Parte Única

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Era un día tranquilo como cualquier otro, el sol se encontraba oculto por las oscuras nubes, se sentía el frío calar los huesos y cada persona que caminaba por la calle llevaba un suéter abrigador o una sombrilla, todo esto debido al inicio de la época de lluvias pero ni así quedaban exentos de sus actividades.

El trabajo era mínimo, se limitaba a papeleo sobre criminales detenidos en días anteriores y por ende a ninguno de sus compañeros parecía importarle ya que ni siquiera se habían tomado la molestia en presentarse a excepción de ellos dos,  el subordinado del castaño y el rubio obsesionado por su ideal.

Días como esos inundaban de recuerdos la mente de aquel pelirrojo de baja estatura, pensar en sus últimos días dentro de la mafia y su firme decisión de renuncia solamente para estar con quien consideraba el amor de su vida le provocaba cierta nostalgia, pues sacrificó su comodidad solamente por un sentimiento que podía ser efímero.

Volvió a la realidad cuando un objeto fue destrozado contra la pared.

- deja de perder el tiempo desperdicio de vendajes y termina tu reporte- alzó la voz el detective de los anteojos señalando las hojas del escritorio

- pero Kunikida kun eso es tan aburrido- se quejó acomodandose nuevamente sobre el sofa tomando sus audífonos y cantar su tan amada canción - lo haré después

- Dazai - se acercó el antiguo mafioso a sus compañeros entregando su propio trabajo a su superior - hazle caso y termina el trabajo, después de eso podrás dormir

- Chuuya, mejor ayúdame- por un momento ignoro al mayor para acercarse a su pareja tomándolo por la cadera inclinándose a su oído y susurrarle en voz baja - o mejor aún podriamos ir a otro lugar y hacer cosas divertidas

De inmediato sus mejillas se tiñeron de un ligero tono carmín por la vergüenza de comprender a la perfección a que se refería.

- mejor has tu trabajo - lo alejo y se dirigió a su asiento intentando ignorar cada comentario que hacían  con relación a su indecorosa propuesta.

Con las horas pasar la insistencia de su pareja aumentaban, sin embargo lo que más temió sucedió, se quedaron completamente solos.

- no se vale, ya no aguanto las ganas y tengo que estar aquí viendo como me ignoras por el trabajo - el detective de iris avellana se levantó posandose detrás del pelirrojo abrazandolo por la espalda -se acabó

- espera... sueltame idiota - tomó sus manos para hacer que le suelte más no consiguió nada

-quédate quieto- se oculto en el espacio de su cuello y hombro aspirando el aroma de su perfume - hueles tan bien - se apego más a su cuerpo presionando su entrepierna con sus glúteos para que sintiera la ligera erección que tenía - te lo haré aqui mismo porque eres mío y harás lo que yo diga -

-¿q... que? no espera -  la puerta principal de abrió dejando ver al albino entrar - ¡Da...Dazai! es Atsushi- tenso su cuerpo observando al chico que se encontraba perplejo delante suyo - ¡no mires Atsushi kun!-

- ya callate - tomó su rostro con su diestra buscando sus labios y unirlos en un beso lento y apasionado que el pelirrojo no dudó en corresponder.

Solo ahí olvido el lugar donde se encontraban, no escucharon al menor salir pero tampoco a Doppo entrar por lo menos hasta que el agua mojó al castaño de cabeza a pies salpicando un poco a su pareja.

- haber si así se te quita la calentura - recogió una serie de papeles que olvido leyendo estos con atención - Nakahara san término su trabajo ¿porque no imitas su ejemplo?

- si Dazai, has tu reporte yo me voy, hasta que termines te dejaré hacerme lo que quieras- utilizó palabras de más que debio evitar porque eso lo pagaría muy caro esa misma noche

- bien no te duermas antes de que llegue Chuuya ¿entendido?- se seco con una toalla que Nakajima le entregó sentándose en su escritorio y dedicarse a escribir, solo serían un par de horas, terminaría antes de que anocheciera y tendría su tan deseada recompensa.

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