- Capítulo 6: Lentilla brillante -

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Tan rápido como alguien famoso se eleva, corta es a su vez su caída. No era la primera vez, y, en el caso de un hombre que volaba de verdad, no era claramente una excepción a tal dictado. Donde los dudas estaban germinando, ahora solo se alzaban con sus hojas atacantes tanteando. Las ideas, dispares y confusas, se refugiaban en el colectivo y su circulación de comunicados.

La fama del hombre de Acero se vio desacreditado con la acusación de complot de un miembro criminal y su banda. Esto ocasionó que otros se animaran, arrestados anteriormente por su culpa, a agredir con voces a tal individuo y a incumparlo de cómplice. Si bien, nada de lo dicho quedó demostrado, fue suficiente rayo de sol para plantar la discordia.

Ahora el llamado Superman era visto con cierto desapego. Ayudó a un hombre de salir de su vehículo maltrecho, pero éste veía la oportunidad para acusarle impunemente de causar su choque. Todos lo veían como alguien de quien ejercer su ataque; en vez de afrontar sus problemas, los añadían en su figura cuasi divina.

Ahora, Superman estaba solo en el aire flotando como un globo de helio sin saber donde aterrizar. Se sentía inmutable, intocable...como el aire que pasa entre las personas. Y es que no lograba hacer nada para frenar tal cosa. Todo el esfuerzo de los últimos meses tirado a la borda.

-"No puedo seguir haciendo esto...yo, me equivoqué. Papá se equivocó, no me van a aceptar. Y no los culpo, yo siquiera sé bien si quiero ayudar por el bien, o si lo hago por otro motivo. No sé si quiero ayudarlos, o ayudarme a mí. ¿Qué quiero hacer realmente?"

Solo con pájaros en el aire como compañeros, él se fue alejando para volver a su trabajo. ¿Qué pudo causar que los criminales hablasen así de él?

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-Ha sido una excelente idea, Luthor- habló el general Lane desde un teléfono, comunicando con el hombre de la oficina.

-¡Gracias, señor! Fue lo mejor que pudimos hacer para movilizar un tanto la opinión pública- habló Lex desde su oficina, con una champagne en su mano balanceándose- Vayamos moviendo poco a poco la emoción de la gente para que tengamos su convencimiento total para ordenar a Superman como enemigo del Estado- dio un sorbo a su copa, con su pelo algo descabellado.

- Es lo único que queda tras fallar en las negociaciones- dijo el General de forma clara, haciendo que el magnate se le mueva la mano ante la sorpresa y la desagradable irrupción de esa palabra

"Fallar"

-No he fallado, simplemente no sabía que era tan "activo" en su papel de inocente. Pero ahora se ha condenado con tal estrategema. Tenemos derecho a intentar aprisionarlo, así que su creciente contrariedad llevará a la total desconfianza para justificar su búsqueda total. Tranquilícese, tengo todo bajo control- bebió otro sorbo de su champagne. Su pelo alborotado dejó caer otro mechón de su larga melena, que recogió con su mano derecha.

-Más le vale, Lex, cuento con usted- se cortó entonces la transmisión, dejando al hombre mirar a través del ventanal. El cielo veía a través de todas las cosas, y él no era, ni mucho menos, la excepción. Aquel Urano veía al hombre más "poderoso"...apretar su champagne.

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Los papeles estaban ya escritos en sus manos, totalmente manejados en sus dedos y tocando su fibra. Había impreso su trabajo del ordenador y ya tenía escrito su trabajo. Era un artículo relacionado con lo que se ignora bajo la opulencia de la ciudad, el cómo olvidamos a los bajos fondos y se prefería la apariencia de la sociedad. Sonaba interesante, aunque no era una crítica, sino solo una reflexión. Se hacía cuestionamientos en su cabeza de la efectividad de sus palabras y expresiones; de los distintos campos semánticos y los sintagmas; de si estaba escribiendo algo correcto.

Lo único que faltaba era entregarlo...pero no había forma de hacerlo con todo su nerviosismo y hermética pregunta. Entre tanto y tanto, se sentó en su asiento y se quitó los lentos. Vio lejos, lejos y lejos; las distancias perpetradas por su vista se atragantan con muchos desequilibrios en la ciudad; tan grande o más que Tokyo. En un sitio tan inmenso intentaba cubrir todo, pero ese tipo de ofrecimiento no era agradecido.

"¿Por qué lo hago?"

Empezó a ver más lejos.

"¿Por qué?"

Posó su vista en la zona industrial de las afueras. Casi no pertenecía a la ciudad si no fuera por un recto camino y varias cosas que conectaban tal zona.

"¿Por qué?"

Humo, sí, humo, estaba viendo humo. Aquel sitio tenía humo. Como la garganta de un dragón, una chimenea tiraba tanto gas oscuro que podría teñir al boca abierto Atlas. Otro accidente en aquel sitio tan enorme, cada día había uno en una ciudad tan agitada. La pregunta era ¿debía ir?

No quería que lo odiaran y temiesen más si lo culpaban de ir ahí. Aparte, era una empresa, y tal vez le acusan de más cosas. Sería mejor dejar que las autoridades se...

Vio más a fondo por una preocupación en su nuca. Los dedos de sus pies se agitaron como mareas subiendo. Su piel se erizo y, entonces, pudo comprobar que alguien estaba atrapado, y en pocos segundos terminaría calcinado por el fuego.

De pronto recordó en esa escena algo parecido en su niñez; no en la situación, sino en el mismo contexto. Sus padres ahora le apoyaban en su decisión de querer ayudar a las personas, pero en un principio eso no era lo que quería. Ellos deseaban que tuviese una vida normal, aún si poseía habilidades tan extraordinarias y fuera de órbita. Fue entonces cuando, mientras estaba en casa, su vecino de la casa lejana tuvo un accidente. Recordaba cómo él usaba su larga visión para mirar por muchas partes para pasar el rato, cuando se percato del anciano vecino buscando herramientas en el ático. Su vecino casi fue víctima de aplastamiento, un viejo pedazo de marfil de gran tamaño, que fuese alguna vez un pilar, se cayó ante un golpe accidental de su tutor. Aquello hizo que el techo se viniese encima, y casi cobrara facturas en sus huesos si Clark, en gran velocidad, no actuaba. Despejó los escombros y los movió de tal modo que salió intacto.

Tal vez fuese por su total bondad infantil, pero lo hizo por que tenía la capacidad de hacerlo. Es ahí cuando comprendió un valor fundamental de su familia, tantas veces dicho por su padre pero no entendido hasta ese momento: el potencial humano para el bien. Si tienes la capacidad, puedes hacer lo correcto; esa es la mejor elección.

Aunque puede que tenga una doble intencionalidad, ¿Qué importa? Aunque él no tenga totalmente su mente fija en salvar personas, ¿qué importa? Nadie es un santo que sigue una sola cosa. Lo importante no solo es una intención, sino varias intenciones. Si confluyen en el bien, mejor para los demás. Sabía bien que quiso mostrar sus poderes al mundo siempre, y nunca pensó el como exacto. Ahora sí lo sabía, y se apropiaría de él.

Por más que le gritasen o acusasen, se vistió y voló hacia el sujeto. Atravesó el duro acero y salvó su vida congelando con su aliento el fuego. La llama del interior de aquel recinto de acero se apagó; como la duda del hombre de acero. Antes de recibir cualquier diálogo, se marchó ante la mirada atónita de todos.

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Los dos días siguientes, Clark Kent cargaba en sus manos aquel artículo escrito con su puño y letra; añadiendo a su vez un ordenador a la mezcla tan didáctica. Estaba sumamente nervioso, siendo accesible su paso como candidato a periodista entre las oficinas del lugar. Sudaba y sentía la carpeta en sus manos como el peso de una divinidad. Y, aunque no sabía si le gustaría a su editor, dejó este en su buzón sin divagar más. Hizo algunas pequeñas modificaciones a última hora, pero sintió que valió la pena para un producto mejor acabado. El perfeccionismo nunca mata en exceso.

Cuando hubo entregado el buzón, pasó por el sitio lleno de empleados, cuando pronto oyó el bochorno de Lois Lane con Peggy, el editor del Daily Planet, saliendo esta hasta fuera para que le puedan escuchar.

-¡¡Deja de hacer un drama, mujer, entiende que eso es...!!

-¡¿No sabía que el Daily era un cobarde, Peggy!?

-¡¡Ya, pero esto es distinto!!

-¿Qué rayos pasa?- preguntó Clark, acercándose a un empleado.

-Llevaban horas ahí dentro- le contestó una empleada del sitio- Esa Lois quiere meterse en la boca del lobo.

-¡¡No es distinto, Peggy!! Esto es la verdad, y la gente debe saberlo.

-Deberías esperar una semana hasta que la conmoción mengue, porque ahora mismo todos acusan con el dedo sin dudar.

-¿a mí qué? No es la primera vez que me apuntan como pretenciosa o mentirosa. La verdad es vista por aquellos que quieren verla, ¿qué importa unos pocos para callarla?

No entendía nada del asunto, por lo cual se dirigió a otro hombre del sitio que le ayudase a entender.

-Tiene pruebas sobre distintos casos de inocencia respecto a Superman- le dijo este- Evidencias en forma de declaraciones públicas de culpabilidad. Tiene las grabaciones, transcripciones y hasta fichaje policial. Quiere que le dejen publicar eso ahora.

"¿Por qué lo está haciendo?"

- Está bien, está bien, hablemos más tranquilamente dentro, pero no salgas tan estrepitosamente.

-Pues no conviertas esto en un fraude

"Eso debió doler"

Ambos entraron dentro, dejando a todos consternados. Clark, sobre todo, no tenía nada que decir. No esperaba que ella hiciera eso.

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