Capitulo XLIII: Desvelo de Amor.

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El resto de la familia Casagrande finalmente había llegado, y todos se encontraban disfrutando de la cálida reunión en el departamento de los Casagrande. La cena preparada por Rosa estaba llena de sabores reconfortantes. Eddie era de los que más estaban disfrutando la comida de Rosa, ya que con cada bocado que daba, era como si el mexicano se transportara de regreso a su país natal.


— Doña Rosa, aunque me duela decirlo. Está comida es mejor que la de mi jefecita.


Rosa sonrió con orgullo ante el cumplido de Eddie.


— Oh, gracias, mijo. Eres un jovencito muy encantador, además de apuesto. ¿Cuál dijiste que era tu nombre?


Eddie esbozo una cálida sonrisa y se presentó ante la familia de su amigo.


— Eduardo Salvador Francisco de Jesus Guerrero Diaz, para servirle a usted y a dios.


La familia Casagrande rió ante la presentación tan larga y formal de Eddie. Rosa, le dio las gracias y expresó lo feliz que estaba de tenerlos a todos en su hogar.


— Un placer conocerte, Eduardo. Puedes llamarme abuela Rosa, todos lo hacen. Gracias por cuidar de mis nietos. Seguramente Roberto fue un dolor de cabeza.


Eddie rió y asintió.


— Para nada, abuela Rosa. Bobby y yo nos llevamos muy bien. Prácticamente lo considero como un hermano al igual que Ronnie Anne.


Rosa sonrió al escuchar eso y le sirvió una ración extra al castaño.


— Me alegra escuchar eso, Eduardo. Es maravilloso ver que mis nietos tienen amigos tan leales y amables. Ahora come, que la comida está hecha con mucho amor.

— Por cierto, muchacho, ¿me comentaste que eras mariachi? — preguntó un curioso Hector.


Eddie asintió con entusiasmo, disfrutando de la oportunidad de compartir más sobre su vida.


Sí, señor. Además de ser Ingeniero Mecánico, tambien soy mariachi. Toco la guitarra y canto. Tengo un grupo de mariachis junto a Roberto, él tiene una gran voz. Pero es muy modesto al respecto.

— Interesante, no es por nada, pero eso lo sacó de mi — comentó un orgulloso Hector.

Hay, Hector. — Lo interrumpió Rosa —. Tu ya no cantas ni en la ducha.


Hector rió ante el comentario de su esposa.


— Tienes razón, Rosa. Pero seguro que este joven tiene talento. ¿Nos podrías mostrar algo, Eddie?


Eddie sonrió y asintió.


— ¡Claro, señor! Será un placer. ¿Tienen alguna guitarra?


Hector señaló hacia una esquina donde estaba su vieja guitarra y Eddie se levantó con entusiasmo. La afino rápidamente y tras algunos acordes de bolero, comenzó a tocar "Sin un Amor" de Los Panchos seguida de "Sin ti". La música llenó la habitación con su melodía nostálgica, y la voz de Eddie resonó con emoción y habilidad. Todos escucharon con atención, disfrutando del talento del joven mariachi. Al finalizar la canción, la familia Casagrande aplaudió con entusiasmo, expresando su admiración por la actuación de Eddie.

https://youtu.be/FjbOaXTyZ7I

— ¡Bravo, Eduardo! ¡Eres un verdadero talento! —exclamó Rosa, emocionada.


Carlota, con una sonrisa traviesa, se acercó a Eddie después de su brillante actuación y le susurró al oído.


— Eddie, tienes una voz increíble, además de ser muy guapo. ¿Te gustaría cantarme algo más... personal?


Eddie, sorprendido por la repentina insinuación de Carlota, sonrió y chasqueo los dedos.


— Siempre es un placer cantarle a una dama tan hermosa como tú. Pero a pesar de que ame a todas las mujeres, debo decirte que mi corazón ya tiene dueño.


Lori inmediatamente, le dio una patada a Eddie bajo la mesa ante ese comentario coqueto, mientras que Carlota soltaba una risa nerviosa.


