- Capítulo 5: Limpiando la lentilla-

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


-Estoy algo nervioso respecto a esto, Mamá- dijo desde una cabina telefónica el hijo de los Kent, llevando una ropa común combinada por una camisa azul con un verde limón como pantalones. Ropa algo arrugada, con pliegues en las mangas y un camión blanco por debajo de la camisa celestial- ¿Piensas que debería ir? No quiero recompensas, pero esto es solo una cena, no sé si estaría mal o bien rechazar una invitación.

-Hijo, no te preocupes. Es como dices, una invitación. No es algo malo que aceptes algo así, solo es un gesto de gratitud- le dijo la señora Kent, mientras cocinaba un PIE en el horno, oliendo el sabor cerezas y tanteando la textura cremosa de su interior.

-Pero...¿no sería aprovecharme?. Además, sabes que no necesito realmente comer.

-Hijo, por favor, me recuerdas a tu padre.

-Papá no absorbe energía a partir del sol- le contestó su hijo, arqueando una ceja.

-Tecnicamente, sí lo hace Clark. Pero eso es otra cuestión, me refiero a que tu padre también es tiquismiquis sobre las invitaciones. Una vez le invitaron una ronda de bebidas y terminó pagando la de todos por pena- se le escapó una pequeña risa, su papá podía ser bastante responsable, a veces demasiado- Solo acepta, y si no quieres, tampoco tienes que acatar. Debes tomar una decisión por ti mismo.

-Está bien, mamá, lo haré. Gracias.

-De nada hijo, ahora debo terminar la torta antes de que tu padre regrese del campo. Debe comer para recuperar energías- cerró el teléfono, colocándose sus guantes y abriendo el horno. Lastimosamente, le salió el mismo algo quemado; algo rostizado por dentro, con un exterior a la vista agradable. Ira dulce la que tejía su fachada. Y extrañeza por parte de su creador, la que no supo como pudo dejar que algo así pasará.

-Se me pasó un poco.

...................

.......

Había tomado una firme discusión después de divagaciones en su habitación hermética. Ante toda reserva, solo podía abrir las puertas: dejarse llevar por su instinto. Tal vez podría mejorar su imagen si iba con él, tal y como hacía con Lois Lane. Era una buena oportunidad, y no debía desaprovecharla.

Quería que la gente confiase en él, que supiesen que ahora él estaría para ayudar sin ningún coste ni peligro para ellos.

Fue a casa, se colocó su uniforme y tal como dijo Luthor, se dirigió a la sede de su compañía, imitando a un ave en su cruce por la atmósfera, más rápido que un colibrí como para ser visto y ojeado.

Paró en seco cuando se posicionó delante de la ventana del último piso de la sede, donde un gran ventanal con una terraza repleta de flores turquesas estaban de pie. Estas flores estaban bajo un techo, estirando sus flores para alcanzar la luz de forma natural. Detrás de la vitrina, mientras Clark aterrizaba en el suelo del balcón, otro individuo se ponía de pie y se arreglaba el traje. Con su vestimenta oscura y un pelo revuelto, se encaminó hacia la puerta del vidrio en un acto de abrir las compuertas de par a par con el gesto de su mano. Paciente, altivo y de porte elegante, salía el hombre de pelo risado rojizo. Afable, atento y de porte elefante, esperaba el hombre de piel más dura del mundo con las dos piernas rectas. Uno era más bajo; el otro más fuerte; uno era rico y el otro ni muchas monedas portaba; el otro cargaba títulos académicos de renombre, el otro se graduó en una universidad común y corriente con una titulación de grado; uno volaba y el otro caminaba. Y justo, pese a esas diferencias, estaban mirándose mutuamente y estrechando su mano.

-Supuse que vendría, pero no tardó ni un día- le dijo Lex Luthor, sacando a relucir una dentadura- Se nota que disfrutó de mi propuesta.

-No podía rechazar una invitación, señor Luthor.

-Por favor, por favor, llámame Luthor. Es una invitación de una cena, no una fiesta de gala. Pase sin problemas, siempre dejo la ventana abierta.

Condujo al sujeto a sus aposentos, una amplia habitación que usaba como oficina y comedor, ya que, a un lado, estaba una larga mesa para cenas, estirada en largura y encogida en gordura. Mesa café oscura con una parte más oscura por debajo, unido a sus patas tan parecidas a unos troncos retorciéndose cual resolte.

-Deja que pida la cena- tocó un botón rojo de su escritor que daba con un panel lleno de otros interruptores diversos- Traiganme la comida, pero para dos, ¿entendido?

A continuación, se sentó en una mesa frente a Clark. Sus brazos bien posicionados sobre la misma reflejaban una grata cordialidad y carácter formal muy instruido.

- Permítame agradecerle todo, Superman, no solo ayudó mi sucursal, sino que ha estado ayudando a la ciudad. Es usted muy "amable". ¡Es genial ver tal ímpetu!

-Bueno, no sé qué decirle, muchas gracias por sus palabras.

-No, ya he dicho que es mi cena, las palabras aquí no merecen agradecimiento, usted sí. Se nota su emoción con los congéneres del país. Me recuerda su bondad a...no sé, ¿Ghandi?¿Toltsoi?¿Sócrates?. Es magnífico y digno de alabarse, refleja algo cool.

-Gracias....

-¡Que no me de las gracias, jo! Es solo lo que merece usted. Ayudar a una ciudad es difícil, lo sé muy bien. Por más que done, no significa que cubriré todos los males de la ciudad

-Yo quiero ayudar a todo el mundo, realmente- puntualizó Clark, ganándose entonces una mirada algo ¿cínica?¿sarcástica? Casi se le escapa una facción rara para su tipo y tono.

-"¿Todo el mundo?" ¿eh? ¡aspira a lo grande!

Del ascensor se soltó un pitido que indicó la parada de una tripulante. Una sirvienta salió de sus puertas estacionado un carrito; éste tenía la cena, preparada sin mucha espera y oliendo bastante bien.

-Ya trajeron la cena, unas langostas pueden ser de su agrado- su sirvienta abrió una tapa de plato y expuso una langosta ahumada, escurriendo esta un jugo especial realizado con tomate y pimienta. Después de eso, bajó por el ascensor para darles su espacio- Tenga, un poco para usted y para mí.

Dejó la cena servida, siendo la parte que más le gustaba hacer. Clark probó un bocado, para después sonreír por el sabor.

-¿Le gusta?

-Está bueno, muchas gracias.

-Bien, pues, ahora hablemos de negocios.

-¿Negocios?- paró sus utensilios pronto. Una proposición no esperada por él.

-Sí, negocios. Se nota que le gusta ayudar, y también que ha estado interesado en ganar dinero.

-Perdone, yo no...

-¡Vamos! No se haga el inocente- probó un pedazo más- Uztez Quierez reputazion- tenía comida en la boca, tragó su bocado y prosiguió- No sienta pena por eso.

-Mira, yo no quiero nada de eso.

-Ya le dije que no sienta pena, por favor. Es normal querer fama; querer ser reconocido. De hecho, esa es la razón de porqué hago lo que hago. Se necesita ser un hombre de éxito, ¡sino, no te sientes satisfecho!. Y usted también, ¿no es así?, no hay otra razón realmente para vestir como payaso de circo y ayudar a la gente en cosas como, no sé, pasarles una ropa caída del tendedero o ayudar a encontrar a un menor perdido en la multitud. Le propongo una oferta que no podrá rechazar. Me gustaría promocionarle.

-¿Promocionarme?

-Exacto, verá, legalmente, usted no puede hacer nada de lo que hace- contestó Lex, mientras destrozaba de un martillazo un pedazo de marisco- Los profesionales formados son los únicos que tienen dicha licencia, y usted, Superman, no tiene eso. Por más que sea poderoso, no tiene cavidad dentro de las leyes del Estado. Yo podría ayudarle con tal cosa, tengo contactos que llegan hasta los aspectos militares y políticos del país. Podría ser su intermediario, su representante...- apretó el pedazo desmembrado para sujetarlo con sus dos manos y chuparle el interior sus carnes, dejándolo vacío- ¡Tedria su propi maca se jogiete!- nuevamente, su hocico lleno, masticó con vehemencia para dar nuevamente pasó a una voz serena- ¿Qué le parece, interesado?

Lex Luthor conocía exactamente el pensamiento de todos los individuos. Si este hombre le interesaba tanto mostrarse, era por la mera razón de que quería ser reconocido. Había nacido de una raza superior, y ahora solo quería sentir una adoración acaudalada. Sabía que todos los seres inteligentes eran iguales, por más diferentes que fuesen, todos deseaban los mismos quehaceres y pretensiones. La riqueza es universal, y la codicia una marca accesible según el nivel intelectual. Ya tenía todo planeado, solo esperaba, con mentalidad maquiavélica, que muestre sus verdaderas intenciones para dar paso a un nuevo acceso a su posición. Daba igual cuál fuese su objetivo, conquistar el planeta con otros de su especie o simplemente ansiar la fama, era imposible que rechazase algo que le acercase a cualquiera de estos dos objetivos. Lo tendría vigilado para frenarle en seco.

El trajeado de ropa azul y roja hizo una mueca de extrañeza, con los ojos almendrados y sus cejas alzadas. Clark ciertamente pensaba otra cosa...muy distinta a la de Lex Luthor.

-No...- respondió tajantemente- No quiero.

-Señor, insisto en que no...

-No insista, puesto que no es así. Yo solo quería ser cortés con su invitación, no una proposición de comercialización de mi figura.

-¿Perdone?- se le escapó cierto tono de fastidio- Usted fue quien vino aquí pese a invitarle a una "cena". ¿Qué rayos pensaba?¿¡Qué solo sería una mera cena de agradecimiento!? Cualquier persona con más de un oído entiende que hablo de "negocios".

-Sí, pensaba que era un agradecimiento, no un contrato- se levantó de la mesa, no le gustaba su actitud- Yo...no tengo pensado nada de eso. Yo ayudo a la gente porque es lo correcto, no porque quiero ganancias ni reconocimiento.

-¿Fase de negación, eh?- apuntó audazmente- Dudo demasiado que no haya querido ni una de esas cosas.

Clark apretó los puños.

-Muchas gracias por la cena, me retiro.

-Espera, recapacitalo, estamos hablando de que todos los niños te tendrían como modelo, todos los adultos se sentirían tranquilos, y el gobierno estaría más seguro contigo. Ahora mismo, lo que haces es ilegal. No eres quién para ejercer la fuerza deliberadamente y causar daños a la propiedad privada- se levantó un poco de su mesa. Era la primera vez que una negociación iba tan desfavorable.

-Lo sé, intentaré mejorar en eso. Sin embargo, no puedo simplemente obedecer a unas normas jurídicas ni estar sujeto a nadie. No solo ayudaré a Metrópolis, ayudaré al mundo. No puedo estar ligado al Estado, a ninguno en el planeta. Le agradezco, tenga buenas noches, señor Luthor.

Clark pusó su pie fuera de la alfombra de aquella sala y dio un ligero salto para lanzarse al vuelo. En el suelo, un hombre lo veía desde su mesa, sintiéndose, tras mucho tiempo, impotente. Había logrado tantas cosas, pero fue la primera vez que algo le salía totalmente contrario a lo que él pensaba.

-"Todo el mundo"- repitió Luthor en voz baja- Menuda estupidez, has elegido mal tus cartas, fenómeno. Muy malas cartas...no me has dejado otra opción más que ir a por el método agresivo.

.................

.........

Clark se sentó en la cima de un edificio; el magnífico Daily Planet, el lugar donde buscaba trabajar y donde ya laboraba Lois Lane. Está ahí no solo para ver dicho lugar, eso era realmente algo secundario. Sino que estaba pensando en aquel enorme rascacielos, uno de los más grandes de la ciudad, sobre su conversación con Lex.

-¿Realmente hago esto solo para ayudar?, dije que no quería nada más pero...eso es mentira. Quiero usar mis habilidades, quiero que la gente conozco la existencia de...individuos como yo. Pero esos deseos egoístas ¿no son acaso una contraposición con la ética?. El hablar con Lex Luthor no fue por pureza, había algo más oculto. ¿Realmente quiero ayudar...?

Miró hacia abajo, atravesando con su visión los pisos para llegar a las páginas recién impresas de su entrevista con Lois Lane. Ella estaba junto a la máquina, sonriendo junto al que parece ser su compañero de trabajo, hablando sobre el dinero que ganaría ella y la fama que le alzaria. Aunque ignoró su comportamiento hasta ahora, era inevitable darse cuenta que no era el único con actitudes poco bienaventuradas ni poco afables. Si nadie más era bueno ni ético, ¿qué le hacía a él merecedor de la palabra?. Muchas preguntas, y solo una altura con el ruido de una ciudad apasionante; combinada con el resplandor de mil farolas imitadoras de luciérnagas. Ninguna respuesta, solo observación hogareña.

..............

.......

-"En otras noticias, hemos recibido un informe bastante preocupante en prisión. Uno de los bandidos que intentó invadir el edificio de Lex Luthor ha decidido dar la cara por los demás y declarar quien fue el genio detrás de todo el entramado"

-"《Nos contrató a partir de una paga de 400 mil en un primer momento y unos 600 mil después. Quería que hiciéramos un espectáculo, que no hirieramos a nadie, y que, a sí mismo, pueda él quedar bien》

-"¿De quién hablan?", preguntó la reportera que estaba en el acto.

-《Hablamos de Superman... él fue quien nos contrató》

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro