Capítulo 7. Recuerdos parte 1.

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-¿Cómo era que se llamaba?- a Elías ya le dolía la cabeza, toda su sangre había llegado a su cerebro.- ¡Baya! ¡Laya! ¿Sara?- se preguntó.


-Terrible memoria- le dijo.

Estaban en el centro del satélite, la cuna de la Luna, justo en el patio trasero de la casa principal del señor de la Luna.

Toda la casa estaba hecha de madera clara y habían tapices tejidos que narraban la historia sobre la luna y el sol.

El pasto era de un verde brillante casi amarillo, los árboles mostraban los rocíos en sus hojas, las ardillas correteaban jugueteando. Acababa de llover y aún así ambos habían estado entrenando hasta que las nubes mostraron un destello entre la oscuridad.


La niña estaba observando al pobre príncipe Elías quien estaba boca a bajo debido a un error de su parte en el entrenamiento, su ropa estaba algo empapada, y de su cuello bajaban pequeñas gotas de agua hasta su rostro y cabello.


-¡Lava! ¡Leya! ¡Tata!- la niña lo miró a los ojos, el príncipe dejo de sacudirse y miro aquel rostro.- ¿Me estoy acercando ¿No?- la niña se quedó observando curiosa.- ¡Taca! ¡Tala!- gritó impaciente, la niña suspiró decepcionada y luego se dio vuelta para irse.

El príncipe cerró los ojos y luego soltó.


-¡Tus ojos!- la niña se detuvo- la flor de jade, era…- después de meditar unos cuantos segundos abrió los ojos iluminado- ¡Tayabak! ¡Si! ¡Tu nombre es Taya!


La niña asintió lentamente.


-Bien, lo dije ¡¿Ahora puedes soltarme?!
La niña miro a la cuerda, saco una navaja y la lanzó.


-¡No, no, no, no, espera!- el príncipe cayó de cara al suelo y un fuerte dolor atravesó su espalda.- maldición… ¡¿Por qué hiciste eso?!
La niña se acercó y se colocó a su altura, levantó  levemente y con delicadeza el largo flequillo del principe y lo miró fijamente con un rostro tranquilo.


-Puede decirme Tayabak, Taya o Taba. Cualquiera está bien- un pequeño rubor de divisó en los pómulos de Elías, Taya también tenía la ropa mojada, gotas caían de su frente y sus pomulos rojizos por el frío.

Se levantó y le dio la mano al príncipe ayudándole también. Elías se estiró y su espalda dio varios crujidos.


-Bueno, es que es un nombre difícil…- dijo apenado. La niña miro a otra parte.


-Por eso le estoy dando opciones. Pero si para usted en muy difícil quizás solo deba llamarme de otra forma.- estaba algo irritada, el príncipe se colocó a su altura y la miró a los ojos.


-Bueno, algún nombre se me ocurrirá, mientras tanto te llamaré como me has pedido, era… - el príncipe frunció el seño nuevamente, la niña suspiró.- Flor de jade, quizás algo relacionado con eso. Oye ¿Por qué te dieron ese nombre?


Tayabak miro al vacío.


-Por mis ojos ¿No es obvio?- miro al suelo y luego sacudió su cabeza- el entrenamiento acabo, nos vemos mañana y espero que para entonces tengas una mejor actitud. Recuerde a la guerra se va a descansar- se fue caminando y luego volteó- y espero que a la próxima tengas mejor memoria- el príncipe suspiró y se sentó en el pasto rendido.


-Complicada ¿No?- dijo un muchacho a su espalda, Elías se sorprendió y se levantó de un tirón, iba a golpearlo por instinto pero el muchacho lo detuvo con fuerza en su palma.

-Muy débil.


-¿Quién…?


--Mi nombre es… muy largo, pero puedes decirme Cesturn.- dijo alegre, Elías solo lo miraba extrañado, ¿Por qué aún no había soltado su puño?

Cesturn era un chico de cabello blanco, piel blanca como la porcelana china y ojos cristalinos como el vidrio, vestía ropas blancas y una bufanda azul, además de licor con mucha gracia una Sombrilla blanca con grabado de una persona en la empuñadura. Tenía la misma edad o un poco más que la de Elías, y el estaba anonadado con tal persona.


-¿Cestrum?- preguntó, cesturn río y soltó su mano, luego abrió y levantó su Sombrilla evitando que una gota del árbol que estaba a su lado, cayera en su cabeza.


-Vaya que eres malo para los nombres que te dicen los demás, pero ahora que lo pienso también podrías llamarme así, es de hecho mi primer nombre cestrum, pero el resto es muy largo, no vale la pena decirlo, la verdad prefiero Ces o galán, aunque el último suena algo egocéntrico, no lo sé ¿Tu que dices…?


-No lo se, ni siquiera entiendo porque se llaman como plantas, eso es extraño.


--Si bueno, es algo significativo, somos algo raro en el estado y en el mundo, merecemos seguir siendo originales y únicos, nuestros nombres nos describen, ¿no te parece príncipe…? Am…


--Elias- dijo aún mirando a aquella rara belleza, jamás en su vida había visto a alguien con esos rasgos y características. Cesturn pensó por unos segundos.


--Elias-…- pronunció- es un gran nombre- se encogió de hombros indiferente.- para un futuro rey queda bien, pero tienes que saber que tipo de rey serás en el futuro, o si podrás serlo, tienes que estudiarte a ti mismo primero, luego ver si tienes la madera para serlo, quizás después tengas las habilidades para serlo. Pero solo podrás saberlo cuando sepas quién eres y quién puedes ser...

Siguió hablando, Cesturn era bastante hablador, además de que lo que decía no era tan coherente, o talvez si lo era, solo que hablaba tan rápido que no se le entendía.


-Gracias… lo pensaré.- dijo sin más.


-Seguro te preguntas si me tinture el pelo? ¿No?- si, si lo había pensado, ¿Pero por qué el cambio de tema?- Pues de hecho no, lo heredé de mi madre, la última junto conmigo de sangre pura de los hijos de la noche.


-¿Los hijos de quién?- preguntó aún confuso, no entendía bien que estaba pasando debido a que hace poco toda su sangre le había llegado al cerebro al punto de cegarle la visión y aparte había caído desde una corta pero considerable altura en la que se había golpeado el cráneo y torcido la espalda, así que era difícil saber si seguía vivo o solo deliraba.


-Descuida yo te ayudo- se acercó a él y puso su Sombrilla en sus paletas y la palma arriba de la espalda baja.


-¿Qué haces…? ¡Ah!- y de un tirón le saco todas las yucas- ¡¿Pero qué…?!  wow ya no me duele- se estiró y giró su cuerpo, ¡Estaba bien!.- gracias, ¿Cómo lo hiciste?


-Aprendí a hacerlo desde que Taya entrena conmigo, no es la primera vez que disloca algunas columnas, ella misma me lo enseñó- Elías lo observó asombrado.


-¿Te entrena  a ti también?- le preguntó, Cesturn asintió.- ¿No es la primera vez?- se dijo dudoso.


-Los Sombrilla entrenamos juntos, no hay quien dirija o mande, somos iguales y tenemos muchas cosas que aprender los unos de los otros, y digamos que el método de aquella pequeña niña es algo…


-¿Sadista?- concluyó Elías, Cesturn sonrió.


-Estricto, su lema es entrenar hasta el cansancio…


-Para que en la guerra se descanse, me dice lo mismo siempre.- agachó la cabeza adolorido.- No hay ninguna guerra en la que combatir, ¿Entonces por qué entrena tanto? ¿Le ocurrió algo para que piense y actúe de esa manera?

Cesturn suspiró, cerró la sombrilla y se recostó en el árbol.


-Es una niña buena- aclaró- ella es alguien distante al principio por razones que ella y el señor de la Luna solo saben, pero cuando la conoces es alguien extraña y maravillosa, justo como su nombre, una rareza natural.- sonrió. - es fuerte con los demás porque quiere que sean fuertes, además su método es excepcional, gracias a ella muchos nos hemos graduado, incluyendome. Es una chica maravillosa de verdad- Elías sintió un pequeño nudo en el estómago al oír de Taya de esa manera por aquél muchacho.


-Puedo ver qué pasan mucho tiempo juntos- dijo Elías casualmente. Cesturn parecía muy alegre.

-Claro, hemos vivido juntos desde hace mucho, cuando pasas tanto tiempo con alguien llegas a conocerla muy bien.


Elías asintió lentamente y movió su pie en la tierra.

-¿Ustedes qué son?- preguntó mirando a otra parte, Cesturn arqueo la ceja.

-¿No lo sabes?- a Elías le dió un pequeño escalofrío. Negó- ¿Por qué la pregunta?- Elías se mordió el labio.

-Pues, es una chica, y... Es eso, una chica.


-¿Eso importa?- preguntó, Elías solo frunció el seño, no sabía a lo que se refería ¿Ellos eran algo?. Cesturn se percato de la respiración agitada y ansiosa de Elías, ya sabía a dónde iba está conversación.

-Bueno claro que es muy linda, bastante alta para su edad- empezó a caminar alrededor de Elías- su piel es morena justo como la arena y tan suave como el algodón, y su cabello negro- dijo con un tono suave que irritó a Elías.- y sus ojos, uff…

-¿Y que con eso? No justifica que vivan juntos.

-Claro que si, solo yo elijiria a alguien tan linda como ella...


Elías no sabía porque estaba tan molesto, pero había lanzado un puño inconscientemente a Cesturn quien aturdido cayó al suelo, después de que sintió el punzón en sus nudillos fue que se había percatado de lo que había hecho.


-No puede ser… ¡Lo siento! Yo no sé porque lo hice ¡Yo...!

A Elías le había sorprendido el hecho de que a pesar de recibir tal golpe, Cesturn no soltó su Sombrilla.


-Descuida, fue mi culpa pero no me dejaste terminar… verás ella es muy linda pero sigue siendo una niña de doce años, y yo tengo dieciocho, además es mi hermana, jamás la vería de otra forma.

Tocó su pómulo que estaba rojo por el golpe, escupió al pasto y se apoyó en el suelo divertido.

-Eso me sorprendió, tienes mucha fuerza, estuvo mejor que el anterior.- halagó.


-Lo lamento...- Elías suspiró agotado, estiró su brazo y ayudo a levantarlo.

Elías procesó todo lo que había pasado, y luego exhaló aire frío.


-Espera… ¿Hermana?- abrió los ojos, Cesturn asintió divertido- ¿me estás diciendo que acabo de golpear al hijo del señor de la Luna?


-Pues si, ¿Qué importa? Fue un golpe muy bueno. -Elías puso las manos en su cabeza nervioso.


--Mi padre va a matarme- Cesturn suspiró y negó.


-Descuida son solo gajes del oficio, tu golpe no es nada comparado con lo que he recibido antes. Me gradué hace cuatro años, he tenido que vivir situaciones de alto peligro, tu solo eres una mosca en mi sopa, descuida tu padre no lo sabrá, y si lo sabe ¿Que importa?


-¿Gracias?- Elías se sentía seguro a pesar de que los ojos de aquel chico fueran tan intimidantes, el emitía un aura bastante agradable.

- Entonces que es eso de graduarse a los catorce ¿Por qué a tan temprana edad?

-Verás, nuestras enseñanzas siempre han sido de esa forma, todas las personas nos necesitan, no solo asesinamos, también educamos y ayudamos al mundo con aprendizaje y conocimiento. Por eso es mejor empezar desde que se es tan joven, así podemos aprender más rápido de los demás y buscar soluciones desde una perspectiva más pura supongo. Además es la época en la que somos más ágiles, lo que hace el ofició más rápido y fácil.

-¿Y como se gradúan? Tiene algún examen o ...

Cesturn miro a aquel niño de dieciséis que no era nada más que un mocoso, acarició su cabello largo y luego se sacudió la ropa dispuesto a irse.

-Bueno, esa es una pregunta bastante interesante que contestaré después, porque creeme, no es nada linda.

Elías sonrió, ¿Cómo es que esta gente hacia esto y no sonaba nada aterrador?

-Pero lo que hacen es bueno ¿No?

Cesturn suspiró

-Todos pueden pensar que lo que hacemos está bien, o quizás no, ¿Quienes somos nosotros para elegir quien debe morir o vivir? "Estamos preparados para la muerte" dicen unos, "somos los hijos de la Luna, vamos de la mano con la parca" dicen otros, "no le tenemos a nada, ni al mismísimo Satanás" dicen todos. Pero se que un día nos harán pagar por todas las vidas que hemos tomado, nada es gratis... Quizás llegará el día en que nos extingamos por los que hacemos...

Elías bajó la cabeza confundido

-Pero para entonces, seremos leyenda y una muy buena.- dijo orgulloso.

Taya también lo sabía, ella sabia que matar no estaba bien, fuera cuál fuera la razón, quizás por eso quería volver fuertes a todos, para que cuando llegará el día en que enfrentarán la muerte por sus pecados, lo hicieran con la cabeza en alto sin ningún temor o remordimiento.

Pero al quedarse detrás de la pared escuchando a esos dos solo pensó en que algún día ella moriría, si no lo hizo ya dos veces cuando niña, la siguiente sería la vencida.

El problema es que había conocido a alguien, y no estaba lista para morir.



...





El día dos o tres en que la Sombrilla había llegado al castillo había tomado muy enserio su trabajo. Habló con absolutamente todo el personal del castillo, entre ellos había dicho que sus favoritos eran dos guardias y dos mucamas bastante interesantes con habilidades muy interesantes.


-¿Va a educarlas?- le preguntó Leonard a el rey, el asintió.

Ambos observaban desde un balcón mientras tomaban el almuerzo.


-Dijo que era importante tener a alguien cerca por si ocurría algo, supongo que tiene razón- arqueó sus hombros y continúo con su comida sin quitar los ojos de encima de la Sombrilla.


--Pero no le parece algo vulgar que venga a dar órdenes de tal manera? Tomar a cuatro de nuestros empleados y educarlos de tal manera…- mofó.

Pero Elías ya no lo escuchaba, solo observaba desde lejos el entrenamiento.


La Sombrilla estaba vestida completamente de blanco con un faldón, unas botas y una blusa ligera, en su mano estaba su sombrilla que lucía de forma pulcra. Los cuatro estudiantes que estaban a su cargo estaban boca abajo sostenidos por una cuerda.


-De nuevo- dijo la Sombrilla- apenas están empezando, pero es necesario que aprendan lo difícil ahora, para que cuando vayan a la guerra…


-Sea que descansen…- repitió el rey inconscientemente, ¿Dónde había escuchado eso?


-¡Otra vez!- la Sombrilla paso al lado de todos y con su sombrilla cortó las sogas, una mucama logró caer con agilidad, pero los demás se habían golpeado la cabeza y tocaban sus espaldas adoloridos.


El rey tocó su cabeza y sintió una pequeña cicatriz, ¿De dónde recordaba eso?

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