15.Sʜᴏᴄᴋ

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Y yo que pensaba que Eric estaba vetado de estos castigos.

—Astrid, quieres contarme el motivo de su retraso—preguntó mi directora.

¿La verdad o la mentira?

Bien podría decirle que llegamos tarde por salvar a un perrito de ser atropellado —que sería un pescado por mi parte— o podría decirle, que llegamos tarde por causa de mi propio karma.

—Eric fue por mi, a mi casa, yo lo —me interrumpió el distinguido Eric.

—Si, llegue un poco tarde, fue mi culpa.

Iba a asentir porque creí que iba a delatarme por su propia boca, pero me quede congelada al ver que mintió. Mintió para que yo no me llevara el castigo.

—Te quedaras hasta las cinco —anunció su abuela no muy alegre —limpiando mi oficina y tú Astrid —la directora me miro y sonrió compadeciéndome —Astrid, no deberías confiar mucho en mi nieto, al parecer es un irresponsable... Puedes ir a clases.

—Pero —iba a refutar y a decir la verdad pero recibí esa mirada, que dice "estoy a punto de arrepentirme" —claro, adiós.

Camine y antes de girar a la derecha, me volví y dije un "gracias" a Eric, la directora también miro.

—Camino a clases —dije para ambos y desaparecí lo mas pronto posible.

Llegue a mi clase tarde, una vez mas.

—Señorita Lee, ¿siempre llega tan tarde o siempre es así?

Creo que tenía una respuesta a esta pregunta, la quería oír mi maestra? Tal vez. Estaba por averiguarlo.

—Miss, esto parece mi culpa pero en realidad es la de mi madre, por culpa de ella nací una hora mas tarde, lo llevo en mis venas... lo siento.

Escuche la risa de todos, pero lo decía de verdad, no era una broma. De verdad sentía mucho haber nacido casi muerta.

—Por graciosa la próxima clase la va a dar usted, ahora tome asiento.

¿Karma que te he hecho?

Robar llantas, mandar a un chico al hospital, ¿quieres mas?

No, gracias. Me fue suficiente.

Me lo imaginaba.

—Hola —susurre.

Me senté con Madison. Lluvia dejo un mensaje diciendo que iba a faltar porque amaneció agripada, y de Alisha no sabíamos nada.

—¿Se te pegaron las sabanas?

Le enseñe mi mano, que durante todo el tiempo posible las mantenía en los bolsillos del abrigo.

—Intente con todo lo que pude, es imposible —dije tratando de no sucumbir al pánico —no quiere salir. ¿Debería cortarla ya?

La maestra empezó su clase pero en estos instantes no me interesaba mucho. Solo fingíamos prestarle atención cuando se volteaba a ver a todos, buscando al dueño de los susurros.

—Es tu culpa —dijo sin mirarme.

Ella tenía razón, fui yo la que le dijo al señor de la caja que quería una pintura que sea difícil de sacar, al menos se que el señor me dio el mejor producto que tenia en sus manos.

—¿Quieres ir a mi casa después de clases?

—Silencio —la Miss Jennifer nos hizo callar —Gracias.

Después de unas clases intensas sobre las células, los animales y más cosas que ni me acuerdo, llegó el anhelado descanso.

Madison y yo caminábamos a nuestros casilleros, cuando de repente y sin aviso comenzó el conflicto. Al principio no entendía, pero luego fue mas que obvio.

Alex le gritaba a una rubia todo tipo de groserías, mientras la rubia solo lloraba en silencio.

—SABES QUÉ  TERMINAMOS, NO TE QUIERO VER...LARGO, ERES UN ASCO, ALMA. TE ARREPENTIRÁS POR TODO LO QUE ME HAS HECHO —Alex gritó muy cabreado.

Creo que hasta un par de partículas de saliva le cayeron en la cara a la tal Alma... ¡MIERDA! ALMA ERA LA QUE SE ME IBA A IR.

—Yo —ella quería defenderse.

El que ya estaba por marcharse volvió y casi tuvo un impulso de levantar la mano y no para acariciarla de buena manera. No entendía porque nadie hacía algo por la chica.

—Madison —murmuré algo ida pero consciente de lo que habíamos hecho mal.

Si, eran muchas cosas las que habíamos hecho mal, pero en una especial la habíamos cagado.

—¿Escuchaste lo mismo que yo? —volví a hablar petrificada en mi lugar.

Madison aún me tomaba del brazo. También estaba inmóvil.

—Acaso fue la parte en la que Alex le dijo Alma a la chica a la que le grita como si estuviera en su propia casa? —asentí temerosa —pues si, al parecer ella es Alma, la que no tenemos por joderle el día y probablemente la adolescencia.

Concuerdo con mi amiga.

—Ey —Alisha entró en escena —ni te atrevas a pensarlo, porque entonces me lanzaré a ti como una gata y no seré nada amable.

Alisha protegía a Alma pero esta salió como animal herido sollozando a quien sabe qué lugar.

—Alisha pero —Alex estaba en shock.

Supongo que el enojo de Alex nublo todo a su alrededor y olvido que estudia con su novia, buena en estos momentos tal vez ex.

—Y sabes que? Terminamos.

Alex siguió a Alisha para hacer lo mismo de siempre y eso era pedir perdón, claro que esta vez Alisha estaba muy decidida.

—Espero que no cambie de opinión —susurró Madison.

Ambos ahora ex novios pasaron por nuestro lado, instintivamente metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo, lo que llamó la atención de Alex, solo que al parecer ahora haría cosas más importantes como rogar.

—Por esta razón, no tengo novio —solté distraída e inmensa en todo.

—¿Y Eric? ¿Que es? ¿Acaso es tu novio de mentira? —Madison habló divertida de mis estupideces.

Atrapada en mis mentiras.
Tosí repetidamente hasta que de verdad me estaba atorando por mi propia saliva. Madison me golpeó la espalda y volví a la normalidad.

—Si es mi novio... solo que a veces dudo lo que somos de verdad —dije tratando de que le quitara importancia al asunto.

***

—Vamos, corran mas. No quieren un rojo en mi materia... así que sigan —nos gritaba nuestra maestra de gimnasia.

Todos corríamos sin fuerzas, era la séptima vuelta que nos hacia dar la profesora, por todo el campo.

—Bien, les doy un minuto, luego seguimos con las flexiones de pecho.

Todos paramos enseguida.

—¿Solo para los chicos? —Amanda, la mas tranquila de clases tuvo la fuerza y valentía de preguntar.

La profesora volteo a vernos.

—IGUALDAD ES IGUALDAD. Y SI, ES PARA TODOS.

Iba a morir, no se de donde saque fuerzas para correr tanto y no se de donde iba a sacar fuerzas para seguir con las flexiones.

—Quiero pinchar las llantas de su carro por hacernos esto, —dijo Madison, ella estaba tan sudada como yo —la detesto como no tienes idea.

—Yo también, pero no podemos.

—BIEN, SE ACABÓ EL TIEMPO, 50 FLEXIONES DE PECHO PARA TODOS, QUIEN LO HAGA MAL LE DOY DIEZ MAS.

Todos nos quejamos en silencio, los únicos que se salvaron de este martirio fue Lluvia y Eric, que había desaparecido desde la mañana.

—NOO —nos quejamos todos.

Una hora mas tarde después de acabar con las flexiones de pecho, seguimos con 80 sentadillas, juro que nadie podía con su vida, de acuerdo, antes de entrar pensaba que esta gente solo jugaba tenis y ya o solo no hacían mucho ejercicio para no sudar, admito que me equivoque.

Entre a las duchas, el agua fría era la mejor solución, después de media hora en las duchas, salí en toalla para buscar mi ropa y vestirme, todo el lugar estaba desértico, Madison dijo que odiaba bañarse aquí y que iba en busca de Alisha para irnos juntas, yo estuve de acuerdo porque así ahorraríamos tiempo.

Me puse la ropa interior, pero las puertas se abrieron bruscamente, me volteé para ver quien era, encontrándome con Julian, el tipo que es mi vecino y que por cierta razón que desconozco, no confío en el.

—Hola muñeca, no sabia que estabas aquí, vine por la mochila de una amiga aunque creo que no hay nada...disculpa, pero si encontré algo, a esta mujer hermosa.

El tipo se acerco poco a poco, evadiendo mi espacio personal, sus intenciones eran las mismas de antes, parecía que no aceptaba un no por respuesta, siento mucho que tenga que aprender a vivir con eso.

—Disculpa...Julio —él sonrió, él sabia que yo si sabía su nombre, aunque solo dije uno parecido para que entienda que no me interesa ni siquiera tener una amistad con él —estas son las duchas de las chicas, es mejor que te salgas, gracias —gire para coger el resto de mi ropa.

—Ey, pero si yo soy muy divertido, salgamos una noche.

—No.

—Porque no?

—Porque estaré ocupada.

Él siguió insistiendo mucho tiempo, no me agradaba para nada, era algo hostil y arrogante, además invadía mi espacio personal cuando solo llevaba una toalla. Empezaba a fastidiarme su sonrisilla.

—No acepto un no por respuesta, vas a caer rendida a mis pies —dijo antes de salir algo molesto cuando lo empuje un poco, haciendo que el resbale y caiga de pompas.

—Lo siento pero el que acaba de caer eres tú —dije molestándolo más.

En cuanto se fue pude soltar una carcajada y hasta un suspiro de alivio al estar a solas con él.

Me vestí lo mas pronto posible y salí de las duchas, encontrándome con el desaparecido que al fin se había dignado a aparecer.

—No puedo llevarte a tu casa —su seriedad hizo desaparecer mi sonrisa, ¿acaso es bipolar? —mañana tampoco.

—Está bien, hoy no iré a mi casa —le informe lo que le provoco más seriedad —porque saldré con.

Y hasta ahí hablé porque Eric se volteó dándome la espalda y siguiendo su camino.

Me ignoró.

***

Llegamos a la casa de Madison, me sorprendió ver muchos objetos religiosos en las paredes y por toda la casa.

—Hate —llamó Madison —esta flaca de aquí es Astrid y la otra es Alisha.

Tenia un perrito de estatura pequeña, la verdad parecía una ternura, parecía hasta que Alisha se acerco a tocarlo pero casi la ataca y no dejaba de ladrarle, a lo que moría de risa junto a Madison.

—Se veía tan tierno e indefenso —comento Alisha, riendo sin parar.

La verdad es que parecía que terminar su relación con Alex no le había afectado para nada, Alisha sacó de su mochila una botella de alcohol y empezó a beber la verdad es que yo no bebía, solo no me gustaba, después de dos horas Alisha ya había llorado por Alex, ya había vomitado y ya se había dormido. Madison también estaba algo ebria, pasada de tragos, en mi caso solo había bebido dos o tres, nada mas.

—El amor es tan ridículo...pero necesario, creo que me g-gusta alguien pero me da...miedo —Madison estaba triste pero luego riendo.

Lo podía ver desde el momento en que la conocí, había dolor en ella.

—Es normal, mas cuando odias casi a todos.

Metí mis pies en la piscina, Madison tenia sus piernas recogidas, protegiéndose del frío.

—No odio, no odio a nadie solo... trato de protegerme a mi misma.

—Tus padres son muy creyentes, ¿cierto? —recordé los cuadros de ángeles luchando con los demonios.

—Mi familia me llevo con el demonio —realmente no entendía lo que trataba de decirme.

—¿Que dices?

—Nunca le he dicho a nadie esto, siento que eres muy buena persona, me caes bien, ¿lo sabes? —asentí —de pequeña siempre me llevaban a la iglesia, me gustaba un niño, solo iba por él... hubo un día en el que no quería ir...ese día no quería ir, él me daba miedo, en sus ojos habían oscuridad, me daba mucho miedo, como siempre me obligaron ir con ellos...

—¿A donde? —pregunté tratando de entender.

—Astrid, abusaron de mi cuando estaba pequeña.

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