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Lance se estaba muriendo con el dolor de cabeza.

-Quiznak -gimió reincorporándose lentamente en la cama y estiró la mano hasta la mesita en busca de su celular- Las ocho -gimió acostándose de nuevo.

Lentamente su cerebro le envió algunos recuerdos que se detenían hasta vomitar en la competencia de chupitos con Keith... ¿Cómo demonios había llegado a casa?, se preguntó.

Se removió y se dio la vuelta, pensando en pasarse al otro lado de la cama que ya estaría frío, pero el calor de alguien le detuvo...

¿Eh?

Palpó a su lado y sin duda había alguien. Se levantó rápidamente y con sorpresa miró la cara dormida y el despeinado cabello negro de Keith.

¿KEITH?

Se miró a si mismo solo teniendo boxers puestos y luego bajó la sábana que cubría a Keith.

Lance pudo respirar, Keith seguía vestido.

-Ah -se pasó cansadamente una mano por la cara mientras se sentaba.

De tanto movimiento que había hecho el moreno, el azabache abrió los ojos.

-Dios, para de moverte -se quejó colocándose la almohada en la cara.

Frunciendo el ceño, Lance se levantó como alma que lleva el diablo en busca de su bata y cosas para luego correr al baño.

Mirando al castaño huir, Keith se rió preguntándose si había recordado algo de todos los besos que se dieron anoche. Divertido y no queriendo quedarse atrás luego de que el dueño de la casa se hubo levantado, se puso de pie y buscó su celular dentro de la chaqueta que había sido tirada al suelo la noche anterior.

Luego de que llevó a Lance a casa, este lo instó a quedarse y no se pudo negar cuando apareció su madre, por lo que aceptó y decidieron compartir la cama. El moreno se había quitado la ropa para dormir y luego de que se acostaron... volvió a ponerse agradablemente cariñoso, pasando buenas horas de la madrugada compartiendo besos. Keith aún sentía los labios inflamados.

Relamiéndose los labios encendió su celular mientras se colocaba los calcetines y los zapatos, estirándose al levantarse y apenas el teléfono se encendió una llamada entró. Keith no necesitaba ver el número para saber quién era.

-Buenos días, Shiro -alargó con voz perezosa.

-¿Qué tal la fiesta?

-Regular -respondió en tono desinteresado.

-¿Estas en casa? Voy saliendo para allá, supongo que no querrás cocinar.

Keith reprimió una sonrisa.

-No estoy. Me quedé donde un amigo -respondió echándose en la cama nuevamente.

-¿Un amigo? -preguntó en voz crédula el hombre- ¿McClain? -tanteó cuidadosamente, pues era el único que se había acercado tanto a él últimamente.

-Si -murmuró con una sonrisa- Te aviso cuando esté en casa, así hablamos y puedes cocinar la cena. No trabajo hoy, comenzaré a tomarme los fines de semana.

-¿En serio? Eso es bueno, necesitas descansar y concentrarte en tus estudios -aprobó el japonés sin dudar.

Después de intercambiar algunas palabras más, Keith acabó la llamada y guardó el celular justo cuando el latino regresaba.

-¿Por qué sigues aquí? -parpadeó secándose el cabello con una toalla. Como se había vestido en el baño no le preocupaba tanto la presencia del otro.

-¿Debería haber vuelto a casa? -preguntó sentándose.

-Eh, no, me refiero a aquí en mi habitación -señaló al dejar la toalla y el resto de cosas- Bueno, supongo que no te gusta andar sucio tampoco -murmuró- Ten, es un cepillo nuevo... Mi ropa no te quedará, pero te puedo prestar una camisa de Hunk cuando se queda aquí -dijo rebuscando en su armario una toalla y la camisa- El resto... Tendrás que arreglártelas -murmuró levantando las cejas, no queriendo ahondar mucho en el tema- Ten -sonrió.

Keith aceptó las cosas y asintió.

-Sí, no hay problema.

-Bien, tomate el tiempo que quieras, yo estaré abajo -asintió saliendo primero con teléfono en mano, revisando sus redes sociales.

Afortunadamente no había fotos penosas de él, y solo penosas, porque ninguna era mala ya que todos sus lados eran buenos. No tardó en comentar y dar algunos me gustas por aquí y por allá.

-Buenos días -alargó a los miembros presentes de su familia una vez en la sala.

Pero su buen humor bajó algunos peldaños cuando al levantar la mirada se encontró con algunas sonrisas que le hicieron temblar.

-Buenos días para ti también -tarareó Rachel con diversión, levantándose del sillón para tomar un vaso que estaba en la mesa.

-¿Una noche dura? -le siguió Verónica.

-¿Necesitas una pastilla? -preguntó Rachel dándole el vaso con agua y un círculo blanco- ¿Quizás una almohada para sentarte? -le tarareó bajo como quien no quiere la cosa, teniendo una enorme sonrisa.

Lance casi escupió el agua.

-¡¿Qué?! -jadeó tosiendo.

Con una risita la muchacha huyó de regreso al sillón.

-¡Rachel, deja a tu hermano! -alargó la señora McClain- Calienta la sopa -dijo esta vez a Lance- ¿Keith ya despertó?

-Uhum -tarareó entrando en la cocina- ¿Hay limón?

-Oh, aprovecha y calienta la de él, ¡debes atender bien a tus invitados, Lance! Y no, no hay -negó la mujer.

El moreno no pudo hacer más que obedecer mientras miraba inexpresivo la olla. Él sabía que no era precisamente la palabra "invitado" la que su madre quería usar.

Familia, en verdad no soy gay, solo somos amigos, pensó llenando los dos tazones y calentándolos antes de sentarse tranquilamente a comer.

Para cuándo Keith bajó, la señora McClain se levantó.

-Siéntate, cariño, buscaré tu tazón -le indicó adelantándose a la cocina.

-No es necesario...

-Oh, seguro que lo es, has de estar tan agotado luego de salir toda la noche -alargó en un suspiró.

-¿Y yo no estoy agotado? -frunció el ceño Lance fingiendo un poco de indignación.

-Keith es un buen chico, seguro que tú lo obligaste a ir a esa fiesta -regañó la mujer desde la cocina.

-¿Yo? -alargó.

-Sí, tu -respondió dejando el tazón frente a Keith- Come cuánto quieras, Keith. ¿Quieres limón?

Esta vez a Lance se le salió la sopa de la boca al abrirla con sorpresa.

-¡Me dijiste que no había limón! -acusó mirando a su madre cortar uno para Keith.

-No hagas eso, Lance -riñó- Y solo queda uno y él es el invitado -negó la mujer.

-¡Esto es favoritismo! -se quejó picando un trozo de pan para hundirlo en la sopa y metérselo en la boca para reprimir sus quejas.

La señora McClain solo rodó los ojos y sirvió refresco a ambos.

Desde el sillón, Rachel y Verónica solo podían divertirse ante tal escena, solo les faltaban las palomitas.

Keith usó la mitad del limón en su sopa y dio la otra mitad al moreno, el cual le miró acusador antes de tomarlo y usarlo.

Al terminar de comer, los dos muchachos lavaron los platos.

-¿En verdad te gusta mucho ese muchacho para yerno? -preguntó Verónica una vez las tres estuvieron solas.

-No solo eso... Vive solo, ¿qué padre deja a su hijo solo aún a esta edad? -negó la mujer hablando bajo- Sobre todo a un buen chico... Espero estarlo pensando demasiado, pero no puedo evitarlo -suspiró.

Ninguna respondió cuando el par salió de la cocina.

-Le acompañaré a buscar la moto en casa de Lotor -avisó Lance en un suspiro.

-Oh, está bien cariño -asintió la señora McClain- Tengan cuidado.

-Está bien -alargó Lance.

-Hasta luego -asintió Keith con una leve sonrisa a las tres.

La señora McClain se levantó y abrazó fuertemente a Keith.

-Regresa cuando quieras, ¿bien? -dijo efusivamente.

-Eh... Si -asintió correspondiendo a medias y con duda el abrazo antes de ser soltado.

Lance le llevó afuera y dio un nuevo suspiro, pensando que por fin habían acabado cuando dos bólidos se lanzaron a sus piernas.

-¡Tío Lance! -alargaron los niños.

Su padre y hermano mayor estaban ocupados en el auto del segundo, por lo tanto los dos niños habían aprovechado de jugar afuera ya que hacía un buen día.

-Ah, ¿ya se van? -preguntó el señor McClain acercándose mientras se limpiaba las manos- Tú has de ser Keith, ¿no? Es un placer, soy el padre de Lance -sonrió.

-Igualmente, señor -murmuró el azabache, notando el enorme parecido en toda la familia, luego no pudo evitar mirar brevemente el auto.

-¿Sabes de esto? -señaló el mayor.

Keith parpadeó.

-Solo un poco, señor, básicamente construí mi propia moto... Y ayudo de vez en cuando a un familiar con su auto -respondió tranquilo.

El señor McClain asintió y le hizo una seña para que se acercara.

-¿Qué opinas de esto?

-Papá, Keith ya se iba -se apresuró a decir mientras el azabache se acercaba al auto.

-Solo tomará un momento, hijo -aseguró el hombre.

Rendido, Lance miró al cielo y movió los brazos.

-Está bien -suspiró- Ya qué -refunfuñó yendo mejor con sus sobrinos, no queriendo ver cómo el perfecto Keith también era bueno con los autos- ¿Jugamos a algo?

Los dos niños se miraron antes de asentir y correr a buscar la cuerda de saltar.

El "solo tomará un momento", se convirtió en una hora en la cual el padre de Lance hablaba animadamente con el muchacho y alababa su conocimiento, pues hace cuarenta minutos había logrado hacer que el auto de Luis encendiera... Su madre había salido y entregado jugos a todos, por lo que el tiempo se había extendido.

Dejando su vaso a los niños, fue a donde estaban los otros tres hombres.

-¿Ya podemos ir a buscar tu moto? Sé que es un buen barrio, pero no creo que sea bueno dejarla allí tanto tiempo -consideró.

El azabache asintió.

-Tienes razón -dijo y se limpió las manos con un paño mientras el señor McClain le daba una palmadita.

-Ve a lavarte las manos, muchacho. Es tu casa, ¡no dudes en regresar! -le animó antes de dejarle ir, luego miró a Lance- Me agrada, es un buen chico -dijo una vez se fue.

-Sí, supongo que lo es -se quejó cruzándose de brazos- Solo somos amigos, papá, en serio -suspiró.

-Vamos, no tienes que seguirlo negando -rió despeinándole el cabello- Nunca aprendiste nada sobre arreglar autos, me alegro que por lo menos mi yerno sepa algo... Es incluso mejor que Luis -bromeó.

-Por favor, no me arrastren a esto -rió el aludido, llevándose la caja de herramientas.

El señor McClain rió. Y Lance sabía que solo hablaba bien de Keith para no hacerle sentir incómodo por ser "gay", además de que si le había agradado.

-Estoy listo -dijo la voz de Keith al regresar.

-Perfecto, vámonos -murmuró tomando su muñeca para arrastrarle antes de que se pudiera quedar por más tiempo- ¡Ya regreso, pá!

-¡Vayan con cuidado, chicos!

-Adiós, señor -se despidió Keith siguiendo el paso del moreno.

Para cuándo llegaron a la estación del bus, Lance miró con una mueca al más alto.

-¿Qué? -preguntó Keith sin saber por qué le miraba con molestia.

-¿Qué? -repitió.

Keith levantó una ceja.

-De acuerdo -murmuró mirando el bus acercarse.

-Di icirdi -susurró el moreno en un bufido.

-¿Hice algo mal? -consideró frunciendo ligeramente el ceño.

-No, ese es precisamente el problema -gruñó- Arriba, Kogayne -se quejó.

-Es Kogane...

-Yo sé lo que dije, ¡¿está bien?!

Levantando las manos en gesto de rendición, Keith solo dio un suspiro antes de subir y pagar, buscando dos asientos libres.

-¿Recuerdas algo de anoche? -preguntó casualmente cuando el bus comenzó a andar.

Lance le echó una mirada.

-Algunas cosas -murmuró aclarándose la garganta antes de que su cara se iluminara- ¡Ah, cierto! Obtuviste el número de una chica anoche -recordó con una sonrisa- Escucha, debes escribirle y lucir desinteresado, pero no tanto, ¿bien? -explicó moviendo las manos- Dile para volver a verse y ¡bam! Una cita, pero solo mencionas que es una cita al final, queda bien.

Aquí vamos de nuevo, pensó Keith rodando los ojos ante su nuevo intento porque saliera con una chica. Apoyó la mejilla en la mano mientras miraba por la ventana.

-¿Me estás prestando atención?

-Uhum -tarareó.

Obviamente no lo estaba haciendo.

-A este paso no conseguirás ninguna chica, Kitty -alargó con una mueca, picando su mejilla con un dedo.

-Mira como sufro -suspiró dándole un manotazo antes de mirarle- ¿En serio no recuerdas nada después de que bebimos? -insistió un poco.

Lance negó.

-No, solo vagos recuerdos de bailar y beber -divagó moviendo una mano para restarle importancia.

-Nosotros tuvimos un momento de unión -dijo frunciendo ligeramente el ceño.

-¿Momento de unión? -murmuró frunciendo ligeramente el ceño también- No, no lo recuerdo -negó de nuevo- ¿Quizás te refieras al concurso de chupitos?

-Increíble -bufó regresando la mirada a la ventana.

-¿Qué? ¿Qué hice? -alargó parpadeando de forma boba e inocente.

Molesto porque Lance no recordara absolutamente ninguno de los besos que se dieron, Keith le ignoró.

-Menudo humor -murmuró decidiendo tampoco hablarle, frunciendo el ceño también. Aunque de vez en cuando le miraba para copiar su postura- Uhmm.

Ninguno habló hasta que llegaron a la colina en la que vivía Lotor. Había aún algunos autos estacionados afuera junto a la exuberante moto roja.

Lance se metió las manos en los bolsillos.

-Bien, entonces regresa y escríbeme, ¿de acuerdo? Mi mamá me matará si no lo haces -suspiró.

-¿Te llevo a casa? -ofreció colocándose uno de los cascos.

La idea de subir a la maravillosa moto a riesgo de que su familia estuviera más tiempo a Keith en casa le tentó un poco, pero terminó negando mientras se rascaba la nuca.

-No, voy a casa de Hunk ahora. Ve tranquilo.

-Está bien -dijo subiendo a la moto antes de hacer rugir el motor- Hasta lunes...

-Hasta el lunes -se despidió de vuelta comenzando a caminar a la parada de bus de nuevo.

Keith le miró durante un momento antes de solo avanzar e ir a casa, lanzándose a su cama una vez que entró en el pequeño y solitario departamento.

-No me creo que no recuerde absolutamente nada -se dijo de mal humor de solo recordarlo.

Lance es un idiota, pensó rodando un par de veces en la cama antes de levantarse y adelantar algunas tareas.

Cuando la tarde llegó la puerta del lugar fue abierta y Keith ni se molestó en ir a ver quién era.

-¡Deberías encender las luces de este lugar cuando estés en casa! -se quejó Shiro desde la sala.

-Es un gasto innecesario -respondió con simpleza, escribiendo en el libro de ejercicios- La de la habitación es suficiente.

Se escuchó un suspiro por parte del hombre antes de que varias bolsas siendo movidas hicieran ruido.

-¿Qué quieres cenar?

-Lo que sea está bien -alargó utilizando la calculadora.

Los pasos de Shiro se acercaron y deslizó la puerta para mirar al huraño joven en pijamas.

-A ver, ¿qué tienes? -preguntó entrando en el pequeño lugar para sentarse en la cama- Te conozco.

El muchacho se removió en la silla antes de dejar el lápiz y mirarle.

-Nada...

-Si fuera nada, habrías salido a recibirme y seguirías siendo algo huraño, pero en la mesa -repuso con una sonrisa.

Con una ligera mueca se acomodó para quedar frente a Shiro, pues sabía que era inútil tratar de esconderle algo.

-Creo... Creo que me gusta Lance -murmuró frunciendo el ceño.

El hombre se sorprendió.

-¿Lance? Bien -murmuró parpadeando sin poder creerlo- ¿Y el problema es?

-Lance -repitió pasándose una mano por el cabello- Todo él es un problema -repuso buscando una liga para atarse el pelo- Anoche nos besamos y lo sentí... Sentí algo, no sé qué sentí, pero ahora espero que en verdad sean ganas de vomitar.

-Eh, bien, lo entiendo... Lance es algo hiperactivo y coqueto, ¿pero qué te molesta precisamente? -preguntó queriendo entender.

El menor respiró profundo y comenzó a explicar la situación.

-... Y no recuerda nada... Pero no le creo, pasamos largas horas besándonos y no... Tuvimos un momento, y sé que no fui el único que lo sintió -terminó algo enfurruñado, apretando fuertemente un peluche de hipopótamo que tenía a mano.

Un momento de silencio se extendió mientras Shiro pensaba.

-Bueno, no puedes saber si en verdad lo olvido o no... El alcohol afecta de distintas formas a todos -consideró- Ten algo de paciencia, quizás es algo nuevo para él y está asustado, nervioso... Si de verdad son el uno para el otro, se dará -sonrió dejando una mano en su hombro para demostrar apoyo- Si no... Creo que ustedes dos se llevan bien, puede ser una buena anécdota de amistad, ¿no crees?

Keith suspiró.

-Quizás.

-No te apresures. Solo espera y si de verdad te gusta, inténtalo, si no... Hay muchos peces en el mar, Keith -asintió dándole un pequeño apretón- ¿De acuerdo?

-De acuerdo -asintió un poco mejor.

-No te desanimes -dijo antes de levantarse- Vamos a comer, no pienses demasiado en ello. Descansa un poco del estudio, es mejor despejarse un rato.

Considerando que Shiro tenía razón, se levantó tras él. No podía obligar a Lance a recordar si no quería... Pero eso aún no le quitaba las ganas de golpearle hasta que lo hichera.

Está bien, podría ser solo su amigo, iba a esperar.

Y le golpeará también.

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