Único Capítulo

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"Planta tus propios jardines y decora tu propia alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores".

Jorge Luís Borges (1899-1986)

https://youtu.be/0HbIM_ADrIA

¿Hay algún propósito en esta vida?. No importa tu posición social, si eres pobre, rico, clase media o de cualquier parte del Mundo, muchos triunfan fácilmente, otros, los que se esfuerzan, deben arrastrarse como condenados, rogando por un poco, aún por una mísera porción del éxito, recibiendo solo las migajas y soportar la carga social de aquellos que te miran desde arriba, creyéndose Dioses, desprovistos de cualquier tipo de obstáculos, teniendo todo servido. 

Oír su despertador que marcaba las 6:00 AM, perdido, su mirada alicaída, como si de un pobre perro callejero se tratara, desprovisto de todo tipo de emoción, refregándose sus ojos ámbar, sintiendo los restos de las lágrimas de la noche anterior, cuando se dejó llevar por ese "calmante" para su dolor y dar por empezado un nuevo día. Se levantó de la cama, el día estaba nublado. Parpadeó, cerró los ojos y esperó de que algún evento le impidiera dejar su habitación, pero nada pasó. 

Estaba desolado, ¿quién querría estar con alguien como él?. Tras lavarse y vestirse, desayunó solo, toda su familia yacía ocupada en otros asuntos y no había tiempo para él. Acto seguido, tomó sus pertenencias y emprendió la marcha hacia la "Academia Kuoh", casi arrastrando los pies, como si de grilletes y cadenas se trataran.

Otro día más, otra semana por la cual debía estar soportando la carga de los demás, recibiendo burlas y desprecios. Incluso de aquellos que se morían por estar consigo, solo la veían como un mero objeto que podían usar todas las veces que quisieran hasta que se cansaran y de ahí, la terminarían arrojando a la basura. Miró por la ventana de su habitación, aquella hermosa Mansión pero ¿de qué servía tener dinero y poder en una familia así, si era vista como una plaga para los demás?. La pelirroja no podía hallar la respuesta, permanecía callada, caminando por unos pasillos de su mente, desolados y cubiertos de una densa niebla que le impedía ver a más adelante. 

Arrabales oscuros, árboles sin vida, secos y desprovistos de toda clase de espíritu. Igual que la suya. Mirarse al espejo, cuestionarse así misma si debía hacerlo, por lo que negó con la cabeza, bajándola y dejando que una lágrima cayera hasta tocar sus pies. 

Desayunaba sola, sin nadie con quien charlar, emitir una palabra, un cometario. Sola, abandonada, en una mesa elegante y con la comida que degustó en soledad, sintiendo como si solo hubieran tenido el sabor del polvo. Acto seguido, puso rumbo hacia la "Academia Kuoh", esperando no tener que soportar a esas personas que tanto daño le hacían.

- "Ahí viene el pervertido", "Sí, míralo, es un fracasado", "No tendrá un buen Futuro", "Dicen que sus padres y hermanos lo tienen olvidado, ni lo quieren", "¿Por qué sigues viniendo a esta escuela? ¿No ves de que eres una mancha para este lugar?".- Decían esas voces cargadas de palabras repletas de burla y asco hacia él, mientras que dejaba su bicicleta.

- ¡Oye, Hyoudou!.- Le llamó uno de los jóvenes y lo tiró contra el piso, llevando a que su medio de transporte se desplomara y le golpeara las piernas.- ¡Jajajaja, mírate, eres un fracasado, con razón tus hermanos son mil veces mejor que tú!.- Le dijo, para, acto seguido, darle una patada contra el estómago, sacándole el aire y llevando de que quedara hecho un ovillo, agarrándose esa zona herida, intentando recuperar el aliento.

- "Siempre me vieron así, todo por no ser como mis hermanos, solo me ven como una simple porquería que quitan del camino".- Pensó el muchacho, poniéndose de pie, sintiendo varias punzadas en la zona donde recibió la patada, apretando los dientes y evitando de no iniciar una pelea contra esa gente, ya que se saldrían con la suya.- 

Podía ver los rostros de los otros estudiantes, las chicas del "Club de Kendo" y demás que solo lo veían así, de una manera tan repugnante, por lo que se fue de allí, intentando buscar un sitio para alejarse y tener un rato de calma.

Su vida era como una prisión, un Infierno del cual no podía escapar, solo se repetía el mismo "Modus Operandi" y éste no parecía hallar un fin, sino de que lo empeoraba aún más. Los únicos dos amigos que tuvo, Motohama Shinya y Matsuda se habían mudado a la otra punta de Japón. Recordar la despedida de estos dos era como un puñal en su corazón, desde ese día, todo se había convertido en el principio de su dolor.

Era hermosa, ese cabello rojo como el fuego, ojos verdes como las hojas de los árboles durante la Primavera, la vida misma que renacía, la Naturaleza que volvía a reclamar su lugar en el Mundo tras el frío. De intelecto y belleza sin igual, pero, en el fondo, estaba desolada, devastada, la gente la veía como un objeto y las burlas tampoco podían dejarse de lado. Ella miró el lugar y entró, siendo recibida por las personas que habían allí, las cuales murmuraban, lanzaban burlas en su contra.

- "Miren, pero si es la puta de Rias Gremory", "Sí, ¿cómo es que no se fue de aquí?", ¡Oye, Rias, ¿cuánto por tener sexo contigo?!".- Le dedicaban esas ofensivas verbales, pero ella hacía oídos sordos, internándose en el edificio donde estudiaba y permanecía allí, sola.

Apretó los dientes con fuerza, ¿cómo se atrevían a lastimarla así? ¿Acaso no sabían la posición que ella ocupaba?. Negó con la cabeza, ¿de qué servía?. Era solo un puesto y nada más, la vida misma no era de qué lugar provenías, también estabas en la mira de los agravios, de gente sin cerebro, que solo insulta y te hunde en lo más profundo. Sus manos tocaron el escritorio, bajó la cabeza y lloró en silencio, humedeciendo el mismo con sus lágrimas.

Una bola de papel aterrizó cerca suyo, lo desdobló y vio el mensaje que contenía.

"Puta de mierda"

Ella no era así, pero por sus antiguas relaciones que tuvo, aquellos ex-novios la consideraron como una ramera pero eran ellos y los demás que la veían así, todo por su bello físico y de que se aprovechaban los degenerados hasta que se saciaban, la tiraban a un lado y luego venían los agravios. Cerró los ojos, aquellos preciosos orbes estaban humedecidos por las lágrimas y el mensaje en aquel papel era algo que lo empeoraba todo.

La Campana dio por iniciada las clases, Issei subió las escaleras, con desgano y llegó hasta su asiento, en donde observó que le habían "dedicado" varios insultos hacia su persona: "Muérete", "Inútil", "Solo eres una plaga para tu familia", "Nadie te quiere", "Hijo de puta". Los ignoró y de ahí fue a tomar asiento, quedando con la vista hacia el exterior y el día que se iba nublando aún más.

El Profesor llegó, la clase se dio por iniciada y él tomaba nota en su cuaderno, sin prestarle atención a las personas de su alrededor. Respiró hondo, un estudiante pasó cerca y le dio un golpe por lo bajo, cosa que Issei ignoró y dejó pasar. No valía la pena atacarlo, se saldría con la suya. Oyó risas, comenzaba ese "espectáculo" en su contra. Ni les dio importancia, ¿de qué valía todo eso?. Sus ojos quedaron mirando la belleza exterior, el Cielo que se nublaba aún más, los árboles que estaban floreciendo, los bellos cerezos de Sakura iban a regar con sus pétalos las calles y veredas, "pintando" a las mismas con ese precioso color que tenían, todo con excepción en él, quien tenía la vista perdida hasta que, por algún reto del destino, miró hacia el edificio del lado Este que había allí, notando a una figura femenina y que estaba en su misma situación.

