Capítulo 24

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

.Día 22 de Julio del Año 2010.

.Ciudad de Kuoh - Club del Ocultismo - 9:45 am.

"¿Ya te vas?".

Inquiere una voz femenina, impregnada de un tono juguetón y sorprendido, como si la partida prematura fuera un acto inesperado y ligeramente cómico.

—Oh, no, tú otra vez no. —exclama Blake con una mezcla de resignación y fastidio, dirigiéndose a la sacerdotisa del rayo que, con pasos apresurados, se aproxima al evolucionado del Redlight— No deberías estar aquí.

—Es Rías quien me ha encomendado la tarea de vigilarte, ya sabes, una especie de "mantén un ojo en él". —replica la demonio con una sonrisa astuta y un brillo travieso en los ojos— Una directriz de la presidenta es, sin duda, una directriz que no se puede ignorar. Y, ¿quién puede predecir si ese Desmond Tyler decide reaparecer y despedazarte? —plantea la pregunta con una ceja arqueada, dejando la duda flotando en el aire, mientras Blake opta por guardar silencio— Piensa en mí como tu demonio guardián personal.

—No necesito un demonio guardián, y mucho menos uno que sea un estorbo. —afirma Blake con firmeza, dejando escapar un suspiro cargado de frustración— No sobrevivirías en el lugar al que me dirijo. Es un terreno demasiado hostil y peligroso, no van a durar ni cinco minutos.

—Qué considerado de tu parte preocuparte por mi bienestar. —responde Akeno, parpadeando con coquetería y una sonrisa pícara— Entonces, ¿nos ponemos en marcha?

Blake frunce el ceño, cierra los puños con fuerza, pero, a pesar de su evidente irritación, opta por seguir adelante. Gira la cabeza ligeramente hacia Akeno y le habla con un tono grave y solemne:

—No te quedes atrás. Si no puedes mantener el ritmo, no me detendré a esperarte. —advierte el evolucionado, dejando claro que, si ella no es capaz de seguirle, quedará fuera de la misión— No tengo intención de soportar un sermón de ocho horas por parte de la insufrible Rías, así que si te encuentras al borde de la muerte, regresa a la cabaña. No está a discusión.

—¿Acaso me subestimas? Normal, todos lo hacen. —asegura la demonio, su tono es juguetón y claramente se está divirtiendo con la situación— Dime... ¿cuál es la meta de esta excursión? —pregunta Akeno, avanzando con una sonrisa tenue pero genuina. Sus ojos destellan con curiosidad— ¿Vas a emprender alguna de tus misiones solitarias otra vez?

—Mi objetivo es dar caza a una científica que forma parte de los "Los Siete". —responde Blake con seriedad, su voz es firme y su mirada, inquebrantable— Ella posee la clave para acercarme a Desmond Tyler y, con él, a las respuestas que tanto he buscado.

—Para ti, "cazar" es sinónimo de asesinar, devorar y apropiarte de sus recuerdos, ¿me equivoco? —Akeno lo interroga, su mirada es desafiante y su postura, desafiante, como si estuviera retando la perspectiva de Blake—

—Eres perspicaz. —responde Blake con un tono que denota un reconocimiento frío y calculador—

—¿Y no has considerado, aunque sea por un momento, que existen alternativas que no requieren derramamiento de sangre? Entiendo la necesidad de enfrentarse a Demonios Renegados y Ángeles; en esos casos, es una lucha por la supervivencia. Pero, ¿eliminar a una científica que no te ha causado daño alguno? Y si resulta que está embarazada, ¿procederías a matarla de todas formas?

—Sí. —responde Blake sin titubear—

—Parece que el concepto de misericordia te es completamente ajeno. —Akeno suspira con un dejo de decepción—

—¿Qué esperabas de mí? —replica Blake, girando ligeramente su mirada hacia la reina del séquito de Rías— No es como si pudiera simplemente acercarme y pedirle la información. Las cosas no funcionan así, al menos no bajo mis reglas. Además, tú no tienes idea de lo que ella ha hecho o dejado de hacer; no estás en posición de emitir juicios.

—¿Y tú sí? ¿Te consideras el juez, jurado y verdugo de cada hombre y mujer científica de Gentek? —Akeno plantea la pregunta, aunque en su interior ya anticipa la respuesta que recibirá—

—En esencia, sí. Y lo mismo se aplica a los miembros de Blackwatch.

—Déjame decirte algo, Blake Valler. —comienza Akeno, su voz lleva un tono de seriedad inusual en ella— Todos guardamos un rastro de humanidad en nuestro interior, por más diminuto o imperceptible que parezca, está presente... solo que algunos tardan más en reconocerlo.

—Si fuera humano, tu comentario tendría sentido. —responde el sujeto de pruebas once, su voz es un murmullo cargado de amargura— Pero no lo soy, por lo tanto, estás equivocada. ¿Piensas que alguna vez fui humano antes de convertirme en un Evolucionado? Permíteme aclararte que no fue así; nací siendo lo que soy. El virus fue implantado en mí desde que era un feto; mi infancia fue una serie de experimentos, cada uno más atroz que el anterior. ¿Crees que pasaba mis días balanceándome en un columpio? ¿Jugando en el parque con amigos? No, esa no fue la niñez que me tocó vivir. —Blake hace una pausa, su expresión se endurece— Basta de conversación por ahora. Quiero silencio durante el resto del trayecto.

—No es que dude de tu humanidad, al contrario, creo que posees una humanidad más profunda que muchos de los de tu especie. Pero, claro está, no soy quién para emitir juicios. —concluye Akeno, cerrando los ojos y dejando escapar una sonrisa serena, mientras continúa su camino. Dime, ¿cómo planeas llegar al enclave de esta científica de Gentek?

—Con meticulosidad y estrategia. —responde Blake, girando en una esquina que desemboca en un callejón sombrío. Eleva la vista y estira el cuello con un crujido audible— Presta atención a lo que viene.

—¿Acaso tienes la habilidad de volar? —indaga Akeno con curiosidad—

"No exactamente".

Efirma él, retrocediendo unos pasos. Se lanza en una carrera veloz hacia la pared del callejón y salta, logrando que sus manos y pies se adhieran a la superficie de ladrillos y concreto. Se yergue, quedando perpendicular al suelo, y avanza con la misma facilidad con la que uno caminaría por la tierra firme. Alcanza la cornisa del edificio y dirige su mirada hacia abajo, encontrando a Akeno observándolo con una mezcla de asombro y admiración.

—¿Puedes mantener el ritmo? —interroga Blake, cruzándose de brazos y dejando entrever una sonrisa sutil y confiada—

Akeno devuelve la sonrisa con la misma intensidad. Avanza unos pasos y luego ejecuta un salto monumental, impulsada por sus poderes demoníacos y su estatus de reina. Su salto la lleva incluso más allá de la posición de Blake, sin necesidad de escalar o realizar esfuerzos adicionales. El evolucionado siente una punzada de humillación, evidente en su expresión, pero opta por la indiferencia y se gira hacia la demonio.

—¿Puedes mantener el ritmo? —desafía Himejima, con una sonrisa provocadora—

Blake, sin más dilación, retoma su marcha, con un paso marcado por una irritación apenas contenida y un ritmo acelerado.

[...]

.Ciudad de Kioto - Cosmética "Beauty Palace".

En la vibrante y ancestral ciudad de Kioto, se erige la cosmética "Beauty Palace", un establecimiento que a primera vista parece ser un santuario dedicado a la belleza y el cuidado personal. Sus paredes, adornadas con una paleta de colores que evocan la delicadeza de los cerezos en flor, invitan a los transeúntes a adentrarse en un mundo de estética y bienestar.

—¿Una tienda de cosméticos, es enserio? —Akeno lanza la pregunta con una mezcla de sorpresa y escepticismo, su ceja arqueada delata su incredulidad— Tenía entendido que tu informante te había hablado de un laboratorio de Gentek aquí en Kioto. Esto dista mucho de ser lo que nos describieron.

—Las apariencias engañan. —replica Blake con firmeza, su mirada analítica no pierde detalle del exterior del local. A simple vista, no hay nada fuera de lo común, pero él sabe que las verdades más profundas a menudo se ocultan tras una fachada de normalidad— Confío en Jacob, o al menos decido hacerlo. 

—Entonces, ¿cuál es el plan para entrar? —Akeno inquiere, sus brazos cruzados y su postura desafiante reflejan su creciente curiosidad—

—Aún lo estoy elaborando. —confiesa Blake, su mente trabaja a toda velocidad, aunque su expresión traiciona la dificultad de la tarea— Podría intentar disfrazarme y pasar como una clienta más, tal vez así me permitan acceder al interior.

—¿Y si te solicitan una identificación? ¿Acaso piensas eliminar a alguien para obtenerla? —Himejima no puede ocultar el tono acusatorio de su voz—

—No descarto esa posibilidad. —admite Valler, consciente de que su estrategia es algo forzada— Infiltrarme como un soldado de la Blackwatch sería demasiado obvio... y llamaría la atención innecesariamente. Además, eso alertaría a Rebeca de Aragónes de nuestra presencia.

De manera inesperada, Akeno toma la iniciativa y entra en la tienda de cosméticos. La campanilla sobre la puerta anuncia su llegada, y aunque ella se muestra sorprendida, no puede evitar admirar la belleza del lugar. El interior está decorado con tonos rosados y blancos que transmiten una sensación de tranquilidad y armonía. Pronto, una empleada con gafas se aproxima a la visitante japonesa. Blake, siguiéndola de cerca, altera su apariencia para adoptar la de una persona que había consumido previamente, todo con el fin de pasar desapercibido y evitar ser descubierto.

—Muy buenos días. Bienvenidos al "Beauty Palace", ¿en qué puedo asistirles hoy? —saluda la mujer de gafas, que parece ser la recepcionista. Su etiqueta revela su nombre: "Alejandra", y su acento delata su origen español. Akeno comprende algo del idioma, pero no lo domina completamente— Disculpen, ¿se encuentran bien?

—¿Ah? S-sí, claro. —responde Akeno, ligeramente desconcertada, se aclara la garganta antes de continuar— Es un placer estar aquí. He escuchado maravillas de este lugar, comentarios muy positivos. Me preguntaba si sería posible concertar una cita con la señorita Rebeca de Aragónes.

—¿Es él su acompañante? —Alejandra dirige su mirada hacia Blake con una pizca de curiosidad. Él está a punto de responder, pero Akeno se adelanta—

—Aún estamos definiendo esa cuestión. —responde la mujer de cabello oscuro— No quisiera ser impertinente, pero ¿se encuentra disponible la señorita de Aragónes? He oído que es la mejor en el arte de la manicura en toda la región, y estamos dispuestos a ofrecer una suma generosa por sus servicios.

—Por supuesto, síganme, por favor —Alejandra les indica, guiándolos a través de un pasillo elegantemente decorado—

—¿Así que este es tu gran plan? —susurra Blake, aún disfrazado— ¿Simplemente entrar y pedir una cita? Es un plan ridículo... ridículamente efectivo, al parecer, ya que aquí estamos.

La escena se transforma, y ahora observamos a una mujer de cabello castaño y ojos marrones, hablando por teléfono mientras viste una gabardina gris oscura. Se mueve de un lado a otro, claramente nerviosa y molesta. Aunque no podemos escuchar sus palabras a través del cristal, su lenguaje corporal habla por sí solo.

"No, ¿cómo se les ocurre permitirle venir ahora? Es demasiado pronto, todavía estamos calibrando al proyecto "Lobo Gris"... No, no me importa que sea el hijo del infame líder de la Blackwatch. Esto es una tienda de cosméticos, y debemos mantener las apariencias. ¿Qué pensarán los clientes si ven a Zackary Wells rodeado de una escolta militar? ... ¿Hola, hola? ... ¡Gilipollas!".

La atmósfera cargada de tensión se hace más densa a cada paso que Alejandra, con su porte elegante y profesional, guía a Blake y Akeno por el corredor. Las paredes del pasillo, decoradas con marcos dorados y plateados, exhiben una colección de paisajes que evocan la tranquilidad de la naturaleza y retratos que capturan la esencia de la belleza en su estado más puro. La iluminación sutil, junto con el aroma embriagador de flores exóticas, teje una sensación de paz y refinamiento que se extiende por todo el espacio.

—Es increíble que tu plan esté surtiendo efecto. —susurra Blake, manteniendo su voz a un nivel apenas audible para evitar llamar la atención de la recepcionista que les precede con confianza y gracia—

Blake esta con sus sentidos en máxima alerta, observa meticulosamente cada rincón, cada sombra que se proyecta en el corredor. Sus ojos, agudos y calculadores, buscan indicios que puedan confirmar o desmentir sus teorías acerca de este lugar, que a simple vista parece ser un santuario de estética y bienestar, pero que él sospecha esconde secretos mucho más oscuros.

Al final del pasillo, se encuentran con una puerta que parece ser la entrada a un mundo aparte. Alejandra se detiene y, girándose hacia ellos con una sonrisa que es todo profesionalismo, les informa:

—Han llegado al santuario privado de la señorita de Aragónes, donde ella atiende personalmente a aquellos clientes que buscan una experiencia de belleza sin igual. —su voz es dulce y acogedora, pero se percibe un matiz de orgullo cuando habla de la exclusividad del servicio— Les pido que aguarden aquí un breve instante; me ocuparé de notificar a la señorita de su presencia.

Con una reverencia que denota respeto y deferencia, Alejandra se retira, dejando a Blake y Akeno en un silencio que se ve solo interrumpido por el eco de sus propios corazones, latiendo al unísono con la expectativa de lo que está por descubrirse.

—¿Cuál es el siguiente paso? —interroga Akeno, su voz es baja pero cargada de una firmeza inquebrantable— Si tus sospechas son correctas y esto no es más que una fachada, ¿qué crees que encontraremos tras esa puerta?

—La verdad, sin importar cuán oculta esté. —responde Blake, su voz vibra con una determinación férrea— Cualquier secreto que Gentek esté escondiendo en este lugar saldrá a la luz. Y si Rebeca de Aragónes está implicada en esto, no permitiremos que sus acciones queden sin consecuencias.

La conversación se ve abruptamente interrumpida cuando la puerta se entreabre y una figura emerge desde su interior. Una mujer de estatura promedio, con su cabello castaño recogido en un moño que denota elegancia y practicidad, y unos ojos que brillan con una inteligencia aguda, se presenta ante ellos. Es Rebeca de Aragónes, cuya sola presencia emana una autoridad natural que prescinde de palabras.

—Sean bienvenidos al Beauty Palace. —su voz es un equilibrio perfecto entre la calidez de una anfitriona y la firmeza de una empresaria exitosa— Mi nombre es Rebeca de Aragónes. Lamento informarles que mi agenda de hoy está completamente llena, pero estaré encantada de reprogramar su cita para otro día.

Blake y Akeno se miran brevemente, comunicando en silencio su estrategia. Este es el momento crítico, el instante en el que se enfrentarán a la verdad, sin importar las revelaciones o desafíos que puedan surgir.

—Insistimos en que la consulta sea hoy, estamos dispuestos a ofrecer una suma considerable. —afirma Akeno con convicción—

—Lo siento profundamente, pero no será posible atenderlos en el día de hoy. —rechaza Rebeca, manteniendo su compostura y profesionalismo—

El "Beauty Palace" se sumerge en un clima de tensión eléctrica cuando la puerta se abre de golpe, y la imponente figura de Zackary Wells, el hijo adoptivo del director de la Blackwatch, Peter Randall, se hace presente. Con una estatura que lo distingue entre la multitud y una complexión que habla de fuerza y disciplina, su atuendo es una fusión de funcionalidad y estrategia militar: una camiseta negra que se ajusta a su torso marcado, pantalones cargo que sugieren preparación para cualquier eventualidad, un cinturón repleto de gadgets y herramientas que podrían pertenecer a un arsenal personal, y un reloj robusto que adorna su muñeca izquierda, proyectando una imagen de hombre de acción. Su mirada, afilada y calculadora, escanea el entorno con la autoridad que su reputación precede. No está solo; lo acompañan cinco soldados, cuya presencia armada y alerta contrasta con la serenidad del lugar. Rebeca, con un suspiro que denota tanto exasperación como furia contenida, observa la escena. Los demás presentes se preguntan en silencio, confundidos y alarmados, sobre la razón de tal irrupción militar en un oasis de paz. Solo Rebeca, la señorita española, conoce las respuestas que todos buscan.

—Interesante decoración para un lugar tan... "estético". —comenta Zackary con un tono que roza el desdén, mientras avanza por la sala. Sus pasos se detienen al reconocer un rostro familiar— ¡Vaya, vaya, mi viejo colega! Cuánto tiempo sin vernos. ¿Y quién es tu nueva conquista esta vez? Siempre rodeado de bellezas, eres todo un Casanova. —dice con una sonrisa socarrona, saludando a Blake, quien se encuentra meticulosamente disfrazado de un acaudalado empresario japonés—

—¿Ustedes se conocen? —pregunta Rebeca, su voz revela una mezcla de incredulidad y sospecha—

—Claro que sí, ¿acaso no sabes quién es? Este es Tsukino Tadauki, uno de nuestros más generosos mecenas. Una figura de gran influencia en Japón, a la par del primer ministro. —responde Wells, dando una palmada amistosa en el hombro de Blake, quien se ve forzado a simular una carcajada para mantener su identidad encubierta— ¿Qué motivo los trae a este lugar? —inquiere Zackary, su mirada analítica no deja de evaluar la interacción entre Valler y Akeno—

—El aniversario con mi "pareja". —contesta Blake, su voz suena forzada mientras intenta aclarar su garganta— Quise sorprenderla con un regalo especial por nuestros dos meses juntos. Había oído hablar de esta tienda y me pareció el lugar perfecto para venir.

—Espero que sepas que Rebeca de Aragónes es mucho más que una simple cosmetóloga y asesora financiera. —Zackary lanza la pregunta con un aire juguetón, provocando que Rebeca frunza el ceño, visiblemente incómoda por el giro que toma la conversación— ¿Te gustaría ser el primero en conocer nuestro nuevo proyecto? Te aseguro que será revelador.

—No, no creo que sea el momento adecuado, todavía estamos... —Rebeca intenta interponerse, pero Zackary la interrumpe sin miramientos—

—Estaba hablando con el señor Tadauki. —dice Zackary, su tono se endurece y su mirada se clava en Blake— ¿Le interesaría, sí o no?

—Sería un despropósito rechazar una oferta tan intrigante. —responde Blake, asintiendo con decisión mientras sigue a Zackary hacia una sala privada, donde se promete desvelar los misterios que se ocultan tras las paredes del "Beauty Palace"—

—¿Este es tu plan? —inquirió Akeno, su voz es apenas un susurro, vibrando con una mezcla de temor y asombro ante la fachada de la tienda de cosméticos que ocultaba tras sus paredes un secreto celosamente custodiado—

—Lo tengo todo bajo control. —afirmó Blake con firmeza, su voz era un eco distorsionado de Tsukino, aquel magnate cuya identidad había adoptado al pisar suelo japonés— Si los astros se alinean a mi favor, acabaré con tres problemas de un solo golpe.

—Espero que así sea... —murmuró la demonio, casi como una plegaria, implorando en la penumbra que la fortuna no les fuera adversa—

—Entonces. —Blake tomó la palabra, avanzando con paso decidido hacia el señor Zackary— Mi estimado y antiguo camarada, ilumíname sobre este proyecto que parece tan lleno de misterio.

—Seguro recordarás esa vez cuando te hablé de P.A.R.I.A.H, ¿verdad? —interrogó el hombre de uniforme, y ante la mención, Blake sintió cómo la sorpresa lo invadía—

No eran sus propios recuerdos los que lo asaltaban, sino los de otro. Tsukino Tadauki había sido uno de los pocos, junto a Desmond Tyler, Raymond McMullen, Zackary Wells y el mismísimo Peter Randall, que estaban al tanto de la existencia del "Hijo de Elizabeth Greene", conocida como "La Madre del virus Redlight". El paradero de tal entidad era un enigma absoluto, un misterio que se profundizó cuando McMullen llevó esa información a la tumba, privando a Alex Mercer de la misma. Peter Randall nunca había retenido información de su hijo adoptivo, quien mostró un interés particular en aquel proyecto secreto. Al ser el vástago del líder de Blackwatch, tenía un estatus igual o incluso superior al de Raymond, o más tarde, al de Desmond Tyler.

—Sí... lo recuerdo bien. —respondió Blake, tragando saliva con dificultad, la tensión palpable en su voz— ¿Han logrado encontrarlo?

—Todavía no. —Zackary replicó con una sonrisa que apenas disimulaba su regocijo— Desmond Tyler está encargándose de esa tarea. Pero nosotros... nosotros hemos concebido una idea aún más grandiosa, intentar replicar aquel fenómeno. Imagínate, un nuevo P.A.R.I.A.H, dotado de las últimas innovaciones tecnológicas y con un poder tan vasto que podría aniquilar a Alex Mercer y a Blake Valler en un mismo acto. Es una perspectiva fascinante, ¿no te parece? Ese ser tendría un potencial sin límites, capaz incluso de devorar a Elizabeth Greene o al P.A.R.I.A.H original.

—Permíteme expresar una duda que me corroe... —Blake inició, su tono denotaba una curiosidad que no podía ocultar— Si su intención era replicar el proceso, ¿de qué fuente extrajeron al infante necesario para ello?

—La respuesta a tu interrogante se encuentra justo detrás de ti. —declaró Zackary, su sonrisa se tornó siniestra—

Blake, aún disfrazado de Tsukino, giró ligeramente su cabeza sin detener su marcha. Su mirada se cruzó con la de la señorita Rebeca de Aragónes, quien avanzaba con la cabeza gacha, sumida en la vergüenza y el pesar. La conclusión a la que llegó el sujeto de pruebas número once fue inmediata y clara: habían utilizado a un descendiente de Rebeca para replicar aquel experimento.

—El proyecto "Lobo Gris"... —la voz de Rebeca se quebró ligeramente al pronunciar esas palabras, como si el mero nombre del proyecto evocara un torbellino de emociones y recuerdos oscuros—

—Así es. —confirmó Zackary, con un tono de orgullo que no podía ocultar— Es un nombre apropiado, ¿no te parece? El lobo es un cazador nato, un depredador alfa... y este nuevo P.A.R.I.A.H será el depredador definitivo, capaz de superar a cualquier otro ser en la cadena alimenticia.

Blake sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. La idea de crear una criatura con tales capacidades era aterradora, y más aún era el pensar en las consecuencias de tal acto. La ética de la ciencia parecía haberse perdido en algún punto del camino hacia el poder y la dominación.

—¿Y qué hay de Rebeca? —preguntó Blake, su mirada se endureció al posarla sobre la mujer que caminaba tras él— ¿Qué papel juega ella en todo esto?

Zackary se giró para mirar a Rebeca, su expresión era una mezcla de desdén y satisfacción.

—Ella es la clave de todo. —respondió con una sonrisa arrogante— Es la única capaz de controlarlo, de hablar con él sin morir en el intento. Es su madre, al fin y al cabo. Un bebé reconoce a quien le dio a luz.

Blake no pudo evitar sentir una punzada de simpatía por Rebeca. A pesar de la frialdad de su misión, no podía ignorar el peso de la humanidad que aún residía en algún rincón de su ser. La señorita de Aragónes era una pieza más en el tablero de ajedrez de aquellos que buscaban el poder a cualquier costo, y eso era algo que Blake no podía perdonar.

[...]

La puerta se cerró con un clic sordo detrás de ellos, y las luces se encendieron lentamente, revelando una habitación que parecía más un cubículo de observación que un lugar para vivir. La atmósfera era fría, casi estéril, y la tensión en el aire era palpable. En el centro, una cámara cuadrada dominaba el espacio, su interior visible a través de cuatro paneles de vidrio hiper resistente que prometían contención absoluta.

Dentro de la cámara, sobre una cama austera y junto a un inodoro que parecía nunca haber sido usado, estaba sentado un niño. No era un niño cualquiera; su piel grisácea estaba surcada por venas negras que se ramificaban como ríos de tinta sobre un lienzo pálido. Sus pies se movían rítmicamente, golpeando el aire en un compás imaginario, mientras sus manos permanecían unidas, casi en una postura de oración o súplica.

Alrededor de la habitación, científicos vestidos con batas blancas impecables se mantenían atentos a sus monitores, cada uno mostrando un laberinto de líneas y números que representaban los signos vitales del pequeño. Era una escena que habría conmovido a cualquiera con un ápice de compasión, pero no a todos los presentes.

Rebeca, de pie en un rincón, dejó escapar un suspiro que llevaba consigo todo el peso de su desdén por la situación. Su mirada se posaba sobre el niño, y aunque su expresión era difícil de descifrar, era evidente que odiaba cada segundo de aquel espectáculo.

En contraste, Zackary no podía disimular su satisfacción. Su sonrisa era amplia, casi triunfal, como si estuviera presenciando la culminación de un gran logro. No había duda de que, para él, lo que otros considerarían una aberración, era un motivo de orgullo.

—Increíble, ¿no es así? —dijo Zackary, dirigiéndose a Blake— El proyecto "Lobo Gris" es la cúspide de nuestra investigación. Este niño... es la clave para un futuro donde seremos invencibles.

Blake no respondió de inmediato. Observó al niño, su mente trabajando a toda velocidad mientras consideraba las implicaciones de lo que estaba viendo. El proyecto "Lobo Gris" no era solo un intento de replicar a P.A.R.I.A.H; era un paso hacia algo mucho más grande y, potencialmente, mucho más peligroso.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Apariencia de Zackary Wells:

Apariencia de Rebeca de Aragónes:

Apariencia del Proyecto "Lobo Gris":

Apariencia de Tsukino Tadauki: (Quien adivine de donde es este personaje y de qué película, se lleva una mención especial en el siguiente episodio)

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro