- Capítulo 2: Enfocando -

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Esperaba detrás de una pared de vidrio y madera con cierta impaciencia notandose en sus piernas. Era la inquietud, atormentando su extremidad inferior. Estaba sentando junto a otros aspirantes a esa editorial, con un dejé de exasperación. Solo quería quitarse la intranquilidad de su corazón al hacer la entrevista por la cual había ido. Veía a gente entrar y salir, también escuchaba las conversaciones, cada una más distinta que la otra. En esa sala de espera, lo único que mantenía su atención era aquellas cuatro paredes donde sería entrevistado, como si su vida dependiese de un hilo debilucho y escuálido.

-Me pondré nervioso...- pensó, colocando sus manos encima de sus piernas colgantes en la silla como cascadas hacia abajo. En lo que su corazón latía levemente más acelerado.

De todas las proezas que Clark Kent había efectuado, esta era sin duda la más fuerte que hubiese tenido la valía de hacer.

-Pase- le dijeron, razón por la que acató enseguida.

Ahí, un hombre adulto de tez negra lo atendió. Era el jefe del periódico, quien solía verificar con su propia experiencia a quienes se planteaban como nuevos periodistas en su empresa. A sus simples ojos, tuvo una impresión indiferente al entrar, por lo que Clark se puso un poco más nervioso.

-Buenos tardes, puede sentarse.

-Gr-Gracias- dijo, agarrando la silla para ver cara a cara al director de aquel sitio.

-Clark Kent...viniste de Kansas, Smallville, y estudiaste periodismo en la universidad de la ciudad. Dime, aparte de esto, ¿puedes mencionarme porqué quieres hacerte periodista?

-¿Disculpe?

-Porqué quieres ser periodista, es un pregunta simple.

-Pues, me gusta escribir y enterarme de todo lo que pasa en el mundo...

-¿y?

-¿Y?

-Te gusta escribir, ¿pero sabrás captar la atención en tus escritos?

-Perdone pero, ¿para qué sirve eso? ¿Lo importante no son las noticias?

Una carcajada que intentó disimular el director fue suficiente para que Clark se pasase de nervioso a confuso.

-Has acertado, pero en este ámbito, no es suficiente. Para noticias objetivas sí, pero un periodista necesita saber como ganar la atención de las personas. Lastimosamente, las personas poca atención muestran por cosas que no tengan letras grandes o alguna catástrofe de la que sienten pena, o una farándula como mínimo. Necesitan un cebo, que tenga también pegado noticias que, aunque no sean las que los trajo en primer lugar, sean las que se terminen quedando en su mente con importancia. Ese es el labor de los periodistas, reportar lo necesario a cada ciudadano aunque él no lo quiera.

-Entiendo

-Eso no te lo enseñan en la carrera. Así que, si no lo sabías, no te culpo. Me has dado de todas formas una respuesta aceptable.

-¿Entonces...?

-"¿Entonces?" Aún nada, dije que fue aceptable. Verás, no tengo mucho donde rascar contigo. Tus notas son excelentes, pero no has hecho nada destacable. Y lo que necesita este periódico es calidad, así que, te pondré a prueba. Redacta algo y tráemelo para comprobar la calidad de primera mano.

Clark asintió, aceptando aquel pedido. Había escuchado algo similar con las personas que le precedieron, pero algunos habían sido renegados al instante. Pero ya podía, a menos por ahora, tranquilizarse. Salió de la sala, suspirando. Ahora su preocupación personal, será redactar un documento.

Cuando hubo salido de aquella editorial, vio a una mujer a su lado pasar. No le dio mucha importancia, pero al escuchar su voz, se giró reconociendo a alguien conocida, aunque ella no supiese de su existencia.

-Lois, no interrumpas, estoy entrevistando.

-Disculpa, pero tengo una solicitud que quiero presentar...

Ella era Lois Lane, una periodista destacable del Planeta. Clark la había visto más de una vez. En más de un accidente en el que él actuaba, estaba entre la multitud. Sobre todo en la multitud con una cámara esperándolo a él. Ella era la culpable de la muchas tomas que se le hicieron de paso.

Clark miró a la periodista con curiosidad. Era la primera vez que la veía de cerca, y sinceramente sonrió un poco al saber que ella trabajaba ahí. Le caía bien por su determinación. Se dio la vuelta y se dirigió al ascensor, para luego bajar por el mismo sin escuchar nada más, ni mucho ver.

-Creo, señor, que la mejor exclusiva que podemos tener, es la identidad misteriosa de aquel borrón azulado.

