-Capítulo XIV-

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[...]

...Viento, lo único que se notaba entre ese inmenso claro infinito, aquella base de tierra en la que se encontraban había desaparecido completamente, la gravedad se sentía totalmente extraña, descendían rápidamente, ¿dónde se supone que estaban?, la pregunta pronto tendría una respuesta catastrófica, pues, estaban cayendo desde las mismas nubes hasta el pavimento de lo que parece ser una ciudad antigua.

Los principales se encontraban en la misma posición anterior, Mike cargando a Acenix mientras que este último ocultaba su rostro en el pecho del contrario. Por otro lado, aquel reptil se encontraba en la misma altura que ellos, pero sin intenciones de atacar, pues algo mucho peor estaba por suceder.

Sin más tiempo que perder, el can con todos los temores del mundo, pensó una forma de sobrevivir ante este fenómeno, mientras que el reptil se veía sonriente, tenia en mente lo siguiente: "Si yo no puedo matarlos, la caída lo hará"

Es ahí cuando el desquiciado aumentaría su descenso juntando todas sus extremidades hasta el estado de convertirse en una flecha, proseguido a esto, con sus poderosas garras, detener su muerte inminente clavándolas en la pared de un edificio totalmente deteriorado y abandonado, las marcas eran profundas, éstas eran decoradas con un poco de sangre.

Mike quedaría perplejo, el reptil había logrado sobrevivir, pero su asombro fue momentáneo, volvió a pensar en una salida. Ya estaban por pasar la máxima altura del edificio, ya no tendrían salida, Acenix de un momento a otro sin entender la situación, gracias a la adrenalina y las heridas causadas antaño, se desmayaría.

El can después de analizar todo en un solo momento, pensó: "¿Podré resistir?, ¿lo lograré?, ¿perderé el brazo?", la solución planteada por el dorado fue la peor de las que pudo escoger, con poca certeza de sobrevivir, pero, no lo pensó más y con toda la esperanza del mundo, con su brazo derecho tomó una de las estructuras dañadas del edificio, un cilindro de metal grueso.

Milagrosamente y con mucha fuerza, Mike logró sujetar aquella pieza de metal y a Acenix, el metal se despegó un poco de la pared de aquel edificio, por suerte logro soportar el peso de ambos, ahora aquí surge otro problema...Mike estaba apuntó de desmayarse.

Las emociones del reptil fueron un vaivén, pues, se decepcionó por la salvación repentina de sus presas, pero su risa diabólica regresó al ver el estado del can, no perdió tiempo y se puso en marcha para acabar con ellos, usando sus garras como ascenso hacia sus objetivos.

El can seguía respirando apuradamente, su cuerpo entero era un hormigueo incesante, los dos brazos temblaban descomunalmente, el derecho por no soltarse de aquel soporte, y el izquierdo por no dejar caer a su amigo, lamentablemente el peso aumentaría en su brazo izquierdo, pues el reptil había atrapado al felino, su cola estaba siendo torturada.

-¡TE TENGO!

El reptil tenia una gran confianza, confianza en que pueda sobrevivir a lo que sea, desprendiéndose completamente de las paredes para ahora solo depender de la cola del gatuno, se encontraba levitando gracias a ella, el can poco a poco soltaba a Acenix mientras que sus sentidos se iban apagando por la fuerza usada...pero un destello de luz entre toda la oscuridad se haría presente...Acenix afortunadamente despertó por el gran dolor que sintió en su parte trasera y con una patada directa en la cara del malévolo, lo haría volver en la situación previa, caer varios metros hasta el pavimento, aunque jamás comprobarían su estado, pues una niebla espesa se encontraba en lo profundo del edificio.

Acenix cobró su sentidos y logró calmarse al haberse desecho de aquella abominación, ya no los molestaría por un buen tiempo, claro, si es que aún sigue vivo.

El gato olvidaría ese tema bruscamente para ver el rostro de Mike...en sus pupilas se notaba la ausencia de brillo que siempre era característico de él...estaba fuera de sí, pero a pesar de eso, aún no soltaba aquel objeto metálico, su brazo derecho estaba rojo en totalidad y su palma estaba desgarrada pero de alguna forma, detestaba morir, justo aquí, justo ahora. En su interior, realmente no lo quería estropear más, jamás volvería a ser culpa suya, de eso estaba seguro el can, no volvería a cometer errores, nunca más, en especial con lo que él que hasta el día de hoy, lo considera como su segundo mejor amigo, o tal vez más que eso.

Acenix con un poco de agilidad característica de un gato tomó la batuta de ser ahora el que asumirá el dolor, comenzó a escalar el poco metal que quedaba para por fin quedar en la planta final del edificio, este entraría por una ventana completamente rota, se haría algo de daño con los vidrios sueltos del lugar pero eso no impediría ponerse a salvo.

En el último esfuerzo Acenix desde la ventana cayó estrepitosamente al suelo junto a Mike, pero para evitar un dolor mayor al que ya deberá de combatir el perruno, este puso su espalda para caer primero y Mike lo único que le quedaba por hacer era caer encima de él.

