7

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La semana había transcurrido sin más, no hubo ningún otro accidente causado por el hilo rojo, por lo cual Lance estaba un poco más relajado en torno a Keith y le podía ver realmente como un amigo sin preocuparse tanto.

Cuando al fin fue sábado el moreno estaba listo para arrasar en la fiesta, y por supuesto también estaba listo para llevar a cabo su plan, por lo cual iba a salir un poco más temprano por si debía convencer al lobo solitario.

-¡Ya me voy! -alargó.

-¿Tan temprano? -preguntó su padre.

-Sí, debo pasar buscando a un amigo -dijo asomándose en la sala.

-¿Hunk o Pidge?

-Keith, no lo conoces -le restó importancia con una mano.

Pero el hombre frunció el ceño. No lo conocía, pero si conocía el nombre. Se levantó y fue hasta el muchacho, sintiendo que era su deber tener una charla con su hijo más joven.

-Un nombre nuevo, ¿eh? -murmuró como quien no quiere la cosa- Creo que tú y yo debemos hablar primero -suspiró yendo con él a la salida.

Lance repasó rápidamente si había olvidado hacer alguna tarea o si merecía un regaño por algo, pero nada se le ocurrió, por lo cual miró curiosamente a su papá.

-¿Si?

-Sí, hijo -asintió cerrando la puerta tras de sí una vez estuvieron en el porche.

Respiró hondo. Ya había tenido "la charla" con Lance, pero ahora que su hijo tenía novio... Sentía que debía decir algo más.

-Bien -alargó Lance extrañado, no sabiendo qué pasaba por el cerebro de su padre.

-Eh... ¿Recuerdas cuando te hable de lo que pasa cuando un chico y una chica están juntos? ¿Sobre protección y todo eso? -preguntó calmadamente, aunque por dentro estaba algo apenado.

Lance no pudo evitar levantar una ceja y cruzarse de brazos.

-¿Si? -alargó aún más curioso.

-Bueno, hijo, verás... No se demasiado sobre cómo sería el tema con dos hombres, pero las enfermedades de transmisión sexual siguen allí, ¿sabes? Por lo tanto, debes pensar con la cabeza de arriba y no con la de abajo -le advirtió seriamente- Aún si ambos están sanos, ¿bien? -preguntó duramente, algo incómodo por hablar de tal tema, pero era su deber como padre.

Si el mayor de los McClain se sentía incómodo... Lance estaba muriéndose por dentro a la vez que su exterior se tornó rojo en un violento sonrojo. ¡Sin duda su madre le había estado diciendo algo a su padre!

-¿Qué? -escupió en shock, no sabiendo cómo reaccionar.

Él... ¿Él también pensaba que era gay?!

-Sí. Ustedes tienen que estar seguros antes de... -asintió convencido el hombre, pero no siendo capaz de terminar la oración- Aún si la otra persona es un chico, aún debes ser un caballero, ¿bien? -sonrió algo incómodo ante la cara boba de su hijo, por lo que le dio unas palmaditas en la espalda- ¿Pensaste que tu padre no se daría cuenta? No te preocupes, no tienes que ocultarlo más, te amo tal como eres, hijo -le aseguró dándole un cálido abrazo.

Y aunque el momento era lindo y toda la cosa... ÉL. NO. ERA. GAY.

-P-Papá, para, ¡creo que están mal interpretando las cosas! -dijo incómodo al extremo- ¡No soy gay!

-Rachel dijo que puedes no ser gay y ser algo llamado... ¿bisexual? Está bien, está bien, tu familia te acepta -dijo apretando más al menor- No sé mucho sobre ello, pero Veronica dijo que hay libros para padres sobre el tema...

-¡N-No, en serio no lo soy!

El hombre consideró que quizás era demasiado pronto para Lance y lo estaba presionando a pesar de no estar listo. Suspiró y le soltó.

-Está bien, está bien, no lo eres -le sonrió despeinando su cabello- Cuando estés listo, tu familia está aquí -y con eso, regresó dentro de la casa- ¡Diviértete! -dijo antes de cerrar la puerta.

-¡Quiznak! -exclamó golpeándose la cara con una mano- ¿Por qué todos piensan que soy gay? -se quejó avanzando a la parada de buses, pues no valía la pena quedarse a tratar de convencer a su familia de lo contrario.

Sentía que no importaba lo que dijera, aún pensarían que le gustaba Keith...

Mierda, debo conseguirle una novia rápido para deshacerme de esto, pensó considerando también conseguirse una en consecuencia, antes de que todo empeore... Aunque luego de tal charla de su padre... Nada podía ser peor.

El camino al departamento de Keith no tomó demasiado tiempo. Había conseguido su dirección luego de insistir y molestar al azabache, luego había verificado el sitio al seguirle secretamente un día después de clases, ya que su tobillo había mejorado.

Estoy abajo, mullet.

¡No me hagas ir por ti, Keith!

Keef.

Envió algunos mensajes más para hacer spam mientras esperaba, hasta que por fin recibió un visto.

Ya me leíste, no tienes de otra que bajar.

¡O yo subiré!

No quieres que suba, ¡mi tobillo está mejor y puedo patearte!

Miró el corto edificio de tres pisos y consideró que no le tomaría mucho tiempo encontrar el departamento del mullet, así que echó un vistazo alrededor y avanzó hacia la puerta a la vez que el portón que daba al estacionamiento se abría. Apresuró el paso para no estar atravesado, pero justo cuando iba a llegar a la acera del otro lado, el rugido de un motor a su lado le hizo saltar en su lugar: un sujeto en una moto hizo amago de avanzar.

-¡Eh! -se detuvo inconscientemente y casi pudo jurar que su corazón también se paró. Dio un paso adelante para apresurarse, pero la moto volvió a sonar su motor y a volver a hacer el amago de avanzar- ¿Qué...? -se quejó.

El sujeto en la moto ladeo su cabeza con un casco, por lo que Lance no podía verle, pero sintió ganas de partirle el casco cuando al dar otro paso fue lo mismo.

-¡Tu, idiota! -exclamó decidiendo correr para salir de ese tonto juego.

Una vez que tocó la acera, la moto tras él avanzó por fin y se estacionó a su lado, haciendo temblar a Lance y pensar dos cosas: ¡Me van a robar o a golpear! ¡O ambos! ¡Demonios, Keith, dónde estás cuándo te necesitan!

Pronto sus deseos fueron cumplidos cuando el tipo se quitó el casco, revelando el atractivo rostro de su compañero de mesa.

-Te voy... a matar, ven -jadeó llevándose una mano al corazón, ¡pues eso lo había asustado!

Keith sólo ladeó una sonrisa, mirándole con burla antes de tirarle otro casco. No había podido evitar molestarle dado a que en los últimos días el moreno se había puesto intensamente molesto hablando sobre chicas.

-Sube -respondió con simpleza.

Lance atrapó el casco con sorpresa, mirándolo, luego a Keith y a la increíble moto. Pronto olvidó su enojo para mirar el vehículo rojo con atención.

-Woah, ¿esta cosa es tuya? -alargó con impresión, pues sin duda de veía genial y nada barata.

-¿De quién más? -levantó una ceja colocándose de nuevo el casco.

El cubano dudó un poco.

-¿Tienes licencia?

Keith se encogió de hombros.

-¿Por qué no te subes y lo averiguas?

Mirando la chaqueta de cuero negro, la moto y a la persona, la frase quedaba perfectamente para la imagen de un chico malo. Cliché, pensó Lance haciendo una mueca, no entendiendo cómo podía verse tan bien.

-No digas tonterías -bufó colocándose el casco aun así, pues quería subirse a esa moto al pensar lo genial que sería llegar a la fiesta en ella- ¿Cómo la obtuviste?

-La encontré y la repare con ayuda de mi tutor -comentó de forma casual, preparándose para arrancar.

-Eh, espera, ¿de dónde debo agarrarme? -preguntó rápidamente pues nunca había subido a una moto.

-De mí si no quieres caer -respondió avanzando de repente.

-¡Ah! ¡No seas idiota, viejo! ¡En serio espera un poco! -exclamó asustado, aferrándose al asiento fuertemente con sus piernas.

Sin detenerse y con una risa aplacada por el aire y el casco, Keith inclinó un poco la cabeza hacia atrás para decir:

-¡Sólo aférrate al asiento, idiota!

El moreno se apresuró a obedecer y se sostuvo del asiento rápidamente, sintiéndose más seguro a medida que la velocidad y la adrenalina aumentaban.

-¿Podemos dar algunas vueltas? ¡Nos sobra tiempo! -pidió con emoción, inclinándose un poco hacia adelante para que pudiese escucharle sin problemas.

Al sentir sobre su espalda el calor y corazón emocionado de Lance, Keith se removió un poco pero asintió sin problemas y tomó algunos desvíos que hicieran el camino más largo hacia la mansión Daibazaal.

A Lance le gustó tanto andar en moto que incluso en algún momento soltó ambas manos como si estuviera en una montaña rusa. Cuando el viaje acabó y estuvieron frente a un enorme mansión llena de música en una colina, saltó de la moto y se quitó el casco con emoción.

-¡Woah! ¡Amigo eso fue grandioso! Ahora yo también quiero una -dijo con emoción, devolviendo el casco- Aunque no creo que mis padres lo aprueben -rió considerando los posibles riegos que podrían encontrar sus padres.

Keith sonrió ligeramente y se bajó de la moto.

-No pensé que te gustaría tanto.

-¿Bromeas? ¡Es genial, hombre, eso te añade puntos con las chicas! -aprobó dándole un pulgar arriba, causando que el otro rodara los ojos en secreto- Ah, por cierto, no podrás beber si vas a conducir.

El azabache solo tarareó.

-No me embriago, estaré bien -respondió ganándose una mirada insegura del otro.

-Traje dinero para el taxi, si no es así, podemos compartirlo -dijo restándole importancia al asunto- En fin -miró de nuevo hacia la mansión con una sonrisa antes de darle una palmada en la espalda a su acompañante- ¡Vamos!

Los dos caminaron hacia la lujosa mansión junto a varias personas que se dirigían al mismo lugar. Lance reconoció muchas caras y saludó a muchas personas, sobre todo chicas que se acercaban para darle un buen vistazo a Keith y tratar de entablar conversación con él aprovechando que conocían a Lance.

Sí, eso, muerdan el cebo y conquisten al frío príncipe, tarareó el cubano en su interior cuando algunas chicas ya les rodeaban al entrar en la casa. Muchos de sus hilos estaban atados a los tobillos de Keith y era difícil no verlos, pero de todas formas trató de hacerse un poco el tonto.

-Ah, iré a buscar a Pidge y a Hunk -dijo como quien no quería la cosa para alejarse, pero justo cuando se dio media vuelta, una mano le tomó del hombro- ¿Eh?

-Voy contigo -dijo Keith simplemente- Si nos disculpan -asintió hacia las chicas, deshaciéndose de ellas con facilidad para seguir al moreno.

El castaño le echó una mala mirada.

-¿Para qué te vienes conmigo si estás rodeado de bellezas? -le susurró frunciendo el ceño.

Keith imitó su ceño, pero este se relajó al mirar como las luces de colores del lugar destellaban en los azules ojos del latino. Se acercó un poco más y pensó que la palabra belleza se usaría de forma más adecuada para sus ojos... Si tan solo el dueño no fuera tan exasperante...

-Vine con ustedes, me iré con ustedes, ¿qué tengo que hacer con esas chicas? -se quejó mirando alrededor en busca de Pidge y Hunk- Tu quisiste traerme, ahora no te quejes -dijo cruzándose de brazos.

Lance respiró hondo.

-¿No es mejor estar con chicas aun así? -negó y se pasó una mano por la cara- Ya, olvídalo, ya veremos si sigues con nosotros más adelante -murmuró echándole un vistazo a la mesa de bebidas.

La mansión era ridículamente enorme y una considerable cantidad de hilos rojos iban por todos lados, lo que le dificultaba un poco la visión, pero si ponía empeño en ignorarlos terminaba siendo más fácil, pero estas dos cosas aun le hicieron buscar durante algunos minutos y aún no encontraba a sus amigos, por lo que les pasó un mensaje para saber dónde demonios estaban en esa enorme mansión.

-¡Están afuera! -dijo un poco alto a su compañero pues habían subido más y más la música desde algún lado- Vamos.

En el patio una enorme piscina y más luces le dieron la bienvenida, y en una mesa de pingpong Pidge hacía rebotar una pelota hasta caer en un vaso de forma limpia en tres rebotes.

-Es puro cálculo -rió ante algunos vítores- Oh, vamos, ¿no quieres seguir apostando en cuántos rebotes puedo hacerlo? -presumió un poco a un chico que negaba antes de irse. Rió y chocó las manos con Hunk antes de tomar el vaso con la pelota.

Pero Lance fue más rápido y se lo quitó.

-Eh, quieto, gremlin, ¿esto no será alcohol, verdad? -le detuvo olisqueando el contenido- ¡Refresco de uva! Muy bien -aprobó devolviendo el vaso- Matt nos metería un bate en el trasero si la devolvemos ebria -levantó la cejas hacia a Hunk.

Pidge rodó los ojos mientras Hunk asentía.

-Aprecio mi parte trasera intacta -estuvo de acuerdo- Hola, Keith.

-Hola -respondió en un asentimiento- ¿Por qué temen a su hermano? -ladeó.

-Es un cerebrito, pero uno bastante fuerte -murmuró Lance- Mejor no meterse con los cerebros -rió, pero en ese justo momento observó el hilo de Hunk agitarse un poco en dirección a la puerta- ¿Deberíamos volver dentro?¡La mesa de bocadillos se ve grandiosa! -ofreció rápidamente- No podemos beber con el estómago vacío -tarareó felizmente pues si la persona especial de su mejor amigo estaba allí... ¡El definitivamente debía verlo!

Lance no mentía, la mesa de bocadillos era fantástica, solo quizá demasiado fantástica.

-Lo que es tener dinero -murmuró Pidge mirando una pequeña tartaleta.

-¿De qué hablas? Tú también tienes dinero -se burló Lance.

En ese justo momento, el hilo rojo de Hunk tiró de él hacia atrás en un paso, chocando con una chica y derramando jugo sobre su vestido.

-¡Oh, lo siento tanto! -exclamó el muchacho dándose la vuelta rápidamente.

La muchacha rió y negó moviendo por inercia los enormes aros que tenía de zarcillos.

-No te preocupes, no estaba mirando -dijo amable- Y no fue demasiado -murmuró mirándose el dobladillo del vestido.

Mientras los dos chicos hablaban, Lance se agarró a lo que tuvo más cerca: la chaqueta de Keith y tiró un par de veces.

-¿Qué pasa? -ladeó el azabache al mirar la cara que reprimía emoción del cubano.

-¡Es ella! -susurró evitando estar muy emocionado, pero no pudo- Puedo escuchar las campanas de boda.

¡Joder, era la chica destinada de su mejor amigo! ¡Estúpido hilo cliché!

Pero por otro lado, Keith solo pudo mirar a la muchacha y luego a Lance.

-¿Te gusta?

-¿Qué? -le miró rápidamente- ¡No! ¡Es la futura cuñada del grupo! ¡A Hunk le gusta!

-¿Cómo lo sabes? -ladeó curioso.

Lance le dio un golpe para que se callara cuando su amigo se volteó a mirarles.

-Chicos, ayudaré a Shay a limpiarlo y regreso, ¿bien? -sonrió.

-Ve, ve -asintieron Lance y Pidge al unísono.

Hunk asintió mientras la chica llamada Shay se sonrojaba un poco.

-En serio puedo limpiarlo con...

-Te probaré que la técnica de mi mamá es excelente -dijo Hunk comenzando a caminar- La fresa mancha bastante, pero se puede quitar con...

Una vez desaparecieron entre la gente, Lance y Pidge se miraron.

-Fui solo yo quien sintió... ¿algo? -murmuró el más pequeño.

El moreno se sobó los brazos y fingió temblar.

-Lo sentí, ¿lo sentiste, Keith? -miró al más alto.

-¿Si? -ladeó dudoso, preguntándose sobre qué se supone que debía sentir- ¿Es el aire frío? -consideró ya que Lance se abrazaba a si mismo y temblaba.

Los otros dos se palmearon la cara.

-Olvídalo, viejo, eres cero perceptivo -suspiró el moreno dándole una palmadita- Compitamos en el Just Dance -dijo a Pidge.

-Está en el sótano.

Bajando junto al par de amigos, Keith decidió sentarse mientras los otros dos jugaban. Le bastó estar sentado y solo durante un par de minutos para que varias chicas comenzaran a acercarse... Por estas cosas no salía más de lo necesario, consideró pasando de todas ellas, pues por experiencia se aburrirían y se irían.

-Eres muy popular -dijo una voz divertida cuando las tres chicas por fin se rindieron y se fueron.

Keith miró y sonrió levemente.

-Acxa -saludó chocando el puño con la muchacha- ¿Cómo estás?

-Bien, no me quejó -se encogió de hombros al sentarse a su lado- ¿Cómo es que Keith Kogane no está trabajando una noche? -preguntó solo para hacer conversación, bebiendo de su vaso.

El azabache se encogió de hombros y miró a Lance bailar al otro lado de la habitación, era algo que también se preguntaba. ¿Por qué aceptó venir?

-Decidí tomar días libres ya que es el último año -respondió tranquilamente.

Se sentía cómodo con la muchacha, dado a que habían compartido salón muchas veces y sus personalidades se llevaban bien, terminaron siendo cercanos. Era la única persona aparte de su tutor que sabía que era gay.

-Uhmm -asintió mirando hacia donde Keith miraba- ¿Kogane vino por un chico? -sonrió un poco, molestándolo con un pequeño golpe de codo.

-Tonterías -bufó apartando la mirada.

Al mismo tiempo Lance había terminado una ronda y miró hacia donde estaba Keith, encontrándolo con una chica.

-Vaya, el mullet se mueve rápido -observó con una sonrisa, a pesar de que el par no tenía hilos en común- Luce como su tipo, ¿no?

Pidge se ajustó los lentes, disimulando mientras les echaba una mirada antes de encogerse de hombros.

-Parece igual de deep y con un estilo parecido -asintió.

-¿Verdad? -rió- Dejémoslos solos. Hay bastantes juegos aquí, probemos otra cosa.

-Hasta que me aburra de ganarte -rió.

-¿Te tienes mucha confianza?

-Sí, más o menos -admitió sin problemas, regresando al juego.

El 16 de junio fue mi cumpleaños. Gracias a -SilverStone por su regalo :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro