13. ❝Declaraciones❞

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13
Declaraciones
❀───❝HUNTER❞───❀

       La finca del patrón ahora entraba en la vista de la rubia, que mientras se acercaba, más podía observarla. Conocida como la casa de las glicinas, por los arboles venenosos que lo rodeaban de color liliáceo, Leiko se permitió atravesar el lugar con calma, así, sus ojos podían observar el lugar con claridad.

Atravesó el sendero, y al poco tiempo el patio de la residencia hasta llegar al porche.

Sus manos que antes yacían cruzadas bajo sus pechos, se separaron para poder tocar la puerta de madera, sin embargo, está se abrió antes de que pudiese hacerlo y Leiko se abrió un poco los párpados con sorpresa, para al poco tiempo volver a su rostro apático.

Hinaki, una de las hijas mayores del castaño era quien había abierto la entrada y sonreía servicial como acostumbraba a hacer.

— Bienvenida —Saludo la más pequeña—. Oyakata-Sama esperaba su llegada —Dijo—, adelante por favor.

Sin decir nada y con asentimiento de cabeza, la rubia chica se adentro en el lugar, algo extrañada por la gran formalidad que la niña le otorgaba.

Tras cerrar la puerta tras de sí, la albina de moradas en hipnóticas orbes se colocó delante de la cazadora para hacer de guía.

Avanzaron por una par de pasillos en un completo silencio extraño, Leiko, con sus brazos cruzados y su rostro neutral como acostumbraba a estar.

Un poco de nervios  recorría a la chica osada, ni una sola vez desde que se había convertido en cazadora lo había visto. Apenas y había escuchado de él.

“¿Kochou le habra hablado de lo que me pasa?” Indagó por su mente durante el camino hacía Oyakata “¿Entonces querrá que no continúe como cazadora?”. Su cejas se juntaron con disconformidad, y a su vez, cerro las manos con algo de  impotencia. No lo podía permitir.

— Hemos llegado —La dulce infante se encargo de traerla de vuelta a la realidad, y la femenina no pudo evitar tragar saliva con algo de nerviosismo, ocultándolo por orgullo.

— Oyakata-Sama, Leiko-San ha llegado —Informó a la par que deslizaba la puerta y ella misma se hacía aun lado para dejar pasar a la de orbes grises.

Sentado en un futon que yacía en el suelo y cobijado de la cintura para abajo ahí se encontraba. Ubuyashiki tenía sus ojos en el patio de la puerta abierta que daba al patio trasero

— Bienvenida, gracias Hinaki —El hombre, a pesar de no ver, dirigió su rostro a donde provenía el sonido y donde también yacía la adolescente—. Toma asiento por favor —Pidió con amabilidad el varón.

Sin decir nada, se adentro en la habitación del mayor y acató la orden, sentándose al lado de donde él yacía, sin saber que decir.

El sonrió como siempre hacía.

— Leiko Sadashi —Y ella no pudo evitar verlo con gran sorpresa, abriendo los labios sin decir nada, perpleja.

¿Hacía cuánto no oía aquel nombre?

Las dudas albergaron la cabeza de Leiko, y como costumbre se había hecho, su cabeza punzó por los recuerdos que habían surgido con sólo pronunciar aquel nombre. Su madre, su padre... Aquellos infelices, que ahora podía recordar con facilidad, sus arrogante familia, Sadashi... Como el significado de su nombre.

Sentía que su cabeza explotaría por el montón de recuerdos que comenzaban a llegar sin parar.

“Sadashi-Sama”Había dicho un hombre extraño. “¡Sadashi!”Su madre había exclamado con horror. “¡Seamos amigos!”Un niño fue el que apareció ahora. “Eres una deshonra, Leiko”Su papá había dicho.

— Ugh —Dejo escapar un gemido lastimero mientras posaba una mano en su cien para intentar apaciguar el dolor.

Aun cuando sus orbes plateadas observaban el suelo ahora, ella sólo podía ver como sus recuerdos iban y venían, todos en fragmentos dispersados que sólo lograban confundirla, y que al poco tiempo comenzaron a marearla.

— ¿Te encuentras bien, Leiko? —El castaño habló con preocupación, tal vez, era demasiado pronto para que hubiese dicho aquel apellido.

Leiko se obligo a si misma a asentir, mandando de lado los recuerdos que aprisionaban su mente.

— Estoy bien... —Aseguró con debilidad— ¿Cómo supo usted mi apellido? —Ella alzo la mirada, observando con duda y seriedad.

Un tenso ambiente se había formado en la habitación, y él, a diferencia de ella, se mantenía en serenidad y calma como la que emana su propia presencia.

— Verás... —Comenzó a hablar— Cuando nuevos cazadores se unen, me veo obligado a saber todo sobre ellos para poder ayudarlos y que no tengan problemas a la hora de hacer el trabajo. Uzui y Ryoma me han ayudado mucho en cuanto a tu información.

Leiko hizo rechinar sus dientes “¡Son unos...!”.

— Pero, aparte de tu amnesia, hay otra cosa de la que quiero que hablemos. Kochou me dijo lo que te sucedía —Y ella gruño, aquel no parecía ser su día de suerte—, y aunque quisiera que dejarás de ser cazadora, probablemente te niegues —Leiko asintió para sí misma—. Además, tienes un gran talento para la espada, y no sólo eso, eres una descendiente.

— ¿Descendiente? —Leiko preguntó con completa duda, sin reconocer algo de ello.

— Sí, el claro ejemplo es que creaste tu propia respiración, y dominaste la espada con facilidad. Tu talento innato, y la procedencia de tú familia deja claro que eres una Stugikuni.

— ¿Qué es eso? ¿Stugikuni? —Preguntó, sonando altanera por las dudas que la sumergían.

Él la mando a callar, colocando su dedo índice frente a sus labios indicando silencio.

— Tranquila, responderé todo lo que pueda.

Leiko gruñó, observándolo mal, pero sin articular una palabra para que el continuará.

— Stugikuni es el apellido del creador de los alientos, en especial del más relevante de todos, el solar —Explicó—. Sin embargo, no nos referimos a él cuando hablamos de esto, sino, de su hermano mayor, quien creó el aliento lunar.

“Esto... Me recuerda a la historia...”

— Con un poco de investigación, pudimos descubrir que el antiguo apellido de la familia Sadashi fue Stugikuni. Pero cambió cuando la ultima heredera de este nombre se caso con un hombre de apellido más importante. Eres una descendiente directa del aliento lunar, Leiko.

— Sólo espero no olvidarlo...


❀───❝HUNTER❞───❀

      No había podido decir mucho después de la explicación y las declaraciones dadas por el padre de los cazadores.

Ahora su mente necesitaba pensar en todo ello y procesar la información obtenida. Primero, los fragmentos de recuerdos que seguían siendo bastantes confusos, y luego, la declaración de ser un descendiente de un antiguo cazador de demonios, de uno de los primeros. Le había provocado jaqueca.

Ubuyashiki le había permitido permanecer en su finca hasta que se sintiera mejor, y ella no se negó. Tenía planeado irse al día siguiente, cuando el sol apenas saliera.

Con sus luceros grisáceos en el cielo y sus esponjosas nubes, ella se mantuvo recostada en el césped del pasto del patio, con la intención de pasar el rato hasta que el dolor cediera.

Sin embargo, ella misma sintió la necesidad de observar a su derecha, al camino que daba a la entrada de la casa, y obedeciendo a sus instintos, su cabeza se rotó.

Un joven menor que ella era el que avanzaba por el sendero por el que Leiko había pasado antes. De un largo cabello que llegaba a media espalda negruzco y puntas del color menta al igual que sus ojos, y de una piel blanquecina.

Se reincorporó con lentitud en el pasto, incapaz de quitar su mirada del chico con ropa de cazador, y él, término por verla de igual modo, deteniéndose al hacerlo.

Sus miradas se conectaron, y ambos abrieron un poco más de lo normal los ojos mientras una ráfaga de viento movía el cabello de ambos cazadores.

— ¿Te conozco...? —Ambos hablaron unísono, y la femenina hizo una mueca por estar sincronizados.

Muichiro desvío la mirada al cielo, con el interés cargada en ella.

— ¿Quién eres? —Leiko le preguntó, con curiosidad.

— Tokito Muichiro.

— Leiko... Sadashi Leiko.

Nuevo capitulo y esperó les haya gustado.

También, nueva portada 7u7

Ok no, debo dejar de hacer portadas :v

¿Que opinan?

Joder, Leiko ha conocido a Muichirobaby ozi ozi

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