15. ¿Ya durmieron juntos?

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Considerando lo que había sucedido aquella noche en el balcón de mi departamento con Lyes, realmente había pensando que el sábado por la mañana se ahorraría la incomodidad y no pasaría por mí para ir a la casa del lago. Realmente quería que fuera así, porque las ganas de verlo nuevamente se me habían consumido, pero no voy a negar que una parte muy en el fondo de mi ser se alegro cuando ese día a las diez de la mañana apareció en mi departamento.

No solo me sorprendió el hecho de que haya venido y aparentar como si la noche anterior no hubiese intentado besarlo, si no también la presencia de los Coleman que gracias a Lyes también irían a la casa del lago con Cashie y Maywer.

La idea no pareció agradarle del todo a Fénix cuando todos subimos a la furgoneta de su amiga, pero aquello no pareció importarle a nadie ni mucho menos a Lyes quien desafortunadamente la tuvo que escuchar todo el viaje.

Sobre la parte de atrás, todos apretados, nos la ingeniamos muy bien y mientras bebíamos corrompiendo las reglas, también jugábamos al uno.

— ¡Eso no vale! ¿Qué tienen contra mí? —refunfuña Elyes tomando las cartas que debía—. Seguro que es porque soy el más guapo.

—Si tú eres guapo, yo soy virgen —bromea Cashie siguiendo con el juego.

—No quieras insinuar que ya no eres virgen en cada palabra que alguien diga. —Elyes la mira con sus ojos entrecerrados—. A nadie le importa que Elyas ya te haya sacado la virginidad.

—En realidad a mi si me importa. —Maywer observa como Elyas pone sus ojos en blanco restándole importancia—. Ya hablaremos de eso, jovencito.

— ¿No deberías de hablar con tu hermana?

—No, porque el asqueroso es él, no ella —bromea, logrando que Cashie le tire la botella de agua vacía.

— ¡Eres un estúpido!

—Y tu hermano también, Dios no tomo las mejores decisiones que digamos.

—Ya estamos llegando, pueden ir recogiendo las basuras... a y los envoltorios de la comida chatarra también. —Tyson se gira para ver a Lyes y toca su pecho ofendido.

— ¿Acabas de llamarnos basura?

—Sí, yo también lo oí hermano. —Dimitris apoya una mano en su hombro antes de devolverle su atención a su móvil.

Cuando Lyes aparca el coche entre la multitud de cuerpos logro abrir la puerta cayendo al suelo cuando alguien desde atrás me empuja. Trato de levantarme para no ser la vergüenza de todos, pero cuando los cuerpos comienzan a caer de a uno arriba mío me doy por vencida.

—Son unos animales. —Los pies de Lyes se detienen delante de todos los cuerpos y me ayuda a levantar del suelo.

De un salto me pongo de pie y cuando quiero agradecerle, Fénix tira de su brazo hacia ella y con la escusa de tomar la mejor habitación se lo lleva.

«Perra.»

—Es una perra —afirma una voz femenina desde mi costado. Me sonríe cuando giro a verla y ella me estrecha una de sus manos—. Lourren, la hermana de Chloe o bueno, Rain.

—Oh, Rain, ¿La chica de Tyson? —Lourren gesticula una mueca de disgusto luego de oír mis palabras.

—Supongamos, ¿Y tú eres?

—Amunet...o bueno, ¿Venus?

— ¿Cómo el canal porno? —Pongo mis ojos en blanco antes de dar media vuelta y seguir a los chicos a la casa—. Eh, no te rayes. Solo decía, considerando los apodos estúpidos que se ponen el tuyo me gusta.

— ¿Y el tuyo es?

—Blair.

— ¿Cómo la actriz porno? —Lourren sonríe.

—Exacto, ¿No lo ves? Ya tenemos algo en común, aparte de odiar a la perra de Fénix.

— ¡Venus!

Disgustada con ese apodo giro cuando escucho la voz de Rain a lo lejos y la encuentro en los brazos de Tyson. Agita su mano en forma de saludo y yo devolviéndoselo meneo mi cabeza apartando mi vista para ver nuevamente a Lourren.

—Es mejor que entremos antes de que con el cordón de mi zapato ahorque a Tyson.

Dándole una última mirada a Tyson decido seguirla antes de que use el cordón conmigo. Al entrar y ser invadidas por el conflicto de habitaciones, me acerco a los chicos que con paciencia escucha la voz irritante de Fénix.

—Hay tres habitaciones, yo opino que en una duerman las mujeres, en otra los hombres y la que queda la ocupamos con Lyes. —Se encoje de hombros, haciéndolo reaccionar a Lyes cuando la escucha.

—No, yo quiero ir con los chicos. Ve con las chicas, de todas formas dudo mucho que vayamos a dormir —opina, enfureciendo a Fénix.

—Para no tener problemas hagamos un sorteo —propongo, apoyando mi cabeza en el brazo de Elyes.

—Me parece una buena idea, aparte en cada habitación hay dos camas matrimoniales y podemos hacer parejas para que vayan —accede Dimitris colocándose de mi lado. Fénix abre su boca para decir algo, pero al encontrarse sin argumentos la cierra.

—Bueno, entonces hagámoslo.

Una feliz Lourren, al ver el rostro desencajado de Fénix, busca lápiz y papel para poner los nombres de todos. Cuando terminamos y los doblamos, los ponemos en una bolsa antes de sacudirlo y comenzar con el sorteo.

—Elyes y Tyson —anuncia después de sacar los dos papeles. Los dos nombrados se encojen de hombros sin tener algún problema y suben las escaleras—. Rain y Clara.

Busco con mi mirada al no reconocer aquel nombre y al encontrarme con la chica de aquella noche, la identifico como la dueña de la casa. Ambas parecen no tener algún problema, así que toman sus cosas y suben al igual que los chicos.

—Maywer y... me cago en mi mamá. —Lourren se acerca al papel para verificar el nombre y luego nos mira—. ¿Quién es Maywer?

—Yope. —Levanta su mano divertido.

—Ah, te toca conmigo.

Por el rostro de Lourren se que la idea no le gusta para nada, pero decide ahorrarse comentarios volviendo a sacudir la bolsa, esta vez con un poco más de enojo.

—Elyas y Cashie. —No me sorprende, ni me disgusta como al parecer si a Elyas cuando gira a verme antes de subir las escaleras.

Un silencio sepulcral se crea en la sala cuando solo quedamos: Lyes, la perra de Fénix, Dimitris y yo. Veo como Lourren comienza a rezar para que a Fénix no le toque con Lyes, pero al sacar dos papelitos y leerlos, la sonrisa de su rostro se borra.

Fénix se apresura y le arrebata los papeles de su mano, informándome que les toco juntos cuando grita y abraza a Lyes.

—Bueno, no será la primera vez que vamos a dormir juntos y eso es bueno. —Sonrío al oír el murmuro de Dimitris cerca mío y tomo mis cosas antes de seguirlo.

En la planta alta recuerdo que solo hay tres habitaciones y cuando vamos pasando por las dos primeras dejo de sonreír al ver que la ultima está vacía y que nos tocara con la pareja que nos sigue atrás. No me sorprende el disgusto de Fénix y tras darnos una sonrisa más falsa que los dientes de mi abuela, decidimos no decir nada al respecto.

—Esta vez yo dormiré del lado de la pared —avisa Dimitris llamando la atención de la pareja que tenemos al lado—. La última vez me diste un culazo que termine fuera de la cama.

— ¿Ya durmieron juntos? —la pregunta curiosa de Fénix no tarda en llegar.

—Sí, cuando salíamos —la respuesta de Dimitris sorprende a los dos—. Es una de las cosas normales que suele hacer una pareja, no sé porque les sorprende tanto.

(...)

—En cinco ya nos estamos yendo al lago, ¡Apúrate, Fénix! —grita ya arto Lyes.

Nos levantamos del sofá cuando escuchamos las maderas crujir y cuando Fénix termina de bajarlas Lourren ahoga una risa.

—Vamos a un lago, no a una discoteca Fénix —se atreve a opinar Lourren.

—Hay querida, lo mejor lo tengo puesto abajo. —Le guiña uno de sus ojos, terminando de bajar las escaleras con su vestido largo y zapatos.

—Ya la vi como Lady gaga en la Met Gala sacándose la ropa en el camino como capas de cebolla. —Cuando termina de decirlo ambas nos miramos y hacemos una mueca de disgusto de solo imaginarlo.

Cuando bajamos del porche Elyes me arrastra con él hasta uno de los cuatriciclos y se sube dejándome un espacio atrás. Ya al estar arriba Elyes sigue a los demás que van directo al lago a una gran velocidad.

— ¡Estas cosas son la polla! —grita Elyes.

— ¿La polla?

—Lo siento, últimamente paso mucho tiempo con Lyes. ¿Lo has oído cuando está enojado? Es como el diccionario español en persona.

Nunca lo había escuchado hablar con aquel acento, supongo que decir dos o tres palabras no era hablar justamente como ellos, pero escucharlo hablar seguidamente no que yo recuerde.

Al llegar al lago Elyes estaciona el cuatriciclo con los demás y bajamos observando el lago con entusiasmo. Por lo poco que oí antes de apartarme de los demás, supe que este lago está en la propiedad de los abuelos de Clara. El lago en si no es de ellos, pero como su residencia esta cerca no vienen muchas personas que no sean adolecentes.

Por la rampa de madera que da hacia el lago podes ver todo mejor, como el agua cristalina, los pequeños lugares abandonados con árboles que hay al frente de la parte dónde estamos y la profundidad que hay.

«No dudo que a la noche haya una gran vista desde este lugar.»

—¡Amunet!

Me giro justo cuando escucho aquel grito y cuando veo que Fénix viene corriendo para hacerme caer, me hago hacia el costado logrando que por la cercanía en la que estaba no pueda parar y caiga de cara al agua. Me carcajeo cuando sale a flote y decido salir de la zona de peligro antes de que alguien más lo intente y quede en ridículo.

—Oh y yo que quería ver como se iba quitando las prendas como Lady Gaga.

— ¿Aún tenía los zapatos?

—No, pero tenía el vestido de la abuela de Clara puesto.

Laurren se quita la ropa quedándose en bañador y cuando me invita al agua me niego dándole la escusa de que no podía. Ya todos en el agua comienzan a protestar por la falta de alcohol así que antes de que me pidan nuevamente que me meta con ellos me ofrezco a ir por ellas a la casa.

— ¿Vas a poder? Son muchas.

—Descuida Dimitris, puedo sola. —Tomo la llave del cuatriciclo de su pantalón y doy media vuelta.

Me subo en el y no evito sonreír cuando lo pongo en marcha, acelerando por el camino de hoy. Aferro una mano en el acelerador y dándole algunas vueltas logro escuchar rugir el motor como melodía para mi organismo.

Cuando llego saco las llaves y me meto rápido a la casa para buscar las cervezas. Tomo dos pack de ellas, las máximas que puedo llevar y con ayuda de mi pierna logro cerrar la puerta de la nevera.

— ¿Puedes?

Acumulo las fuerzas en mis brazos cuando la presencia de Lyes sentado en su cuatriciclo me sorprende. Con uno de esos short de baños negro y una clásica camiseta blanca, sus ojos me reciben curiosos cuando lo termino de examinar. Saca la cajetilla de cigarros que tiene en su pelvis y poniendo uno sobre sus labios hace un puente con su mano para encenderlo.

«Traga saliva, estúpida.»

—No tenías porque venir —opino de mala gana, caminando hasta el cuatriciclo en el que vine.

—No vine por ti, Fénix se olvido su bloqueador solar. —Lo escucho cuando me siento y acomodo los packs en mi muslo. Muerdo mi labio inferior cuando siento lo frio que están y coloco la llave antes de poder chillar.

—Entonces ve por el, no sé que haces aquí contándome algo que me resbala. —Logro encender el cuatriciclo y levanto mi vista para verlo. Me sorprendo al verlo adelante mío cruzado de brazos, tratando de intimidarme con su mirada clavada en mis ojos.

—No vine por el bloqueador.

— ¿Ah, sí? No deja de resbalarme de todas formas.

— ¿Y no quieres saber por qué vine en realidad?

—Para nada, pero si preguntarte porque has venido logra que te apartes del lugar antes de que pueda perder la pierna, perfecto. —Relamo mi labio inferior, aguantando el dolor de mi muslo derecho—. ¿Por qué has venido si no es por el bloqueador solar, Lyes?

Sonríe.

—Por ti.

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