Capítulo #4

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Después de una noche plagada de complicaciones y con pocas horas de sueño, la alarma del teléfono de Marco comenzó a sonar con un ruido similar al de una sirena de alerta biológica la cual consiguió despertar al castaño sin muchos problemas.

Marco: Mmmmm... creo que me hace falta dormir un poco más...

Después de levantarse de aquella cama improvisada, fue a ver si su huésped ya había despertado también. Al tocar la puerta de la habitación no recibió respuesta por lo que asumió que la chica aún estaba dormida; pero, debido a que necesitaba una playera para vestir, no tuvo otra alternativa que entrar a la habitación. Y al entrar se llevó una sorpresa un tanto extraña: la rubia no estaba ahí.

Marco: (Star...)

Era tiempo de desayunar y, creyendo que tendría mejor fortuna con Janna y Tom, fue a llamar al departamento vecino para invitarlos y después ir a buscar a Star. Tuvieron que pasar unos tres minutos para que alguien se dignara a abrir la puerta a Marco.

???: ¿Qué hay? ¿Quién es? ¿Qué quieres?

Marco: Reacciona, Tom. Vamos a desayunar.

Tom: (Comida. ¡Genial!) Está bien. Voy contigo.

Marco: ¿Y Janna?

Tom: Debe seguir dormida, iré a despertarla.

Y el resultado no fue diferente a lo ocurrido con Star, ya que la pelinegra tampoco estaba ahí.

Tom: Vaya... creo que solo...

Marco: Dudo mucho se sea solo eso...

Tom: Empezaba a caerme muy bien.

Marco: Tal vez... ellas 2...

Tom: ¿Alguna idea?

Marco: Su departamento.

Tom: Entonces vayamos para allá.

Mientras tanto, las chicas iban llegando al edificio donde vivían con cierto grado de incertidumbre por cómo estaría todo después del incendio y con un sentimiento de culpa por salir sin avisar ni dar las gracias a los chicos por su ayuda.

Star: ¿Qué pensarán de nosotras?

Janna: Podemos preocuparnos por eso más tarde, Star. Ahora quiero ir y darme un baño caliente y cambiarme de ropa.

Star: Aun así, Marco y Tom...

Janna: Ya que todo esto se haya arreglado les llamamos, ofrecemos una disculpa y los invitamos a comer para darles las gracias.

Star: Solo espero que no se enojen con nosotras por irnos sin decirles adiós.

Y al llegar a las cercanías del siniestro...

Janna: Bueno... ¿Y ahora qué?

... vieron que aun había un par de patrullas y una camioneta de Protección civil custodiando la entrada del edificio, cosa que alarmó a las chicas y a Janna la molestó todavía más que antes. Se acercaron para pedir información a uno de los policías.

Star: Buenos días.

Oficial: ¿Qué se les ofrece?

Janna: Entrar a nuestro departamento.

Oficial: Temo que aun no es posible, señorita. Los de Protección civil aún continúan con las inspecciones.

Star: ¿Y sabe cuánto tiempo más tardaran?

Oficial: No lo sé.

Janna ya no podía soportar la situación por lo que decidió soltar toda su molestia contra el oficial de policía a través de un reclamo bastante fuerte.

Janna: ¡Maldición! ¡Necesitamos nuestras cosas y están ahí dentro! ¡Déjenos pasar!

Oficial: Comprendo su molestia, pero...

Janna: ¿"Pero"? ¿Qué no me escuchó? ¡Quiero entrar a mi departamento!

Star: Janna, por favor.

Janna: ¡No, Star! Quiero ir a mi habitación y ver que todo está en orden.

Star: Pero ya escuchaste al oficial.

Janna: Maldita sea...

Oficial: Es mejor que se vayan.

Star: Vámonos, Janna.

Janna: ...

Producto del momento, Janna tenía los ojos con algunas lágrimas que reflejaban el coraje y frustración que sentía; Star trató de mantener tranquila a su amiga mientras se alejaban poco a poco del lugar. En eso, uno de los oficiales de Protección civil, con un altavoz en la mano, hizo un anuncio que llamó la atención y generó un poco de alivio: se permitiría el paso a los residentes para sacar sus cosas del lugar ya que no se podría ocupar por un tiempo indefinido. Al escuchar eso, las chicas sonrieron un poco.

Janna: Al fin una buena noticia.

Star: Pues vayamos rápido por lo más posible.

Mientras el anuncio continuaba con más información: solo se daría acceso a grupos de no más de 5 personas ya que aún no estaban totalmente seguros sobre si la estructura soportaría. Muchas personas se empezaron a acercar para organizarse y pasar por todo lo que pudieran sacar. Fue en ese momento donde Marco y Tom llegaron.

Tom: Mira, ahí están.

Marco: Pero hay muchas personas ¿Qué estará pasando?

Tom: Vamos a preguntarles. ¡Oigan ustedes dos!

Los gritos de Tom llamaron la atención de las chicas, quienes se sorprendieron al ver a aquellos que les brindaron un lugar para pasar la noche anterior. Tanto Star como Janna empezaron a sentir algo de pena por irse sin avisar.

Marco: Hola.

Star: Marco... yo... nosotras...

Janna: Escuchen...

Tom: ¿Qué está pasando aquí?

Star: Bueno... no podemos... regresar todavía... a nuestro departamento...

Janna: Pero nos dejaran pasar por nuestras cosas. Y llegaron justo a tiempo.

Marco: ¿Y no habrá problema si entramos todos?

Star: Ya nos dieron permiso. ¿Nos ayudan?

Marco: Esta bien. Y después nos vamos a desayunar.

Conforme pasaba el tiempo, los grupos de personas iban y venían con sus cosas siendo vigilados por un oficial de la policía. Llegado el turno de los 4 universitarios, siguieron las indicaciones del personal de Protección civil sobre donde caminar y que no hacer. Y gracias a la ayuda de los chicos, la rubia y la pelinegra consiguieron sacar toda su ropa, varios libros que necesitaban para las clases y otras tantas cosas. Durante la recolección, ambas ofrecieron disculpas a Marco y Tom por haberse ido de los departamentos sin decirles palabra alguna; ellos aceptaron sin problemas. Después de un largo rato, regresaron al departamento de Marco.

Marco: Ufff... vaya si tenían unas cuantas cosas.

Star: ¿Qué te puedo decir? Solo lo necesario.

Tom: ¿Qué es esto Janna?

Janna: Más te vale que no metas tus manos ahí. Si le haces daño a mi colección de calaveras, te arranco la cabeza.

Marco: ¿Y qué les dijeron los de Protección Civil?

Star: No hay fecha para que podamos regresar a ocupar el edificio.

Janna: Incluso dijeron que podríamos quedarnos sin él.

Marco: Por cierto, ¿ya avisaron a sus padres?

Star: Aún no. Primero quería tener un sitio donde pudiera quedarme para así no alarmarlos.

Marco: Bueno, si gustan...

Todos de inmediato entendieron lo que el castaño quería decirle a las chicas, así que las respuestas no tardaron en llegar.

Janna: Yo estoy de acuerdo.

Tom: Por mí no hay problema

Star: Si no es mucha la molestia.

Marco: Pues está decidido entonces.

Janna: Por cierto, tengo una petición para ti Tom.

Tom: Dime y veré si la puedo cumplir.

Janna: Saca todas esas cajas de pizza que aun quedaron en la habitación.

Marco: No es posible. ¿Aún siguen esas cajas ahí dentro?

Marco se llevó una mano a la frente para expresar la incredulidad que sentía en ese momento ante lo que estaba escuchando, Star se sorprendió de lo mismo al tiempo que algo empezó a sonar y que le causó algo de vergüenza: era su estomago.

Star: Ups... jejeje. Vamos a comer algo.

Janna: Es cierto, aun no desayunamos.

Tom: Pues nosotros tampoco.

Marco: Bien, veré que puedo preparar para comer.

Star: Déjame hacerlo esta vez.

Janna: A mí me gustarían unos tacos.

Tom: A mí también.

Marco: Esto no es taquería o restaurante.

Unos 15 minutos después, Star y Marco llevaron a la mesa del comedor unos burritos que desprendían un olor delicioso que causo que Tom empezara a babear; su expresión causó algo de repulsión a las chicas. Y mientras degustaban la deliciosa comida con un poco de café o un vaso de jugo, Marco empezó a hablar de un tema importante.

Marco: Entonces, si vas a quedarte aquí hay que arreglar la otra habitación.

Star: Cierto, me habías dicho que hay otra habitación en el lugar.

Janna: Recuerdo que esa señora dijo que no se admiten más de 2 personas por departamento. Eso quiere decir que...

Marco: Eso precisamente: cada departamento tiene 2 habitaciones.

Star: Pero si recuerdo bien, dijiste que hay muchas cajas ahí dentro.

Marco: Bueno, no exactamente. Mejor terminemos de comer y les muestro.

5 minutos después de terminar con el desayuno y de lavar los trastes, todos fueron a la habitación que había mencionado el castaño, la cual podría estar destinada para otro inquilino. Janna pensaba 2 cosas: que era un auténtico desperdicio de dinero porque no ocuparan la otra habitación y sobre qué cosas habría en la segunda habitación en el departamento de Tom. Cuando Marco abrió la puerta, todos se asomaron para ver que había ahí dentro: varias cajas de cartón bien ordenadas pero que solo ocupaban la mitad del lugar.

Janna: (Me lo imagine)

Star; ¿Qué hay dentro de las cajas?

Marco: Pues en las cajas traía mis cosas cuando me mudé a la ciudad. Y como nadie ocupaba la habitación, se convirtió en una especie de almacén; además, no había interesados en compartir el departamento.

Janna: ¿Y tú, Tom?

Tom: Cuando llegué aquí no hablaba con Marco; además, prefiero tener todo el espacio para mí solo.

Janna: ¿Y por qué dejaste que me quedara contigo?

Tom: No podía negarle mi ayuda a una damisela en desgracia.

La mirada de Tom lanzaba uno que otro destello, tratando de impresionar a la pelinegra con su galanura. Pero todo le salió bastante mal.

Janna: Vete a conquistar a otra con tus cursilerías, Lucitor.

Star: Bien, ahora hay que acomodar el lugar para que yo la pueda ocupar.

Marco: Mientras esté todo así, seguirás ocupando la otra habitación.

Star: Pero Marco...

Marco: Descuida, no hay problema. Además, no puedo permitir que estés incomoda o corras algún riesgo mientras estés aquí.

La rubia quedo impresionada ante las palabras del castaño; en eso, ambos se miraron directo a los ojos y compartieron una sonrisa que no pasó desapercibida ante sus amigos. Tom interrumpió la enternecedora escena de forma abrupta.

Tom: Oigan... ¿Y si empezamos por mi depa?

Janna: Por fin dijiste algo inteligente.

Marco: Supongo que es buena idea.

Star: ¿Acaso esta tan mal?

Janna: ¿"Mal"? Eso es muy poco, mi querida Star.

Unos minutos después fueron al departamento de Tom. Al verlo, tanto Marco como Star mostraron expresiones que indicaban repulsión y asco ante el aspecto y mal olor del lugar.

Star: Ugh... ¿Cómo puedes vivir en un lugar como este?

Marco: Yo le hice la misma pregunta alguna vez; es mejor quedarse sin saber la respuesta.

Janna: Bien. Vayamos a la otra habitación.

Star: De acuerdo. Además, este sitio necesita el toque femenino con urgencia.

Tom: Oye, oye.

Los cuatro empezaron a limpiar el sitio, sacaban bolsas grandes llenas de basura, sacudían los muebles que ahí había, ponían en orden los libros y lavaban los trastes sucios de la cocina. Después de despejar un poco el lugar, los chicos fueron a la segunda habitación. Marco se sorprendió al ver que su amigo tenía muchas más cajas apiladas que él y algunas aún estaban sin abrir.

Marco: ¿Por qué tienes tantas cosas aquí?

Tom: Jamás necesité sacar todo lo que traje... o lo que mi madre me envió desde casa.

La expresión de Tom mostró un poco de nostalgia, ya que menciono a un miembro de su familia, cosa que no suele hacer. Marco quedo algo extrañado ante las palabras y expresión de su amigo ya que jamás habla de lo que dejo en su país natal.

Marco: ¿Estás bien, Tom?

Tom: Descuida. Mejor terminemos con todo esto.

Poco a poco, lograron despejar la habitación. Después de eso, las chicas entraron y comenzaron a limpiarla para dejarla habitable. Al cabo de unas tres horas, el lugar, que parecía haber sido azotado por un huracán, quedó impecable. Las cajas que estaban vacías fueron dobladas y amarradas para ser llevadas a un centro de reciclaje mientras que aquellas que aún tenían cosas fueron llevadas a la habitación de Tom, la cual también quedó bastante limpia. Poco después, los cuatro regresaron al departamento de Marco para descansar.

Tom: Les agradezco mucho su ayuda.

Marco: Ahora más te vale mantenerlo así de limpio. No pienso ir a hacer limpieza de nuevo.

Star: Lo mismo digo.

Janna: Descuiden, yo me aseguraré de que así sea.

Star: Te recuerdo Janna que tú también tenías un caos en tu habitación.

Janna: Ups.

Marco: Bueno, ahora falta la otra habitación.

Star: ¿Podemos hacerlo más tarde? Quiero descansar un poco.

Tom: Apoyo la moción.

Janna: Creo que podría quedarme dormida el resto del día.

Los 4 se notaban muy cansados por lo hecho en el departamento de Tom. Marco decidió ir al refrigerador para sacar una jarra con agua y llevarla a la mesa junto con unos vasos. Todos tomaron un poco de agua para recuperarse.

Star: Ufff... gracias Marco.

Marco: No es mucho.

Star: No lo digo por eso. Me refiero a todo lo que has hecho por nosotras. Y también le agradezco a Tom por lo mismo.

Marco: No tienes que agradecerlo, que para eso somos amigos.

Luego del merecido descanso, todos se pusieron de acuerdo para lo que seguía a continuación: la hora de la comida. Star sabía cocinar y se ofreció a preparar algo para todos; Janna se ofreció para ir a comprar lo necesario y pidió ayuda a Marco. Tom recibió una llamada y la estaba atendiendo fuera del departamento, por lo que estaba descartado. Después de ponerse de acuerdo, la pelinegra y el castaño fueron a un mercado cercano a comprar los ingredientes para la comida y otras cosas necesarias.

Janna: ¿Qué mas hace falta, Díaz?

Marco: Pues... creo que ya tenemos todo.

Janna: Entonces salgamos de aquí. Ah, toma.

Janna le entregó a Marco algo de dinero para pagar su parte de la cuenta. Al principio, Marco estaba renuente a aceptar el dinero pero la pelinegra lo convenció bajo el argumento de que iban a cooperar en todos aspectos mientras estén viviendo en los departamentos con ellos. Al salir del sitio...

Janna: Y dime Marco... ¿Tienes novia?

La pregunta fue algo sorpresiva para el chico ya que no se imaginaba que un tema de ese tipo surgiera de forma repentina. Marco se tranquilizó un poco y fue sincero con Janna.

Marco: No, no tengo. ¿Qué hay de ti?

Janna: Esas cosas no me interesan. El ser humano tiende a volverse estúpido cuando se enamora.

Marco: ¿Y alguna vez te ha pasado?

Janna: ...

Marco: Está bien. Si no quieres hablar de ello...

Antes de que Marco finalizara esa frase, Janna respondió con la voz dando señales de molestia. Al parecer se trataba de un tema que no le gustaba comentar.

Janna: Fue hace tres años. El tipo se llamaba Fidel... y me engañó el muy miserable...

Marco: Disculpa, no quise...

Janna: ... con 2 chicas al mismo tiempo. Y para colmo de males, una de ellas era mi peor enemiga.

Marco: (Imagino que fue una experiencia terrible)

La mirada de Janna decía mucho más que sus palabras: mostraba mucho dolor y hasta una lágrima.

Marco: (Mejor cambio de tema) Oye... ¿Y por qué elegiste la medicina?

Janna: Mi padre quería que me hiciera cargo de la empresa de la familia en el futuro, así que me ordenó estudiar administración de empresas; pero a mí no me gustaba la idea. Además, por culpa de una doctora... mi abuelita perdió la vida. Seguro piensas que debería odiar a los médicos por aquello que sucedió, pero me propuse ser mucho mejor que esa tipa que dejó morir a mi abuelita y salvar tantas vidas como me sea posible.

Marco: Igual que Star.

Janna: Si, así es.

Marco: Entonces... lo de ser médico forense...

Janna: Igual me llama mucho la atención. Aún no tomo la decisión y lo bueno es que aún me falta algo de tiempo para hacerlo.

Marco: Entiendo.

Janna: Más te vale mantener esto en secreto, no me gusta hablar de estas cosas.

Marco: ¿Star lo sabe?

Janna: Solo ella, tu y yo. Hay que darnos prisa, ya tengo hambre.

Al llegar al departamento, Marco llevó los ingredientes que Star necesitaba para preparar la comida; ella al ver que llegó el encargo puso manos a la obra ante la mirada del castaño. La rubia era hábil en la cocina, se movía con soltura y preparaba todo con calma. Pocos minutos después, la comida estaba lista y todos se sentaron a comer el delicioso platillo.

Marco: Estuvo delicioso.

Tom: Estoy de acuerdo. ¿Quién te enseñó a cocinar?

Star: Mi mamá y mi abuelita que en paz descanse.

Marco: Oh, lo siento.

Star: Descuida.

Janna: Sigo pensando que serias mucho mejor chef que doctora.

Star: Janna, ya hablamos de eso.

Janna: Está bien, me callo.

Marco: Bueno, aún falta la segunda habitación de aquí.

Tom: Cierto. Hay que movernos y dejarla lista para que se pueda ocupar.

Janna: Creo que será hasta más al rato, estoy a punto de reventar. ¿Ya ves lo que provocas, Star?

Star: Lo sé.

Después de un breve descanso que permitió a los chicos reposar y digerir la comida, todos se pusieron a trabajar en la habitación que aún faltaba, la cual fue mucho más rápida de despejar ya que Marco la tenía, hasta cierto punto, ordenada. Después de eso, la noche ya había hecho su acto de aparición y fue momento de que el foráneo y la pelinegra fueran a terminar de ordenar las cosas de ella para que pudiera hospedarse en la que sería su "casa" hasta nuevo aviso. Y cuando se quedaron solos la rubia y el castaño...

Star: Bueno, creo que iré a poner en orden mis cosas en la otra habitación.

Marco: No. Tú seguirás usando mi cama; yo iré por unas cobijas e improvisaré un futón.

Star: Pero Marco, no puedo dejar que hagas todo esto por mí.

Marco: No tengo problema con eso, Star. Lo que sí necesito tomar es mi ropa para dormir y mi toalla para darme un baño.

Star: Yo también quiero bañarme.

Marco: Entonces las damas primero.

Al momento en que Star escuchó eso, le tomo la palabra a Marco y se fue a bañar; mientras el castaño aprovechó para sacar algunas cosas de su habitación y llevarlas a la recién despejada segunda habitación, aunque mientras lo hacía escuchaba a la chica cantar una canción que le llamo un poco la atención a pesar de que no se entendía muy bien por culpa del agua que caía de la regadera. A continuación de Star, Marco entró a bañarse y por su mente pasó algo.

Marco: (Ahora vivo con una chica...)

Ese pensamiento permaneció en su cabeza un largo rato durante y después del baño y hasta que se acostó para poder dormir. Era algo que no se le había ocurrido que sucedería sino hasta mucho tiempo después. Y con respecto a Star...

Star: (No puedo creer lo que está pasando. Debo calmarme, debo calmarme; mañana es día de escuela,necesito dormir)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro