DJ

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


-Te odio, Phichit -dijo Yuuri en un suspiro.

-¿Qué dices, Yuuri? ¡No puedo oírte! -exclamó el moreno felizmente.

Los dos estaban en una de las arenas más grandes de la ciudad, rodeados de un montón de chicas -adolescentes en su mayoría- gritonas.

Yuuri no entendía en qué momento Phichit se había llenado de mercancía de JJ; tenía una camisa, banda, palillos que brillan, chapas y hasta una mochila.

-¿Cuándo sucedió esto? -se lamentó Yuuri sentándose en su puesto de primera fila y se tapó el rostro con una mano.

No entendía qué hacía ahí. Pensaba que la cita con JJ sería simplemente después del concierto o esperarle en algún lugar, no estar allí rodeado de un montón de feromonas que lanzaban sus bras y otras cosas al escenario mientras cantaban a todo pulmón.

Lo único que Yuuri sentía que podía salvar en ese momento, eran los intermedios en los cuales un guapo DJ se hacía cargo de poner música y animar aún más si se podía al público.

-¿A qué hora termina? -gritó Yuuri como pudo a su mejor amigo.

Ya había pasado lo que Yuuri calculó como tres horas, tres horas en las cuales el hombre por el cual estaba ahí le enviaba coquetos guiños desde el escenario y, ocasionaba que algunas chicas se desmayaran por pensar que eran para ellas.

-Ya ha de estar por acabar -gritó el moreno al ver su reloj- Vamos, tenemos que ir tras bastidores -dijo tomando a Yuuri de la muñeca para avanzar por la fila de asientos.

El japonés solo suspiró y miró el escenario, donde aquel guapo DJ de serio semblante conectó su mirada con la de él. Yuuri se sintió enrojecer, y no por el maldito calor que tenía gracias a la cantidad de cuerpos que rozaban con el suyo, no; aquello era distinto, era como si aquel hombre pudiera embarazarle solo con la mirada. Para cuando Yuuri quiso volver en sí mismo, el DJ había retirado la mirada y parecía hablar con alguien que estaba a su lado antes de seguir con lo suyo.

-Ah, creo que es por aquí... -murmuró Phichit al salir del sitio repleto de chicas- La escalera ha de estar...

-Disculpen, por aquí solo pasa personal autorizado -dijo un enorme guardia cortándoles el paso.

Yuuri se encogió en su lugar tras Phichit.

-Ah, sí, ya nos iba...

-¿Disculpe? -habló Phichit interrumpiéndole- Nosotros somos personal autorizado.

El hombre levantó una ceja y se cruzó de brazos mientras examinaba a ambos de pies a cabeza.

-¿Sus nombres?

El tailandés puso a Yuuri frente a él y sonrió.

-¡Yuuri Katsuki -presentó tomando a su amigo por los hombros- y Phichit Chulanont!

Yuuri sonrió nervioso.

-Hola...

-Bien, esperen aquí un momento -dijo por fin el hombre, alejándose un poco para hablar por el audífono en su oreja.

-Ese tipo me da miedo -murmuró Yuuri.

-Y que lo digas -asintió Phichit.

El enorme hombre no tardó en regresar.

-Adelante -dijo haciéndoles una seña para que subieran por la oscura escalera- El señor Altin les acompañará hasta que termine el concierto.

Los dos chicos se miraron y enseguida subieron a trote las escaleras, pasaron por un pasillo repleto de gente trabajando y terminaron tras el escenario.

-Wow, nunca imaginé estar en esta parte de un concierto -suspiró Phichit encantado, tomándose una selfie.

-Ah, al menos no es tan caluroso -suspiró Yuuri levantando un poco su camisa para airearse.

-¿Ustedes son Yuuri Katsuki y Phichit Chulanont? -preguntó una voz masculina tras ellos.

Al voltear se encontraron con el guapo DJ al cual Yuuri le había echado un ojo. El tipo era de su mismo tamaño, con una piel ligeramente bronceada y un rostro realmente guapo, lucía como un completo chico malo con su vestimenta negra y cabello algo revuelto.

-S-Si -tartamudearon ambos al mismo tiempo sintiendo su cuerpo temblar.

El chico sonrió y les hizo una seña con la cabeza, adelantándose.

-Síganme.

Yuuri y Phichit se miraron, ambos levemente sonrojados ante tanto atractivo masculino en una sonrisa de dientes perfectos.

-Soy papa casada, soy papa casada -se repitió Phichit al momento en que ambos siguieron al chico.

-Entonces abre paso a los solteros -dijo Yuuri divertido, dándole un empujoncito con la cadera.

Phichit rió.

-Los morenos son lindos, pero a mi pálido Seung nadie lo supera -suspiró recordando a su chico.

Yuuri solo negó divertido.

El DJ les llevó a los bastidores, más específicamente al espacio destinado a JJ. El sitio estaba lleno de algunos posters, comida, bebidas y mucha, pero mucha ropa.

-Siéntanse cómodos -les indicó el DJ señalando algunos sillones puff del sitio mientras él revisaba su tablet.

-¡Wa! ¿Puedo tomar fotos aquí? -preguntó Phichit con emoción.

-Los amigos de Jean pueden hacer lo que quieran -asintió tomando asiento.

-¡Yay! -celebró Phichit comenzando a armarse una sesión de fotos.

Yuuri no tuvo más opción que sentarse junto al guapo DJ, algo nervioso por lo que pasaría luego.

-Entonces tu eres la princesa de la que tanto habla Jean -dijo el chico de forma un poco divertida mientras el tailandés estaba en su mundo.

Yuuri le miró y se sonrojó.

-¿Princesa? -alargó algo incómodo- No lo creo, la verdad.

-Estuvo bastante obsesionado porque no aceptaste su solicitud en varios días -opinó pensativo- Aunque yo siendo tú la habría borrado en un principio, pero para gustos, los colores -se encogió de hombros- En fin, mi nombre es Otabek Altin, un placer -se presentó estirando su mano.

Yuuri tomó su mano y la estrechó.

-Yuuri Katsuki... aunque eso ya lo sabías, claro... -dijo algo apenado.

Otabek asintió. Aquel chico asiático no le parecía la clase de persona que se vendía, pero rostros vemos, corazones no sabemos. De cualquier forma aquello no era su problema.

-¿Entonces te gusta Jean? Su música, quiero decir.

-Ehh, bueno -alargó Yuuri- ¿Sinceramente?

-Por favor -sonrió Otabek.

-Creo que la música es buena, y que la voz de JJ es linda también, pero algunas letras son un poco... -murmuró indeciso, sin saber cómo expresarse.

-¿Tontas? ¿Ególatras? ¿Sin sentido? -murmuró el kazajo dándole opciones.

Yuuri soltó una risita y asintió levemente.

-Sí, un poquito...

Otabek rió y asintió.

-Bueno, me alegra que te guste la música. La mayoría de los arreglos musicales son míos... Jean hace el resto -sonrió- No es un mal tipo, solo algo tonto... tenle paciencia, es como un niño.

El japonés se impresionó un poco ante sus palabras y antes de que pudiera contestar, se escuchó un gran estruendo de la multitud.

-¿Uh? ¿Pasa algo? -preguntó Phichit luego de tomarse una foto.

-Parece que el concierto ya ha terminado -informó Otabek, regresando a su tablet- Estarán aquí en cinco... -dijo con cierta pereza, mientras se veía a los emocionados bailarines pasar por el corredor charlando entre ellos-, cuatro, tres, dos...

-¡Vuelve a tocarme así en el escenario y voy a hacer que te tragues tus testículos! -amenazó una voz realmente molesta.

Un chico alto, de largo cabello rubio, con los ojos más impresionantes que Yuuri había visto nunca (después de los de Viktor), y con la misma ropa que los bailarines iba entrado en ese momento siendo seguido por JJ, quien solo reía divertido.

-Me gusta molestarte, gatita -siguió jugando alegremente el canadiense mientras se sacaba la chaqueta.

-Listo, voy a cortarte los hue... -el rubio paró al entrar donde estaba Yuuri y compañía- ¿Y estos qué? -preguntó con rudeza, colocándose las manos la cintura.

-Estos son los nuevos amigos de Jean, Yuri -sonrió Otabek pasando un brazo por los hombros de Yuuri.

El japonés pudo sentir todos los colores subir a su cara y como comenzaba a sudar bajo el toque de Otabek y la fiera mirada del rubio.

-¿Ahora te haces amigo de Campanita fanboy y uno de los tres cerditos? -ladeó Yuri mirando a Jean de forma despectiva, pero el canadiense se limitaba a cambiarse sin ningún tapujo.

-¿Celoso? Yuuri es más adorable de lo que eres tu -respondió el canadiense sacándole la lengua y poniéndose una camisa.

-¿Yuuri? -repitió el rubio con sorpresa.

-¡Oh! Se llaman igual -dijo Phichit poniendo una mano en la boca ante la sorpresa- ¡Yuuri, tiene tú mismo nombre!

-¡¿Ehh?! -alargó Yuri- ¡Este cerdo ha hurtado mi nombre! -exclamó con molestia.

El pobre azabache no sabía dónde meter la cabeza y sus rojas mejillas en ese momento, por lo que solo se encogió en su sitio.

-Legalmente es mayor que tu -ladeó JJ divertido- Así que tú eres el copión, gata -canturreó con una enorme sonrisa.

Yuri le miró ofendido.

-He tenido suficiente -miró a Yuuri con el ceño fruncido, examinándole completamente y recordando que era el chico con el que JJ iba a salir- Bueno, el cerdo no esta tan mal... -alargó ladeando la cabeza. Sonrió de forma coqueta y añadió:- Si te cansas de jugar con los niños, llámame -dijo recogiendo su cabello en una coleta. Miró a Jean- Muérete -gruñó antes de irse a cambiar.

-No entiendo por qué es así -suspiró JJ, negando realmente divertido con la situación.

-Tu exasperas a todos -apoyó Otabek tranquilo con su mejilla en la cabeza del asiático, el cual estaba al borde de un ataque al corazón.

-¡Eso no es cierto! -alargó JJ cual niño pequeño- El Rey nunca podría exasperar a nadie, soy dulce y genial -dijo realmente convencido.

Otabek solo miró a su amigo antes de separarse lentamente de Yuuri.

-Suerte, la vas a necesitar -le murmuró regalándole un pequeño guiño a Yuuri, quien casi se derrite- Bueno, supongo que es todo.

-Uhmm... -asintió levemente.

-Sí, si... Otabek, noble caballero de mi mesa, gracias por cuidar de Yuuri y a su amigo -sonrió JJ.

-¡Ah! Señor JJ...

El canadiense miró al moreno.

-¿Si?

-¿Puede firmarme mi camisa y tomarse algunas fotos conmigo? -preguntó Phichit con ilusión. Luego podría vender todo lo firmado por él en E-Bay.

-¡Encantado! ¡Todo por mis fans! -exclamó posando para la selfie- ¡It's JJ style!

-Ya es hora de que me vaya -murmuró Otabek mientras JJ se tomaba un montón de fotos con el moreno y firmaba sus cosas- Un placer conocerte, Yuuri -dijo tomando su mano para estrecharla y dejar un pequeño beso en el dorso.

Yuuri se sintió flotar.

-I-Igualmente, O-Otabek, ¿p-podremos vernos luego? -preguntó sin poder evitarlo.

Otabek le miró pensativo.

-Es posible -asintió con una leve sonrisa antes de retirarse.

El japonés en ese mismo momento se sentía flechado. Solo pudo observar como Otabek se alejaba. Desde su lugar podía ver que tenía una ancha espalda y un lindo trasero.

Yuuri suspiró. Quizás no había sido tan malo aceptar ir a ese concierto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro