3IP: Ultima oportunidad

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—Déjenme salir —exclamó a sus padres y doctor.

—Camren solo han pasado dos días, no he visto mejorías para dejarte ir —explicó su Doctor— lo siento pero no.

Camren suspiró molesto y se cruzó de brazos.

—Vas a ver que pronto podrás salir —trate de animarlo.

—No claro que no —gruñó— no me vana dejar salir hasta que probablemente me muera en este puto hospital.

—Camren —le gritó su padre— tranquilízate.

—¡No! —gritó.

Su padre solo suspiró.

—Solo unas horas por favor —pidió cansado.

El doctor lo pensó, sabía que si no lo dejaba probablemente seguiría insistiendo y necesitaba que estuviera tranquilo.

—Solo un par de horas y necesitas estar acompañado —ordenó.

Camren asintió y una hora después ya estábamos fuera, sus padre me habían prestado uno de sus autos pues claro el mío ya había muerto.

—¿A dónde quieres ir? —pregunté.

—Al centro —sonrió— tenemos que iniciar antes de que sea tarde.

Lo miré confundía, él solo puso los ojos en blanco.

—Mi funeral camarera, tengo que iniciar a organizarlo —explico de mala gana.

—Ah... cierto —contesté.

Llagamos al centro de este pequeño pueblo, había un par de centros comerciales y creo solo habían dos funerarias pero el plan de hoy solo era conseguir el traje.

—Mira si este hermoso cuerpo va a usar algo el resto de la vida será algo digno de usar —contestó.

—Todo será mejor que usar pantalones y sudaderas más grandes —me burle.

Él se miró pero solo levantó los hombros.

—Es muy cómodo —aclaró.

Entramos a las tiendas y entonces comprendí lo que los hombres sentían al acompañar a sus novias a comprar ropa, básicamente muy aburrido.

Habíamos tenido que parar un par de veces pues Cam se sentía mal pero claro no me dejó llevarlo al hospital.

—Vamos Camren tengo que llevarte al hospital—gruñi después de probarse probablemente el quinceavo traje.

—Ya voy —exclamó.

Después de diez minutos me preocupo así que entre para asegurarme que estaba vivo, lo estaba con los brazos en sus rodillas y la cabeza entre sus manos.

—¿Qué ocurre? —le pregunté acercándome a él bajándome a su altura.

—Estoy bien solo algo mareado —contestó mirándome.

—Vamos te llevo al hospital —dije tratando de ayudarle.

—¡No! —exclamó con fastidio— tengo que encontrar el traje perfecto.

—Cami te ves bien con cualquiera que te pongas —lo anime.

—Pero no es el que quiero —gruño.

—Bueno tal vez es porque estás cansado, te llevaré al hospital y otro día venimos —trate de convencerle.

—No lo entiendes ya no me dejarán salir —exclamó— por eso me dejaron salir hoy, la única manera que saldré de ahí será en un ataúd y espero con el traje correcto.

Suspire y me senté a su lado para abrazarlo.

—Solo dame un segundo de acuerdo —pidió cansado.

Nos quedamos unos minutos pero seguía igual así que decidí ayudarle.

—Esto es vergonzoso —gruñó.

—Solo estamos los dos así que no te preocupes—lo anime.

Después de terminar lo ayude a levantar para que se pudiera ver en el espejo, y creo que por fin lo habíamos logrado.

—¿Y bien? —pregunté segura de la respuesta.

—Perfecto —sonrió.

El traje era negro y aunque parecía simple le quedaba perfecto, había escogido una corbata azul que combinaba bien con sus ojos.

Miré el precio que era casi lo que costaba arreglar mi coche pero a él eso no le importaba.

Volvimos al hospital sin embargo aún conservaba una gran sonrisa.

Los días habían pasado pero la salud de Cam no estaba mejorando, había empezado a tener constantes convulsiones, desmayos y la mayoría de las veces estaba cansado.

Desde ese día no había salido del hospital como había predicho lo cual lo tenía molesto y un Cam molesto es un irritable Camren.

Yo... yo solo estaba a la espera de que los resultados de su último tratamiento fueran positivos.

Ellen y Sam venían de vez en cuando, incluso el trío de idiotas lo habían venido a ver lo cual era bastante extraño.

Apesar de que había llegado buenas noticias como mi aceptación en Boston y que su tío le había puesto su nombre a un platillo Camren solo se enfocaba en algo, planear su funeral.

Se había esforzado en tener un funeral fuera de lo común, su funeral claro tendría un bufet porque teníamos que honrar su memoria con lo que más amo en vida... comida.

Y aunque eso me parecía razonable los fuegos artificiales eran demasiado para mí.

Hoy era un día bueno pues no había tenido dolor de cabeza o algún malestar lo que lo dejaba con tiempo para seguir planeando su funeral.

—¿Y que tal este? —preguntó mostrándome un ataúd negro brillante.

—Podemos no hablar de esto por favor —pedí irritada había pasado toda la semana así.

—No, tu me prometiste un lindo funeral y eso es lo que quiero —aclaro él en esa cama de hospital que tanto odiaba.

—Camren los resultados aún no llegan —le recordé.

No dijo nada solo nos quedamos callados por un largo rato.

—Ven aquí —pidió él quitándose la computadora de las piernas.

Me senté a su lado y recargue mi cabeza en su pecho.

—Tess yo...

—No, no quiero escuchar nada de ti... yo...

—Tesla —interrumpió— me he sometido a siete tratamientos fallidos durante dos años y sé que este no será la diferencia— explicó mirándome firme.

—Si sigues con esa actitud como quieres sanar —bufé levantándome de la cama.

—Tess por favor — exclamó el mientras se tocaba la cabeza, un dolor repentino.

—No Cam no... —dije molesta.

La puerta se abrió, el doctor entro seguido de la familia de Cam.

—Llegaron los análisis —anunció el doctor.

Él me miró con esos ojerosos ojos que aún tenían su brillo, me acerqué a él y tomé su mano.

—Camren los medicamentos no funcionaron —un silencio se hizo en la habitación— lo siento.

—Está bien, creo que podré seguir con los planes así que usted que dice negro o café para el ataúd —dijo él serio.

—Camren —lo llamó su madre.

—Mamá —exclamó— sabíamos que no funcionaría así que ahora podemos continuar —les recordó en tono de molestia.

—De hecho Camren el tumor se movió no sabemos como pero lo hizo, nosotros creemos que podemos intentar operarlo —se apresuró el doctor.

—Lo vez tienes otra oportunidad —dije sonriendo

—No Tess dijo que creían poder intentar operarme cuanta seguridad escuchas en esa frase —exclamó.

—Puedes dejar hablar al doctor —pidió Alen.

Él miró a su hermano molesto para después mirar al doctor.

—¿Cuánto? —preguntó en un susurro.

—Un seis, tal vez un ocho Cam —respondió él con la mirada baja.

—Un ocho suena bastante bien —comenté sintiéndome feliz.

—Tesla —dijo él mirándome— es un ocho por ciento de sobrevivir a la cirugía, probablemente seis por el corazón —explicó— no gracias.

—¡Qué! —exclamé molesta.

—No habrá más cirugía ni más tratamientos se acabo, es todo —estableció molesto.

—Cam tienes otra oportunidad —dijo su padre.

—Carajo porque no solo me dejan morir de una vez —grito desesperado.

Su madre empezó a llorar.

—Mamá... yo no quería decirlo así —se disculpó él más calmado

—¿Es lo que quieres? —preguntó su madre, él asintió.

—Llenáremos los papeles de acuerdo —accedió su padre.

Ellos salieron con el doctor pero yo me quedé, estaba enojada y él lo sabía.

—Tess —me llamó nervioso.

—¡No! —exclamé molesta— te harás esa cirugía y sobrevivirás.

—No Tess no lo haré —contestó.

—Tienes otra oportunidad Camren no lo entiendes —exclamé molesta.

—Sabes cuántas oportunidades he tenido —gruño— a los doce les dijieron a mis padres que moriría, vi a trece doctores hasta que uno me dió una oportunidad y yo la acepte porque aún me faltaba tanto por vivir y así fue sobreviví.

—Lo ves puedes hacerlo otra vez —dije con los ojos llorosos.

—Hace dos años me diagnosticaron con un tumor cerebral Tess y acepte porque creí que aún no era mi momento.

—Y no lo es —interrumpí.

—A lo que quiero llegar es que estoy cansado, cansado de los doctores, de los hospitales, de ser el pobre chico enfermo, de todo Tesla... quiero parar —confesó frustrado.

—¡Y yo quiero que te quedes conmigo! —grité, las lágrimas empezaron a brotar— tienes una oportunidad de estar conmigo.

—Tess —me llamó— estoy cansado.

—No, no, yo te quiero aquí conmigo si, prometo que cuidaré de ti y no te dejare ni un momento, incluso prometo dejarte que me llames camarera y seguiré haciendo tu tarea hasta la universidad —pedí llorando.

—No quiero hacerlo —dijo sincero.

—Entonces hazlo por mí si, hazlo por mí porque eres lo mejor que tengo a pesar de que seas un idiota y me hagas sufrir hazlo por mí por favor, por favor hazlo por mí —rogué arrodillándome a su lado.

—Tess párate —pidió tomando mi mano.

—Dime que lo harás —implore llorando a mares— por favor hazlo por mí, por favor.

—Tess...

—Por favor Camren, por favor —chille.

—De acuerdo —aceptó— lo haré por ti.

Me levante y me recosté a su lado.

—Mierda Tesla en que cosas me metes —se quejó él abrazándome con fuerza.

—Te amo, lo sabes verdad —le recordé, él me miró.

—Lo sé —dijo— ahora ve y llama al doctor antes de que me arrepienta.

—Bien —acepte saliendo.

Los padres de Cam estaban afuera abrazándose, hablando con el doctor aunque Alen parecía más como que estaba peleando con él.

—No podemos rendirnos con él —dijo su hermano.

—Él aceptó —interrumpí.

—Tess no juegues con eso —dijo Alen confundido.

—No lo hago —sonreí— él lo hará.

Saber que tenía una oportunidad más me dejaba respirar de nuevo.

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