Epílogo

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-¿Una sombrilla?- preguntó uno de los guardias que vigilaban la puerta principal de una de las torres del castillo- ¿No murieron todas hace siete años?

-Eso pensaban todos, pero corren rumores de que quedó una sobreviviente que se resguardó con una de las familias más privilegiadas, los Pardo- el otro guardia abrió los ojos asombrado.


-¿Los Pardo?- repitió incrédulo- esa familia no tiene tacto con lo que sea referente a los sentimientos, no pueden sentir si quiera, no es posible ¿Cómo pudieron acoger a una huérfana de su tipo? ¿Su doctrina no es absolutamente religiosa? ¿Que harán con una asesina?

-No lo sé realmente, eso es lo que se ha dicho… algo escuché está mañana de otro de los guardias del jardín donde desayuna el rey, al parecer los problemas con los bandidos se ha vuelto recurrente, varios forajidos han secuestrado a princesas de este continente, además de que las tierras a nuestras afueras están disminuyendo y nuestros hombres mueren cada dia. El rey y su consejero están preocupados por la situación y contactaron con los Pardo, ¡Puede que llegue pronto!


El castillo Orquídea era una de las edificaciones más espectaculares del cinquecento, una de las familias mas grandes y ricas en el continente. La población italiana estaba realmente a gusto en el reino de las luces en el periodo del hombre y su racionalidad.


El castillo se encontraba ubicado en Florencia, resguardo de conocimiento de el trío de maestros. En esta época cualquier dogmatismo, pragmatismo o paradigma era respetado pero muchas veces ignorado por la mayoría de la población burguesa.

Arte, ciencia, filosofía, poesía, literatura, ¿Que más se podía pedir?

Los ideales monárquicos del rey Orquídea velaban por la libre expresión y la vida del hombre en la naturaleza y sociedad. Aún asi en este siglo XVIII no todo era perfecto, la colonización de varios países y la guerra dejaron cuestiones sociales bastante complicadas que volvían algo peligrosa las ciudades, incluso las capitales.


Ladrones, bandidos, asesinos, piratas, siempre se escuchaba hablar de ellos, y entre más tiempo pasaba más pavor provocaban a los campesinos de las afueras a quienes robaban, amenazaban y asesinaban para arrebatar sus tierras. Orquídea se veía en aprietos, aún así el rey intentaba mantener todo controlado.

Pero lo que más le preocupaba era su pequeña hija, y la noticia de que ahora se extorsionaba por medio de secuestros.

-¿Me está diciendo que contrataron a una asesina para proteger a la princesa y al reino? ¡Que estupidez! ¿Tan desesperado está el rey?- el otro guardia asintió y se lamentó.

-Con la muerte de su esposa, lo único que le queda es su pequeña hija, no podíamos esperar más, una asesina quizás es lo que necesitamos.

-¿Su hija? Más bien el reino, es lo único que le importa realmente, no lo he visto salir de su oficina jamás, ni si quiera en el cumpleaños de su hija, he escuchado que solo le deja un libro y ya está.

Mientras dialogaban y se lamentaban por su reina ya difunta hace un dos años y de la situación actual del reino un capitán de batallón se acercó a ellos, se pusieron firmes y  miraron al vacío algo nerviosos.

Los soldados vestían uniformes de color azul oscuro con un broche dorado en su corazón, y el capitán vestía de color morado y rojo con una banda dorada que cruzaba su pecho de lado a lado. Sus facciones eran finas y su cara larga, sus ojos eran azules y su nariz alargada y un poco torcida, aún así era un hombre bastante atractivo. Su cabeza estaba refugiada en un sombrero, pero se notaba por las patillas que era rubio.

--Sera mejor que callen su boca- les dijo molesto a aquellos chismosos que siempre divagaban y no se enfocaban en su trabajo- tendremos visitas pronto- dijo con un tono fuerte.

-Perdone que le pregunte mi capitán… ¿acaso esa sombrilla va a venir?- el capitán dudo pero luego suspiró.

-Supongo que ya todos saben…

-¿Entonces es cierto? Pero que estupidez- repitió el guardia decepcionado.

-Solo nos queda esperar, mientras tanto tendremos que acomodarnos a las decisiones que tome el rey, si el confía en una sombrilla solo podemos hacer los mismo, quizás nos ayude.

-¿Las sombrillas no murieron a causa del antiguo rey? que en paz descanse…- puso la mano en su pecho.- ¿No es algo en qué desconfiar? Si esa sombrilla viene es por deseos ocultos, venganza por ejemplo. ¿Y si en vez de proteger a la princesa, la...?

-¡Capitán!- grito una mujer que bajaba por las escaleras de la torre, al llegar, los guardias elevaron sus manos con fuerza en su frente poniéndose otra vez firmes.

Una mujer con muchas ojeras venía corriendo del segundo piso con mucha rapidez. Su cabello era café oscuro y estaba recogido torpemente en un bollo, vestía un traje negro como de monja pero sin el velo y sus zapatos eran negros y aburridos. Su piel era muy blanca y sus ojos eran de un gris muerto.

-¿Qué ocurre señorita?- le preguntó el capitán algo preocupado por sus gritos, la señorita respiro intentando calmarse y luego habló.

-Es la princesa otra vez…, ¡esa niña se volvió a escapar!

Estaba furiosa.

-¡¿Cómo dice?!- salió corriendo junto a la Nana de la princesa y fueron a buscarla.- ¡Y ni se les ocurra volver a distraerse!

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