3IP: Cosas de hermanos

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Los días habían pasado y por fin le habían dado el alta a Camren.

Hoy volvería a la escuela lo que significaba que estaba mejor.

Desperté temprano pues iría por él.

Baje sintiéndome como una persona diferente, pero mis ánimos habían cambiado al ver a mi madre junto con mi padre.

—¿Qué haces aquí? —pregunté algo molesta.

—Esa no es forma de hablarme —respondió él molesto.

—Mira papá no tengo tiempo para esto así que me voy —exclamé irritada.

—Tu padre está aquí por que tenemos que hablar de tu hermano —intervino mi madre no tan convencida.

—¿Qué tiene mi hermano? —pregunté sabiendo la respuesta.

—Es... gay —dijo mi padre dolido.

—Si papá lo es y no le veo el problema, mi hermano está con alguien a quien ama y lo más importante es que es amado —conteste.

—No está bien —dijo él.

—No, sabes lo que no está bien —exclamé— no está bien que hayas golpeado a tu hijo, no está bien que en vez de apoyarlo lo corrieras de la casa, no está bien que vengas a decirme que mi hermano está mal.

—No puedo con esto —se levantó para irse.

La puerta de la casa se escuchó golpearse.

—No está bien que lo apoyes —le dije a mi madre dolida.

Ella se quedó en silencio por un momento.

—Puedes traer a tu hermano a casa —pidió con la mirada baja.

—Puedo hacerlo —asegure— sólo si prometes que no le harás daño.

Ella asintió.

—Necesito hablar con él —comentó.

Asentí, no sabía que pasaría pero sabía que Tyler lo necesitaba.

Salí de la casa y conduje hasta la de Camren, él tardo en salir pero cuando lo vi mi corazón se estrujó, el simple hecho de verle me hizo recordar que podría perderle.

—Bien conduce antes de que me arrepienta —dijo con ese usual tono de voz.

Yo solo le miré, no dejaba de sonreí.

—¿Qué te fumaste? —preguntó arqueando la ceja.

—Nada... solo... mejor arranco —tartamudee.

Arranque el coche, no dijo mucho y yo tampoco.

—¿Estás bien? —le pregunté nerviosa.

—Yo... no haremos esto —contestó molesto.

—¿Qué? —pregunté confundida.

—No me preguntarás a cada rato si estoy bien o si me siento mal —exclamó— no quiero ninguna pregunta sobre mi enfermedad.

—Me preocupo por ti —confesé mordiéndome el labio.

Él se cruzó de brazos.

—Por eso no te lo quería decir —frunció el ceño—mira camarera lo dejaré en claro si vamos a continuar con esto no quiero que me trates como si me fuera a romper, no quiero tu lastima, ni quiero tus preocupaciones.

—No puedes pedirme que tape el sol con un dedo —dije dolida.

—Solo te pido que no lo mires —confeso cansado— puedes.

Me quedé en silencio por un momento.

—Puedo intentarlo pero sabes lo dramática que soy —conteste con una sonrisa torpe.

Él sonrió.

—En que me metí —susurro con una sonrisa.

Llegamos a la escuela sin decir más.

Bajamos del auto y las miradas se posaron en nosotros, ya la mayoría sabía lo del campamento.

Lo qué pasó en el campamento según la escuela fue nada más y nada menos que una reacción por una pequeña intoxicación de alimentos, nadie se lo creía.

—Camren Blue —saludó Sam llegando con esa brillante sonrisa.

—Idiota —contestó con su cara habitual de odio.

Ellen llegó después y lo abrazó fugazmente, él no dijo nada solo le sonrió.

—Entremos a clase o que —apresure.

—Agh solo tú te animas a ir a clase —exclamó Cam para que entráramos.

Las clases fueron aburridas, pues claro no esperaba más siendo clases.

Para el desayuno nos sentamos en nuestra mesa los cuatro, mientras desayunábamos pasó Lita junto con su peculiar amiga pelirroja teñida.