— Lo siento, Lori. No pude resistirme. Pero no te preocupes, no tengo intenciones de robarle el corazón a tu amigo —respondió Carlota, tratando de calmar la situación.


Lori frunció el ceño hacia Eddie, pero luego sonrió, sabiendo que su amigo estaba bromeando.


— No te preocupes, Eddie. Pero mejor cállate antes de que Leni te mande al botadero.


Eddie soltó una risa y asintió con complicidad. Carlos, el tío de Ronnie Anne, estaba encantado por la presentación de Eddie y se unió a la conversación.


— En verdad tienes un gran talento, Eddie, ¿sabías que el termino mariachi proviene de la palabra francesa "mariage"?, aunque no hay datos históricos que avalen esto.

— Carlos, no empieces por favor — comentó Frida ante la interrupción de su esposo.


Eddie rió ante la observación de Carlos y continuó hablando.


— Bueno, Don Carlos, no tengo datos históricos que respalden esa teoría, pero el lugar donde toco es un restaurante de comida franco-mexicana.

— ¡Ah, interesante! — exclamó Hector, mostrando curiosidad. — ¿Cómo llegaste a ser mariachi y a tocar en un lugar así?


Eddie sonrió y compartió su historia.


— Pues, Don Hector. Mi abuelo: Juan Salvador Guerrero, era mariachi en Plaza Garibaldi en México. Cuando llegamos al país, el abrió el restaurante junto con dos amigos suyos: Juan Guillermo Mendoza y Jean Pierre. Dupont. Querían fusionar las culturas culinarias mexicana y francesa, y así nació el "Jean Juan's"


Hector asintió, intrigado por la historia.


— Qué interesante conexión entre la música y la historia familiar. Parece que la pasión por la música se ha transmitido a través de generaciones en tu familia, Eduardo.


Eddie sonrió con gratitud y chasqueo los dedos.


— Sí, Don Hector. La música es una parte fundamental de nuestra identidad. Y tocar en el Jean Juan's es una forma maravillosa de honrar esa tradición y compartir la cultura mexicana con los demás.


La conversación continuó animada, con la familia Casagrande disfrutando de la comida, la compañía y las historias de Eddie. Por su parte, Lori, Lincoln y Ronnie Anne tambien disfrutaban de la deliciosa comida preparada por Rosa. El albino devoraba su comida como si no hubiera probado un bocado en semanas. Ronnie Anne también disfrutaba de cada bocado, saboreando los sabores familiares de la comida casera mexicana.

Lori, aunque todavía preocupada por la situación con Bobby, intentaba concentrarse en el momento presente y disfrutar de la reunión familiar. Mientras observaba a su hermano y a Ronnie Anne, no pudo evitar sentir un cálido alivio al verlos juntos y felices después de todo lo que habían pasado.


— Gracias, Sra. Casagrande, no sabe cómo le agradezco que hayan cuidado de Lincoln — comentó Lori.


Rosa asintió con una sonrisa.


— No hay de qué, mija. Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que hicieron por mis nietos. Por cierto, ¿A dónde abra ido Roberto?


Al escuchar el nombre de Bobby, la expresión de Lori cambió, recordando la partida de Bobby. Se puso un poco seria y compartió la información con Rosa y el resto de la familia.


— Bobby necesitaba un tiempo para aclarar sus pensamientos. Sintió que necesitaba enfrentar algunos problemas personales, así que decidió regresar a Kalamazoo por un tiempo. Me prometió que volvería cuando estuviera listo.


La expresión de preocupación se extendió por los rostros de la familia Casagrande, quienes compartían la inquietud por Bobby. Rosa, aunque feliz de tener a sus nietos de regreso, estaba consciente de que cada uno tenía sus propias batallas que librar.


— Ese muchacho es igual que su padre. Espero que encuentre la paz que busca — comentó Rosa con voz reflexiva.

— Bobby a estado pasando por muchos problemas Sra. Casagrande — respondió Lori —. Quisiera ayudarlo, pero ahora él está demasiado distante conmigo. La verdad es que me duele verlo así.


Rosa podía ver la genuina preocupación en el rostro de Lori y asintió comprensiva.


— Lincoln me comento que estabas dispuesta a casarte con él para ayudarlo a conseguir su ciudadanía. No es común ver a alguien tan joven dispuesto a hacer eso por otra persona. En especial cuando tus hermanos dependen de ti.


Lori asintió con determinación.


— Sí, abuela Rosa. Literalmente, amo a Bobby, y aunque las cosas han sido difíciles entre nosotros, quiero estar ahí para él. Pero también entiendo que en estos momentos está pasando por una situación difícil.


Rosa sonrió con afecto.


— La paciencia y el amor son poderosas fuerzas curativas. Dale tiempo, Lori. Las cosas se acomodarán con el tiempo.


Eddie termino su plato y se levantó de la mesa, a pesar de estar agradecido de haber encontrado a Lincoln y a la familia Casagrande. Aún estaba preocupado por su mejor amigo.


— Güerita, sé que te preocupa Bobby, y me preocupa también. Es un buen tipo, pero después de lo sucedido en Ann Arbor, su miedo de ser separado de los que ama se ha intensificado. Necesita encontrar respuestas y superar sus demonios. Puedo entender en parte el cómo se siente, después de todo mi familia tambien cruzo la frontera de forma ilegal cuando era niño. Pero no dejamos que eso nos definiera. Bobby necesita tiempo, pero también necesita saber que tiene a alguien en quien apoyarse.


Lori asintió, agradecida por las palabras de su amigo.


— Tienes razón, Eddie. No quiero perderlo, pero tampoco quiero presionarlo. Solo quiero que esté bien.


Eddie le puso una mano en el hombro con apoyo.


— Estaremos aquí para él, Lori. Somos una familia, y eso es lo que hacemos: apoyarnos mutuamente en los buenos y malos momentos.


Lori suspiró y agradeció el apoyo de su amigo.


— Gracias Eddie, solo espero que reflexione y pronto quiera aceptar la ayuda que necesita.


Eddie chasqueo los dedos y le esbozo su típica sonrisa.


— Si me doy prisa, puedo alcanzarlo en la estación del autobús. De todas formas, tambien debo regresar a Kalamazoo por mi auto. Y con suerte, podré charlar con Bobby en el camino. ¿Te gustaría venir conmigo?


Lori titubeó por un momento, pero decidió negarse. Aun no podía dejar a su hermano y a Ronnie Anne después de haberlos encontrado. Sin embargo, agradeció la oferta de Eddie.


— Gracias, Eddie, pero creo que me quedaré aquí. Necesito asegurarme de que Lincoln y Ronnie Anne estén bien. Además, necesito comunicarme con Leni y las demás. Literalmente, deben de estar preocupadas.


Eddie asintió comprensivo.


— Entiendo, Lori. Pero si necesitas algo, no dudes en llamarme. Estoy aquí para ayudar.


Lori le agradeció con una sonrisa y observó cómo Eddie se despedía y salía apresuradamente hacia la estación del autobús. Se unió nuevamente a la mesa, donde Lincoln continuaba devorando su comida con entusiasmo.


— Esta comida es increíble, abuela Rosa.

— ¡Lincoln! — exclamó Ronnie Anne al ver a su novio hablar con la boca llena —. Te un poco de modales.

— Perdona Ronnie Anne, pero la comida de tu abuela es fabulosa.


Ronnie Anne sonrió y le dio un suave golpecito en el hombro a Lincoln.


— Estoy de acuerdo, pero trata de comer con la boca cerrada, tonto.


Lori no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, y se acercó al albino para revolverle el cabello.


— Me alegra que ya te encuentres mejor, hermanito.

— Gracias, Lori. Y lamento todo el problema que causé. Pero estoy mejor ahora que Ronnie Anne esta nuevamente a mi lado.


Ronnie Anne sonrió y lo tomó de a mano.


— Y yo estoy feliz de tenerte de vuelta, Lincoln. Aunque te advierto, si vuelves a desaparecer así, te aseguro que te pateare el trasero tan fuerte que tus hijos sentirán el golpe.

— Queras decir nuestros hijos — bromeó Lincoln, provocando que Ronnie Anne se ruborizara y le diera un fuerte golpe en el brazo.

— No te emociones demasiado, Loud. Tenemos mucho de qué hablar antes de llegar a eso — comentó una apenada Ronnie Anne.

Los demás miembros de la familia Casagrande rieron ante la interacción entre Lincoln y Ronnie Anne. La atmósfera era ligera y alegre, pero Lori no podía quitarse la preocupación por Bobby de la mente y su ausencia seguía pesando en el corazón de Lori.

Mientras tanto, en la estación de autobuses, Eddie finalmente alcanzó a Bobby antes de que abordara.

— ¡Roberto, espera! — exclamó Eddie, alcanzando a Bobby justo a tiempo.

Bobby se detuvo y se volvió hacia Eddie con una mirada sorprendida.

— Eddie, ¿qué estás haciendo aquí?

Eddie le sonrió.

— Vine a asegurarme de que no hagas algo estúpido, wey. Además, necesito regresar a Kalamazoo, y pensé que podríamos charlar en el camino.

Bobby asintió agradecido.

— Gracias, Eddie. Aprecio tu preocupación.

Ambos mexicanos abordaron el autobús juntos, encontrando asientos cerca el uno del otro. Durante el trayecto, Eddie aprovecho para continuar hablando con Bobby, esperando poder hacerlo entrar en razón.

— Sabes, Bobby, todos enfrentamos nuestros propios demonios. Pero también tenemos la fuerza para superarlos.

Bobby escuchó atentamente las palabras de Eddie, reflexionando sobre su propia situación. Sabía que tenía problemas que necesitaba resolver, pero a veces se sentía abrumado por ellos.

— Eddie, no sé por dónde empezar. Me siento perdido, como si todo estuviera cayendo a pedazos a mi alrededor.

— ¿Y crees que aojándote de las personas que te quieren es la solución? — preguntó Eddie con seriedad.

Bobby suspiró, reflexionando sobre la pregunta de Eddie.

— No lo sé, Eddie. Siento que estoy lastimando a todos a mi alrededor, y me da miedo arrastrar a Lori y a los demás a mis problemas. Tal vez alejarme sea lo mejor.

Eddie frunció el ceño, mostrando su desacuerdo.

— Mira, wey entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero enfrentar estos problemas en soledad no es la respuesta. Tienes gente que te quiere y está dispuesta a ayudarte. No estás solo en esto.

Bobby asintió, reconociendo la verdad en las palabras de Eddie.

— Lo sé, pero a veces siento que ni yo mismo sé cómo lidiar con todo esto. No quiero ser una carga para nadie.

Eddie puso una mano reconfortante en el hombro de Bobby.

— No eres una carga, carnal. La verdadera carga es cuando te aíslas y no permites que los demás te ayuden. No tengas miedo de pedir apoyo. Para eso es la familia.

Bobby agradeció el gesto de Eddie y reflexionó sobre lo que acababa de decirle. A medida que el autobús avanzaba, ambos continuaron compartiendo sus pensamientos y experiencias, buscando encontrar un camino hacia la sanación y el entendimiento.

Mientras tanto, de vuelta en el departamento de los Casagrande, la familia continuaba disfrutando de la agradable reunión. La risa y el afecto llenaban la sala, pero Lori aún llevaba la preocupación en su corazón. Se preguntaba cuándo Bobby volvería y cómo podrían superar juntos los desafíos que se les presentaban.

Habían decidido pasar esa noche con los Casagrande antes de regresar nuevamente a Royal Woods. A pesar de que los Casagrande le habían ofrecido una habitación donde podía dormir junto a su hermano y Ronnie Anne, ella prefirió quedarse despierta un poco más, reflexionando sobre la situación.

Se encontraba recostada en el sofá mientras hablaba con sus hermanas mediante mensajes. Hasta el momento no había podido comunicarse con ellas, y seguramente seguían preocupadas por Lincoln. Por lo cual las estaba dejando al tanto de la situación actual.

Lori sonrió ante la conversación de sus hermanas y agradeció tenerlas, aunque estuvieran lejos.

Lori sonrió ante los mensajes de apoyo de sus hermanas y se acomodó en el sofá, sumida en sus propios pensamientos. No sabía cómo resolverían las cosas con Bobby, pero estaba determinada a estar allí para él cuando decidiera regresar.

En esos momentos, Rosa se acercó a la rubia y se sentó a su lado, notando la preocupación en el rostro de la joven.


— ¿Qué Sucede mija? ¿acaso no puedes dormir?


Lori suspiró y le explicó a Rosa lo que estaba pasando en su mente.


— No puedo evitar preocuparme por Bobby, abuela Rosa. Sé que está pasando por momentos difíciles, y aunque intento darle espacio, no puedo dejar de preguntarme si está bien.


Rosa puso una mano reconfortante en el hombro de Lori.


— Mi niña, el amor a veces es complicado. Bobby necesita encontrar sus respuestas, y eso llevará tiempo. Pero ten paciencia y confía en que todo se resolverá como debe ser.


Lori asintió, agradeciendo las sabias palabras de Rosa.


— Lo sé. Solo quiero que esté bien y que podamos superar esto juntos.


Rosa le dio un abrazo reconfortante.


— La familia es fuerte, mija. Con amor y apoyo, superarán cualquier desafío. Ahora, trata de descansar. Mañana les espera un largo viaje de regreso a casa.


Lori sonrió agradecida y se recostó en el sofá, agradeciendo tener a la familia Casagrande a su lado en esos momentos difíciles. Mientras tanto, Eddie y Bobby finalmente llegaban a su destino. Decidieron hablar un poco más, por lo que ambos se dirigieron hacía al Maguey, donde Don Memo los recibió con una cálida bienvenida.


— Muchachos, me alegra que se encuentren de regreso. ¿Lograron encontrar a su amigo?


Eddie asintió mientras se sentaban en una de las mesas del Maguey.


— Sí, Don Memo, lo encontramos. Estaba en Great Lake City por un malentendido, pero ahora está a salvo.


Don Memo sonrió.


— Me alegra escuchar eso. La familia es lo más importante. Pero siéntense, le diré al barman que les sirvan el mejor mezcal de la casa.

— Gracias Don memo, pero preferiría no tomar por esta ocasión.


El anciano miro a Bobby con comprensión y asintió.


— De acuerdo, mexicano. Pero si quieren platicar o necesitan algo, estoy aquí para ustedes.

— Yo si le aceptare el mescal, un trago me vendría bien — comentó Eddie.


Bobby agradeció a Don Memo y miró a Eddie con aprecio.


— Gracias por estar aquí conmigo, Eddie. No estoy seguro de cómo manejar todo esto.


Eddie sonrió solidario.


— No hay problema, carnal. Estamos juntos en esto. Ahora, cuéntame qué está pasando en tu cabeza.


Bobby suspiró antes de hablar.


— Después de lo que sucedió en Ann Arbor, me asusté. Sentí que todo estaba fuera de control, yendo en dirección a la perdición. No quiero perder a las personas que amo, pero también tengo miedo de arrastrarlas a mi caída. Así que pensé que alejarme sería lo mejor para todos.


Eddie asintió con comprensión.


— Entiendo que estás asustado, Bobby, pero alejarte no es la solución. Tus amigos y tu familia quieren ayudarte a superar esto. No estás solo, hermano.


Bobby miró a Eddie, agradecido por sus palabras.


— ¿Cómo enfrento todo esto, Eddie? ¿Cómo puedo dejar de sentir que estoy arruinando la vida de todos a mi alrededor?


En ese momento, el mesero llego con una botella y un vaso para Eddie y Bobby, esté agradeció y se sirvió un trago. Dándole un sorbo antes de responder a Bobby.


— Bobby, todos cometemos errores y enfrentamos momentos difíciles. Pero eso no define quiénes somos. Lo importante es aprender de esas experiencias y buscar ayuda cuando la necesitamos. No estás arruinando la vida de nadie, pero es momento de enfrentar tus problemas en lugar de huir de ellos.


Bobby reflexionó sobre las palabras de Eddie mientras observaba la botella de mezcal. Aunque en un principio había decidido no beber. Sintió que tal vez un trago no le haría daño en ese momento. Se sirvió un poco de mezcal y miró a Eddie.


— No sé por dónde empezar, Eddie. Me siento perdido y abrumado.


Eddie apoyó una mano en el hombro de Bobby.


— Primero, tienes que dejar de pensar que estás solo en esto. Tienes gente que te quiere, incluyéndome a mí. Aceptar la ayuda y abrirte a quienes te rodean es el primer paso.


Bobby asintió, agradeciendo la presencia y el apoyo de Eddie.


— Lo sé, Eddie. Es solo que... siento que he metido la pata de una manera tan grande que no sé si podré arreglar las cosas.


Eddie le dio una palmada reconfortante en la espalda.


— Mira, Bobby, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y tratar de enmendar las cosas. No estás solo en esto, y la familia y los amigos están aquí para ayudarte.


Bobby reflexionó sobre las palabras de Eddie mientras tomaba otro sorbo de mezcal. La atmósfera en el Maguey era cálida y acogedora, pero su mente aún estaba llena de preocupaciones.


— Gracias, Eddie. Agradezco tener amigos como tu a mi lado. Pero creo que necesitó mucho en que pensar.


En esos momentos, los mariachis subieron a la tarima del Bar, listos para iniciar su presentación. Eddie sonrió al verlos y se levantó de su asiento.


— ¿Sabes? Me dieron ganas de cantar un rato. ¿Qué te parece, Bobby? Una buena manera de relajarnos un poco.


Bobby asintió con una sonrisa.


— Sí, suena bien. Tal vez necesito un poco de música para cambiar mi estado de ánimo.


Ambos se dirigieron hacia la tarima, donde se unieron al grupo de mariachis.


— Eddie, mexicanísimo, buenas noches. ¿cantaran algo hoy?


Eddie tomó un micrófono y miró a Bobby con una sonrisa decidida.


— Claro que sí. Vamos a cantar "Cielito Lindo". ¿Te animas, Bobby?


Bobby devolvió la sonrisa y tomó una de las guitarras del mariachi.


— Por su puesto Eddie, Esa era una de las canciones favoritas de mi mamá.


Eddie asintió con entusiasmo. Y con un chasquido de dedos, los mariachis comenzaron a tocar la conocida melodía de "Cielito Lindo". Eddie y Bobby se sumergieron en la música, dejando que los acordes y las letras evocaran recuerdos y sentimientos.

https://youtu.be/fAFZgtlrpfM

Mientras tanto, en el apartamento Casagrande, Ronnie Anne no podía conciliar el sueño. Estaba agradecida de tener a su familia nuevamente a su lado y haber encontrado a Lincoln, pero no podía evitar preocuparse por Bobby y Lori. Después de un rato de dar vueltas en la cama, decidió levantarse y dirigirse al baño para refrescarse un poco.

Después decidió ir por un vaso de agua en la cocina, cuando notó que la habitación donde debería estar descansando Lincoln se encontraba ligeramente entreabierta. Ronnie Anne se acercó sigilosamente a la puerta entreabierta, donde vio a su novio recostado sobre la cama, mirando el techo de la habitación.


— Lincoln, ¿tampoco puedes conciliar el sueño?


Lincoln se sorprendió al escuchar la voz de Ronnie Anne, pero luego sonrió al verla.


— Sí, estoy teniendo problemas para dormir. Demasiadas cosas en mi cabeza.


Ronnie Anne asintió y se acercó a la cama, sentándose junto a él.


— Entiendo. Todo este asunto con Bobby y Lori ha sido un lío. ¿Cómo te sientes?


Lincoln suspiró.


— Aliviado de haberte encontrado y de que estemos bien, pero preocupado por lo que está pasando entre Lori y Bobby. Parece que nada está resuelto.


Ronnie Anne puso su mano en el hombro de Lincoln.


— Estaremos bien. Lori es fuerte, y Bobby también. Tal vez solo necesitan tiempo para resolver las cosas.


Lincoln asintió.


— Lo sé. Pero me siento impotente. Quiero ayudar, pero no sé cómo.


Ronnie Anne le dio un suave beso en la mejilla.


— Lincoln, ya has hecho mas que suficiente. Prometiste que no descansarías hasta encontrar a m familia, y de cierta forma lograste


cumplir esa promesa. Ahora, solo necesitamos confiar en que las cosas se calmen y se resuelvan con el tiempo.

Lincoln sonrió, agradecido por las palabras reconfortantes de Ronnie Anne.


— Gracias, Ronnie Anne. No sé qué haría sin ti a mi lado.


Ronnie Anne le apretó la mano.


— No tienes que hacerlo solo. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas?


Lincoln asintió.


— Lo recuerdo. Y estoy agradecido por ello.


Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua. Finalmente, Ronnie Anne decidió romper aquel silencio y se acurruco junto a él.


— Lincoln, no sé qué haría sin ti. Desde que te conozco, solo has trajiste alegría a mi vida, y no quiero perderte. Cuando me alejé de ti, sentí un gran vacío en mi corazón, y ahora que te he encontrado de nuevo, no quiero soltarte.


Lincoln la abrazó con ternura.


— Yo tampoco quiero perderte, Ronnie Anne. Eres la luz de mi vida. Estoy agradecido de tenerte a mi lado.


Ronnie Anne levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.


— Estamos juntos en esto, Lincoln. No importa lo que suceda, siempre estaremos aquí el uno para el otro.


Lincoln sonrió y le dio un beso en los labios.


— Gracias, Ronnie Anne. No sé cómo merecí a alguien tan increíble como tú.


Ronnie Anne se rió suavemente.


— No te preocupes por eso, patético. Solo prométeme que no volverás a desaparecer de mi vida, ¿de acuerdo?


Lincoln le acarició el cabello.


— Te lo prometo. No hay nada en este mundo que me haga alejarme de ti otra vez.


Ronnie Anne sonrió, sintiéndose completamente segura con las palabras de Lincoln.


— Dime Lincoln, ¿puedo dormir contigo esta noche?


Lincoln le sonrió y asintió.


— Claro que sí, Ronnie Anne. Siempre que estemos juntos, todo estará bien.


Ronnie Anne le devolvió la sonrisa y se acurrucó junto a él en la cama. Lincoln la rodeó con sus brazos, creando un refugio reconfortante en medio de las preocupaciones que aún flotaban en el aire.

En esos momentos, Lori regresaba a la habitación que compartía con Ronnie Anne, cuando vio la habitación donde dormía Lincoln abierta y vio la tierna escena entre Lincoln y Ronnie Anne.

Lori sonrió al ver la conexión entre su hermano y su cuñada. Se acercó silenciosamente y les observó por un momento. La calidez y el amor que compartían eran evidentes.

Decidió no interrumpir, sabiendo que Lincoln y Ronnie Anne necesitaban este momento de tranquilidad. Encontrando consuelo mutuo en medio de la incertidumbre. Cerró la puerta con suavidad. Regreso a la habitación y se recostó en la cama, intentado descansar un poco. Sus hermanas habían sido comprensivas y solidarias, y estaba agradecida por ello. Sin embargo, aún había una preocupación persistente en su corazón: Bobby.

Reflexionó sobre las palabras de la matriarca de los Casagrande. Bobby necesitaba tiempo para encontrar respuestas, y ella debía ser paciente. Aunque su mente estaba llena de preguntas y dudas, también estaba decidida a apoyar a Bobby en su proceso de sanación. Solo esperaba que el pudiera aceptar pronto la ayuda que ella y su familia querían darle.


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Bueno, por hay vamos, namas pase para dejarles algunas imágenes generadas por la IA de mas o menos como seria Eddie, ya que la verdad llevo años que no toco un lápiz y un papel y menos usar una tableta para dibujar. Aunque si me gustaría aprender.



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