Tres regalos para Karma

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Veintidós de diciembre.
Cita.

Nagisa Shiota, un chico bajito, esbelto y de cabellos celestes, miraba fijamente su móvil. En el calendario del móvil el día veinticinco marcaba otra cosa a parte de Navidad: "Cumpleaños de Karma " se leía y eso le tomó por sorpresa.

Veintidós de diciembre y no tenía regalo para su amigo. ¡Para el chico que más quería!

Soltó un suspiro.

¿Qué podía comprarle? Una navaja o una caja de chocolates, ¿qué le gustaría más? ¡Y no sólo debía ser uno, sino dos! La navaja y la caja de chocolates, esos serían sus regalos.

Con una media sonrisa fue a sus contactos y le envió un mensaje al pelirrojo.

Nagisa: ¿Estás libre el veinticinco? (*ω)

Karma estaba acostado boca abajo en su cama, al sentir la vibración de su móvil lo sacó y miró la pantalla. "Mensaje de Nagisa", al leer esto se incorporó rápidamente y lo abrió.

Karma: Sí. ¿Por qué?

Respondió.

Nagisa: Me preguntaba... Sí querías salir conmigo a tomar algo.

En las mejillas de Karma apareció un ligero sonrojo.

Karma: Claro.

Nagisa: ¡Gracias! Buenas noches, Karma-kun.

Karma: Igual.

Los dos se recostaron y miraron fijamente el techo.

Nagisa estaba tremendamente feliz de saber que Karma había accedido a salir con él y Karma no dejaba de cuestionarse el porqué Nagisa quería verlo.

Veintitrés de diciembre.
Los mejores regalos según Koro-sensei.

El pequeño Nagisa miraba los aparadores. Había muchas cosas muy coloridas y bonitas. Examinó cada una de ellas, pero ninguna le convenció lo suficiente como para ser regalo de Karma.

—Karma... — murmuró mientras pasaba su mano por su cuello.

—Nagisa-kun — lo llamaron y giró.

—¿Koro-sensei? — preguntó el menor.

—Sí — respondió el profesor que como siempre llevaba una nariz falsa y una peluca —. ¿Regalos para Karma-kun?

El de cabellos celestes apartó la mirada y un ligero sonrojo se hizo presente en su rostro.

—Sí...

—¿Algo en mente? — insistió el profesor.

—Una navaja y chocolates — respondió con una media sonrisa, un poco avergonzado por esa elección tan simple.

Koro-sensei miró fijamente a su alumno mientras ponía su tentáculo en el hombro del menor.

—Nagisa-kun, ¿te gusta Karma-kun? — preguntó y Nagisa lo miró.

No había signo de burla, el profesor hacía la pregunta en serio.

—Tal vez — respondió el pequeño mientras jugaba con sus dedos.

—¡Bien! — saltó el profesor —. Espera. —Y a la velocidad del sonido el profesor se fue, el pequeño Nagisa se cruzó de brazos y esperó con paciencia. Cinco minutos después su profesor apareció con un libro en tentáculos y comiendo una barra de chocolate.

—Nagisa-kun, esto te servirá — dijo mientras le daba el libro. Nagisa lo tomó.

«No pesa tanto » pensó y leyó el título.

"Las mejores cosas para regalar a la persona que te gusta. "

Nagisa alzó la mirada.

—Profesor, gracias — dijo el pequeño mientras le sonreía. Koro-sensei acarició con su tentáculo la cabeza de Nagisa.

—No es nada, Nagisa-kun — respondió —. Te dejo, ahorra voy a Italia por un rico gelato — dijo —. Suerte. — Y con esto se fue a la velocidad del sonido a Italia.

Nagisa abrió el libro y comenzó a leerlo.

"Antes de comenzar a leer ir a la última página. "

Nagisa rápido buscó la página e inició la lectura.

"Lo mejor que puedes regalarle a la persona que quieres no son chocolates, mucho menos navajas, son tus sentimientos, algo que siempre darás con sinceridad. "

Nagisa sonrió y guardó el libro en su mochila.

Koro-sensei solía ser de mucha ayuda, por eso Nagisa solía ponerse triste en tan sólo pensar que lo matarían antes de marzo.

Veinticuatro de diciembre.
Las peticiones de Karma.

Intercambiaron miradas por unos segundo antes de hablar. Estaban que no se la creían.

—¿Karma-kun?

—¿Sí?

—¿Por qué no paras de mirarme? — susurró y el pelirrojo apartó la mirada.

—¿Qué haces por aquí? Ya es tarde y con el cabello suelto pareces señorita — comentó Karma.

—¿Eh? Bueno..., quería comprar unas cosas — susurró y ocultó una bolsa detrás de él.

—¿Oh? ¿Qué es? — preguntó con curiosidad extrema el pelirrojo.

Trató de mirar detrás de él, pero el más bajo lo esquivaba.

—Ah, Karma-kun..., son unas cuantas cosas personales — dijo el menor y se sonrojó notoriamente.

Karma ni se inmutó y siguió insistiendo.

—¿Karma-kun, quieres ir a tomar algo? — preguntó.

Karma lo miró fijamente.

—¿Sí?

Nagisa sonrió y lo llevó a una cafetería.

Karma sonrió.

—¿No crees que es muy... Romántico? — preguntó el pelirrojo mirando de reojo a Nagisa, el cual estaba muy rojo.

—¿En serio? — susurró —. ¿Eh? Pues entonces solo vamos a por algo de la máquina y tomamos el tren.

Karma se cruzó de brazos.

—No. Nos quedamos — dijo y entró.

Se sentaron y se miraron fijamente unos momentos.

—¿Sabes, Nagisa-kun? Mañana, como es navidad, quiero dos cosas como regalo de tu parte.

—¿Una navaja y chocolates? — inquirió Nagisa.

—No — rió —, bueno, tal vez.

—Ah.

—Bueno, Nagisa-kun, quiero dos cosas de ti, ¿las harías? — susurró.

—¡S-Sí!

Karma se levantó y caminó hacia Nagisa.

Shiota se sonrojó al ver que Akabane estaba cerca, muy cerca de su rostro. Y sus respiraciones se volvían una.

—Bueno, es que yo... — susurró y Nagisa al escuchar su propuesta se sonrojó y cedió.

Veinticinco de diciembre.

¡Feliz cumpleaños, Karma!

Nagisa por primera vez, en toda su vida, mintió a su madre diciendo que iba a la escuela pero no entró, se encontró con Karma en la estación de tren.

En su mochila estaban regalos y ropa.

—Buenos días, Karma-kun — saludó el pequeño Nagisa al ver a su amigo.

—Buenos días, Nagisa-kun — respondió Karma.

Los dos se miraron y el color subió a sus mejillas.

—Ahora vengo — informó Nagisa y salió disparado a los baños públicos.

Cerró la puerta con seguro y suspiró.

«Tranquilo, tranquilo » pensó.

Y tomó su mochila, la abrió y miró lo que contenía.

Suspiró y poco a poco comenzó a desvestirse.

Blusa de manga larga azul marino y una falda cinco dedos encima de la rodilla azul marino con cuadros negros. Soltó su cabello y pinto sus labios con un pintalabios rojo. El último toque fueron unas zapatillas negras con poco tacón y un pequeño moño azul como adorno.

Suspiró y salió de los baños. Chicos voltearon a verlo y chicas también, pero sus miradas de recelo y envidia.

Karma al verlo quedó impresionado.

«Qué lindo » pensó.

—¡Miren! ¡Miren! ¡Una loli ! — chilló y señaló a Nagisa.

—¡No soy una loli ! — replicó Nagisa.

—¿Shota ?

—No.

Karma notó algo raro a su alrededor; todos miraban a su Nagisa.

Tomó su mentón con delicadeza y se inclinó. Lo besó.

Shiota no hizo nada para detenerlo, en cambio lo correspondió y eso cumplía con la segunda petición de Akabane.

Las peticiones de Karma habían sido dos:

1· Vestirse de chica.

2· Fingir ser su novio por un día.

Al separarse Karma miró fijamente a Nagisa, este estaba rojo a más no poder.

—Karma-kun, feliz cumpleaños — susurró y lo besó dulcemente en los labios.

El pelirrojo sonrió y acarició la mejilla del pequeño.

Nagisa mostró dos bolsas de regalo, una más pequeña que la otra.

—¿Es hoy? — preguntó el pelirrojo con asombro.

—Claro.

—Oh. — Sonrió.

Nagisa le dio los regalos y este los tomó.

—Gracias, Nagisa-kun. — Un ligero sonrojo apareció en sus mejillas.

—El tren tardará en llegar, ¿qué te parece sí los abres? — sugirió el de cabellos celestes.

—Vale — respondió y echó otra mirada a su alrededor.

La estación ya estaba vacía.

Se sentaron en una de las bancas de espera. Karma abrió una de las bolsas, la más pequeña, en ella había una pequeña cajita roja y rectangular.

La abrió y quedó maravillado.

¡Era una navaja! Navaja roja con los bordes dorados. Miró el filo detenidamente y lo acarició.

—Es... ¡Genial! — exclamó y Nagisa se sonrojó.

Y Karma abrió la segunda bolsa.

Una caja roja en forma de corazón lo sorprendió.

La tomó y la abrió.

—Chocolates, qué rico — susurró el pelirrojo —. Muchas gracias, Nagisa-kun.

   Nagisa miró fijamente sus manos.

—No es nada, Karma-kun — respondió el menor y le sonrió con dulzura.

***

Sus planes para ese día se centraban en ir al parque de diversiones, donde esperarían hasta el final del día y verían en festival que organizaban.

   Karma y Nagisa iban tomados de las manos mientras elegían la atracción a la que se subirían primero. La montaña rusa fue una de las primeras a las cuales subieron, ya que Karma así lo deseaba. Adrenalina y emoción era lo que los chicos sentían.

   Estaban comiendo una hamburguesa en un pequeño establecimiento dentro del parque cuando una voz conocida los hizo saltar de sus asientos.

   —Oh, qué linda pareja forman — dijo Koro-sensei mientras se sentaba en el asiento vacío —. Los felicito.

   Los chicos se miraron.

   —Solo somos amigos, Koro-sensei — susurró Nagisa mientras baja la cabeza.

   Koro-sensei rió.

   —Karma-kun parece no pensar lo mismo — señaló el profesor y Karma rió.

   —Es que es mi señorita — respondió.

   —Lo felicito, buena elección la suya — continuó el extraño ser amarillo.

   Nagisa suspiró y miró al profesor con cara de pocos amigos.

   —¿Eh? Ah, bueno, los dejo — soltó Koro-sensei y se levantó —. Felicidades, Karma-kun.

   Y salió disparado de ahí.

***

Ya era hora. El festival comenzaría. Mientras Akabane y Shiota caminaban tomados de la mano se sintieron mal, pronto dejarían de aparentar ser pareja y sentir algo. Karma no quería perder ni un segundo, así que tomó el rostro del ojizarco y lo besó de distintas formas; con pasión, dulzura, enojo, lujuria y, al último, con tristeza. Al terminar se separaron y Nagisa se percató del sabor a tristeza que tenía ese último beso.

   «¡Es ahora o nunca! » se gritó a sí mismo cuando ya estaban frente al castillo donde se llevaba a cabo el espectáculo.

   —Karma-kun — murmuró Nagisa pero la música ahogó su llamado.

   Pronto carros decorados y personajes del parque de diversión comenzaron a desfilar, confetti y tiras de colores aparecieron de la nada. Karma sonreía levemente. Aquel había sido su mejor cumpleaños, aunque solo hubiera sido mentira.

   —¡Karma-kun! — chilló Nagisa mientras se paraba frente a él. El pelirrojo lo miró con curiosidad —. ¡Karma-kun, me gustas!

   El corazón de Karma dio un vuelco ante tal revelación y sonrió.

   —¡Tú a mi también! — respondió.

   Shiota ante tal respuesta se puso de puntitas y estiró su cuello, cerró los ojos y se ruborizó. Akabane se inclinó y besó a Shiota. Los fuegos artificiales hicieron su magia en el cielo cuando ellos finalizaron su beso.

   —Te amo, Karma — dijo Nagisa.

   —Pero qué cursi eres — se burló el pelirrojo y luego abrazó al menor—-. Y yo a ti.

Karma no pudo evitar pensar que el tercer regalo era el mejor que pudo haber recibido en toda su vida.

¡Hola! Sólo quiero pedir disculpas si este fanfic llegó a ser ofensivo o se malinterpreta por ciertas conductas como que Nagisa se vistiera de mujer. Realmente tardé mucho en entender que a él le disgustaba y no sería algo que haría por placer. Sin embargo, lo vuelvo a subir porque mucha gente disfrutaba de él.
Espero que les haya gustado.

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