—Lita —le llamó Sam, ella le miró.

—Adiós Sam —sonrió para posteriormente irse.

Nos quedamos riendo por un momento.

—¿Qué hiciste para que esa chica te odiara? —preguntó Cam riendo.

—Nada bueno —confesó nervioso— pero se que le gusto.

—Claro lo que tú digas Sammy —se burló Ellen.

Los chicos comenzaron a pelear entre ellos.

A lo lejos vi a mi hermano llegar junto con Devon, ambos se sentaron en una mesa.

Fui hasta ellos para hablar con mi hermano.

—Hola —salude con una sonrisa.

—Hola Tess —saludó algo confundido— ¿Ocurre algo?

—Podemos hablar —pedí algo nerviosa.

Mi hermano miró a Devon algo preocupado, él le sonrió, le tomó del mentón y lo besó en los labios para posteriormente dejarnos a solas.

Me senté a su lado y nos quedamos en silencio por un momento.

—¿Cómo está él? —me preguntó mirando a Cam para romper el silencio, sabía que yo no podía.

—Está bien —sonreí tristemente— o eso es lo que me dice.

Él sonrió y me tomó de la mano.

—¿Qué ocurre? —preguntó por fin.

—Mamá quiere hablar contigo —conteste nerviosa.

Lo vi en su mirada, miedo, dolor, una gran tristeza.

—Yo... —contestó bajando la mirada.

—Solo serán ustedes dos y te juro que estarás bien —le dije para acercarme más.

—No puedo... yo... no estoy listo —confesó, sus ojos se cristalizaron.

Le abrace pues lo necesitaba en esos momentos.

—Vas a estar bien —le susurré mientras besaba su frente.

Nos quedamos así hasta que nuestro tiempo libre se terminó.

Yo me fui pero quedé en recogerle por la tarde para llevarle a casa.

Las clases terminaron y Camren se fue temprano pues tenía cita con el doctor.

Fui por mi hermano a la casa de Devon, era un lugar un poco peculiar pero lindo.

Él salió con una de las maletas de mi hermano en mano.

Se despidieron y mi hermano entró al coche, yo me quedé un momento a solas con él

—Yo quería darte las gracias —le dije.

—No es nada —contestó con media sonrisa.

—No, de verdad gracias, yo... no e sido muy buena contigo pero aún así tu fuiste cuando te necesitaba —explique a punto de llorar— también lamento todas las cosas horribles que te dije... estaba dolida.

Una lágrima brotó por sus ojos.

—No sabes cuanto lamento lo que te hice, todo lo que me dijiste me lo merezco... soy un idiota —contestó con un par de lagrimas.

—Si lo eres —dije con unas lágrimas— solo no lo lastimes.

—Eso nunca —afirmó.

Él me abrazó y yo le devolví el abrazo.

Conduje hasta casa con la mirada firme.

Nos quedamos un momento en el auto.

—¿Listo? —le pregunté.

Él asintió, trataba de no llorar.

Bajamos del carro y entramos a la casa de la mano, él iba tras de mi y me sujetaba con fuerza.

Mi madre estaba sentada en la mesa de la cocina con una taza de café frente a ella.

Nos miró, miró a mi hermano y se levantó.

—Ty —dijo ella con la voz cortada y los ojos hinchados por llorar.

Mi hermano la miró a los ojos y no fueron más que segundos cuando ella ya le estaba abrazando.

Mi hermano lloró como nunca así como mi madre.

Aquel día cuando todo salió mal mi hermano se había tenido que ir sin siquiera poder hablar con mi madre, mi padre le había quitado la oportunidad de contarle a mi madre.

Me uní al abrazo y nos quedamos así por un buen rato.

Esa noche subí a mi habitación y seguí con mi investigación sobre la enfermedad de Cam, yo tenía muchas dudas que no podría preguntarle y para ser sinceros el solo hecho de pensarlo me dolía.

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