Prólogo

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Prólogo:El Dios de las Estrellas

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No se supone que debía acabar así...

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Ughk!-

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Emiya Shirou sujeto la cuerda que ataba su cuello en un vano intento de aflojar su agarre para permitir la entrada de aire por su tráquea.

Claramente, fue en vano.

Por más que el intentará, la cuerda aún seguía firme sobre su cuello, poco a poco firmando su sentencia de muerte, tal y como había sucedido y seguirá sucediendo con otros Shirous Emiya.

Tal y como había advertido EMIYA durante la quinta guerra del Santo Grial.

El pensó que está vez podía ser diferente. Que Archer estaba equivocado, y se lo había probado.

Archer había desistido de matar a Shirou en esa guerra del Grial... Entonces ¿Porque todo termino así? Cómo fue capaz de convencer a su versión futura de que está vez sería diferente, que su ideal no estaba equivocado, solo para... Terminar de la misma manera?

No... No tenía sentido.

Sin embargo aquí estaba, la misma situación, las mismas personas, la misma cuerda que acabo con la vida de EMIYA ahora estaba acabando con la suya. Y el ya sabía lo que venía después.

¿Aceptaría el trato con Alaya? Eso implicaría muerte y sangre, dolor y lágrimas para el. El ideal por el que había vivido, por el que había luchado, el mismo ideal que Kiritsugi, su padre adoptivo le había heredado, sería manchado y destrozado si aceptaba el trato con Alaya.

Pero si no lo hacía, significaba que no había nada más allá para el... Muerte. No abría nada más que la eterna oscuridad para el, después de todo no había echo nada digno para ocupar un lugar en el Trono de Héroes, e incluso EMIYA solo fue capaz debido a la intervención de Alaya en la Guerra del Grial y su papel como Counter Guardian.

Incluso ahora, dudaba que si rechazará el trato con Alaya la inconciencia colectiva de la Humanidad lo dejara safarse de su control.

Todo había acabado. El ideal de Kiritsugi, su ideal, sería manchado por los pecados que iría a cometer; y el mismo sufriría por las acciones que se vería obligado a realizar en nombre de la humanidad.

Archer tenía razón pero... Realmente.

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Realmente...

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No estaba mal ayudar a los otros.

Incluso ahora en su muerte, pese a que sabía que su ideal iba a ser machacado y arruinado, pese a que sabía lo que venía después, se negaba a aceptar.

Realmente no estaba mal ayudar a los otros, sin importar si Archer tenia razón.

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Desconocido para Emiya, desconocido para Gaia, desconocido para Alaya y para todas las criaturas poderosas que se encontraba en las distintas líneas, planos y reinos del Mundo. Algo se estaba gestando más allá de la Zona de control de Gaia, mucho más allá de donde el alcance del Caleidoscopio de Zelretch se podía permitir ir.

Seres poderosos residían en este Mundo Alternativo lejos del control de todo, seres de tal poder que incluso Gaia sería destruida de un mísero movimiento.

Esquemas se tejian y se forjaban. El Mundo Iluminado por la Luna no volvería a ser el mismo por lo que estaba a punto de acontecer.

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Mag'Ladroth sentía nostalgia.

El Gran Dragón del Vacío, el más poderoso de los C'Tan recordaba. Incluso ahora, reducido a un Fragmento de su ser original, encerrado en un Reino de infinitas dimensiones que servía como su prisión en el núcleo de Marte, recordaba y añoraba.

Recordaba el inicio del Plano Físico. Cómo estuvo allí y su papel en el inicio de la existencia material junto a sus hermanos C'Tan.

Recordaba vagar en su forma inmaterial, devorando la energía de las estrellas para mantener su existencia.

Recordaba obtener su forma física, como Mephet'Ran y los Necrontyr los habían recibido luego de darles un cuerpo físico de Necrodermis a él y varios C'Tan.

Recordaba recibir su nombre, basado en un reverenciado Dios Necrontyr en el cual se convertiría y sería alabado.

Recordaba los planes de Mephet'Ran para la bio-transferencia, sus intenciones de devorar las almas de los Necrones y esclavizarlos a la voluntad de los C'Tan.

Recordaba aceptar...

Recordaba la Guerra del Cielo contra los Ancestrales y sus creaciones.

Recordaba la creación siendo fragmentada en pedazos. Los infinitos Multiversos, los infinitos universos, las ilimitadas líneas de tiempo y planos dimensionales entretejidos en la Madeja, fragmentandose... Muriendo.

Recordaba el Aliento de los Dioses, el arma que utilizaría un pequeño porcentaje del poder de un C'Tan para eliminar las infinitas líneas de tiempo de la Madeja ligadas al universo de Origen.

Recordaba a Aza'Gorod causando muerte y destrucción en las estrellas. Una encarnación de un concepto al igual que el... Aza'Gorod encarnaba... La muerte, no? Era la encarnación física del concepto de muerte.

Recordaba las tramas que tejia constantemente Mephet'Ran, el C'Tan más débil que existía, sin embargo el más intrigante de todos. Encarnaba los trucos, las mentiras, la manipulación y el engaño; ciertamente un oponente peligroso pese a ser conocido como el C'Tan más débil.

Recordaba a N'phoran la Flama Espiral, su increíble capacidad para controlar de manera absoluta el fuego y el calor, uno de los elementos que formaba el Plano Material sobre el cual tenía más control que ninguno.