Ahora ambos por fin podían tomarse un gran respiro, Acenix no le hizo falta comprobar el estado de Mike, pues, su pecho estaba junto al suyo y captó pulsaciones lentas, pero eficaces, siguiendo un patrón armonioso con su corazón.

-...Dormir un poco quizás...¿esta bien...cachorro?

...

...

...

...

...

...

-Si...tú también descansa Mike...

Se respondería así mismo Acenix con su último aliento, para solo volver a su estado inicial, abrazando a su amigo.

En la escena, entre todo el polvo que sus pelajes almacenaban, justo entre sus caras, una sonrisa se dibujaba, una sonrisa cálida, penosamente ni uno de los dos notaría esto por su estado actual, pero algo era cierto, la tranquilidad que brindaba esos momentos, los hacía sentirse cómodos, sanados, curados, las heridas dolían menos cuando sus cuerpos se tocaban entre sí, los moretones, la sangre, las fracturas, todo completamente ignorado, ambos ese día durmieron como si nunca lo hubiesen hecho antes en sus vidas.

...

...

...

[...1 día después...]

El olor era lo que haría reaccionar, el polvo se amontonaba en el cuarto que se encontraban, Acenix sería el primero en despertar, se daría cuenta que de cierta forma, se estaban asfixiando, costaba respirar por la gran cantidad de suciedad que había.

Ya que Mike no tenía planeado despertar, Acenix se aparta debajo suyo cuidadosamente para ahora él ser quien lo cargará todo el trayecto de esta gran estructura abandonada.

Lo posicionó como si de una mochila se tratase, abrió la puerta torpemente (debido a que no reconocía el mecanismo de esa puerta, aunque para nosotros, era una simple manija), y emprendió caminata por todo el lugar. Este lo hacía lentamente debido a su cuerpo débil.

El silencio era punzante para Acenix, le preocupaba que estuviese tan callado, así que para generar algo de ruido, no lo pensaría dos veces en hablar consigo mismo y también con Mike, suena loco pero es eso o perder la cabeza completamente.

-¿Dónde se supone que estamos...?

Acenix se acercaría a otra ventana para identificar el lugar, pero todo estaba desolado, destruido...apagado.

-...Hm...¿tú que dices Mike?

-...

-Ajam, ya veo que te aburre, mejor vamos a ver si puedo vendarte el brazo.

Acenix se aparta de la ventana y recorre toda la planta en busca de algo útil para curar a Mike ero sin éxito alguno, solo encontró hojas con anotaciones un tanto extrañas. Las anotaciones se reconoció con lenguaje humano, Acenix fue vencido por la curiosidad, y se dispuso a leer mentalmente:

"Elizabeth, si llegas a leer esto, dejé provisiones para ti y los niños, están en la Av. X en una casa morada, ve al patio, la encontraras ahí, yo por mi parte no creo que pueda salir de esta...me tienen rodeado...escucha se que nunca tuve el tiempo necesario como para decirte lo siento, pero eso ya no importa, solo quiero que estén a salvo, todos ustedes, al menos así creo poder enmendar mi error...cuida a los niños y cuídate, no me olvides.

Atte: Marcus"

-Hm...¿qué se supone que es Av. X?, ¿una casa morada?, ahí afuera no se ve nada...supongo que eso no debe importar, más bien, espero que "Elizabeth" esté bien- Diría para dejar la carta donde la encontró, un escritorio viejo y oxidado.

El felino una vez revisado todo el lugar, se encontraría con una puerta con un símbolo interesante, era un hombre bajando unas escaleras, claramente Acenix no lo entendió, solo cruzó para encontrarse una gran bajada.

-Wow...no pienso bajar todo esto contigo encima Mike, ¡pesas mucho!

-...

-Hm...bien, pero solo será hasta esa zona- Señalando otra puerta que conectaba con las escaleras en descenso.

El felino bajaría cuidadosamente cada grada con el hecho de no tropezarse y hacerse daño, además de eso, lo hacía porque su cuerpo no estaba en óptimas condiciones, a pesar de no mostrarlo, su cuerpo entero ardía como los mil diablos.

Una vez llegado a la puerta del segundo piso, encontraría una sala con muebles viejos, una mesa de madera deteriorada, y mucho más que el gatuno no entendía.

Se adentro a los interiores viendo cada detalle, en su chequeo, encontró un retrato, un señor de cabello negro y un sombrero de pescador junto a una señora de piel clara y cabello rubio, ambos se ven felices estando juntos. Acenix tomaría el retrato y soltaría un suspiro de paz acompañado con una sonrisa.

-¿Sabes...?, tú y yo no somos tan diferentes a ellos, quiero decir...me siento feliz estando a tu lado, muy feliz, ¿tú te sentirás igual?

-...

-Me gustaría pensar que sí, pero estoy seguro que no soy yo esa felicidad, tal vez viajar por el mundo o quizás tu amigo que me contaste, ¿Trolli verdad?.

-...

-Jeje, estoy seguro que cuando piensas en él, eres más feliz que yo, mucho más.

