Capítulo #10

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Después de haber regresado al departamento, tanto Star como Marco se fueron a sus respectivas habitaciones para tratar de desenredar una maraña en sus mentes con respecto a un tema: hacer la invitación para ir a la fiesta de la facultad de Arquitectura a su compañero de departamento. Para ambos, se trataba de algo que era sumamente complicado: en el caso de Marco era por su escasa experiencia en este tipo de asuntos y por lo ocurrido en Santa Fe; y en el caso de Star era por su amarga experiencia romántica pasada, ya que no deseaba pasar por cosas similares. Al caer la noche, ambos fueron al comedor a estudiar un poco para su último examen que tendrían antes de la fiesta, la cual sería el sábado siguiente en un salón de fiestas cercano a Ciudad Universitaria. Ambos chicos estaban algo tensos, ninguno se armaba de valor para invitar al otro aunque ganas no les faltaban. Sus sentimientos estaban fortaleciéndose poco a poco pero aún no se atrevían a reconocerlo. Marco rompió el silencio

Marco: Empieza a hacer frío ¿Quieres que te prepare algo?

Star: Pues... un té de manzanilla estaría bien.

Marco: De acuerdo, te lo traigo en un momento.

Cuando Marco se fue a la cocina a preparar las bebidas, la chica cerró su pesado libro de Medicina, se estiró un poco y comenzó a pensar sobre lo que le diría a Marco, ya que de verdad quería que él fuera con ella.

Star: (¿Por qué me siento así? No es que me caiga mal, todo lo contrario. Pero solo llevamos poco tiempo de tratarnos y pese a que nuestra convivencia ha sido muy sana... ¡Ay! ¿Por qué?)

Y en la cocina...

Marco: (Muy bien, ésta puede ser mi única oportunidad de preguntarle sin causarle algún tipo de incomodidad. Pero si fallo, toda nuestra relación se volverá demasiado rara; ojalá y ella si me diga que sí.)

Cuando Marco caminaba desde la cocina rumbo al comedor con tazas en ambas manos, alcanzaba a escuchar una melodía que provenía del teléfono de Star.

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Y mientras esa melodía sonaba, Marco se quedó observando a la chica que estaba recargada en la mesa con los codos y ella apoyando su barbilla con sus manos y apuntando con su rostro hacia el cuaderno de notas que tenía ahí. Star tenía los ojos cerrados y parecía que murmuraba algo; el castaño se sonrojó un poco después de ver por unos cuantos segundos a su compañera de departamento. En eso, salió de breve trance por el que pasó y sacó a la rubia del suyo cuando le dirigió la palabra.

Marco: Aquí está el té.

Star: Ah, muchas gracias.

Marco: Con una cucharada de azúcar ¿verdad?

Star: Así es.

Marco: ¿Segura que estas bien? Después de lo que hizo Cristian...

Star: Por cierto, ¿Cómo es que lo conoces?

Marco: Bueno...

Marco le empezó a contar la misma historia que Tom le había contado a Janna hace ya un tiempo. Star solo se quedaba viendo al rostro de Marco y ponía atención minuciosa a cada una de las palabras que el castaño le decía; después de eso ella le expresó que no debió haberlo hecho ya que el también pudo haber salido lastimado. Terminado el breve relato de cómo se conocieron Marco y Tom, el castaño le preguntó a Star que había sucedido antes de que él y su vecino llegaran. Ella solo pudo contar aquello que alcanzó a ver: que Cristian tenía sujetada a Janna y que los que venían con él la frenaron de intentar ayudar a Janna.

Star: Por cierto... te tienen miedo. ¿Es que les diste una golpiza aquella vez?

Marco: Pues más o menos.

Star: No seas tan modesto, Marco. Ayudaste a alguien en problemas y nuevamente nos salvaste a Janna y a mí de un lío. Parece que eres algo así como mi ángel guardián.

Marco: Creo que exageras. De todos modos, me alegra haber llegado a tiempo.

Star: ¿Y crees que se aparezca en la fiesta?

Marco: Más le vale que no. Además, ahí está... Roy...

Star: Es verdad; parece que no le caes muy bien que digamos.

Marco: Piensa que porque sé cómo defenderme de sujetos como ellos estoy actuando del mismo modo que ellos y él repudia ese tipo de violencia.

Star: Pero ni siquiera te conoce.

Marco: Y es precisamente por eso que su juicio está mal. ¿Qué sabe de mí? Nada, y aún así se atreve a hablar sin más ni más.

Star: Pues es una pena.

Marco: Bueno, ya se está haciendo tarde y el frío se está dejando sentir. Creo que es momento de irnos a dormir (creo que es el momento, ahora o nunca Díaz.)

Star: Si, tienes razón (Si no lo hago ahora no podré dormir a gusto. Debo hacerlo).

Y fue en ese instante que hubo una sincronía atípica entre aquellos 2 jóvenes universitarios, 2 chicos cuyos sentimientos estaban creciendo poco a poco con el paso de los días que convivían dentro de aquel pequeño pero acogedor departamento.

Star/Marco: ¿Vienes conmigo a la fiesta?

Ambos se miraron y hablaron al mismo tiempo para comunicar la invitación que uno quería hacerle al otro, sus miradas chocaron como si de un par de meteoritos en pleno espacio exterior se trataran. La sorpresa que ambos se llevaron al escuchar aquellas palabras provenir de su compañero de departamento fue tremenda, ya que no esperaban algo así.

Star/Marco: ¿Qué dijiste? ¡Ya basta!

Después de hilar aquellas palabras el silencio se puso de manifiesto en el comedor del departamento. La chica rubia tomó la taza vacía, se puso de pie y se dirigió a la cocina para dejarla en el fregadero para después encaminarse a su habitación; mientras que el chico castaño permaneció en silencio viendo como su compañera de departamento se iba del comedor. Pero cuando Star llegó a la puerta de la habitación comenzó a hablar con un tono lo suficientemente elevado de voz para que Marco la pudiera escuchar sin problemas.

Star: ¿De verdad quieres ir conmigo?

Marco escuchó aquella pregunta para inmediatamente después caminar con rumbo a aquella habitación que ahora ocupa la chica de la facultad de Medicina y responder a esa pregunta con mucha seguridad.

Marco: Por supuesto.

Star: Bueno... esta... está bien.

Marco: ¿En serio?

Star: Ya te dije que sí.

Después de que ambos dijeran esas palabras, surgió un extraño y hasta gracioso intercambio de miradas y palabras.

Marco: Genial

Star: Perfecto.

Marco: Fantástico.

Star: Muy bien. Bueno... será mejor que me vaya a dormir.

Marco: De acuerdo. Igual... yo también.

Star: Nos vemos mañana.

Marco: Claro. Descansa Star.

Star: Tu también Marco.

Al momento en que Star cerró la puerta de su habitación, Marco fue a levantar el recipiente que dejó en la mesa, pero no se había dado cuenta de que su rostro dibujaba una sonrisa de oreja a oreja como consecuencia de la respuesta afirmativa de la chica de ojos azules.

Marco: (¡SÍ! ¡DIJO QUE SÍ!)

Y en el interior de su habitación, la chica se recostó en la cama de modo que miraba hacia el techo del lugar para después tomar la almohada y abrazarla con una gran fuerza y luego cubrirse el rostro con ella, ya que estaba a punto de gritar de la emoción que estaba sintiendo en ese momento. De su corazón surgía una alegría tremenda y no podía contenerla sin hacer algún tipo de escándalo.

Star: (¡QUE FELIZ ME SIENTO!)

A la mañana siguiente Star se levantó temprano para preparar el desayuno para ella y el chico que la había invitado a la fiesta de la facultad de Arquitectura. Aún se sentía muy contenta por lo que había sucedido en la noche que incluso estaba cantando una canción sin pena.

https://www.youtube.com/watch?v=ZJL4UGSbeFg

Minutos después, en el comedor había un par de platos con 3 hot cakes de tamaño considerable, un par de vasos con licuado de chocolate, un pequeño plato con un pedazo de mantequilla y una botella con jarabe sabor maple. Para ese momento, Marco ya se había despertado y, al salir de la habitación, percibió el sabroso olorcillo que desprendía el rico desayuno que esperaba por él y por la chica rubia.

Marco: (Mmmmm... que bien huele) ¿Star?

Star: ¡Buenos días Marco! ¿Quieres un café?

Marco: Sí, por favor.

Marco fue hacia la cocina y ahí vio a Star que estaba preparando un par de tazas de café. La vio con una sonrisa bastante alegre, cosa que despertó la curiosidad del castaño.

Marco: ¿Sucede algo? Te veo de muy buen humor.

Star: Oh, nada especial. Solo me dieron ganas de hacer algo para desayunar. ¿Con azúcar?

Marco: Con una cucharada, por favor.

El ambiente en el departamento de Marco y Star era inmejorable; en cambio en el departamento de Tom y Janna había un debate acalorado a tan temprana hora.

Tom: Te digo que es imposible.

Janna: ¿Tú que sabes? ¿Alguna vez has estado ahí?

Tom: Por supuesto.

Janna: Pues se nota que no sabes de qué estás hablando.

Tom: Prueba que estoy en un error.

Janna: No me retes, Tom. Haré que te atragantes con tus palabras.

Tom: (No sabe de lo que habla)

Tom dibujaba una leve sonrisa, sabía que esta vez tenía toda la razón al respecto y solo esperaba que Janna cometiera un error para decirle la más trillada frase que se podría decir en momentos como esos. Lo que no sabía era que la chica conocía la forma de salir adelante y resolver aquel lío. Y después de unos 10 minutos de intentarlo...

Janna: ¡Ja! ¡Te lo dije!

Tom: ¡No! ¿Cómo lo hiciste?

Janna: Eso es supersecreto, Lucitor. Ahora paga.

Tom: No puedo creer que hayas resuelto el problema del piano de Silent Hill. Yo me tardé más de una hora en resolverlo.

Janna: No seas llorón y paga.

Tom: Demonios. Toma. Vamos a desayunar algo, ya se esta haciendo tarde.

Janna: Por cierto, ¿Quién crees que haya hecho la invitación?

Tom: Seguramente fue Star; a Marco le faltan agallas para hacer algo como esto. Normalmente lo tengo que aconsejar.

Janna: Seguro usas tus dotes de galán conquistador de mujeres para guiarlo al desastre.

Tom: Pues aunque no lo creas le funcionó una vez.

Janna: En fin. Hay que ir a conseguir los boletos a la facultad antes de que se terminen; no quiero quedarme el sábado toda aburrida.

Tom: Ya está arreglado Janna. Mi contacto en la facultad de Arquitectura me debía un favor y él me consiguió los boletos.

Janna: ¿Los 4?

Tom: No, solo el tuyo y el mío. Marco tendrá que hacer su lucha para conseguir los propios.

Janna: ¿No pudiste pedirlos? Vaya amigo que resultaste ser.

Tom: Lo siento, pero esta vez no lo tuve previsto.

Janna: Mmmmm. Bueno, a ver qué ocurre.

Varios minutos después los universitarios se encontraron en las escaleras del edificio y bajaron juntos para luego subir en el auto de Tom y dirigirse a Ciudad Universitaria y tomar las últimas clases antes de la última ronda de exámenes. Durante el camino Janna interrogó a Star y Marco sobre lo de la fiesta, siendo la rubia quien dijo que ambos irían juntos; Marco hizo la misma pregunta a Tom y el respondió de una forma un poco más natural a diferencia de él y Star, quienes se notaban un poco nerviosos y hasta apenados. Estando en sus clases, Tom por fin entregó aquel trabajo pendiente que le pidieron, Marco recibió sus últimos resultados y quedó como uno de los mejores de la clase, Star se mostraba muy animada por lo que había ocurrido anoche y su alegría todavía aumentó más al saber que no tenía materias pendientes y Janna sorprendió a propios y extraños al librar su última materia con calificación perfecta. Todo se estaba dando de buena manera para que los 4 jóvenes pudieran in a disfrutar de aquella fiesta tan ansiada por muchos. Al terminar el día de clases Tom tuvo que ir a buscar al profesor para recibir el resultado de su trabajo, mientras que Marco le dijo que iría a buscar los boletos a la facultad de Arquitectura y que después se encontrarían para buscar a las chicas. Durante el camino vio que había un grupo de alumnos frente al edificio de Rectoría que estaban exigiendo entrar de forma muy violenta, cosa que ignoró ya que le urgía el asunto de los boletos. Y estando ahí, pudo ver que había mucha gente, sobre todo alumnos de nivel preparatoria.

Marco: Ay, no. Espero no se hayan acabado.

Cuando el castaño se acercó, vio a alguien conocido entre la pequeña multitud que se había formado en la entrada de la facultad; se trataba de una chica menor que él.

Marco: (¿Será ella?)

???: ¡No empujen!

Marco: ¿Melissa?

Melissa: (¿Qué?) Espera, te conozco. Tú y tus amigos van seguido al café de mis padres.

Marco: Así es. Creo que no me he presentado formalmente: Marco Díaz.

Melissa: Melissa García. ¿Vienes por boletos?

Marco: Así es. Y supongo que vienes a lo mismo.

Melissa: Pues así es, pero como puedes ver...

Marco: ¿Hace cuanto que está esto así?

Melissa: Pues yo llegué hace unos 20 minutos y nada. Solo espero alcanzar un par de boletos.

Marco: ¿Irás con tu novio?

Melissa: ¿Qué dices? Iré con mi mejor amiga de la escuela. Pero seguro tú irás con alguien... ¿la chica rubia?

Marco: ...

Melissa: Tu silencio te delata. ¿Ella te gusta?

Marco: ¿Qué dices? Star y yo...

Melissa: A otro perro con ese hueso. ¿Te le vas a declarar en plena fiesta? No creo que sea una buena idea.

Marco: Y tampoco pienso que sea una buena idea que una chica menor de edad vaya a una fiesta de este tipo. ¿Qué dirán tus padres?

Melissa: No tienen por qué decirme algo, además no pienso hacer algo malo.

Marco: Imagino que lo saben.

Melissa: ...

Marco: Creo que no soy el único en delatarse por culpa del silencio.

Melissa: Por favor, no les digas. Raras veces tengo oportunidad de salir a divertirme de esta forma, ya que siempre estamos trabajando para que el café siga siendo igual de bueno que siempre.

Marco: ¿Trabajan todos los días?

Melissa: Así es. Pero también quiero estar con personas de mi edad y no todo el tiempo trabajando.

Marco: Entiendo a que te refieres. Y respondiendo a tu pregunta: No, no pienso declararme a nadie, solo iremos como amigos y no más.

Melissa: Como digas. Vaya, por fin. ¡Yo quiero 2 boletos!

Marco: ¡Yo también quiero 2!

Después de pasar por algunos empujones, escuchar gritos que casi los dejan sordos y varios apretones por culpa de la gente que ahí estaba, tanto Marco como Melissa consiguieron los boletos y justo a tiempo, ya que no quedaban muchos. Ambos se dirigieron a la ruta por la que pasaba el transporte de Ciudad Universitaria, ya que la chica iba de vuelta al café de sus padres para trabajar. Marco la acompañó hasta que ella abordó el autobús y ahí se despidieron; después de eso el chico caminó rápido con dirección a la facultad de Psicología pasando de nuevo por la torre de Rectoría. Ahí pudo ver que lo que protestaban se habían ido pero dejaron un par de graffitis con frases ofensivas.

Marco: (Están locos. Ojala y esto no empeore)

Cuando llegó, vio a Tom esperando recargado en su auto con un rostro un tanto desesperado. Al parecer, había esperado bastante tiempo por su amigo.

Tom: ¿Pues hasta donde fuiste por los boletos?

Marco: Después te cuento. Hay que darnos prisa, seguro nos están esperando.

Tom: Pues sube hermano.

Cuando llegaron a la facultad de Medicina, ambas chicas estaban de pie frente a la puerta charlando tranquilamente y no mostraron señales de molestia por la tardía llegada de los de Psicología. Al subir al auto todos comenzaron a contar todo lo relacionado a sus calificaciones, y cuando Tom contó que su trabajo le había permitido pasar la materia que le faltaba todos quedaron sorprendidos, sobre todo Janna; Marco y Star lo felicitaron y Tom solo se limitó a dar las gracias. Al llegar a los departamentos...

Janna: Ustedes adelántense, necesito hablar con Star un momento.

Marco: ¿Está todo bien?

Janna: No se preocupen, son solo cosas de mujeres.

Tom: Eso quiero escucharlo.

Janna: Dije "de mujeres".

Star: Por favor.

Tom: Como quieran. Vamos hermano.

Marco: Nos vemos al rato.

Cuando los chicos se fueron...

Janna: ¿Y qué piensas usar para la fiesta?

Star: Pues... quizá mi pantalón blanco...

Janna: ¿Qué? ¿Otra vez ese pantalón? ¿Y con eso piensas robarle el corazón a Marco?

Star: ¿Qué te sucede? No lo hago por algo así, es mi pantalón favorito y...

Janna: Demasiado conocido. Necesitas algo diferente, mujer. Algo que haga que Marco caiga rendido a tus pies.

Star: Pero...

Janna: Sin peros, amiga. Y si Marco no cae, seguro que otro...

Star: Ya entendí. ¿Y qué hay de ti? No me digas que vas a ir con la misma ropa de siempre.

Janna: Pues no. Y para resolver este lío, mañana nos vamos a Plaza Carso a comprar algo de ropa.

Star: De acuerdo.

Janna: ¡Perfecto! Entonces, mañana vamos saliendo de la facultad. Y nada de contarle a Marco de esto, debe ser una sorpresa.

Star: ...

Janna: ¿Star?

Star: ... Está bien, tú ganas.

Y del lado de los chicos...

Tom: ¿Qué te pondrás para la fiesta?

Marco: Pues... no tengo la más mínima idea.

Tom: Tengo una idea. Mañana saliendo de la escuela revisamos mi guardarropa y vemos si hay algo que te quede bien.

Marco: ¿Qué dices? Pero...

Tom: Hay cosas que seguro te quedarán mucho mejor que a mí. Y así pondrás como loco el corazón de tu preciosa rubia.

Marco: ¡Tom!

Tom: Niégame que te gusta Star; vamos, te reto a decírmelo.

Marco: Lo niego. ¿Satisfecho?

Tom: (Ni tú mismo te crees esas palabras) Bien. Además, son cosas que jamás he usado.

Marco: Si con eso me dejas en paz, acepto.

Tom: Jejeje.

Todo estaba marchando sobre ruedas, todo apuntaba a que la fiesta sería grandiosa. Pero...

???: Ya verás. Esto no se va a quedar de esta manera, Marco.

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