Recordaba a Nyadra'zatha el Ardiente, su deseo omnipresente de llevar sus fuegos más calientes que las estrellas a la Telaraña de los Eldar. Fue Nyadra'zatha quien enseño a los Necrones a traspasar sus límites y entrar a la Dimensión del Laberinto; fue el quien les concedió el viaje más rápido que la luz sin necesidad de utilizar la asquerosa Disformidad.

Recordaba a Zarhulash el Potentado y el poder que tenía sobre la realidad.

Recordaba a Iash'uddra el Enjambre Infinito y su gran número de seguidores.

Recordaba a Kalugura, probablemente uno de los C'Tan con el que mejor se llevaba por su gran amor por la destrucción.

Recordaba a Llandu'gor el Desollador, su gran crueldad y odio por las razas mortales de la Galaxia, en especial con los traidores Necrones.

Recordaba a Og'driada el Resucitado, su velocidad para retornar después de ser destruido no tenía igual entre toda la raza C'Tan en la cual todos podían volver pese a ser reducidos a nada.

Recordaba Tsara'noga el Forastero, enloquecido por la manipulación de Cegorach que lo llevo a devorar a sus hermanos, y aún así, fue el único lo suficientemente inteligente para abandonar la Galaxia cuando los Necrones se volvieron contra sus Señores.

Recordaba a Yggra'nya el Modelador de Mundos, su gusto por destruir y remoldear Mundos en formas que le fuera de su agrado.

Recordaba y añoraba...

Añoraba volver a tiempos donde su poder era indiscutible, dónde el y sus hermanos eran los Maestros Indiscutibles del Plano Material.

Odiaba a Mephet'Ran. Fueron sus manipulaciones las que causaron la posterior rebelión de los Necrones, fue por su culpa que los C'Tan comenzaron a devorarse entre si luego de ser manipulados por Cegorach en una trama que Mephet'Ran creía que tenía el control, fue por su culpa que fueran fragmentados.

Pero aún así... Añoraba volver a verlo.

Gusto?¿Amistad? Tal cosa no existía entre los C'Tan. Eran poderosas entidades que existen desde el inicio de los tiempos; Respetaban el poder, la autoridad y el territorio de otros C'Tan. Evitaban enfrentarse entre si debido a un entendimiento y respeto mutuo que existía entre ellos hasta el engaño de Cegorach.

Pero aún así, Mag'Ladroth ansiaba reencontrarse con sus hermanos, incluso aquellos a los que odiaba. No por un concepto tan mortal como la amistad, pero por recuerdos de un tiempo mejor, uno donde su raza no se había reducido tanto como ahora. Deseaba volver a ver uno de su especie luego de milenios de estar aprisionado en su infinita prisión.

Pero eso quedaría nada más como un deseo ¿Cuántas veces ya intento salir de su prisión solo para terminar una vez más dónde comenzó?

El Dragón del Vacío se resigno a su destino.

...

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Hasta que una deslumbrante luz blanca cubrió la infinita prisión dimensional. Mag'Ladroth fue incapaz de reaccionar cuando inmediatamente su escencia fue disparada a velocidades infinitamente mayores a la luz.

El C'Tan atravesó las barreras que separaban las líneas de tiempo de la Madeja. Recorrió las infinitas líneas de tiempo sin posibilidad de parar, inconciente de lo que estaba aconteciendo habiéndose reducido únicamente a su escencia.

Hasta que...

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Una risa resonó a través de las dimensiones. El tejedor de esta trama se estaba divirtiendo con lo que iría a acontecer con el C'Tan y la pequeña alma humana que encontró a través de la Madeja.

La risa resonó por la gran telaraña, y el silencio de una biblioteca se llenó de las carcajadas de su vigilante.

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-Estoy... Vivo?- (???)

Pero el... Acababa de morir, no? Estaba seguro de que finalmente se quedó sin aire en sus pulmones y murió por falta de oxígeno. Ahora debería de encontrarse con Alaya p- No. El debería estar en la prisión dimensional dentro de Marte ¿Cómo estaba aquí, quien era Alaya?

La inconciencia colectiva de la humanidad?¿Desde cuándo la humanidad pose- ¿Que clases de preguntas me estoy haciendo? Se quién es Alaya.

Espera... Lo sé?

Pero... Porque?... ¿¡Que estaba ocurriendo con su cabeza!?

Shirou Emiya había muerto, pero el no era Shirou Emiya... ¿Lo era?

Era Mag'Ladroth, no?¿Pero quién es Mag'Ladroth?

...

También era Shirou?

¿¡Que demonios está sucediendo!?

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Bueno, hasta ahí voy a dejar el prólogo. No sé si estuvo bueno, no sé si estuvo malo, así que decidan ustedes gente; personalmente espero que les haya gustado ;-;

Creo que en el próximo capítulo vamos a resolver quien es este nuevo ser que resultó de la fusión del Alma de Shirou y Mag'Ladroth y luego voy a hacerlo usar un poco de mierda OP de C'Tan para transportarlo a la trama de Fate/Zero y continuar la historia a través de allí. Sinceramente prefiero comenzar con las tramas de la Guerra del Grial antes de comenzar con cosas más modernas y complicadas como los Verdaderos Ancestros Apóstoles Muertos, los Type, el Cáncer Lunar y demás

El personaje primero necesita adaptarse a su Nuevo (¿Viejo?) Mundo y a su revoltijo de recuerdos.

Agradecería que avisarán también de cualquier error ortográfico que encuentren. Sin más que decir, hasta la próxima.

Número de Palabras:1697.

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