25. ¿Por qué es tan frágil?

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L Y E S

¿Qué se supone que estoy haciendo? No tengo la menor idea, pero aunque sé que debo alejarme de solo imaginarme a mí mismo dos pasos lejos de ella mi autocontrol abordado me lo impide.

La tomo de sus mejillas cuando la suelto y aún en el pasillo que conducen a los baños, me dejo guiar por sus labios y el gusto a cereza mezclado con alcohol que me embriaga. Suspiro al sentir como sus brazos me rodean en un abrazo cuando nos quedamos sin aire y al alejarnos sus ojos manipuladores de convencen para otra sección de besos.

Siento como empujan mi cuerpo cada vez que quieren ingresar al baño debido a que el pasillo no es tan angosto y también logro oír los comentarios de las personas respecto a los besos para nada discretos que nos estamos dando, pero mi cuerpo no me responde por más órdenes que le esté dando. Muerdo su labio inferior tironeándolo para poder tomar un poco de aire y seguir perdiendo mi cordura en la manipulación de Amunet, pero un cuerpo más nos separa a ambos con fuerza.

—Fénix esta buscándote. —Elyes trata de ocultar su sonrisa—. Después me lo agradeces.

Salgo del pasillo con la culpa carcomiéndome y me acerco a la barra por algo fuerte que beber. Tomo de un solo sorbo la bebida que me da y espero unos segundos para que la hinchazón de mis labios se vaya y no quede rastros de la tontería que acababa de hacer.

Sin poderlo evitar una sonrisa curva mis labios al recordarlo y bajo la mirada a mi vaso vacio cuando otra toca mi hombro y se desliza hasta mi pecho desde atrás.

—Te estaba buscando, cariño —murmura cerca de mi oreja Fénix, mordiendo el lóbulo.

La culpa me invade y sé que es momento de pedir disculpas, así que cerrando mis ojos giro para enfrentar la situación cuando algo más llama mi atención. Trago saliva y le ruego a mi autocontrol que aparezca cuando Fénix se da cuenta que no le estoy prestando atención, pero es tarde para cuando gira a ver mi distracción.

Sobre una de las tarimas Lourren y Amunet bailan un tema que desconozco, alborotando al público cuando comienzan a bailarles a unos chicos que estaban con ellas. Los desconocía por completo y aunque sé que mentir está mal, mentiría descaradamente si diría que verla bailándole a alguien más no me causaba una opresión en el estomago de los nervios.

Parecía que disfrutaba, aunque no había mucho roce entre ambos cuerpos el baile parecía sobrellevar el erotismo en algunas partes. Antes de que la canción terminara Amunet se giro para ver al chico que estaba detrás de ella y colocándose de puntas de pie lo beso.

— ¿Dónde vas, Lyes?

Ignoro la voz de Fénix detrás de mí y me acerco a la salida para tomar un poco de aire. Al salir veo la cola larga que todavía hay afuera y me hago hacia un costado para ponerme acuchillas al sentir mi estomago revolverse. Paso una mano por mi rostro, refregándolo cuando no encuentro lógica a lo que me está sucediendo y enciendo un cigarro.

Luego otro.

Y al terminar el tercero decido entrar.

Subo al sector donde están los demás y no evito aliviarme al ver que las demás todavía no subieron. Me acerco hasta Tyson y aceptándole la bebida suspiro.

— ¿Todo bien? —Giro a verlo.

—Todo de maravilla.

—Díselo a tu cara de culo, porque al parecer no se dio cuenta que tiene que concordar con tus mentiras. —Tyson se da la vuelta para prestarle atención a Rain.

Vuelvo a suspirar apartándome de los demás y me siento en uno de los sofás vacio. Cuando Fénix me encuentra con su mirada se acerca, se sienta en mi regazo y me toma de ambas mejilla antes de besarme. Esta ebria, lo sé y no entiendo porque estoy buscando en sus labios el gusto de cereza mezclado con alcohol que probé hoy. Cuando mueve su cintura, tratando de rozar nuestras intimidades la detengo.

—No, Fénix.

Dándome una mala mirada confundida se levanta de mí, acercándose nuevamente a los demás. Bebo el contenido de mi vaso y me levanto, con intenciones de buscar algo más, cuando el cuerpo de Elyes choca contra el mío. Lo veo desesperado y en lo único que puedo pensar es en ella así que lo sigo. Lo veo bajar con desesperación mientras trata de guardar su móvil y cuando se acerca a Lourren logro escuchar entre la preocupación de ella que la última vez que la vio estaba con un chico.

El rostro de Elyes se descompone, temiendo de lo peor. Se aparta de ella sin querer seguir perdiendo un segundo más y comienza a buscarla al igual que yo. Cuando paso por el pasillo donde anteriormente habíamos estado juntos una sensación rara arrasa mi cuerpo, obligándole a mis sentidos acercarse al baño femenino.

Apoyo mi oído en la puerta con intenciones de oír algo, pero al no alcanzar a presenciar nada gracias a la música, abro la puerta con la presencia de alguien más detrás de mí. Elyes se desliza en el suelo cuando ve el cuerpo de Amunet tirado y la atrae hasta su cuerpo, dándole caricias en la espalda cuando no deja de sollozar.

Ahí en el suelo, con un golpe en su labio inferior, con su camiseta mal puesta, temblando y en un mar de lágrimas, no soy consciente de mi reacción y salgo del baño en busca de la persona que se atrevió a abusar de su inocencia. Los posibles sucesos arrebatan ferozmente mi cordura y cuando encuentro al chico que estaba bailando con ella en la tarima sobre la barra coqueteando con alguien más, me acerco y lo impulsos me obligan a golpearlo.

Me observa desencajado cuando me encuentra con la mirada y aunque exista la posibilidad de que no haya sido él, me sosegó al verificarlo cuando veo sus rudillos rojos. Entre gritos y botellas rotas ambos salimos al exterior golpeándonos en un vaivén que nadie quiere acabar.

Con rabia y dolor me coloco arriba suyo, desarmándome cuando golpeo el cuerpo del chico sin dejarle escape. Al notar que deja de forcejear una vez más le pido a mi autocontrol que aparezca, pero este no me obedece y alguien más me aparta de su cuerpo.

Tyson me topa de las mejillas logrando que conecte mi mirada perdida en la suya.

—Detente por favor, tú no eres un asesino.

Tiene razón, claramente, pero el disco en mi cerebro no deja de procesar las imágenes de Amunet en ese baño. Cierro mis ojos con fuerza, tratando de apartar aquello de mi mente, pero es aun peor y trato de ir hasta el chico nuevamente. Tyson me detiene.

— ¡No he hecho nada de lo que tú no hiciste en ese pasillo! —grita el chico cubierto de sangre.

— ¡¿De qué carajos hablas, imbécil?! ¡Trataste de abusar de ella cuando sabias que claramente estaba bajo las sustancias del alcohol!

— ¿Y besarla no fue abusar de su estado? Porque efectivamente eso fue lo que tú hiciste en ese pasillo. No juzgues si no te tienes la misma moral.

Su amigo tira de su cuerpo hacia atrás, dando por finalizada la conversación cuando ve mi intención. Tyson y Dimitris me impiden el paso cuando vuelvo a querer irme y cabreado con ellos por no dejarme acabar con él, giro sobre mis talones para buscar a Elyes.

— ¡Joder! ¡Puta mierda! —grito, cuando giro y veo que Fénix había presenciado todo, yéndose antes de que pudiera seguirla.

(...)

Ahogo un jadeo cuando paso el alcohol en mis nudillos y muerdo mi labio inferior. Cuando termino los cubro con una venda y tiro los algodones usados antes de salir del baño. En la sala, titubeo pero al final termino en subir las escaleras, quedándome en silencio cuando veo que Elyes trata de hacerla dormir después de haberle dado un calmante.

Con un meneo de cabeza me pide que me acerque al otro extremo de la cama y sin ser consciente me acerco, recostándome al lado de ella.

—Ya se durmió —me avisa, sin dejar de acariciarle el cabello.

— ¿Los Dawash? —murmuro al igual que él.

—Están viniendo, Elyas se encargo de avisarles.

Asiento con mi cabeza y suelto un pequeño suspiro de alivio al verla tan tranquila. Lo frágil que se ve, con rastro de pintura seca sobre su mejilla debido a las lágrimas, me hace compararla con una joya tan delicada de cristal. Temiendo que con cada caricia de Elyes pueda romperse, una opresión aparece sobre mi pecho obligándome a cerrar los ojos.

— ¿Por qué es tan frágil? —Pienso en voz alta, retractándome al ver una sonrisa en los labios de Elyes.

Niega con su cabeza cuando le doy una mala mirada y la baja hasta su rostro, creando esta vez una sonrisa nostálgica y frágil sobre sus labios.

—Amunet se está reconstruyendo —me cuenta—. Trevor la hizo dependiente a él, todo giraba en entorno a él y a veces parecía algo irreal como la podía controlar con una sola mirada, sumisandose a sus órdenes con tal de su atención.

— ¿A qué te refieres?

Elyes suspira.

—A Amunet la abandonaron cuando era pequeña. Su madre se suicido delante de ella cuando tenía siete años y su padre la abandono para irse detrás de otra mujer. —Acaricia su mejilla—. Y Trevor fue eso, el sostén de Amunet en la realidad. Se volvieron uno, no era un compañerismo, eran una sola persona. Amunet llego al punto de no comer si él no estaba a su lado dándole la orden, a no caminar si él no se lo decía, a no dormir en una cama alejada de la suya por miedo a perderse inclusive estando a una habitación de distancia.

Queda unos segundos en silencio, sin apartar su mirada de ella.

—El dolor de la pérdida de sus padres hizo que Amunet le entregara por completo el corazón a Trevor. Adaptándose a una sola realidad y él se aprovecho de esa inocencia haciéndola dependiente. —Suspira—. Y su muerte la convirtió en lo que es, la obligo a tener que adaptarse a la verdadera realidad, a comenzar su vida de nuevo. Los primeros días de la muerte Amunet se había convertido en una caja de dolor que apresuradamente trato de saltar casillas sin refuerzos, hundiéndose ella misma al no encontrarlo en su camino.

— ¿Y ustedes?

—Estuvimos ahí, claro que sí. Pero no podíamos cometer el mismo error, porque eso fue lo que buscaba ella, alguien en quien refugiarse sin importar las consecuencias. —Levanta la vista para observarme—. Ella sabe que la amamos con nuestra vida o por lo menos hablo por mí, pero no le alcanza. Amunet no busca el amor que le damos, ella busca un refugio donde su mente pueda descansar en paz.

— ¿Yo?

Sonríe, asintiendo con su cabeza.

—Te encontró a ti, mejor dicho te eligió sin darse cuenta que en el refugio que buscaba podía encontrar algo más. —Trago saliva nervioso.

— ¿Cómo estás seguro que no solo me busca para refugiarse en mí? Acabas de decirlo, no puede vivir sin una persona que la haga así.

—Porque Amunet ya conoció la realidad, en el trayecto envolvió a mi hermano y él cayo, intoxico a Dimitris, a Zack y podría pasarme la noche entera hablándote de sus relaciones toxicas, pero contigo es distinto.

— ¿Cómo estás tan seguro?

—Conozco a Amunet, no como me gustaría, pero sé que intenciones tiene cuando quiere algo y tú se lo has puesto difícil. No voy a negártelo, eras su próxima presa, pero Amunet es astuta y se dio cuenta de tus intenciones.

—No sé de que hablas.

—Me temo que sí. —Aprieto mis labios disgustado—. Nunca nadie en su vida amorosa la ha tratado como la tratas y apuesto a que nadie te trato de la manera en la que ella lo hace. Se complementan, Lyes. Aunque no lo quieras aceptar la quieres, la necesitas, porque no hay razón de que vuelvas a ella como un imán. Apuesto a que pierdes el control cuando esta cerca, no tienes cordura, se te dificulta el hablar y te sientes tan bien que eres capaz de darle una lista entera con las razones del porque es única. Porque lo es y lo sabes, incluso mejor que nadie.

Suspiro, echándome hacia atrás.

—Estoy con Fénix, soy su novio.

—Y tienes unas terribles ganas de volver a ver a Amunet cada vez que estas con ella. —Refriego con mis manos mi rostro—. Está bien, dejare de confundirte, pero solo te hare una pregunta.

Giro mi rostro para verlo.

— ¿Cuál?

— ¿Qué haces aquí si sabes que Fénix sabe que las has besado y espera que vayas tras ella?

No soy capaz de responder, la cobardía me gana y solo soy consciente de la respuesta que le di con mi silencio al ver una sonrisa en su rostro. Ninguno dice algo más y cuando sentimos la puerta de abajo ambos nos levantamos para ir con los demás.

Antes de bajar Elyes se da la vuelta, quedándose cara a cara conmigo.

—Lyes, si no eres capaz de diferenciar un compromiso con algo que quieres, realmente te sugeriría que te apartes de Amunet. Esquívala, hazle saber que no es lo que está buscando, decepciónala ahora, pero no esperes a que se enamore para romperle el corazón.

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