Capítulo #45

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El parque Las Islas, un lugar donde alumnos de la UNAM pueden reunirse a descansar, conversar, divertirse, estar con amigos o hacer ejercicio. El sitio es lo bastante grande como para que el público en general lo pueda visitar y disfrutarlo, hay algunos puestos de comida y dulces, se han organizado diferentes tipos de eventos de diferentes tipos y hasta personas llevan de paseo a sus mascotas. Se podría decir que es un pequeño paraíso entre tantos edificios que componen el gigantesco campus universitario ubicado al sur de la Ciudad de México. Pero, en este día en particular, se convertiría en algo para lo que no estaba dedicado tal espacio de esparcimiento.

Al lado oeste del lugar se encuentra la Biblioteca central de la institución con una enorme explanada que daba a otras áreas verdes y caminos de acceso a otras instalaciones de la universidad, incluida la Torre de Rectoría, la cual estaba bajo el control de un grupo de porros. Y precisamente de este lado del parque se encontraba un grupo numeroso de personas vestidas con prendas de color negro y con los rostros cubiertos por pasamontañas y paliacates; varios de ellos estaban armados con palos y tubos, se mostraban dispuestos a hacer lo que fuera para que se cumpliera su principal exigencia de que se investigara la muerte de aquellos estudiantes asesinados en el interior de Ciudad Universitaria aunque muchos de ellos lo hacían con tal de hacer desmanes o causar destrucción por puro placer.

Por el lado este del parque llegaba otro grupo grande de personas, un grupo que se fue conformando por estudiantes, profesores y otros tantos que solo buscaban pasar un día más en sus vidas en la llamada máxima casa de estudios de México. Muchos de ellos venían cansados, otros tantos con golpes en diversas partes de su cuerpo y con un agotamiento mental notorio ya que el temor generado al principio de la jornada y los acontecimientos posteriores, entre los que destacan compañeros con lesiones o que perdieron la vida, los ha mermado. Entre este grupo de personas se encontraban un grupo de 5 amigos que sabían quién era el cabecilla de la revuelta y estaban dispuestos a enfrentarlo con tal de frenarlo y poner fin a los atroces eventos. Uno de esos amigos se colocó al frente de todos y comenzó a guiar a sus compañeros.

Marco: ¡Vamos por ellos!

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Y fue en ese momento que los que estaban decididos a hacer algo por su universidad comenzaron a correr hacia los porros vestidos de negro. Al ver este acto, el líder de los agresores hizo un llamado a todos los que lo acompañaban.

Cristian: ¡Hay que acabar con ellos! ¡No les tengan piedad!

Y esas palabras fueron más que suficientes para incitar a los porros para que respondieran del mismo modo que sus oponentes, ya que comenzaron a correr como poseídos por un demonio para encarar con violencia desmedida a aquellos que tenían enfrente.

Y por las mentes de Star, Janna, Tom y Marco pasaban muchos pensamientos sobre lo que podría pasar a continuación, temores ante aquel evento que se mostraba inevitable y deseos que querían cumplir en caso de salir airosos de la situación. Y todos coincidían en un deseo en particular: salir con vida para manifestarle a sus respectivas parejas lo que de verdad albergaban en lo más profundo de sus corazones y almas: un tremendo sentimiento llamado amor.

Al frente de la marejada humana de color negro se posicionó aquel porro, que más que ayudar a esclarecer aquellos brutales crímenes cometidos en su escuela deseaba vengarse de ciertas personas que lo habían humillado tiempo atrás privándolos de la vida, con una expresión llena de enojo. Y mientras corrían hacia los porros, Tom alcanzó a ver al sujeto.

Tom: ¡Ahí esta Cristian!

Marco: ¡Recuerda que puede estar armado!

Janna: ¡Quiero darle el golpe final!

Star: ¡Vamos!

Jackie: ¡Acabemos con ellos!

El choque era inminente, todos lo sabían; y aún así, decidieron enfrentar con todo lo que tenían a aquellos que tenían frente a ellos. Y fue entonces que una batalla campal estalló, una que dejaría marca en varios de los participantes, tanto físicas como psicológicas. Los porros atacaban a todo aquel que se encontraban sin importar si era hombre o mujer, amigo o compañero, profesor o personal de la escuela; pero los estudiantes no estaban dispuestos a darse por vencidos, continuaban luchando por liberar su escuela y ayudar a sus compañeros en aquella misión. Marco enfrentaba maestralmente a los que se le acercaban para golpearlo dejándolos fuera de combate rápidamente; Star logró desarmar a un porro que llevaba un tubo de metal para empezar a usarlo contra aquellos que vestían de negro. Tom y Janna se defendían juntos, ya que se protegían las espaldas.

Tom: ¡Ten cuidado!

Janna: ¡Mira quien lo dice! ¡Vamos, imbéciles! ¡¿Es todo lo que tienen?!

Jackie encontró tirado un palo y lo empezó a usar para defenderse de los que la atacaban. Le costaba trabajo mantenerse en pie pero siempre había alguien que le ayudaba con los porros, otras veces lograba desarmar a otros, sobre todo a otras chicas, quienes salían corriendo asustadas cuando las desarmaban.

Jackie: ¡Mírense! ¡No pueden sin armas!

Marco continuaba peleando y tratando de encontrar a Cristian para forzarlo a detener todo el caos que había provocado, recibía algunos golpes pero se mantenía de pie estoicamente y continuaba su avance.

Marco: (Ugh... no se cuanto... más podré... soportar. Me duele... todo...)

De repente, un sujeto estaba a punto de golpear al castaño desde atrás con una roca; fue ahí que la rubia de ojos azules corrió para atacar a aquel sujeto.

Star: ¡Maldito! ¡A mi novio nadie lo toca!

Y con un golpe certero en la sien dejó fuera de combate al porro. Marco se dio cuenta de lo que había hecho Star y mientras atacaba a otro sujeto...

Marco: ¡Gracias!

Star: ¡Lo hice con gusto!

Marco: ¡Y también escuché lo que dijiste!

Star: ¡¿Te molesta que haya dicho eso?!

Marco: ¡Mas bien me hace feliz!

Star: ¡Cuando todo esto acabe, hablamos!

Marco: ¡Muy bien!

Ambos continuaban repeliendo las agresiones con valentía y dejaban fuera de combate a los que se les acercaban. Mientras tanto, el porro líder había fijado su mirada en aquel objetivo que deseaba eliminar desde su anterior enfrentamiento.

Cristian: (Ahí estas, Lucitor. Ahora sí acabaré contigo y Janna será mía)

Aprovechando que Tom y Janna estaban distraídos con otros sujetos, Cristian se aproximó rápidamente, con aquel cuchillo en su mano, al foráneo con la firme intención de privarlo de la vida. Y cuando lo tenía a solo unos 3 metros...

Janna: ¡Tom! ¡Cuidado!

La voz de alerta de la pelinegra hizo reaccionar a Tom y de reojo alcanzó a ver al sujeto de Odontología, quien ya se había lanzado contra él para clavar aquel objeto punzocortante con el que ya había quitado algunas vidas sin remordimientos. La reacción de Tom fue un tanto tardada y solo pudo cubrirse con el brazo derecho del ataque de Cristian recibiendo aquel cuchillo con su extremidad.

Tom: ¡¡¡Aaarrrggghhh!!!

Cristian: ¡Acabaré contigo!

Janna: ¡NO!

Cristian sacó aquella hoja de metal afilado causando que la herida en el brazo de Tom comenzara a sangrar copiosamente; el foráneo sentía un enorme dolor que lo dejó de rodillas en el suelo; era el instante esperado por el porro para acabar con su enemigo. Janna, al ver a Tom herido y a punto de ser ejecutado, tomó lo primero que encontró en el suelo para ir a defender a su novio: un palo que estaba roto de un lado y que daba la apariencia de una punta de lanza. La pelinegra alcanzó a llegar a defender a Tom clavando aquella arma en la mano de Cristian y desarmándolo.

Cristian: ¡¡¡AAAAHHHH!!!

Janna: ¡LARGATE DE AQUÍ, HIJO DE TU PUTA MADRE!

La mirada de Janna mostraba una ira tremenda y sus palabras mostraban aquel sentimiento en cada palabra que salía de su boca. El sujeto vestido de negro respondió con agresividad.

Cristian: ¡Perra maldita! ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto?!

El porro se abalanzó contra la pelinegra y le dio una patada en el estómago a la chica para luego lanzar un golpe bastante fuerte con la otra mano dejándola inconsciente. Y producto de la ira que estaba sintiendo en ese instante e ignorando la horrible sensación que causaba aquella improvisada lanza clavada en su mano, Cristian se acercó para levantar su cuchillo y continuar con su intención de matar a Tom. El foráneo, quien continuaba sangrando del brazo, se acercó para ver a su novia.

Tom: ¡Janna! ¡Janna! ¡Abre los ojos!

Cristian: ¡Es tu fin, bastardo extranjero!

Y como si se tratase de una estrella fugaz que atraviesa el cielo nocturno de la Tierra, un chico pegó un tremendo salto y dio una contundente patada a la cabeza del porro causado que saliera volando unos metros. Ese chico era el mejor amigo del foráneo.

https://www.youtube.com/watch?v=2h1OcA7juOQ

Marco: ¡Miserable! ¡Nadie toca a mis amigos!

Cristian: Ugh... Díaz...

Marco: Tom... Janna...

Tom: Marco... gracias, hermano.

Star se acercó rápidamente a la ubicación de Marco para ver con cierto horror la escena donde Tom sangraba y Janna permanecía sin sentido.

Star: ¡No! ¡Janna! ¿Qué pasó, Tom?

Tom: Cristian... lo hizo...

Marco: Cuida de ellos, Star. Este imbécil hijo de perra es mío.

La expresión de Marco, más allá del cansancio que sentía y de los golpes que había sufrido, estaba llena de furia, una ira que no debía ser contenida bajo cualquier circunstancia. Star y Tom lo miraron y quedaron impresionados al ver con esa mirada al castaño.

Star: (Marco...)

Tom: (Hermano...)

Cristian, quien se había retirado aquel pedazo de madera de la mano, se puso de pie decidido a enfrentar al castaño, ya que también deseaba acabar con su vida. Ambos se miraban frente a frente con una intención en común: acabar con aquel que tenían enfrente. Marco comenzó a caminar con paso firme a la posición del porro, quien lo esperaba para comenzar a atacarlo con aquel instrumento.

Cristian: ¡Te mataré!

Marco: ¡A ver si puedes!

El de negro trató de clavar aquella lanza en el cuerpo del castaño pero Marco lo esquivó hábilmente para después sujetar aquel instrumento y arrancarlo de la mano de Cristian; ya sosteniendo aquel madero, el enfurecido Marco decidió romperlo para arrojar al suelo los pedazos y luego continuar con su avance. Su mirada se notaba un tanto extraña, como si tuviera la intención de causar algo más que dolor al sujeto que agredió a sus queridos amigos.

Marco: ...

Star: (¿Qué pasa, Marco?)

Cristian: ¡No me asustas, Díaz!

Y con las pocas fuerzas que tenía, Cristian decidió encarar a Marco y le lanzó un golpe al castaño, quien lo recibió con una mano; después de eso, Marco sujetó el puño del porro y lo jaló hacia él para recibirlo con una potente patada al estómago y doblarlo de dolor.

Marco: Mira lo que has provocado, idiota. ¿Esto es lo que buscabas?

Cristian: Jejeje... sí. ¿No es divertido?

Marco: ¿Te parece gracioso? Ver a nuestros compañeros heridos, lastimados... muertos.

Cristian: Es muy gracioso. Y yo mismo maté a algunos... jejeje. ¿Por qué no lo intentas? Te va a gustar.

La expresión del porro causaba terror: se estaba riendo sin algún tipo de lamentación, alardeaba de sus actos como si fuese el logro más grande todos y hasta incitaba a Marco a que lo hiciera para que sintiera lo mismo que él. Marco se exasperó todavía más, empuñó ambas manos y lanzó un golpe al rostro de Cristian rompiéndole la nariz y haciéndolo sangrar al tiempo que lo dejó tumbado en el suelo. Y en ese instante se liberó todo el enojo del castaño: Marco comenzó a golpear con una fuerza tremenda a Cristian en el rostro. Star y Tom estaban mirando atónitos y con un miedo gigantesco a Marco atacar sin piedad a Cristian, no podían decir palabra alguna para tratar de frenar aquella avalancha de puñetazos violentos de parte del castaño hacia el rostro del porro.

Star: (No... no... no sigas...)

Tom: (Para, Marco. Tú eres mejor que él)

Con cada puñetazo que daba, Marco descargaba su furia de manera intensa; el cansancio parecía haber desaparecido del cuerpo y alma del castaño y cada vez atacaba con más y más fuerza. Cristian se mantuvo sonriendo todo el tiempo que le fue posible sintiendo una enferma satisfacción de ver a Marco convertido en un asesino.

Cristian: (Eso, sigue. Quedaras marcado de por vida como un loco que mató a una persona)

El rostro del porro estaba lleno de moretones y heridas que dejaban salir el vital liquido rojo que teñía los puños del castaño con cada impacto que daban. Y fue entonces que ocurrió algo: los ataques contra Cristian se detuvieron de repente, y ahí se alcanzaron a escuchar algunas palabras de parte de Marco.

Marco: ¿Crees que no sé qué tramas? Solo te diré una cosa, pedazo de basura: no soy un asesino.

El castaño se reincorporó para ir al lado de su novia y de sus amigos para ver si se encontraban bien.

Star: Marco... ¿estás bien?

Marco: Me duelen las manos.

Tom: Creí que lo ibas a matar.

Marco: Pues ganas no me hacían falta.

Janna: Pues debiste hacerlo.

Tom: ¡Janna!

Janna: Ahora me... toca ir a darle...

Star: Creo que ya tuvo suficiente.

Jackie: ¡Amigos! ¿Están bien?

Star: ¡Jackie!

Marco: Sí, estamos bien.

Jackie: Miren por allá.

La chica de ojos verdes apuntó hacia una parte del parque y vio que los de negro empezaban a correr para escapar, ya que se vieron rebasados por aquellos que los enfrentaron más otros compañeros de más facultades que se habían librado de los porros. Parecía ser que el martirio que todos sufrieron por culpa de un grupo de inadaptados o de personas que en verdad buscaban hacer justicia pero de mala manera estaba por llegar a su fin. Marco y Star se fundieron en un cálido abrazo al ver que todo estaba por terminar; Janna, quien se había sentado, comenzó a revisar la herida en el brazo de Tom, cortó un pedazo de la playera que llevaba puesta y colocó aquel pedazo de tela sobre la herida del foráneo para evitar alguna complicación. Jackie se limitó a sentarse ya que estaba exhausta después de haber enfrentado a varios porros. Era un descanso que era más que merecido para todos.

Casi al mismo tiempo, en la Torre de Rectoría se daba otro enfrentamiento donde elementos de la Guardia Nacional y la Policía de la Ciudad de México trataban de recuperar las instalaciones y detener a los porros que se encontraban dentro. Los porros estaban armados con algunas pistolas y bombas molotov con las que enfrentaban a las fuerzas del orden mas todo de parte de los de negro era desorganizado y actuaban más por impulso y hasta temor que con seguridad y confianza. Poco a poco los uniformados lograban repeler los ataques de los porros hasta que lograron acorralar a algunos y los detuvieron; otros tantos tenían rehenes en algunas oficinas y amenazaban con matarlos. Los de la Guardia Nacional trataron de hacerlos entrar en razón pero fue en vano ya que creía ciegamente en aquella causa por la cual estaban peleando; varios de ellos atacaron a algunos rehenes y los uniformados no tuvieron otra opción mas que abatir a los agresores con tal de preservar las vidas de aquellos que estaban prisioneros. Los porros comenzaban a temer por sus vidas y comenzaron a darse por vencidos o a tratar de escapar sin éxito, ya que eran capturados. Y al cabo de varios minutos llenos de incertidumbre lograron salvar a los que estaban retenidos contra su voluntad y recuperar el recinto.

Pocos minutos después entraron varios vehículos de la policía y ambulancias para atender todos los casos posibles de heridos y lesionados en todos los lugares posibles; el lugar quedó como auténtico campo de guerra después de una feroz y cruel batalla. En el parque había muchos estudiantes que trataban de ayudar a sus compañeros a levantarse, otros lloraban a ver que algún amigo o conocido quedó sin vida. Los pocos porros que se habían escondido en las facultades creyendo que estarían a salvo fueron encontrados por elementos de la Guardia Nacional y arrestados; también encontraron a algunos estudiantes que permanecían prisioneros o que habían sido asesinados o seriamente lastimados; entre ellos había una chica que sufrió lesiones fuertes producto de violaciones en serie y un grave daño interno.

https://www.youtube.com/watch?v=BQCeHu3Sr6Y

Cuando llegaron los policías y paramédicos al parque comenzaron a atender a todos los que estaban heridos y a arrestar a los porros que estaban ahí. Cuando llegaron con Tom, de inmediato lo comenzaron a revisar para después trasladarlo a una ambulancia junto con Janna, quien también estaba recibiendo atención debido a los golpes y el cansancio.

Janna: Me siento... terrible...

Paramédico: Tranquila señorita, los llevaremos al hospital para tratarlos mejor.

Tom: Janna...

Paramédico: No te muevas, por favor. Puedes abrir la herida si lo haces.

Janna: ¿Qué paso en Rectoría?

Paramédico: No se preocupen por eso. La Guardia Nacional ya se hizo cargo.

Tom: Que alivio...

Mientras tanto, Marco y Star estaban siendo revisados por otros paramédicos.

Marco: Ouch...

Paramédico: ¿Te duele mucho?

Marco: Un poco.

Star: Marco ¿Qué ocurrió en ese momento?

Marco: ¿De qué hablas?

Star: Creí que ibas a...

Marco: Créeme que estuve a punto de hacerlo, Star; pero recordé las palabras que me dijiste en Toluca con lo de Raúl. Fue en ese momento en que me detuve; además, no deseaba convertirme en algo que no soy.

Star: Comprendo.

Marco: ¿Cómo te sientes?

Star: Muy cansada... y tengo hambre.

Marco: Yo también tengo hambre.

Paramédico: Primero los llevaremos al hospital para revisarlos.

Marco: Esta bien, sirve que descansamos un poco.

Fue ahí que Star se acercó al castaño y recargó su cabeza en el hombro de Marco para descansar mientras esperaba para ser llevada a la ambulancia. Y al cabo de un par de minutos, la rubia comenzó a quedarse dormida para después murmurar algunas palabras que alcanzaron a llegar a los oídos de Marco.

Star: Marco... te amo...

Marco: (Star...)

Fueron poco más de 8 horas catastróficas donde varias instalaciones quedaron muy dañadas, hubo muchos heridos, varios muertos y una gran cantidad de arrestados. Los hospitales cercanos se llenaron con varios que llegaron desde Ciudad Universitaria, miembros de la policía interrogaban a todos los involucrados que salían de las ambulancias o que aún permanecían en las inmediaciones del campus de la UNAM. Marco y Star fueron interrogados por casi 3 horas sobre lo ocurrido y trataban de dar los detalles de la mejor forma que fuera posible. Tom fue llevado a cirugía para reparar el daño que sufrió por aquel ataque en su brazo mientras que Janna fue llevada a una habitación para que se pudiera recuperar. Jackie también fue interrogada y llevada a un hospital para su revisión.

Un par de días después, los padres de los 5 amigos llegaron presurosos para ver en qué condiciones estaban sus hijos, para regañarlos cuando se enteraron de que formaron parte de la trifulca, para abrazarlos al ver que estaban a salvo y para conocer a todos los demás. Cuando Tom vio a su madre se alegró en demasía que ignoró que aún estaba en recuperación y fue a darle un abrazo al tiempo que soltaba a algunas lágrimas de alegría al ver que estaba mejor que nunca; Janna recibió un regaño tremendo de parte de su padre para después recibir un cálido abrazo de parte de él y de su madre. Moon y River estuvieron a punto de regañar a Star pero se alegraron tanto de verla bien que soltaron algunas lágrimas mientras abrazaban cariñosamente a su hija y cuando Marco tuvo enfrente a sus padres y hermana se alegró mucho de verlos. Jackie recibió a sus padres en su departamento, ya que ella no tuvo tantos golpes y se estaba recuperando en casa.

Parecía ser que todo se había arreglado para bien de todos. Aunque aún había un par de asuntos pendientes por resolver.

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