¿Qué podía significar el "Buen día, Rias", ¿Cómo has estado?. Todo lo que ella conocía y veía se incendiaba y desaparecía con el viento. Estar sentada frente a la ventana era su único alivio al tener a los árboles y la Naturaleza ante sus ojos, pero no podía remediar el mal que afligía su corazón. Su clase era peor con toda esa banda de infelices que la maltrataban y burlaban, aún por su posición económica, la veían como una "Prostituta fácil" y sus relaciones tampoco habían sido buenas. La pelirroja desvío la mirada, un par de lágrimas corrían por sus ojos, pensaba en aquellos momentos en los que pudo haber sido feliz en no haber existido o desaparecer de la Faz de la Tierra. 

Cuando se desvío con la mirada hacia el exterior, pudo observar a un castaño que estaba en su misma situación.

El timbre sonó y dio por iniciado el descanso. Issei bajó las escaleras pero, durante el trayecto, el joven fue emboscado por un grupo de chicos de un grado superior, al cual le propinaron una paliza, tirándolo contra los vestidores de las chicas, desplomándose justo donde una de ellas acababa de quitarse la ropa y pegando un grito que alertó a las demás, quienes corrieron y lo encontraron "in fraganti". 

- ¡No, por favor, yo no lo hice, me emboscaron los de otro grado. Se los ruego, no me lastimen!.- Imploró el chico, casi de rodillas, llorando de los nervios, pero todo fue en vano, ya que las del "Club de Kendo" estaban en ese sitio y lo golpearon a más no poder, dejándolo en el piso y siendo llevado a la Oficina del Director.

Su día no podía ser más horrible, lo pensó demasiado rápido.

La pelirroja caminaba con la mirada cabizbaja, observando el ambiente, en donde sus compañeros estaban en pareja, pero ella les tenía un profundo odio en su ser. Los detestaba, todos ellos eran unos agrandados pero cuando fue detenida por un grupo de chicas, ésta las encaró.

- Háganse a un lado, voy a pasar.- Ordenó Rias a esa banda.

- Je, ¿vieron, chicas?, la Heredera de los Gremory nos está dando órdenes.- Dijo una de éstas y le dio una bofetada en el rostro.- Tú no nos dices nada, ¿oíste, puta?.

Tienes un mal día, obvio, todos lo podemos tener y no soportas más el desprecio de la gente, por lo que aquella pelirroja se lanzó contra la primera que se le interpuso en su camino, la que la abofeteó y empezó a golpearla contra el piso. Sus amigas intentaron sacársela de encima, pero la pelirroja era más rápida y fuerte, llegando a arrojar a una de éstas contra una pared y luego le propinó un golpe en la nariz a una segunda, provocándole que el hueso le estallara como un petardo y la sangre manara a raudales de ésta.

Aquella pelea terminó por ser detenida por otros estudiantes y la pelirroja fue escoltada hacia la Dirección.

Allí, ante la severa mirada del Director, todo podía convertirse en un desastre. Observó a aquel castaño a su izquierda, quien tenía la mirada enfocada en el piso de parqué. 

- Issei Hyoudou, viniendo de ti, este tipo de incidentes siempre vienen de tu mano.- Señaló el Director con frialdad.

- Pero, Señor Director, yo...- Intentó en defenderse, pero aquello resultaba ser una completa tontería.

- Pero nada, se lo vio meterse dentro del vestuario de las chicas. Debería darle vergüenza por este tipo de actos y más de una persona como usted. Ya mismo me he comunicado con su familia para que vengan aquí, tiene suerte de que no lo expulse. Ahora, vuelva a clases y piense en lo que hizo.- Le ordenó y el joven se tuvo que retirar del lugar, derrotado, sin posibilidad de poder dar su versión de los hechos. Una vez que el Director finalizó con unos papeles, éste se enfocó en la pelirroja.- Señorita Rias Gremory, me extraña de usted, la Heredera de la familia pero termina siendo una buscapleitos, ¿qué es lo que la motivó a hacer esto?.- Exigió saber sobre la pelea pero ella no podía dar nada a cambio.

- Me defendí de unas estudiantes que me insultaron y de todos los agravios que recibí estos últimos tiempos.- Respondió ella, sin ningún sentimiento en su voz.

- Debería darle vergüenza a usted también por lo que hizo. Me haré cargo de citar a sus padres. Ahora vuelva a clases.- Le ordenó el sujeto y lo mismo pasó con la muchacha.

Unas horas después, el primero en ser citado a la Oficina del Director fue Issei, donde sus padres se reunieron y recibió un castigo por parte de la Escuela por lo ocurrido. Tuvo suerte de que eso no acabara en una expulsión, pero su familia no quería ni verlo a la cara. Era la vergüenza de los Hyoudou, una mancha que no debía existir y lo ignoraron, aún con un intento por explicarles todo, solo recibió una dura respuesta de sus padres.

- ¿Acaso no puedes ser como tus hermanos? ¿Tanto cuesta contigo?.- Preguntó su madre.

- Nos avergüenzas todo el tiempo, no sabes medir tus acciones. Ahora te harás cargo de ofrecer tus disculpas a las chicas de ese vestuario y de ahí, en casa, obtendrás otro castigo y no saldrás por un tiempo.- Sentenció su padre, retirándose y sus hermanos mayores lo miraban con arrogancia.

Mientras que ellos se iban, el corazón del castaño se redujo a cenizas, caía al piso y moría, así como también sus deseos y sueños de triunfar. Unas lágrimas querían salir y expresar el dolor que sentía. Está bien, no es mal alguno llorar.

- ¡Rias!.- Oyó una voz que tronó y llamó su atención, encontrándose con esa pelirroja, acompañada por sus padres.- ¡¿Qué hiciste?! ¡¿Acaso quieres que te expulsen?!.-

La chica no tenía palabras para dar su respuesta o defensa, su vida se había apagado para siempre.

- Tu padre y yo te conseguimos esta escuela para que pudieras hacer amigos y todo lo terminas por arruinar. Ahora estás en serios problemas, cuando vuelvas a casa, vamos a tener una charla muy seria.- Finalizó su madre, yéndose de allí junto a los dos Sirvientes que les acompañaban.

https://youtu.be/od_BhIFqjzM

https://youtu.be/y3Uz_myfmmI

Bueno, al menos alguien más estaba teniendo un mal día. La chica se retiró de allí, dirigiéndose hacia un lugar apartado para llorar ante todo lo que estaba pasando con ella. Ambos estaban adoloridos, destruidos por dentro, no podían confiar en nadie, les abandonaban cual animal es tratado por la codicia y maldad en el corazón del Ser Humano. Issei había entrado al baño de Caballeros, cerrando la puerta del cubículo, mientras que bajaba la cabeza, el dolor le invadía, quería gritar pero todo resultó en vano cuando golpeó las paredes con fuerza, sus puños estaban cerrados y ardían por el impacto.

Para el caso de Rias, todo lo que había vivido ese día había sido mucho peor que el de los demás, en donde ni su propia familia era capaz de ver lo que estaba ocurriendo en su vida y en la escuela. Parecía como una broma de mal gusto de que no le creyeran, pero sucedió y de ahí recabó la información, supo de que no valía la pena en ayudar a los demás, solo te verían como un obstáculo y te harían a un lado, como muchos otros pasarían en su vida. 

Sus hermosos ojos color verde había pasado a enrojecerse por las lágrimas que caían de los mismos. Pasó sus manos, se los enjuagó pero era como estar siendo sometida a una tortura eterna. Un corazón que sangraba y pedía a gritos despertar de esa pesadilla. 

La presión de Issei cayó en picada, se sentía asqueado, perdido, unas ganas de vomitar que aumentaban en su ser, mientras que tenía sus cabellos que le cubrían los ojos.

La angustia que invadía a Rias, llevando a que quisiera terminar con su vida. 

Dos personas que estaban unidas por la desgracia, el dolor, la desesperación y el rechazo de aquellos que deberían estar de su lado. 

Una vez que las clases terminaron, ambos y separados tuvieron que llevar a cabo sus obligaciones, limpiar el salón y que el chico se disculpara con las del "Club de Kendo", todo ante la mirada de aquellos que le hacían bullying, ganando su batalla, obteniendo la victoria y aprovechando a cada momento para regodearse con sus resultados.

- Muy bien.- Observó el Director el trabajo que Issei había hecho, examinando cada palmo del salón y los otros sitios que estaban relucientes. El chico no decía nada, estaba muerto en vida, no quería hablar, no deseaba nada. Solo existía una cosa en su ser.- Excelente, perfecto.- Dijo y puso su mano en los hombros del castaño.- ¿Lo ves?. No hacía falta hacer una tontería como esa.

El joven hizo un "Sí" con la cabeza y con una palmada llena de hipocresía recibió la orden de retirarse para volver a casa. 

- Tengo que admitirlo, te ha quedado excelente el trabajo que has hecho, Rias.- Le felicitó el Vice-Director, mientras que la chica mantenía cabizbaja la vista.- Puedes volver a tu casa.

Era Viernes, ambos tomaron sus caminos por separado. Issei fue a por su bicicleta y se puso a escuchar música en su celular. Tal vez una buena melodía pudiera sanar esas heridas que tanto daño le hacían. Rias arrastraba sus pies, como si se tratara de un zombie, deambulando por unas calles que rebosaban de alegría y ella era su nube negra.

https://youtu.be/Isv9aiWwmKU

En esta puta ciudad todo se incendia y se va.

Miseria, las ganas de desaparecer en ambos jóvenes eran deseos que estallaban cual petardos, la música seguía sonando y llegaba hasta su corazón, llevando a que la tristeza le invadiera una vez más hasta que evitara el derrame de lágrimas injustificadas. 

Matan a pobres corazones
Matan a pobres corazones
En esta sucia ciudad no hay que seguir ni parar.

De pronto, un trueno rasgó el Cielo, una, dos, tres, cuatro, cinco gotas y luego un feroz diluvio cayó sobre las calles, empapando el asfalto, los edificios, las casas, la gente se dirigía para ponerse bajo techo del azote de la Naturaleza, todos excepto dos personas que iban bajo la protección de sus paraguas. La precipitación los había tomado por sorpresa, pero no les importó, ¿de qué servía lamentarse de sus ropas quedaran empapadas?. 

Ciudad de locos corazones
Ciudad de locos corazones.

Un tren pasaba delante de sus ojos, Issei lo contempló: Se imaginaba yéndose de allí para recorrer el Mundo, alejarse de esa asquerosa Ciudad y ser feliz por primera vez. Rias soñaba con largarse y nunca volver a ver a su familia. Ambos subieron las escaleras de hierro y se mezclaron con las pocas personas que habían allí, en el andén, dejándose llevar por la lluvia y desconocerse.

No quiero salir a fumar, no quiero salir a la calle con vos
No quiero empezar a pensar quien puso la hierba en el viejo cajón.

- "¡¿Por qué no eres como tus hermanos, Issei?! ""¡¿Qué es lo que tanto te cuesta?! ""¡Siempre te andas metiendo en problemas?!".- Recordaba los gritos que sus padres le daban y lo hundían cada vez más en el Abismo de su existencia.

Sin amigos, sin una persona que pudiera darte su apoyo, estaba solo, abandonado en un frente que no tenía fin y que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, recibiendo la "metralla" y sufriendo a más no poder.

- "Eres la Heredera de nuestra familia y te comportas como una estúpida, deberías aprender más de que tu posición es importante y lo mismo la reputación que poseemos. ¿Te gusta quedar en ridículo con las personas? ¿Quieres eso, Rias? ¡¿Lo quieres?!".- Esas duras palabras la habían convertido en alguien que ya no era la misma: Deprimida, perdida en sus pensamientos, sin deseos de conocer a nadie que le pudiera hacer daño, en donde se aprovechaban de su belleza para tirarla a la basura y luego divulgaran rumores falsos sobre ella.

Buen día lexotanil!, buen día señora, buen día doctor.

Oyeron el sonido distante de un tren que llegaba y se detenía, las puertas se abrieron. Eran muy pocos aquel Viernes, por lo que se metieron, chocaron, se pidieron disculpas pero no se vieron a los ojos. Issei buscó un sitio en donde dejar su bicicleta y sentarse frente a las ventanas, disfrutar del paisaje. Rias, por su parte, no deseaba ver a nadie, quería estar sola pero al abrir la puerta corrediza del vagón del frente, vio que estaba desierto o eso creía. 

Maldito sea tu amor, tu inmenso reino y tu ansiado dolor.


Issei se recostó en su asiento, respiró profundo, nadie por su alrededor, todo estaba en calma. ¿Qué pensarían sus padres de que había desaparecido?. Ni importaba, todo lo que se hiciera, por su mano, era inútil, así que prefirió ignorarlos, dejarlo todo de lado y seguir con su camino. El tren empezó a moverse, dejando la estación, enfilando hacia un rumbo desconocido. Parpadeó, miró y cerró los ojos un rato.

Cuando los abrió, casi se le salían de sus cuencas al encontrarse con una chica pelirroja y que miraba hacia la ventana, perdida en sus pensamientos, dejándose llevar.

Que es lo que quieres de mi? que es lo que quieres saber?
No me veras arrodillado, no me veras arrodillado
Dicen que ya no soy yo! que estoy mas loco que ayer.

- No hace falta que me mires. No hay problema, no te haré daño.- Prometió el castaño a ella, quien se volteó, sorprendida.- Un momento, tú...a ti te vi en la Oficina del Director.

- Sí, es verdad...yo...bueno, veo que no soy la única en tener un pésimo día.- Sostuvo la joven.- Un placer, soy Rias Gremory.- Saludó, tendiendo su mano al castaño.

- Issei Hyoudou, un gusto.- Respondió el chico tras estrecharla.

- Lo mismo digo y, ¿qué haces aquí, Issei?.- Deseó saber ella.- Tal vez tengamos que compartir.- Sugirió y la lluvia comenzó a caer con mayor fuerza, haciendo que la visibilidad del tren se volviera borrosa junto a los vidrios empañados por el vapor y la humedad combinados.

¡Y matan a pobres corazones, matan a pobres corazones!

El joven se encogió de hombros, pudo notar que no iba a ser bueno lo que relataría, pero no quería mentirle a esa chica. 

- Digamos que todos los días tengo un problema en la escuela. No soy un buscapleitos, ni tampoco quiero terminar en la Oficina del Director, pero muchos de mis compañeros me ven como una basura, ya que mis hermanos son mejores que yo, pero solo son unos fanfarrones. Yo estudio duro, tengo buenas calificaciones pero siempre me verán como una basura. A veces...A veces pienso que debería desaparecer para siempre. ¿Tú no lo sientes, Rias?.- Le contó y aquello fue como un flechazo contra su corazón, la cual bajó la mirada.

- Si te dijera que la vida de niña rica iba a ser como las películas, entonces la gente es ignorante o muy estúpida como para creer eso: Es una patraña. Mi familia me tiene en el olvido, no saben que existo, en la escuela me tratan de "fácil" porque con los que estuve eran unos pervertidos que solo me querían por mi cuerpo y nada más. Luego, tras las rupturas que tuve, ellos inventaron historias falsas sobre mí y eso nunca desapareció.- Relató la pelirroja y al escucharlo, la mandíbula de Issei casi toca el piso.

No quiero salir a fumar, no quiero salir a la calle con vos
No quiero empezar a pensar quien puso la hierba en el viejo cajón.

- Si que has sufrido por esa gente, ¿y no tienes amigos?.- Preguntó el muchacho pero ella respondió con un "No" con la cabeza.

- ¿Y tú?.- Quiso saber ella.

- Los dos únicos amigos que tuve, se tuvieron que mudar a la otra punta del país por el trabajo de sus familias.- Relató.- Y ahí es cuando mi vida se tornó un Infierno.

- Estamos igual. Aunque yo nunca tuve amistades verdaderas, solo para usarme y tirarme repetidas veces. Cometí errores, no puedo negarlo, pero...- En ese momento, el llanto comenzaba a ganarle a la pelirroja.- Lo siento, yo...- Intentó disculparse, quitándose las lágrimas con un pañuelo de seda pero fue inútil. Se levantó y tomó asiento al lado del joven.- Yo intenté, todo el tiempo, en ganarme la confianza de los demás, pero nada. Hay veces en las que he pensado que el suicidio sería la única opción, pero no soy lo suficientemente valiente como para hacerlo.- 

Hubo un tenso silencio, menos mal que el vagón estaba vacío, pero Issei la podía notar y era el mismo dolor por el cual también sufría, aunque sus deseos eran los de desaparecer y no dejar rastro. Fue entonces que él sintió como la pelirroja bajaba la cabeza y cubría su rostro con las manos.

- ¿Nunca te has preguntado de que, tal vez, estamos en un tiempo equivocado?.- Preguntó y aquello caló hondo en la mente del chico, el cual cerró los ojos.- Tal vez sea el destino de muchos estar solos, de no tener amigos ni conocer al amor de tu vida.- Teorizó pero Issei apoyó su mano en los hombros de la chica, al principio con temor, ya que no podía precisar qué clase de problemas tendría a continuación, por lo que la chica lo miró y él sacó su mano a toda velocidad, temblando del miedo.

En esta puta ciudad todo se incendia y se va.

- ¿Issei?.- Preguntó Rias, secándose las lágrimas, viendo aquella escena en donde el muchacho no paraba de temblar como una hoja y temiendo una posible golpiza de parte de la chica.

- Perdóname, no quería hacer eso...yo...- Le ofreció disculpas, pero ella le tomó de las manos y lo abrazó con fuerza, ocultando la cabeza contra su pecho.

- No, no digas eso, no hiciste nada malo. Está bien que una persona consuele a otra, que le dé ánimos para seguir adelante.- Le defendió la chica y de ahí pudo notar cómo las lágrimas del joven castaño comenzaban a escurrirse y a bajar por sus mejillas, sin querer soltarse de la pelirroja.

- Eres la primer persona que me respalda y no me dice que soy una basura. Gracias...- Le agradeció el muchacho, secándose el rostro pero era inútil.- Es solo que...solo que...con lo que dijiste, que tal vez nos pusieron en el tiempo equivocado...y...y me...hubiera gustado desaparecer para siempre, alejarme de todos los me han lastimado y humillado, tratándome peor que a un perro.- Llevó su mano hasta el pecho y cerró los ojos.-

Rias lo miró y tomó con delicadeza sus manos, mirándolo.

- ¿Sabes?. Cuando te vi en la Oficina del Director, por un momento creí que mi castigo iba a ser peor, pero me di cuenta de que ambos compartimos lo mismo: Nos desprecian, nos tratan mal, ni siquiera yo puedo darme mi palabra de cuando me defendí y a ti, con lo que escuché sobre tus hermanos, espero nunca tener la oportunidad de conocerlos.- Le defendió la pelirroja y él contempló sus hermosos ojos verdes.

Matan a pobres corazones, matan a pobres corazones
¡Matan a pobres corazones!

El tren fue internándose en las zonas suburbanas, cruzando por bellos pueblos y localidades rodeadas por montañas que le daban un pintoresco toque, mientras que la lluvia no paraba. Se hallaban solos en ese vagón, nadie se atrevía con poner un pie y meterse para interrumpir su momento. Tal vez no estaba del todo mal ese día, sino de que podrían superarlo juntos. Issei alzó la mirada y contempló la belleza de la chica: Ese cabello rojo como el Fuego, la pasión. Esos ojos verdes como los árboles que florecen durante aquella estación. Su figura, su voz, ese tono que estaba destruido pero que ambos buscaban tener a alguien con el cual compartir su momento de tristeza, ser felices, pero ellos mismos estaban teniendo la respuesta frente a sus propias narices. 

- Issei.- Le llamó ella, tomando su rostro y pasando las manos.- Tú dijiste que deseabas desaparecer. Yo quiero formar parte de ese mismo camino que tomes.- Fue el deseo que pidió y él no iba a decir un "No" como respuesta.

https://youtu.be/7iToZLntLH8

Él respiró con profundidad y se dejó llevar por el cálido momento que los hipnotizaba para llevar a cabo su cometido. La tomó con delicadeza, ella se abrazó y no se soltó, en especial cuando atravesaron un túnel y con la llegada de la noche. Las luces se fueron prendiendo, la lluvia continuaba y de ahí, en el momento en que se iluminó el lugar, ambos se estaban besando. Issei la sostenía, tomándola por la cintura, uniéndose en una sola "persona" y así expiar sus cargas. Rias se mantenía unida a él, acariciaba su espalda, se aferraba a su nuca, mientras que las lágrimas de ambos se escurrían por las mejillas.

Pronto, envueltos en la Noche que cayó sobre ellos y todavía en el tren, la pareja recién formada se quedó dormida, abrazados y tomados de las manos, sin importar lo que las voces de los demás dijeran. Para cuando el tren arribó a su destino, era de Madrugada y ambos se quedaron allí, a la espera de un nuevo día. 

Con el paso del tiempo, los dos forjaron, no solo una unión de gran importancia, sino de que su amor se volvió de acero, juntos no iban a ser derrotados. A pesar de que la Familia Gremory no deseaba que su única hija y heredera de la misma contrajera matrimonio con una persona que no era de su clase, Rias se negó con abandonar al único chico que no la veía como un objeto, por lo que se defendió y lo mismo hizo Issei ante su familia. Ambas derrotas para esos grupos llevó a que la pareja fuera a vivir a una casa que había en el Interior de Japón, en un pueblo pintoresco y que era propiedad de los Gremory. Allí se instalaron Issei y Rias, los cuales contrajeron matrimonio y poco después ella quedó embarazada, teniendo una hija, la cual había heredado el cabello rojo de su madre y los ojos ámbar de su padre.

Issei se había convertido en un famoso escritor y Rias en abogada, juntos comenzaron a escribir las páginas de su vida. Con su esposa durmiendo a su lado, Issei recordó aquel día de dolor y que terminó por convertirse en un "Faro de la Esperanza" tanto para él como para la pelirroja. Pronto, el sueño le fue ganando y se durmió al lado de ella, abrazándose el uno con el otro y preparándose para un nuevo día.

Fin.

[Bueno, considero esto como mi primer fic dentro de este fandom de "High School DXD", quizás, para más adelante en el Futuro haga nuevas historias de Issei-Rias, pareja favorita mía. No consideren este fic de los que son de traición, maltratos y que el protagonista mata a todos, no me gustan esos (Le respeto al que le guste). 

Espero que les guste este One-Shot, nos estamos viendo, amigos y buen Domingo para todos ustedes

Saludos para los futuros seguidores.].




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