-Mira...sé que es real. Me he tardado en asimilarlo, pero sé que es real tal y como dices. Las fotos no mienten. Las personas tampoco. Pero no creo que haya forma de que un simple periódico pueda descubrirlo. Ya es la segunda vez que me lo propones y mi respuesta es la misma: es inútil.

-Yo estoy dispuesta a hacer algo..."descabellado", si se puede decir así, para que pueda ver quien es; para que podamos ver qué es.

-¿Y ese plan qué es?¿atraparlo con una red?

-Ja, ja, muy gracioso señor, pero no hablo de eso- interrumpió ella, y apuntó a su solicitud- solo necesitaré un fondo pequeño para conseguir un apoyo necesario.

El director del periódico abrió el expediente. Sus tiernas páginas y su delgado caparazón, eran abiertas por las manos gruesas de aquel sujeto. Leyó cada línea, viendo sobre todo números con cuidado. Esto tenía la confianza de aquella famosa periodista, que se sentía orgullosa de aquel "plan" planteado en aquella hoja.

-Sabes, solo porque eres nuestra mayor periodista, te daré una oportunidad. ¿Pero dónde vas a sacar un coche para sacrificar? Eso no te lo pienso pagar- agregó el hombre.

-Lo tengo cubierto. Un coche que iba a ser desguasado por su mala apariencia está disponible. Está lo bastante bien para conducirlo.

-Muy bien, entonces hablaré con la bahía para este "experimento". Tendrás que tirarlo en algún sitio no tan hondo, para que pueda ser recogido y luego no nos acusen de "contaminadores"- indicó con deje de molestia, mas con un poco, sonrío alegre- no sé si eres una genia, una valiente, o una tonta.

.............

.....

..

Lex Luthor tenía entre sus manos un ejemplar de un libro llamado "El reinado de Superman". Este libro fue escrito e ilustrado por un dúo de amigos alrededor de 1930. Era fascinante, una de esas historias que siempre le parecían propias de Julio Verne. En ella, un don nadie recibe una formula secreta que le dota de un gran poder, y, en medio de tal poder, se vuelve un sociópata que quiere dominar el mundo. Sin embargo, por su egocentrismo, termina matando a quien creó originalmente la formula. Con el paso del tiempo, pierde sus poderes y vuelve a ser un don nadie que espera en una fila de mendigos alguna muestra de caridad. La caída al olvido del ser humano.

Sí, esa historia era de sus favoritas. Siempre la leía alguna que otra vez en su estantería. Y en momentos como esos, en lo que estaba en Metropolis, con aquel supuesto alienígena en las calles como otro cualquiera, siempre pensaba que ahí debía estar un posible peligro para la humanidad. Aunque eso solo le traía menos preocupación que agua mojando sus ejemplares comprados en subastas. Solo quería conocerlo, saber de él, atraparlo. Porque daba igual que tipo de ser sea, podría atraparlo. Esto no era tan distinto para él como un ratón que se esconde en la oscuridad, hasta que aparece a la luz de una linterna.

Le gustaban los retos, todo tipo de desafíos que le hiciesen dificultar su capacidad intelectual. Un enrevesado sistema que pudiese darle unas horas o semanas, mucho más de ser posible, era lo que le daba orgullo y satisfacción. Creo que era el resultado de ser dotado desde muy temprano. Tenía que agradecérselos a sus padres, los cuales siempre le hicieron sentir atracción por la ciencia como una autencia actividad infinita y sistemática.

Pues, estando sentando en aquella mesa, cerró el libro. Alguna vez lo leería otra vez. Y otra vez. Otra vez, otra vez, otra vez, y otra vez...cuantas veces le hiciesen falta y le gustase. Una historia que enserio gusta se vuelve una adicción para los ojos y una exigencia para el corazón; una dulce menta para los labios. Porque portaban una aventura tan refrescante como la primera apertura de sus páginas. Los griegos hablaban de una existencia cíclica, y, si existía algo así, seguro estaba en las historias. Y Luthor no sabía que estaba en una que pronto arrancaría.

................

.........

...

Clark estaba sentando delante de su escritorio. Ante él, una hoja en blanco mostrada digitalmente en su ordenador. Una hoja donde cualquier cosa pudiera salir; cuantas palabras quisiese.

Pero no le salía nada. Había terminado sin ningún tipo de idea. Una redacción sonaba sencilla teniendo en cuenta sus virtudes. ¿Pero entonces porque no podía pensar en nada?. Su mente, más rápido que una humana, poco podía procesar ante tal obstáculo. ¿De qué hablaría?.

