la moda. No le gustaba gastar en ropa que sólo usaría un par de veces. ¿Podría seguirse considerando una decisión inteligente... o todo este tiempo lo estuvo disfrazando de eso, cuando en realidad era muy descuidado con su apariencia?

Primero: sus anteojos. Yuuri y la miopía eran uno mismo desde hace años. Hace relativamente poco, sus padres, como regalo de cumpleaños, le ofrecieron la oportunidad de ir con un oftalmólogo distinto (y un poco más costoso) para que le ayudara a fabricar unos lentes de contacto. No disfrutaba de usarlos, pero ésta sería la oportunidad perfecta para intentarlo.

Luego: su cabello. Yuuri no era ningún experto en estilos para su cabello, y es que... todos en la universidad usaban el mismo. ¿Era la moda o simplemente ellos estaban más jodidos que él en cuanto a originalidad?

Dando una vuelta para ver su cuerpo por detrás, se sintió como la típica chica en las películas románticas baratas, que cambia para ganarse el corazón del chico que ni siquiera tiene idea de su existencia.

—Cliché —Admitió, pasándose una mano por el cabello antes de suspirar—. Pero siempre le funciona...

Yuuri no descuidaría en lo absoluto sus estudios, y tampoco quería herir a Seung o a Phichit con su nueva forma de actuar. Y la verdad es que tampoco deseaba llegar tan lejos. Sólo... quería intentarlo y disfrutarlo un poco. ¿A quién podía herir si lo tenía todo controlado? Además, que pudiera conquistar a Viktor Nikiforov seguía siendo una incógnita.

Yuuri apretaba las tiras de su mochila con tanta fuerza que hasta sus puños se pusieron blancos. No se atrevía a mirar a nadie, y los murmullos que percibía su sensible oído eran motivo de muchos nervios.

No creía haber cambiado demasiado, pero... nadie siquiera se acercó a molestarlo, y en la mañana nunca podía faltar el imbécil que quería hacerse el gracioso. ¿Estaba haciéndolo bien o los tipos malos simplemente no habían llegado aún?

—Ah, disculpa —murmuró, luego de chocar su hombro contra alguien más.

—Descuida... —Seung Gil se enderezó un segundo después, mirando con evidente sorpresa en sus ojos al chico frente a él—. ¿Yuuri...?

—S-Seung...

—¿Pero qué... te hiciste? Quiero decir, tú... te ves diferente...

—¿Diferente significa mal? ¿Me veo ridículo? —preguntó en voz baja. Confiaba en que Seung Gil no le mentiría.

—Nunca te has visto ridículo —Aclaró con seriedad—. Te ves... bien. ¿Pero por qué de repente...?

—Nada en especial. Pensé que si quería cambiar la situación, yo también tenía que cambiar —respondió, sonriéndole, agradecido por sus palabras—. Gracias. Eres la persona más sincera que conozco, así que tu opinión vale mucho para mí.

Seung lo miró unos segundos más. Nunca había visto a su amigo con la frente despejada, ni había percibido que usara una colonia que oliera tan bien. La ropa de color negro hacía resaltar sus ojos. Se veía como un Yuuri diferente, más actual y hasta deslumbrante. Además, no llevaba puestos sus clásicos anteojos de montura azul.

—Si estás feliz con esto, estoy tranquilo. No hagas cambios por que alguien te lo pida...

—No tiene nada que ver con eso, en serio... ¡Ah, voy tarde a clase! ¡Te veo en el almuerzo!

Yuuri se despidió apresurado, corriendo por el pasillo hacia su aula. Sí, sí, muy atractivo, ¡pero siempre igual de descuidado con los horarios cuando se queda hablando con quien sea!

Trató de frenarse cuando, por otra dirección, un grupo de estudiantes le bloqueaban el paso. Pero con pies torpes, claro que la velocidad que llevaba le ganó. El último recurso fueron sus manos, que ayudaron a disminuir un poco el golpe.

—Disculpa... —dijo. Apenas iniciaba la mañana y ya tuvo que disculparse con dos personas por la misma razón.

—¿No te lastimaste?

Ojalá la tierra de verdad pudiera tragarse a las personas, porque él lo deseaba, y ojalá lo escupiera en algún otro país.

La parte más importante de todo su plan era Viktor Nikiforov. ¿En serio tuvo que ir y chocarse con él en el peor momento? ¡Ni siquiera pudo mirarse una última vez en el espejo para asegurarse de que todo con su apariencia estuviera bien!

Sí, ésta era su estúpida historia cliché. Y apenas estaba iniciando...

Todavía tenía sus manos contra el pecho de Viktor, y sin pensarlo, alzó la mirada, dispuesto a disculparse una vez más... hasta que Viktor sonrió, justo igual que ayer. Una sonrisa que sólo era para él.

Podía jurar que veía un aura brillante alrededor de Viktor en ese momento. Y aunque estuviera nervioso, se animó a devolverle la sonrisa, esperando seguir viéndose bien como Seung le había dicho.

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