-...

-Aunque debo admitirlo, me encantaría que tú también fueses muy feliz conmigo, eso sería muy agradable.

El gatuno empezó a pensar en sí mismo y a cuestionarse: "¿Esto es felicidad...?, si no lo es, ¿qué podría ser?". Tal como escucharon, Acenix tontamente confunde una felicidad mayor con el amor, él piensa que si eres muy feliz, debes de ser algo muy importante para una persona, y es así, pero...eso ya posee un termino propio. Se está enamorando de Mike y al no saber de cómo va este sentimiento, no sentiría vergüenza de no decírselo algún día lo tan feliz que está junto a Mike.

El felino recorrería ahora la cocina, una mesa de vidrio era la de mayor tamaño entre los demás objetos, pero eso no le importaría al felino, un objeto minúsculo le haría perder la noción de todo...

-Mira esto Mike, parece que tu brazo va a ponerse una bufanda, ¿sabes?

Acenix tomaría el rollo color blanco y lo llevaría consigo. Volvería a la sala para encontrarse la puerta abierta.

-Hm...¿nos quedaremos encerrados si la junto con la pared?, igualmente abrí una arriba desde dentro, no debe de haber problema.

Acenix cerraría la puerta delicadamente para al final escuchar un "click".

-Ahora...giro esto.

Acenix gira la manija para volver a desbloquear la puerta.

-...

-¿Qué?, solo quería estar seguro

El felino la cerraría con más confianza en sí mismo y se dirigiría hacia los muebles para recostar a Mike como si de una cama se tratase.

-Uf, que bien se ha sentido eso.

-...

-Lo siento es que estabas pesado.

Antes de vendar el brazo a Mike, Acenix se estiraría cual gato para quitar ese dolor que sentía en su espalda. Acabada la acción, se arrodillaría para ver su brazo, estaba completamente rojo, miró su palma y tenía una gran franja encima.

-Bien, entonces, esto va...¿así?

Acenix lo amarraría con cuidado por todo su brazo, la torpeza era clara, no tenía ni la más mínima idea de cómo se hacía esto, pero algo tenía claro, "cubrir todo el brazo para parar el sangrado", una solución infalible.

-Y...listo, vaya bufanda te he puesto.

Los tirantes de las vendas se veían desordenadas, alguna faltaban por completar y otras estaban amarradas en diferentes direcciones.

-...

-No es lo mejor pero a nada.

De pronto, el objeto que traía Mike en su cuello, aquel artilugio que los trajo a ese edificio mugriento, brillaría momentáneamente para luego volver a perder su color.

-Esta cosa, ya me tiene harto.

Acenix con una de sus garras cortaría el tirante para tenerlo entre patas.

-Nos trajiste muchos problemas, ¿qué te sucede?, no me importa si le perteneciste al capitán Lex o si el otro demente lo quiere porque seas poderoso, esto se termina ahora.

Se pondría en pie para abrir la puerta que separaba su refugio improvisado y las escaleras, levantaría el objeto y lo lanzaría hacia el abismo, ósea el primer piso.

-Espero que te hayas roto, porque sino, yo mismo me encargaré de bajar y pisotearte.

Acenix se retiraría de la escena cerrando la puerta y solo posicionándose al costado de Mike.

-Bien, no me llames flojo pero, yo voy a dormir hasta que despiertes.

-...

-Déjame que me acomodo.

Se recostaría en el suelo, tampoco había problema, pues una gran alfombra era perfecta como una cama.

-Descansa Mike, espero que estés mejor cuando despiertes.

-...

-Hm...

Acenix apenas cerró sus ojos, este cayó en profundo sueño.

[...]

-¡POR FAVOR, NO ME MATES!, ¡¡NO!!

Unos gritos desgarradores salían de una tienda de helados por lo que aparentaba, la sangre salía como si fuese un cliente más de la tienda. Adentrándonos más, aquel desquiciado reptil se encontraba comiendo el cadáver de...un humano.

Los gritos cesaron y la respiración marcada del rojizo sonaba por toda la tienda.

-Eso fue delicioso...¿qué lugar es este?, ¿no se supone que todos los humanos murieron?- Diría para limpiarse el hocico con su pata derecha.

-Esto es un desastre, me pregunto donde estarán esos dos idiotas malnacidos hijos de pu- ¡EH!

La furia del reptil se apagaría al enterarse de un cartel que tapaba toda una pared proveniente de la tienda. Tenía un gran helado de fresa en medio, junto a un texto que decía: "¡Gran feria 2034, ven a probar nuestro helado, aquí lo preparamos como usted lo desea!", obviamente decía un montón de churradas más pero eso no le importaba al reptil, lo que le importaba era el año, así es, como capitán y jefe de un navío, también estaba al tanto del idioma humano, al derecho y al revés.

-¡2034!, ¡¿QUÉ CARAJO?!...

...

...

...

-¡¿ESA PORQUERÍA DE MEDALLÓN NOS RETROCEDIÓ 15 AÑOS?!

Fin del capítulo XIV

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