Ahora entendía cuál era el desafío en todo esto. Parecía fácil. Pero una vez te das cuenta que no tienes ni idea de que hablar, estás entonces ya te mantienes desafiando aquello que se quería. Los periodistas tenían que siempre pensar sobre qué hablar, sobre que redactar. Necesitaban información, alguna reflexión, alguna curiosidad...las palabras son más complicadas de lo que podrían parecer en un mero instante. Cuando sentía que tenía algo en la yema de los dedos, se terminaba escurriendo la idea como una gota en el techo que cae al suelo. Estuvo viendo la pared un tiempo, pertinente a sus propios conflictos, pero no sacó nada.

Tuvo que entonces ponerse su traje, azul y rojo, para envolverse a los cielos de la ciudad. Dar una vuelta y ayudar, supondría para él un alivio. Eso pensó durante unos momentos, acaparando los aires y el viento de aquella llanura repleta de esquemas humanos. Pero, a su amplia velocidad indetectable, recordó el problema que lo había azotado el otro día.

El dejarse ver plenamente como figura era una cuestión palpitante. Ciertamente sentía una insurgente necesidad de eso. Su objetivo era ayudar; esa era su voluntad. Pero debía aceptar que también deseaba algo más. El quería que la gente pudiera conocer sobre su ser; el no necesitar esconderse a simple vista, al igual que un hada o una criatura mítica. Pese a mantener sus brazos extendidos al frente, no estaba seguro qué iba a alcanzar.

-¡¡¡Ayuda!!!- entonces lo escuchó. Una voz femenina montada en viejo coche sin frenos, derrapando hasta volcar a en un muelle poco transcurrido de la costa. El socorro fue respondido de inmediato por el héroe, desprevenido por ser la primera situación que vivía así: un coche debajo del agua con una persona dentro.

Primero pensó en agarrarla y sacarla del agua rápidamente. Pero tendría que hacerlo a una velocidad demasiado amplia como para que ella lo soportase. El cuerpo humano tenía unos límites y no podía quebrantarlos, eso sin olvidar el mismo coche que cargaría. Durante unos segundos, solo un momento, dudo en hacerlo, pero a la final no tuvo otra opción. Agarró el coche desde abajo con la chica y la sacó del agua rápidamente, a una velocidad que su cuerpo aguantase. Dejó a dicha mujer en el suelo tras sacarla del volante, viéndola no respirando correctamente. Al principio intuyó que tragó agua y debía de hacerle primeros auxilios, sintió cierta parte de intranquilidad mientras casi presionaba su estómago. Sin embargo pronto se dio cuenta de que no era así el caso.

Viendo su anatomía con sus ojos, pudo ver que únicamente respiraba así a propósito, fingiendo una falsa dificultad, tosiendo como una mera actuación. A la vez, discernio, ahora claro, a otro individuo oculto en aquella costa, con una cámara de vídeo grabandolo. Sí, lo estaban grabando directamente al rostro. El sujeto posicionado se quedó mudo del asombro al ver aquel superhombre, palideciendo por su figura y reflejando en sus ojos cierto temor y asombro.

Clark se quedó callado, dando unos pasos hacia atrás. Vaya, parece que cosas de tan ligero tacto habían sido exactamente su fallo. Pese a poder parar un tren, algo tan pequeño y minucioso pudo atraparle en su red.

Lois Lane no espero mucho para levantarse. En sus pantalones retiró un envase con una mascarilla que ocultaba bajo la camisa en la cintura; un medio para zafarse del aprieto que pudiera ocurrir si este súper ser no llegaba. No obstante, sabiendo como este respondía ante cualquier emergencia acontecía en la ciudad, pudo intuir que este modo era el único con el cual pudo atraparlo.

Los ojos de la reportera se fijaron en la figura de aquel hombre, quien portaba un buen cuerpo con bello rostro y una cabellera negra. No pensó que así pudiese lucir el individuo tan misterioso que había estado merodeando en la ciudad. La reportera sintió...una sorpresa agradable.

-¿Usted es el héroe que ha estado salvando a la ciudad?- preguntó la reportera, sin perder su estado perpetuo profesional. Sí, aquello no le quitaba de su asombro, pero había entrenado lo suficiente en sus años como para detenerse ante cualquier cosa.

Clark Kent no contestó. Se fijó en los ojos de la reportera para verla, y se dio cuenta de la actitud tan valiente de ella. Al contrario que ese sujeto que los grababa, ella fue intrépida y no tenía miedo en sus ojos. Ocultaba cierta confusión, pero también interés en él. Un interés no discriminante ni tampoco temeroso.

Cualquier punzada que pudo sentir de aquella mirada temerosa, se hundió al observar a aquella mujer. La primera vez que la tenía tan cerca, y su muestra más clara de fuerza.

-¿Señor?

Clark titubeó. Apretó los puños, y, respirando fuerte, procedió a responder.

-Sí, he sido yo.

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